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Los efectos del tabaco en la salud son aquellas complicaciones derivadas del consumo del tabaco. Es la acción prolongada y continuada de las distintas sustancias que componen los cigarrillos sobre el organismo humano lo que desencadena el desarrollo de patologías severas como tumoraciones, problemas cardiovasculares, respiratorios, etc. Tal es el caso, por ejemplo, del cáncer de labio en los fumadores de pipa, el cáncer de vejiga y el cáncer de esófago. En este último, se aprecia un mayor riesgo de padecerlo en pacientes adictos al tabaco negro. Los alquitranes y otras sustancias químicas que acompañan a la nicotina en la composición del cigarrillo son considerados altamente nocivos, siendo los principales responsable del desarrollo de tales complicaciones. Sin embargo, está demostrado también que el tabaco mascado «sin humo» también produce cáncer de la cavidad oral.

El tabaco puede provocar enfermedades del aparato respiratorio. Las patologías más frecuentes asociadas al tabaquismo son la bronquitis y el enfisema. Se trata de dos fenómenos esencialmente de tipo inflamatorio y destructivo, pero que pueden complicarse con lesiones obstructivas, de fibrosis alveolar e incluso de neumotórax. La nicotina tiene también un efecto directo sobre el sistema vascular, pudiendo producir gangrena como complicación de la enfermedad de Buerger. Por otra parte, se considera que el hábito del tabaquismo puede influir negativamente en la potencia sexual masculina.[1]

El uso simultáneo del alcohol aumenta la carcinogenicidad del tabaco respecto al cáncer de cabeza y cuello.[2]​ El tabaco es el responsable del diagnóstico de casi la totalidad de casos de enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC), de enfisema y de cáncer de pulmón.

Control del tabaco

En las últimas décadas, las políticas de salud pública de una gran parte de los gobiernos occidentales tienen en el tabaquismo su caballo de batalla. Proliferan las reformas legislativas que tienen como objetivo controlar el margen de beneficios de las grandes tabaqueras, así como aumentar las cargas impositivas al tabaco o restringir los espacios en los que se permite fumar. En España la Ley 28/2005, del 26 de diciembre de 2005,[3]​ estableció un nuevo marco legal para la regulación de la venta, el suministro, el consumo y la publicidad del tabaco. Sucesivas enmiendas y anexos se han incorporado al texto inicial, hasta que en 2011 entró en vigor la «Ley antitabaco» que estableció la prohibición total de fumar en lugares públicos cerrados. Por su parte, la Organización Mundial de la Salud (OMS) respalda activamente la adopción de tales medidas. En un comunicado de prensa publicado en 2008, instaba a los gobiernos a comprometerse con la prevención del tabaquismo mediante la prohibición total de toda forma de promoción, publicidad y patrocinio en torno al tabaco.[4]

Pulmón de un fumador enfermo de cáncer de pulmón. Las áreas negras están cubiertas por los componentes de tabaco y han quedado endurecidas, mientras que la mancha blanca es el cáncer producido por el tabaco.

En España, según informa el Comité Nacional para la Prevención del Tabaquismo (CNPT)[5]​ se calcula que cada año mueren cerca de 3000 personas al verse expuestas al humo del tabaco ambiental. Dicho organismo recoge que en torno al 12 % de los no fumadores son fumadores pasivos y casi la mitad de los no fumadores vive expuesta al humo ambiental. Se estima que una parte importante de los fumadores se inicia en el tabaco antes de los 18 años, de los que casi un 25 % lo hace antes de cumplir los 10 años. Por eso se buscan en la actualidad nuevas estrategias que permitan proteger a este sector poblacional tan sensible frente al influjo ejercido por la presencia recurrente del tabaco en todo tipo de soportes audiovisuales como el cine, la televisión, las revistas o las vallas publicitarias. Sin embargo, aunque el nivel de concienciación sobre los efectos nocivos del tabaquismo ha aumentado sensiblemente, se percibe una cierta permisividad con respecto a otras sustancias afines.

