Ir al contenido

Bruxismo

De Wikipedia, la enciclopedia libre
Esta es una versión antigua de esta página, editada a las 20:02 9 oct 2014 por 190.30.120.183 (discusión). La dirección URL es un enlace permanente a esta versión, que puede ser diferente de la versión actual.
Bruxismo
Especialidad odontología
Sinónimos
  • Bricomanía
  • Bruxomanía

El bruxismo (del griego bryko, rechinar los dientes) es el hábito involuntario de apretar o rechinar las estructuras dentales sin propósitos funcionales.[1]​ El bruxismo afecta entre un 10% y un 20% de la población; y puede conllevar dolor de cabeza y músculos de la mandíbula, cuello y oído.

Epidemiología

dientes desgastados por el bruxismo

El bruxismo o bruxomania que afecta a adultos o niños, y a ambos sexos por igual; aunque la edad más frecuente de inicio está entre los 17 y los 20 años, y la remisión espontánea se suele producir después de los 40 años de edad en los casos de bruxismo crónico,[2]​ aunque puede desaparecer por sí solo en cualquier momento de la vida.

Las personas con Síndrome de Prader-Willi suelen presentar bruxismo desde edades muy tempranas.

Clasificación

Según la manera rechinar los dientes
  • bruxismo céntrico (apretamiento), daña el cuello de los dientes provocando generalmente abfracciones cervicales, siendo los premolares las piezas más comúnmente dañadas por su posición en la mandíbula. Además de acompañarse de cefaleas tipo tensional.
  • bruxismo excéntrico (frotamiento), daña el borde incisal y oclusal de los dientes generando atriciones en distinto grado. Los movimientos excursivos de la mandíbula siguen un patrón definido que se relaciona con el desgaste en las piezas (al momento de deslizar los dientes, los desgastes son coincidentes), afecta mayormente a incisivos.

Ambos tipos de bruxismo pueden ser simultáneos en un mismo paciente y lo signos en las piezas dentales pueden estar o no presentes según la intensidad y duración de los episodios. Además, suelen confundirse con otras lesiones no cariosas provocadas, por ejemplo, por un cepillado traumático.

Según el momento de su presentación
  • del sueño (antes llamado bruxismo nocturno): Ocurre durante el sueño. Generalmente, el paciente bruxómano nocturno no es consciente del problema, y los datos de esta parasomnia proceden de los compañeros de cama o habitación alarmados por el ruido de los dientes, y también de los dentistas que observan la destrucción del esmalte y la dentina.[1]​. Aparece en las etapas 2 y 3 del sueño no rem (NREM). En un ciclo de sueño de 8 horas, los episodios bruxómanos bordean los 17 y 38 minutos en promedio por noche.
  • de vigilia (antes bruxismo diurno): Ocurre durante la vigilia, generalmente de manera inconsciente asociada a periodos de estrés laboral. [3]
Según el grado de afectación
  • Grado I (Hábito Incipiente): La presentación no es agresiva, su reproducción es por un corto periodo de tiempo y a veces de forma ocasional, aunque puede ser inconsciente para el paciente, es reversible ya que aparece y se desvanece por sí solo,[4]​ puede desaparecer cuando el sujeto lo hace consciente, puede estar condicionado a factores locales dentro de la boca, que al ser detectados y eliminados con prontitud permiten la prevención y eliminación del mismo. La ansiedad puede estar ausente en el paciente.
  • Grado II (Hábito Establecido):[4]​ En este grado la ansiedad ya se encuentra presente, la reproducción está condicionada a los factores facilitadores, la presentación es inconsciente para el paciente y desaparece cuando el sujeto lo vuelve consciente, en esta etapa pueden encontrarse presente lesiones en las estructuras dentofaciales por lo que se requiere de un tratamiento integral para asegurar su eliminación. El hábito grado II puede ser reversible, si no es tratado puede desarrollarse en un hábito Grado III.
  • Grado III (Hábito Poderoso): La reproducción es constante hasta dentro del entorno familiar y social por incorporación del paciente. La presentación se encuentra fortalecida y bien establecida, es excesiva e irresistible para el sujeto que la padece aun siendo consciente.[4]​ Las lesiones en las estructuras dentofaciales son de considerable magnitud y en algunos casos las lesiones son permanentes. El hábito poderoso es de difícil manejo y los resultados del tratamiento son insatisfactorios, por lo que se requiere de mayor atención y dedicación en el desarrollo de técnicas por parte del dentista que las implementa.

Etiología

El origen del bruxismo puede ser local, es decir, intrabucal con desencadenantes que suelen ser producto de un estado de ansiedad.[2]​ Adicionalmente se han estudiado factores genéticos y asociaciones con otras enfermedades como las alergias.[2]​ Dado que la negación del paciente ante un estado de estrés es muy característica y el cuadro clínico puede ser asintomático, el odontólogo debe ser muy acucioso para identificar el estado de ansiedad presente y para determinar el tratamiento a implementar.

El bruxismo también se presenta en parasitosis intestinales.

