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Diferencia entre revisiones de «Pedro III de Rusia»

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Revisión del 09:57 9 mar 2018

Pedro III de Rusia
Emperador y Autócrata de Todas las Rusias, Duque de Holstein-Gottorp

Aleksey Antropov (1762)

Emperador y Autócrata de Todas las Rusias
5 de enero de 17629 de julio de 1762
Predecesor Isabel I de Rusia
Sucesor Catalina II de Rusia

Duque de Holstein-Gottorp
18 de junio de 17399 de julio de 1762
Predecesor Carlos Federico de Holstein-Gottorp
Sucesor Pablo I de Rusia
Información personal
Nombre completo Karl Peter Ulrich
Nacimiento 21 de febrero de 1728
Kiel, Bandera de Sacro Imperio Romano Germánico Sacro Imperio Romano Germánico
Fallecimiento 28 de agosto de 1763 (35 años)
Ropsha, Bandera de Rusia Imperio ruso
Sepultura Exhumado y actualmente enterrado en la Catedral de San Pedro y San Pablo de San Petersburgo
Familia
Dinastía Dinastía Romanov
Padre Carlos Federico de Holstein-Gottorp
Madre Ana Petrovna Románova
Consorte Sofía Augusta Federica de Anhalt-Zerbst (Catalina II de Rusia)
Hijos Pablo I de Rusia

Firma Firma de Pedro III de Rusia

Pedro III (1728- 1763; emperador de enero a julio de 1762) fue un zar de Rusia, nieto de Pedro el Grande e hijo de Carlos Federico de Holstein-Gottorp y Ana Petrovna Románova. Primer representante de la rama Oldenburgo en la Dinastía Románov. Desde 1745 Duque de Holstein-Gottorp.

Infancia

Nació en Kiel en 1728. Cuando era muy pequeño perdió a su madre, la gran duquesa Ana Petrovna y quedó totalmente huérfano cuando su padre murió en 1739. Durante el resto de su infancia y primeros años de juventud, vivió bajo la custodia de su tío, Adolfo Federico Holstein, obispo de Lübeck. Durante aquellos años, bajo la férrea mano de su educador, Brümmer, recibió malos tratos, sufrió periodos de hambrunas como castigo en su educación y vivió aislado del contacto con otros niños. Autores como Henri Troyat ven en su educación y su infancia los periodos vitales que marcarían la forma de pensar y actuar del futuro Pedro III de Rusia.

Cuando su tía materna, se convirtió en zarina como Isabel I de Rusia tras un golpe de Estado en 1741, hizo ir a su sobrino a la corte de San Petersburgo, con la intención de instruirlo y convertirlo en un digno sucesor al trono. Esperando hallar a un bello sobrino, digno hijo de su amada hermana mayor, la zarina Isabel quedó consternada por el aspecto de Carlos Pedro Ulrico: enclenque, de carácter reservado e infantil para su edad, andaba encorvado y tenía dificultades para asumir responsabilidades. Para empeorar las cosas, tras caer enfermo de viruela, su rostro quedó marcado. El gran duque Pedro mostró pronto signos de las dificultades que podría entrañar nombrarlo heredero, pues su evidente germanofilia y su odio hacia Rusia y sus costumbres mostraban los riesgos de una intensificación de la germanización que Rusia había sufrido a lo largo del siglo XVIII.

Por decisión de su tía contrajo nupcias en 1745 con la princesa Sofía de Anhalt-Zerbst, que se convirtió a la fe ortodoxa con el nombre de Catalina Alekséievna y que años después fue Catalina II de Rusia. Durante los primeros años, los conflictos y el desprecio entre la pareja fue evidente. Mientras la gran duquesa Catalina ignoraba a su esposo, con aventuras amorosas y una intensa vida palaciega, Pedro se dedicaba a la caza, la instrucción militar y, muchas noches, a organizar en sus aposentos auténticas batallas ficticias con soldaditos de plomo.

La Familia de Pedro III y Catalina II

De este matrimonio nacieron dos hijos, el futuro Pablo I en 1754 y luego la Gran Duquesa Ana Petrovna, quien murió en la niñez. Se especula que ambos tenían otros padres biológicos, circunstancia que es casi segura en el caso de la niña, ya que la propia Catalina II de Rusia así lo hizo constar en sus memorias. Su matrimonio fue un fracaso desde la noche de bodas, tanto por su incapacidad para fecundar a su esposa, no pudo consumar la unión hasta ocho años después, por lo que se rumoreaba que podía ser impotente, como por las diferentes visiones políticas de cada uno.

