Batalla de Ituzaingó

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Batalla de Ituzaingó
Parte de Guerra del Brasil
Archivo:'A Batalha do Passo do Rosário', José Washt Rodrigues.jpg
La ofensiva de montoneras en el Passo do Rosário, por José Wasth Rodrigues.
Fecha 20 de febrero de 1827
Lugar Vado del Rosario, cerca del río Santa María y de la localidad de Rosário do Sul, en el estado de Río Grande del Sur (Brasil)
Coordenadas 30°14′42″S 54°52′29″O / -30.245, -54.874722222222
Resultado Táctica: Victoria de las Provincias Unidas
Estrategia: indeterminada
Beligerantes
Provincias Unidas del Río de la Plata
Rebeldes cisplatinos
Imperio del Brasil
Comandantes
Carlos María de Alvear
Juan Antonio Lavalleja
Marqués de Barbacena
Barón de Cerro Largo
Fuerzas en combate
Fuente decimónonica:[1]
7.000
2.000
Fuente argentina:[2]
7.700
Fuente brasileña:[3]
· 5.623 jinetes
· 1.900 infantes
· 16 cañones
Fuente decimónonica:[1]
12.000

Fuente argentina:[2]
10.000
Fuente brasileña:[3]
· 3.710 jinetes
· 1.400 infantes
· 12 cañones
Bajas
Estimación moderna: 147 muertos y 256 heridos, entre los argentinos; 200 muertos y 90 heridos entre los brasileños [4] Según Alvear, comandante militar argentino: 500 muertos entre los argentinos; 1.200 muertos, «gran número de prisioneros», el parque, 10 cañones y la imprenta volante capturados, entre los brasileños[5]Estimación de Brasil después de la batalla 147 argentinos muertos, 172 brasileños muertos [6]

La Batalla de Ituzaingó o Batalla del Paso de Rosario (en portugués Batalha do Passo do Rosário)[7]​ se desarrolló en lo que actualmente es el centro-oeste del estado de Río Grande del Sur.[8]​ Fue un enfrentamiento ocurrido el 20 de febrero de 1827 entre las tropas aliadas de los insurrectos orientales y el Ejército argentino, por una parte, y las tropas del Imperio del Brasil por otra, enfrentados por el control de la Banda Oriental en manos brasileñas desde 1820. Fue una victoria táctica de los aliados, y contribuyo al nacimiento de la Convención Preliminar de Paz que se firma en 1828, reconociendo como Estado libre, independiente y soberano al Uruguay, poniendo fin al ciclo militar de la primera época de la historia uruguaya.

Antecedentes

Siete días después del triunfo de Juan Lavalle frente a las fuerzas del general Bento Manuel en la batalla de Bacacay, y cuatro después del triunfo del general Lucio Norberto Mansilla en la batalla del Ombú; que dispersó con 350 hombres a caballo y 1800 efectivos de infantería a la caballería de Bento Manuel, elite de la tropa imperial.[2]Carlos de Alvear atrajo al grueso de las fuerzas imperiales, mandadas por el marqués de Barbacena, a un enfrentamiento en la vera del río Santa María (curso alto del río Ibicuí, antiguo límite entre Uruguay y Brasil).

La batalla

Muerte de Federico Brandsen en la batalla.
Considerada como una de las batallas más importantes para la historia sudamericana, Ituzaingó fue la antesala de la creación del Estado Oriental del Uruguay tras la mediación inglesa en los tratados de 1828.

La acción fue una total sorpresa para las tropas brasileñas, que hasta el día anterior perseguían a las fuerzas conjuntas argentino-orientales. El Santa María separaba el territorio montañoso (donde las caballadas aliadas poco valor táctico tenían) de los terrenos más llanos con buenos pastizales al sur del río. El ejército aliado buscaba campos con forraje adecuado, pero la imposibilidad de vadear el río por estar crecido obligó a efectuar una contramarcha de veinte kilómetros en la noche previa a la batalla recorriendo un camino ascendente que permitía posicionar al ejército aliado en igualdad de condiciones con el oponente.