Las hipótesis en cuanto a la fisiopatología sugieren un papel coadyuvante de las alteraciones dentarias, por ejemplo la maloclusión, y de mecanismos nerviosos centrales además de problemas musculares. Los factores psicológicos también pueden desempeñar un papel en el sentido de que las tensiones exacerban este trastorno.[2]

Diagnóstico

El bruxismo es un movimiento parafuncional.[5]​ Es un contacto dentario distinto de los de la masticación y deglución. Cuando el diagnóstico es establecido durante un examen dental y si en estos enfermos las lesiones suelen ser mínimas o imperceptibles, no está indicado ningún tratamiento local sino más bien se establece la atención a los trastornos de ansiedad. Si bien es cierto existen signos claros como cefaleas matutinas, abfracciones y atriciones dentales, e incluso relato de terceros, el gold standar para el diagnóstico de bruxismo sigue siendo la polisomnografía.

El bruxismo es inconsciente hasta que se hace del conocimiento del paciente, el primero en detectarlo es el dentista al observar el desgaste exagerado de los dientes (facetas) en áreas funcionales y desgaste moderado en áreas no funcionales, ensanchamiento de las zonas oclusales y reducción de la dimensión vertical de la cara, en ocasiones son los familiares quienes ponen en alerta al paciente pues de silencioso se vuelve sonoro y molesto.

Al principio el paciente “juega” con el contacto dentario sin fuerza ni contracción, sin embargo bajo un estado de tensión emocional se produce una mayor presión sobrepasando el umbral de los receptores periodontales a la presión y el paciente ya no está consciente y los músculos ya no se relajan. Es difícil obtener un diagnóstico sin el interrogatorio testimonial si el paciente desconoce el problema por lo que se pide ayuda de los familiares para verificar la situación, se les pide que durante el sueño profundo del paciente intenten abrir la boca tomándolo con los dedos índice y pulgar por la barbilla intentando separar los dientes, en estado normal de reposo se abrirá la boca satisfactoriamente, en el caso contrario, un estado de tensión, se tornará difícil separar los mismos.[cita requerida]

Tratamiento

Férula dental protectora puede ayudar a reducir el rechinamiento de los dientes.[6]

El tratamiento está relacionado con el riesgo de lesión dentaria y su posible afección muscular.[6]​ En los casos más graves, es necesaria la colocación de una protección dental de resina o plástico, conocida como férula de descarga, para impedir la lesión permanente y afección de los dientes.[1]​ Además la férula de descarga, desde sus primeros días de su uso, elimina el dolor de mandíbula, de cabeza o de oídos, así como otras molestias que puedan haber aparecido debidas al desgaste de la musculatura de la mandíbula e incluso sin el uso de la férula se pueden llegar a tener mareos debido a la gran presión ejercida sobre la mandíbula.

Férulas oclusales

Férula de descarga colocada en la boca del paciente

La férula o guarda oclusal trata el síntoma y no la causa. Es el tratamiento por tradición y más comúnmente implementado por los odontólogos generales.[6]​ El paciente la utiliza de día (diurno), de noche (nocturno) o todo el día en los casos de bruxismo intensa. Puede ser confeccionada de acrílico o de un material más liviano como la silicona. Las férulas confeccionada con acrílico son económicas y complejas de realizar por la diversidad de pasos y el uso de laboratorio para su recorte y pulido, son incomodas para el paciente y muy rígidas para producir un contrapeso al frotamiento excesivo. Las férulas de silicona son livianas, dóciles y cómodas para quien la usa; durante el frotamiento se reduce la fuerza de contacto entre la férula y los dientes.

Aunque su costo es relativamente mayor, son más fáciles de confeccionar una vez se disponga del equipo apropiado para su manufactura. Es importante señalar que las férulas o guardas oclusales no eliminan el bruxismo, su función en el tratamiento es de evitar el contacto brusco entre las estructuras dentales, desprogramar la articulación temporomandibular para un ajuste de la oclusión acompañado de una posterior programación propioceptiva, reducir la afección de los músculos masticatorios (míorelajante) y otras querencias.[cita requerida]

Relajación

En algunas personas, sólo la relajación—incluyendo biorretroalimentación, autohipnosis y otras terapias alternativas—y la modificación de comportamientos diurnos son suficientes para reducir el bruxismo nocturno.[6]​ Se suele implementar la relajación de la musculatura corporal como alternativa viable para la reducción y eliminación de los estados de nerviosismo, estrés y ansiedad.

Véase también

Referencias

  1. a b c FRUGONE ZAMBRA, RE y RODRIGUEZ, C. Bruxismo (en español). Av Odontoestomatol [online]. 2003, vol.19, n.3 [citado 2010-01-06], pp. 123-130. ISSN 0213-1285.
  2. a b c d CAIRO VALCARCEL, Eduardo. ¿Rechina usted los dientes mientras duerme? (en español). Rev. cuba. psicol. [online]. 1996, vol.13, no.1 [citado 06 Janeiro 2010], p.59-74. ISSN 0257-4322.
  3. Implantes & Estética Dental. «Bruxismo: Prevención, Diagnóstico y Tratamiento de Vanguardia». Consultado el 8 de enero de 2010. 
  4. a b c DeTurno.com. «Problema Común pero Desconocido». Consultado el 8 de enero de 2010. 
  5. Echeverría García, José Javier; Josep Pumarola Suñé (1994). El manual de odontología. Elsevier, España. p. 485. ISBN 8445802526. 
  6. a b c d [MedlinePlus] Comprueba el valor del |enlaceautor= (ayuda) (abril de 2008). «Bruxismo». Enciclopedia médica en español. Consultado el 6 de enero de 2010.