Reinado

Pedro III reinó 186 días, sin llegar a celebrarse la ceremonia de su coronación. Al morir Isabel I de Rusia, el nuevo zar de Rusia, Pedro III inició una evidente y poco deseada política de acercamiento al Reino de Prusia. Deteniendo las hostilidades en un momento clave para el ejército ruso, a las puertas de Brandemburgo, Pedro III buscó la paz con su gran ídolo desde la infancia, Federico II el Grande, y entregó a Prusia los territorios conquistados por Rusia durante la Guerra de los Siete Años. Además introdujo a militares prusianos en el ejército ruso, lo que le valió el rechazo de la guardia imperial. Además planeaba junto a Federico una guerra contra Dinamarca, para apoderarse del territorio que actualmente es Schleswig-Holstein, región de donde él provenía. Demostrando un continuo desprecio por la tradición y la cultura rusa, el nuevo zar atacó algunos de los pilares del Imperio ruso. En primer lugar, ordenó al clero ortodoxo que se afeitase la barba (en Rusia, la barba era símbolo de sabiduría y tradición). Además, implantó una política de secularización de bienes que afectó a la Iglesia ortodoxa, que acabó retirando su apoyo al zar. Además, la nobleza rusa, los poderosos boyardos, se vieron insultados por el profundo desprecio que Pedro III tenía por la cultura y lengua rusas, además de verse apartados del poder y sustituidos por alemanes, tan amados por el zar.

Pedro y Catalina. Retrato por Georg Christoph Grooth. Museo ruso.

En cuanto a su relación matrimonial con la emperatriz Catalina, si bien en en los primeros momentos se mantuvo estable, acabó precipitándose cuando en estado ebrio la llamó tonta públicamente en una fiesta en palacio. Cada vez corrían más rumores de que Pedro III planeaba repudiar a su esposa, alegando no ser el verdadero padre del Gran Duque Pablo. Así, estaría libre para casarse con la que era su amante, Yelizaveta Vorontsova, hermana de Catalina Dáshkova. Finalmente, acabó ordenando a su esposa Catalina, que se retirase a un pabellón imperial, en el palacio de Peterhof, a la espera de que el zar se reuniera con ella. Catalina así lo hizo, alejándose de San Petersburgo.

Mientras Pedro III se retiraba unos días al palacio de Oranienbaum, Catalina iniciaba una revolución palaciega, apoyada por su amante, Grigori Orlov. Cuando Pedro llegó a Peterhof y halló el palacio vacío, le informaron del intento de golpe de Estado que la emperatriz había llevado a cabo. A pesar de que el zar tenía aún el control de la mayoría de los regimientos, además de la Marina, Pedro III se sumió en ataques de histeria y terror, viéndose incapaz de reaccionar ante los acontecimientos. Recluido en sí mismo y vencido, no fue difícil para Catalina dar un golpe de Estado y derrocar al zar, proclamándose ella Catalina II de Rusia.

Tumba de Pedro III en la Catedral de San Pedro y San Pablo.

Así Pedro, apresado y vencido, redactó una carta a la emperatriz, en la que pedía volver a la región donde había nacido, junto con su amante y poder vivir allí en paz. Catalina II de Rusia, viendo el peligro que representaba Pedro, a pesar de haber sido derrocado, ordenó que fuese llevado en secreto al palacio de Ropsha, donde viviría cómodamente. Pocos días después del golpe de Estado, Catalina II de Rusia recibía la noticia de la muerte de su esposo. A pesar de que la zarina emitió un comunicado al pueblo ruso informando de que el depuesto Pedro III había muerto por problemas hemorroidales, las hipótesis más claras apuntan a que fue asesinado por los hermanos del favorito de la emperatriz, los hermanos Orlov. Las hipótesis de su asesinato apuntan hacia un estrangulamiento, hecho que tiene cierto fundamento, ya que el día del entierro de Pedro, se le colocó una bufanda en el cuello, quizás, para poder cubrir las marcas del asesinato. El supuesto asesinato de Pedro III a manos de su esposa, causó auténtica sorpresa y repulsión en algunas cortes europeas, que miraron con recelo ante la nueva zarina de Rusia.

Olvidado durante el reinado de Catalina la Grande, Pedro III se mantuvo siempre en la memoria de su hijo legítimo de cara al trono, el Gran Duque Pablo, que pronto despreció a su madre ante el supuesto asesinato, e imitó las costumbres prusianas de su padre. Así, cuando subió al trono como Pablo I exhumó su cadáver y le brindó una ceremonia fúnebre con honores en 1796, tras la muerte de Catalina.

Véase además


Predecesor:
Carlos Federico

Duque de Holstein-Gottorp

1739 - 1762
Sucesor:
Pablo
Predecesor:
Isabel I

Emperador y Autócrata de Todas las Rusias

1762 (5 de enero-28 de junio)
Sucesor:
Catalina II