Aepyceros melampus

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Impala

Un impala macho del Parque Nacional Etosha, Namibia.
Estado de conservación
Preocupación menor (LC)
Preocupación menor (UICN 3.1)[1]
Taxonomía
Reino: Animalia
Filo: Chordata
Clase: Mammalia
Orden: Artiodactyla
Familia: Bovidae
Subfamilia: Aepycerotinae
Género: Aepyceros
Especie: A. melampus
(Lichtenstein, 1812)
Distribución
Distribución
Distribución

El impala (Aepyceros melampus) es una especie de mamífero artiodáctilo de la familia Bovidae.[2]​ Es un antílope de estatura mediana. Por su apariencia similar, el impala anteriormente se situaba junto a las gacelas. A causa de nuevos conocimientos, hoy se coloca en la familia de los antílopes africanos.

La palabra «impala» viene del zulú. Su nombre científico, Aepyceros melampus, deriva del griego aipos: alto, keras: cuerno, melas: negro y pus: pie, significando pies negros de cuernos altos.

Características

Impala en pleno salto, delta del Okavango, Botsuana

Este esbelto animal es famoso por sus grandes saltos que pueden llegar a más de 10 m de longitud. Consigue una altura de hombro de 90 cm y un peso de 40 kg (hembra) a 65 kg (macho).

Por arriba es de color marrón claro. El vientre, el pecho, el cuello y la barbilla tiene un color blanco. En los cuartos traseros posee una línea vertical oscura y un penacho de pelo negro en las patas posteriores, por encima de las pezuñas. La cabeza es grácil, los ojos grandes y las orejas delgadas y afiladas. Los machos son los que llevan cuernos, que pueden llegar a medir hasta 90 cm de largo.

Distribución

El área de distribución alcanza desde Kenia y Uganda vía Tanzania, Zambia, Mozambique y Zimbabue hasta Botsuana y en una población aislada en el sur de Angola y norte de Namibia.

Subespecies

Se reconocen hasta seis subespecies de impala:[2]

Modo de vida

Cabeza de un impala macho

El impala come hierbas, hojas y semillas. Vive en bosques poco densos y en la sabana salpicada de árboles. Este animal, en lugar de quedarse en campo abierto, como lo hacen la mayoría de los antílopes que pastan, corre a ponerse a cubierto ante cualquier amenaza.

En las épocas de hambruna, es frecuente ver a los impalas seguir a las tropas de papiones para alimentarse de las hojas y frutos que estos tiran. También los elefantes son seguidos, ya que al agitar los árboles para conseguir sus frutos, los paquidermos se dejan muchos sin recoger y es cuando aprovecha el impala para intervenir.

Durante la temporada de reproducción, por regla general, un macho de los impalas vigila un grupo de hembras, caminando de un lado a otro, exponiendo sus cuernos, con las orejas ajustadas y el rabo levantado.

La lucha de los machos por su harén se divide en tres series de combate.

  • Primero, el desafiador muestra su parte clara de vientre, bosteza y saca su lengua con rapidez. Después, como provocación al combate niega la cabeza.
  • En la segunda fase ambos rivales, colocados uno frente al otro, las cabezas erguidas se acercan y se retiran.
  • Si posteriormente ninguno de los dos se da por vencido, incrustan sus cuernos, se empujan hacia delante y hacia atrás, se separan y comienzan de nuevo con la última fase hasta que uno de los dos animales se riende.

Los combates entre impalas no suelen producirles heridas.

Las hembras viven con su cría en manadas de diez a cien animales. Es frecuente en la época de partos, ver a varias crías reunidas con un número muy pequeño de hembras. Estos grupos se conocen como manadas de guardería. Unas pocas hembras vigilan a las crías mientras que las demás pastan. Aparte de estos grupos también se forman manadas de machos jóvenes y mayores, que son demasiado débiles para defender un territorio. Los machos de mediana edad son solitarios territoriales y exigen cada una de las hembras que pase por su territorio para sí.

El impala es el animal que menos duerme en el Reino Animal,[cita requerida] apenas 3 horas es su descanso y suele tener una especie de alarma, la cual le determina por ejemplo a que hora debe levantarse.

Señales de alarma

Hembras de impala de cara negra (A. m. petersi) bebiendo en una charca en el Parque Nacional Etosha, Namibia

Para alertar a sus demás congéneres de la presencia de un depredador o de cualquier otro peligro, los impalas emplean una serie de señales visuales, acústicas y olfativas. Las señales visuales son las más conocidas de estos animales. La parte inferior de su cola es de un color blanco inmaculado. Cuando están alertas, alzan la cola mientras van dando una serie de saltos. El color blanco de esta se puede divisar a varios metros de distancia, alertando a los demás animales de los alrededores. Las señales acústicas comprenden una serie de resoplidos, que recuerdan al disparo de un rifle. Cuando el depredador ha sido identificado, estos resoplidos resuenan por toda la sabana.

Por último, tenemos las señales olfativas. Estas son las menos conocidas. Las glándulas que los impalas portan en las patas, sueltan unas feromonas que indican la presencia de un depredador. Es probable que sea esta la razón por la cual los impalas saltan dando "coces" al aire, como si estuviesen en una mecedora flotante. Al saltar de esta manera, consiguen que el olor se vaya expandiendo por las zonas de alrededor alertando a la manada y al resto de animales de la presencia de un depredador. Esta cualidad puede ser debida a la costumbre que este antílope tiene de vivir en zonas arboladas y de vegetación espesa, donde las señales visuales no sirven en gran medida.

Principales depredadores

El impala es un antílope que debe estar en constante alerta ya que es una pieza clave en el menú de cualquier depredador de gran tamaño de África. Sus principales depredadores son el leopardo, el guepardo, el licaón, el cocodrilo y la pitón. Los leones también cazan impalas frecuentemente pero sobre todo durante las épocas secas, cuando presas más substanciosas (ñues y cebras) migran a otras zonas.

Las crías no solo tienen estos depredadores, sino también papiones, chacales, hienas, águilas, caracales y rateles.

Todo esto convierte al impala en una especie fundamental de su ecosistema.

Reciprocidad directa

Los impalas que pertenecen al mismo grupo social se asea los unos a los otros utilizando la lengua. El coste del aseo -gasto de saliva y cierta reducción de la vigilancia antipredatoria- es relativamente bajo. Sin embargo, el beneficio que se obtiene por el hecho de ser aseado es considerable, ya que esta conducta sirve para eliminar ectoparásitos. Puesto que los animales no pueden asearse mutuamente al mismo tiempo, los receptores devuelven el favor a los emisores más adelante.[3]

Estado de conservación

El impala está considerado por la UICN como especie fuera de peligro.[1]​ La subesespecie de cara negra (A. m. petersi) está clasificada como vulnerable aunque su población va en aumento.[1]

Referencias

  1. a b c IUCN SSC Antelope Specialist Group (2008). «Aepyceros melampus». Lista Roja de especies amenazadas de la UICN 2010.4 (en inglés). ISSN 2307-8235. Consultado el 19 de noviembre de 2010. 
  2. a b Wilson, Don E.; Reeder, DeeAnn M., eds. (2005). Mammal Species of the World (en inglés) (3ª edición). Baltimore: Johns Hopkins University Press, 2 vols. (2142 pp.). ISBN 978-0-8018-8221-0. 
  3. Connor, R. C. (1995). Impala allogroming and the parcelling model of reciprocity. Animal Behaviour, 49, 528-530.

Enlaces externos