Como los brasileños estimaron erróneamente que los aliados habían cruzado el río en la tarde anterior, su marcha fue descuidada y desprolija. Barbacena envió el grueso de su infantería en tres columnas a atacar el primer cuerpo del ejército aliado, comandado por Lavalleja, que estaba ubicado con la artillería en el centro del campo de batalla. Una vez próximos a este, Alvear ordenó la carga de la caballería, hasta entonces oculta, sobre el flanco izquierdo de los brasileños. Posicionados sorpresivamente frente a un ejército bien formado y dispuesto para la batalla, los voluntarios que componían este flanco, al mando del mariscal José de Abreu Mena Barreto, se desbandaron. El flanco derecho imperial se replegó también, cruzando el río por el vado, y dejando solo a la columna central, entre los que se contaban 2000 mercenarios experimentados de origen austríaco y prusiano,[2]​ para resistir las sucesivas cargas dirigidas por el teniente coronel Federico Brandsen —ascendido póstumamente a coronel, tras caer en batalla—, el general Juan Lavalle y el general José María Paz, que fueron decisivas. Luego de intentar pasar la línea defensiva argentina durante 6 horas sin éxito, y siendo bombardeado por la artillería, el ejército imperial se retiró para no ser atacado por la infantería que todavía no había intervenido y para no ser rodeado.

Resultados

La victoria republicana no pudo capitalizarse por la reticencia del Comandante en Jefe de perseguir al ejército vencido.

El coronel Iriarte afirmó en sus Memorias al referirse a la reticencia del general Alvear a perseguir al enemigo vencido:

Pero el general Alvear no quiso: se contentó con quedar dueño del campo de batalla; es decir, de la gloria sin consecuencia, porque todo el resultado quedaba reducido a las balas cambiadas de parte a parte, y al efecto que ellas produjeron en muertos y heridos. La República Argentina, empañada en una guerra desigual, tenía sumo interés, urgentísimo, en que no se prolongase la lucha: había echado el resto apurando todos sus recursos físicos y morales para luchar contra un Imperio abundante en hombres y medios pecuniarios. La República, venciendo, quedaba exánime; el Imperio, vencido en una sola batalla, pero sin ser su ejército anonadado, podía continuar la guerra con ventaja, con menos sacrificios; y es por esto que necesitamos sacar buen partido, no digo de las batallas campales, sino de las más ligeras ventajas que obtuviesen nuestras armas. Ardía la guerra civil en las provincias argentinas, y era Buenos Aires, una ciudad sola, la que soportaba todo el peso de la guerra; la única que podía alimentarla, darle pábulo, y para que no se extenuase era necesario dar grandes golpes. Tal fue el que recibieron los enemigos en ituzaingó, pero solo en el campo de batalla: fuera de él no sintieron sus efectos como lo habrían sentido si su ejército aquel día hubiera sido anonadado, y pudo, debió serlo. La guerra habría entonces concluido, y la paz, se habría firmado dictando el vencedor las condiciones: la evacuación de Montevideo y de todo el territorio oriental ocupado por las tropas del Imperio, y su incorporación a la República Argentina.[9]

En el mismo sentido, afirmaba el general José María Paz en su anotación correspondiente al 25 de febrero de 1827:

El ejército enemigo ha empezado a recuperarse de su susto, alentándose con nuestra pereza en perseguirlo.[10]

Como destacó el coronel Iriarte, la guerra hubiera estado muy cerca de su conclusión de haberse continuado con la persecución del enemigo:

(...) teníamos aquel día los caballos suficientes y en muy mediano estado; no se necesitaba hacer un gran esfuerzo corriendo el riesgo de cansarlos, porque la infantería enemiga estaba a la vista y nos bastaba seguir su lenta marcha cercándola en todas direcciones: el hambre la habría obligado a capitular.[10]

Finalmente, la inevitable falta de suministros sobreviniente y el pésimo estado de la caballada impidieron continuar con la persecución del ejército imperial y el normal desenvolvimiento de las acciones en el plano militar.

Ituzaingó y el resultado de la guerra

Brasil logró la supremacía naval con la batalla de Monte Santiago poco después de Ituzaingó y en el terrestre aún las ciudades de Montevideo y Colonia seguían bajo el control de Brasil.

Por lo tanto, también el naval fue determinante en el resultado del conflicto, pues que sin la victoria también en el naval las Provincias Unidas no tenían medios para ganar el conflicto.