En un estudio realizado en el Reino Unido, se analizó el daño que provocaban veinte sustancias psicoactivas y se calculó un valor relativo en una escala de 0 a 100 que refleja el daño que traen dichas sustancia para quien la consume, además de incluir una segunda variable que refleja el daño provocado a terceros. El valor relativo combinado de las dos variables (daño propio y daño a terceros), ordenado de mayor a menor peligrosidad, muestra: alcohol (72), heroína (55), crack cocaína (54), metanfetamina (33), cocaína (27), tabaco (26), anfetamina (23), ácido gamma-hidroxibutírico (GHB) (19), benzodiacepinas (15), ketamina (15), metadona (14) y otras menos dañinas para terceros, aunque lo sean para los usuarios: (éxtasis, mefedrona, solventes, LSD, hongos alucinógenos, cannabis). El alcohol, como puede verse, es tres veces más dañino en conjunto (para sus consumidores y para quienes los rodean) que la cocaína, el tabaco y las anfetaminas; y mucho más nocivo que la marihuana.[6]

El profesor emérito de ciencias del comportamiento Hanan Frenk y el psicólogo Reuven Dar, ambos de la Universidad de Tel Aviv, cumpliendo estudios en parte patrocinados y financiados por las mismas multinacionales tabaqueras, publicaron un libro en el que cuestionan la credibilidad de los resultados estadísticos de los estudios sobre la toxicidad y potencial adictivo de la nicotina, y afirman que estas nociones son una construcción falsa; este libro hasta el momento es la única publicación científica, contra miles, que cuestiona la toxicidad y el potencial adictivo de la nicotina.[7]

Componentes perjudiciales del tabaco

El tabaquismo es la adicción al tabaco por efecto de la nicotina,[8]​ sustancia presente de forma natural, aunque sobre todo por añadidos artificiales en el proceso de manufactura del tabaco, que precisamente se añade para potenciar su efecto adictivo y así procurar vender más cantidad de producto. El tabaco en forma de cigarrillo es muy perjudicial para la salud; los perjuicios para la salud expuestos anteriormente se deben fundamentalmente a los numerosos componentes tóxicos que contiene (alquitrán, CO, sulfatos, etc), radiactivos (0,01 becquerelios por gramo de tabaco, en el que se han encontrado los isotopos radiactivos plomo-210 y polonio-210)[9]​ y cancerígenos (por añadidos artificiales a la planta). La nicotina, además de adictiva,[8]​ es altamente tóxica y puede provocar la muerte a partir de la ingestión de unos 50 mg.[10]​ De considerarse el tabaco un producto alimenticio, cientos de sus aditivos serían considerados ilegales bajo las leyes actuales.[11]

Efectos sobre la salud

Cáncer

El tabaco ha sido relacionado con al menos 17 tipos de cáncer, entre los cuales aparecen: cáncer colorrectal, cáncer de pulmón, cáncer de laringe, cáncer de faringe, cáncer de ovario, cáncer de cérvix, cáncer hepático, cáncer renal, leucemia mieloide aguda, cáncer de vejiga, cáncer de boca, cáncer de estómago y cáncer de esófago. La contribución del tabaco a la aparición de este tipo de tumores se debe a la gran mezcla de compuestos químicos que se encuentran tanto en el humo como en el tabaco que aún no ha sido quemado. Únicamente analizando los componentes del humo, se han llegado a encontrar hasta 70 carcinógenos, de entre los cuales pueden destacarse 3 grupos de compuestos:[12]

Desde el punto de vista biológico, estos carcinógenos son activados por el citocromo P450, el cual , y bajo circunstancias fisiológicas, produciría su metabolismo para posterior excreción. Sin embargo, ante acumulación de estos agentes de naturaleza química, la activación por parte del citocromo P450 permite que estos carcinógenos puedan interactuar con el ADN debido a su naturaleza electrofílica y afinidad de unión al ADN. De esta interacción entre los compuestos del tabaco y las bases nitrogenadas del material genético aparece la formación de aductos de ADN. Estos son uniones de los productos químicos al ADN que provoca daño e impiden la correcta y completa repliación del material genético, aumentando así la probabilidad de que aparezcan nuevas mutaciones, que lleven al desarrollo de cáncer.

