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Magnolio (Magnolia grandiflora)

El nombre de Magnolio alude al botánico francés Pierre Magnol, su descubridor, mientras que la denominación específica hace referencia a sus “grandes flores”. La belleza de sus flores y su intenso olor lo hacen perfecto como árbol ornamental. Su madera se utiliza en ebanistería.

Localización[editar]

Jardín del Parterre

40°24'55"N 3°41'14"W

Vida cotidiana[editar]

La leyenda que habla de los nativos americanos dice que el aroma tan intenso les inducía al sueño. Otra leyenda dice que en Asia la magnolia solo estaba en el jardín del emperador y que cuando regalaba la flor a alguien significaba que le profesaba un gran respeto.

Hace mucho tiempo en una región del Japón vivía un hombre al que todos llamaban Hikari, que significa (luz), un ferviente admirador de las plantas florales, sin embargo su pasión eran las magnolias, desde niño aprendió de su padre como tratar a las plantas para que estas dieran las flores más bellas.

Su predilección por las flores lo llevo a construir en su casa un gran jardín, en el albergaba cientos de variedades de hermosas plantas, sin embargo, dedicaba mucho más tiempo a las plantas de magnolias. Muy temprano se hacía presente en su jardín dando los buenos días a su flor predilecta.

Las personas que visitaban el jardín podían ver que las magnolias se destacaban por su hermosura ante el resto; el secreto: era la especial atención que recibían de Hikari, las trataba como si las conociera de toda la vida, hablaba con ellas como si fueran personas o viejos amigos, esta particularidad avivaba más la presencia de las mismas que irradiaban vivos destellos de luz por doquier, sin ninguna duda eran las plantas de magnolias más hermosas de todo el Japón.

El japonés vivió una larga vida llena de felicidad, al finalizar el riego de las flores del jardín se sentaba junto a las plantas de magnolias; se pasaba horas enteras hablando con sus predilectas.

Los años fueron pasando, por dedicación a sus plantas Hikari descuido su vida, nunca formó una familia, se podría decir que estaba solo en este mundo, solo en compañía de sus flores. Los años no lo perdonaron volviéndose un viejecito canoso y encorvado, sin embargo poseía mucha vitalidad para pasar largas horas en su jardín.

Una mañana no pasó a saludar a sus queridas amigas, la primera vez, en más de ochenta años que faltaba a saludarlas. Los días fueron pasando sin que Hikari se hiciera presente, esto llamó la atención de las magnolias.

Al cumplirse una semana sin la visita empezaron a preocuparse: -¡Esto no era normal! -Algo debió haber sucedido a nuestro viejo amigo, decían a coro las magnolias.

Razón suficiente para que al caer la tarde las flores se convirtieran en bellas jovencitas y visitaran la casa de Hikari. Llamaron a su puerta en varias ocasiones, al ver que nadie atendía, decidieron ingresar a la vieja casona.

La sorpresa fue muy grande al llegar a la habitación del anciano y encontrarlo tirado en la cama en muy mal estado de salud, el hombre respiraba con mucha dificultad, decía pequeñas cosas muy despacito, unas de las plantas se acercó a su viejo amigo para presentar al resto. Dijo que ellas eran las plantas de magnolias, aquellas que él había plantado y cuidado con mucho amor.

Al escuchar estas palabras Hikari recobró instantáneamente la vida, su mejoría fue notable, no podía creer que estas bellas señoritas fueran sus hermosas flores, se sintió muy complacido con la visita. Después de un largo rato de contemplarlas dijo: ¡"Cómo me apena dejaros florecitas mías! Mas...... ¿Cómo es posible que me acompañéis"?

Las bellas muchachas rodearon y abrazaron a su viejo amigo, diciendo todas al mismo tiempo: No te preocupes querido amigo tú has sido una gran persona con nosotras, nos has dado la vida, nos has cuidado y mimado durante mucho tiempo, perdiste una vida por estar a nuestro lado.

¡Jamás te abandonaríamos!. El día que te fueras para siempre de este mundo, todas nos iremos contigo a la tierra prometida, concluyeron las magnolias.

Hikari al escuchar estas palabras se sintió muy complacido y feliz, se volvió a recostar para quedarse dormido, la sonrisa más bella que puede tener un ser humano, dibujaba su rostro, fue como un bello sueño del que nunca despertó. Así de feliz dejó el mundo terrenal.

Las magnolias lo observaron por última vez, se sentían muy complacidas por verlo partir muy feliz, luego todas juntas regresaron al jardín, a la mañana siguiente, los primeros visitantes del jardín se sorprendieron mucho, no podían creer lo que estaban viendo, las plantas de magnolias totalmente secas, secas como si fuera que nunca las habían regado.

Finalmente las magnolias japonesas cumplieron su promesa, acompañaron a su amigo en este nuevo pasaje de su vida reencontrándose en la tierra sin mal.^[1]

Conservación, difusión y disfrute del patrimonio[editar]

Este ejemplar se caracteriza por el brillo del follaje de su densa copa piramidal. Sus hojas son perennes. Con forma elíptica y largas, de un color verde fuerte y algo rojizo en el envés, que se encuentra cubierto por una capa de pelillos cortos.

Florece en verano, entre junio y agosto, ofreciendo las flores más grandes del parque, que pueden llegar a medir más de 30 centímetros de diámetro; las magnolias son de color blando y tienen forma de copa, desprendiendo un aroma muy agradable.