El ejército está completamente desprovisto de medios para sitiar a Montevideo de manera más eficaz que por el bloqueo terrestre, método que la experiencia ha demostrado ser innocuo, mientras exista el predominio de los brasileños en el mar.
(...) Esta guerra es, en su esencia, una guerra naval y la posesión de la Banda Oriental y, tal vez, aun la de Montevideo, no significaría ninguna ventaja para Buenos Aires, en tanto el bloqueo del río pueda ser mantenido por el enemigo.
Carta de Ponsonby a George Canning[11]

Por lo tanto, aún una victoria decisiva en Ituzaingó no lograría determinar el resultado de la guerra. José de San Martín fue muy claro sobre eso. De veras, San Martín decía a Guido en julio de 1827:

Ambas victorias pueden contribuir a acelerar la conclusión de la deseada paz; sin embargo, diré a Ud. francamente que, no viendo en ninguna de las dos el carácter de decisivas, temo mucho que, si el emperador conoce -como debe- el estado de nuestros recursos pecuniarios y, más que todo, el de nuestras provincias, se resista a concluirla y, sin más que prolongar un año más la guerra, nos ponga en situación muy crítica. (...)
En conclusión, si la influencia del gabinete británico, unida a la precaria situación en que se encuentra el Portugal, no deciden al emperador a la paz, mis cortas luces no alcanzan a ver remedio a esta situación.[12]

Conclusión

El ejército imperial sufrió 200 muertos, entre ellos el mariscal Abreu y 150 prisioneros.[2]​ Las Provincias Unidas sufrieron 139 bajas de caballería y 9 de los Cazadores de Infantería.[2]​ Entre los pertrechos abandonados por el Ejército Imperial se encontraba un cofre conteniendo una partitura entregada por el Emperador al Marqués de Barbacena para ser interpretada tras la primera victoria del Imperio del Brasil; el ejército aliado se apoderó de ella y bautizada como Marcha de Ituzaingó[13]​ se interpreta en conmemoración del hecho de armas cuando la bandera de Argentina se traslada en actos oficiales. Es uno de los tres atributos que ostenta el Presidente de la República Argentina: bastón de mando, banda presidencial y marcha de Ituzaingó.

En Brasil el 4º Regimento Passo do Rosário (el nombre de la batalla en Brasil es Batalla del Passo do Rosário), localizado en Rosário do Sul, Río Grande del Sur, es el mantenedor de las tradiciones de la batalla. Y la memoria de los soldados que han luchado también es mantenida en Brasilia, todos los años, tanto por el Regimento de Cavalarias de Guarda como por los Dragões da Independência.

Esta batalla importante que dio una victoria trascendental a las fuerzas de la República Argentina no terminó generando políticamente los resultados esperados. Los duros conflictos internos en la República Argentina y el mal manejo de los poderes públicos por parte del Presidente Rivadavia, no hicieron posible poder sacar mayor provecho a la victoria de Ituzaingo por parte de los argentinos.[13]

Véase también

Referencias

  1. a b Navarro Viola, Miguel & Vicente Gaspar Quesada (1864). La Revista de Buenos Aires: historia americana, literatura y derecho. Tomo III. Buenos Aires: Imprenta de Mayo, pp. 225.
  2. a b c d e f La Gazeta. Batalla de Ituzaingó. Se cifra en 1.800 infantes, 5.400 jinetes y 500 artilleros de parte de los republicanos y que el ejército imperial incluía 2.000 mercenarios austriacos y prusianos.
  3. a b Lascano, Diego M. "Reportaje gráfico en Zero Hora". Batalla de Ituzaingó (1827). Publicado el 30 de junio de 2013. Consultado el 10 de mayo de 2014. Información original del diario Zero Hora de Porto Alegre en la misma fecha.
  4. Latin America's Wars Volume I: The Age of the Caudillo, 1791-1899 2003 by Robert L. Scheina
  5. Rosa, José María (1972). Historia argentina: Unitarios y federales (1826-1841). Tomo IV. Buenos Aires: Editorial Oriente, pp. 32.
  6. Efemérides Brasileiras, Rio Branco
  7. Donato, Hernâni (1996) [1986]. Dicionário das batalhas brasileiras. São Paulo: IBRASA, pp. 365. ISBN 8534800340.
  8. En la época del combate el área estaba litigada entre Argentina y Brasil.
  9. Isidoro J. Ruiz Moreno (2005). «Campañas Militares Argentinas- La política y la guerra». Emecé. Consultado el 1 de abril de 2010. «pág. 414». 
  10. a b Isidoro J. Ruiz Moreno (2005). «Campañas Militares Argentinas- La política y la guerra». Emecé. Consultado el 1 de abril de 2010. «pág. 414, 415». 
  11. Carta de Ponsonby a George Canning.
  12. http://www.argentina-rree.com/3/3-025.htm
  13. a b Revisionistas » Blog Archive » Batalla de Ituzaingó

Enlaces externos