En circunstancias fisiológicas normales los sistemas de reparación del ADN se encargan de reparar estas estructuras y eliminarlas, pero si persisten a esta reparación y además se disponen en regiones donde se encuentran oncogenes tales como Myc y Ras o bien en regiones de genes supresores de tumores como P53. Esto provoca una pérdida de control sobre el crecimiento celular, lo cual será la fase inicial de la formación de tumores.

También se han descrito otros mecanismos de actuación relacionados fundamentalmente con la nicotina y derivados. Estos compuestos son capaces de unirse a la superficie celular, concretamente a receptores nicotínicos, activando diversas proteínas y factores que llevan a una disminución del proceso de apoptosis, junto con un aumento de la proliferación celular y transformación maligna de las células. Se ha descrito que la nicotina es capaz de activar el proceso de angiogénesis que favorece el mantenimiento y crecimiento tumoral.[13]

Cada uno de los procesos o mecanismos capaces de generar mutaciones en las células somáticas deja en el genoma de la misma una firma mutacional.[12]

Cáncer de pulmón

Algunos tipos de cáncer se encuentran directamente relacionados con el tabaco, como es el caso del cáncer de pulmón y otros cánceres del tracto respiratorio. Esto se debe al contacto directo que presentan las células de estos tejidos con los componentes químicos presentes en el tabaco y que son perjudiciales para la salud. Sin embargo, existen otros tipos de cáncer en tejidos en los que la exposición al tabaco no es de manera directa, en este caso el desarrollo tumoral ha sido atribuido a procesos inflamatorios por depósito de partículas.[12]

Tabaquismo

Advertencia sobre los peligros de fumar durante el embarazo en un paquete de cigarrillos "Delicados" de México, como parte de las campañas de empaquetado neutro para los productos de tabaco.

El tabaquismo es la adicción al consumo de tabaco.[14]​ El tabaquismo es uno de los efectos del tabaco en la salud. El consumo habitual de tabaco produce diferentes enfermedades, como cáncer, enfermedades cardiovasculares y enfermedades respiratorias, es particularmente perjudicial durante el embarazo. El tabaquismo contribuye a un deterioro general de la salud y puede causar discapacidades.

La Organización Mundial de la Salud define al tabaquismo como una epidemia.[15]​ Según datos de la OMS, el tabaco es la primera causa de invalidez y muerte prematura,[16]​ y la primera causa de muerte evitable a nivel mundial.[17]​ Más de 8 millones de personas fallecen cada año como consecuencia del tabaco, de las cuales 1,2 millones fallecen como resultado de la exposición al humo de segunda mano (fumadores pasivos).[18]

Diversos estudios revelan que pocas personas comprenden los riesgos específicos para la salud que entraña el consumo de tabaco.[18][19][20]​ Aquellos fumadores que entienden los riesgos del tabaco para la salud tienen más probabilidades de intentar dejar de fumar.[21][22]​ El conocimiento sobre los hábitos de fumar disminuye las probabilidades de que las personas inicien en el hábito de fumar.[23]

Las políticas públicas de salud que buscan disminuir la prevalencia del consumo del tabaco incluyen medidas como el control del tabaco, incluyendo prohibiciones de fumar en espacios públicos y el empaquetado neutro, junto con el desarrollo de programas profesionales de cesación tabáquica.[24]

El tabaquismo requiere a menudo tratamiento medicinal, rehabilitación psicológica y re-educación social. El asesoramiento profesional, las terapias de cesación del tabaquismo y la medicación pueden duplicar con creces la probabilidad de que un fumador que desea abandonar el tabaco lo consiga[18][25]​ y mejora el pronóstico del paciente de no experimentar recaídas a largo plazo.[26][27][28]​ Sin embargo, a 2019, según la OMS, solamente 23 países ofrecían políticas completas de apoyo al abandono del tabaco; 116 países ofrecían algún tipo de apoyo en centros de salud con los costos total o parcialmente cubiertos, y 32 países ofrecían servicios de apoyo pero no cubrían su costo.[24]​ No hay ningún tipo de asistencia para dejar de fumar en una cuarta parte de los países de bajos ingresos.[18]

