Arma de asta

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La refriega de los piqueros lansquenetes (siglo XVI) de Hans Holbein el Joven.

Un arma de asta, arma enastada o arma de fuste consiste básicamente en un palo o vástago, en cuyo extremo se fija una hoja metálica o cuchilla puntiaguda. Es un arma destinada al combate cuerpo a cuerpo y al combate cercano, cuya asta es por lo general de madera dura, a fin de ampliar lo máximo posible el radio de acción del que la blande, amplificar el momento angular para conseguir el máximo daño cuando la parte superior entra en contacto con el objetivo, e incrementa el tajo dado con el filo.

La más común es la lanza, utilizada principalmente por los lanceros, que pese a su nombre no es en principio un arma arrojadiza, a diferencia de la jabalina o del venablo, que sí lo son.

El origen de las armas de asta es remoto: baste con considerar la estrecha relación entre la azagaya y el cuchillo de pedernal de la Edad de Piedra, que condujo al desarrollo de muchos tipos de armas (lanzas, alabardas, berdiches, hachas de guerra, etc.).

Clasificación

Se pueden clasificar de forma elemental en cinco grupos, según la forma de la hoja o cuchilla en que terminan:

  • armas de moharra recta y simétrica, de forma de hoja de daga (hasta, pica, chuzo, etc.);
  • las de hoja larga y ancha, simétrica y de dos filos (espontón, media pica, partesana);
  • las armas con uno o dos hierros semejantes a los de lanzas, de las que se diferencian en que tienen prolongaciones laterales en forma de garfios u orejetas (corcesca);
  • las que la hoja es asimétrica y generalmente curva, con un solo filo (hoz de guerra, hacha de guerra, guja);
  • las de hojas planas y asimétricas, que constan de una moharra de lanza, por debajo de la cual va montada una cuchilla en forma de media luna, que termina en punta o garfio por el lado opuesto (alabarda, goedendag flamenco, bardiche ruso, etc.).

La clasificación de las armas de asta es en sí difícil, y en particular las europeas induce a confusión. Esto se debe a una serie de factores, como la incertidumbre sobre las descripciones originales, los cambios en las armas o nomenclatura a través del tiempo, traducción de términos, y la inventiva bien intencionada de expertos posteriores. Por ejemplo, la palabra alabarda también se utiliza para traducir el término chino ji y una serie de armas escandinavas medievales descritas en las sagas como atgeir.

En palabras del experto en armas Ewart Oakeshot:

las armas de asta en la Inglaterra medieval o renacentista se agrupan bajo el término genérico de «staves» («astas», ástiles), pero cuando se trata de ello en detalle nos encontramos con una dificultad terminológica. Parece que nunca hubo una definición clara de qué era, en qué consistía, porque había pocos términos relacionadas con la palabra asta en el uso de las armas. Los autores, contemporáneos y hasta el siglo XVII, empleaban los nombres sin rigor, llamando a diferentes armas con el mismo nombre y armas similares con diferentes nombres. A esto hay que añadir las diferentes terminologías utilizadas en el siglo XIX por los expertos. Debemos recordar también que cualquier arma particular ... tenía un nombre diferente en cualquier lugar
[1]

Historia

Nativo americano del la tribu Hupa con su lanza - 1923.
Lanza de sílex - Parque nacional Mesa Verde.

La historia de las armas de asta comienza en la Edad de Piedra, cuando el hombre primitivo ató un cuchillo de pedernal a un largo mango de madera y obtuvo la primera forma de lanza conocida. La lanza y las armas de asta en general se han usado en todas las guerras antes de la supremacía de las armas de fuego, desde los cazadores prehistóricos, pasando por los hoplitas de la Antigua Grecia hasta los piqueros de la Edad Moderna.

Antigüedad

La creación de los primeros ejércitos estables y el nacimiento de los primeros grandes imperios (sumerio, egipcio, hitita, asirio) estimuló el desarrollo de la metalurgia y el armamento, produciendo cambios masivos en las armas empleadas por los cazadores-recolectores de la Edad de Piedra. A medida que se extendió el uso de la espada y el escudo, la lanza, arma originariamente versátil, apta tanto para el combate cuerpo a cuerpo como para el lanzamiento, desarrolló dos formas distintas de arma: el arma enastada de combate, pesada y apta para ampliar el campo de acción del combatiente; y la jabalina, evolución de la azagaya primitiva, concebida para ser utilizada como proyectil.

Con el nacimiento de la infantería pesada, tradicionalmente ejemplificada en el hoplita de la Antigua Grecia, protegido por un casco, coraza, grebas (cnémidas) y un escudo de bronce (aspis), se desarrolló el modelo de lanza pesada (dory, larga y formada por dos varas de madera dura, rematada en ambos extremos con metal: una hoja en la punta y una contera abajo, para apoyarla o plantarla en el suelo.

Las sucesivas evoluciones de las armas de asta no se caracterizan, en el periodo helenístico y durante la República romana, de una particular innovación en la forma y en la utilización: la sarissa de los falangitas del Reino de Macedonia (cf. falange macedonia) y el kontos de los nómadas sármatas son simplemente lanzas con hoja y asta más largas con respecto a la estándar de la dory griega.

La difusión sistemática de la caballería pesada, iniciada con los hetairoi de Alejandro Magno, y a partir del siglo III con el éxito de los caballeros ostrogodos, sentó las bases de la siguiente evolución a gran escala y la diversificación de las armas de asta en la época medieval.

Merece un mención especial una forma particular de arma de asta desarrollada en los Balcanes por los tracios: la guadaña de guerra, obtenida enastando la hoja de la guadaña, arma blanca para blandir con las dos manos con la intención de frustrar la eventual superioridad defensiva del enemigo.

Referencias

  1. Oakeshott, Ewart (1980). «European Weapons and Armour». Lutterworth Press (en inglés). p. 52. ISBN 0-7188-2126-2. 

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