Diversos estudios revelan que pocas personas comprenden los riesgos específicos para la salud que entraña el consumo de tabaco. Por ejemplo, un estudio realizado en China en 2009 reveló que sólo un 38 % de los fumadores sabía que el tabaco provocaba cardiopatía coronaria, y sólo un 27 % sabía que ocasionaba accidentes cerebrovasculares.[cita requerida] La mayoría de los fumadores que conocen los peligros del tabaco desean dejarlo.[cita requerida] El asesoramiento y la medicación pueden duplicar con creces la probabilidad de que un fumador que desea abandonar el tabaco lo consiga.[cita requerida]

Solo 24 países, que representan el 15 % de la población mundial, disponen de servicios nacionales integrales para ayudar a los consumidores a dejar de fumar. No hay ningún tipo de asistencia para dejar de fumar en una cuarta parte de los países de bajos ingresos.[29]

Formas de exposición

Fumador pasivo

Humo de tabaco en un bar irlandés en abril de 2003, antes de la entrada en vigor de su prohibición en los espacios públicos cerrados.

El fumador pasivo es toda aquella persona que ingiere de manera indirecta las sustancias tóxicas y cancerígenas provenientes de la combustión del tabaco, en particular aquellas propagadas por el humo. Numerosos estudios alertan de los peligros para la salud de este tipo de consumo pasivo han llevado a algunas autoridades a prohibir el consumo público de tabaco para proteger a las personas de los efectos del humo de los cigarrillos.

Los efectos en la salud por la exposición al humo del tabaco incluyen cáncer de pulmón, cáncer de los senos paranasales, infecciones de las vías respiratorias y enfermedades cardíacas.[30]​ En las mujeres embarazadas provoca bajo peso del recién nacido y entre los lactantes causa muerte súbita.[31]

No existe una cantidad sana de inhalación pasiva.[32]​ Los niños, las mujeres embarazadas, las personas mayores y las personas con problemas respiratorios o cardíacos e incluso los animales deben tener especial cuidado.

La persona que no consume directamente las substancias del tabaco (fumador pasivo) le provoca más daño.[33]

Humo de tercera mano

Se denomina humo de tercera mano a la contaminación producida por la acción de fumar tabaco después de que el cigarrillo haya sido apagado.

La expresión «humo de tercera mano» es un neologismo creado por un equipo de investigación del Dana–Farber/Harvard Cancer Center.[34]​ Se refiere a las contaminaciones que subsisten en las superficies después de que el «humo de segunda mano» se ha disipado. El «humo de primera mano» es aquel que es inhalado, entra a los pulmones del sujeto que fuma y es exhalado, mientras que el «humo de segunda mano» es una mezcla del humo exhalado y las sustancias que se liberan del extremo incandescente del cigarrillo, la cual entra en la atmósfera y puede ser inhalada por otras personas. Por su parte, el «humo de tercera mano» es la contaminación en las superficies de los objetos que permanece incluso después de que el humo de segunda mano se ha disipado.[34]

Referencias

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  2. «11th Report on Carcinogens by the U.S. Department of Health and Human Services». Archivado desde el original el 28 de octubre de 2006. Consultado el 27 de octubre de 2006. 
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  4. «La OMS quiere una prohibición total del tabaco». Organización Mundial de la Salud (OMS). 30 de mayo de 2008. Consultado el 11 de octubre de 2016. 
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  6. Nutt, D. J., King, L. A. & Phillips, L. D., The Lancet, Vol. 376, Is. 9752, pp. 1558-1565, 2010.
  7. Hanan Frenk & Reuven Dar, A Critique of Nicotine Addiction, Kluwer Academic Publishers, 2000. En este libro se cuestiona la adicción a la nicotina.
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