Usuario:MARIAMBAKKALI/Taller

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EL SISTEMA LINGÜÍSTICO[1][editar]

SISTEMA[editar]

Por sistema entendemos el conjunto de principios fundamentados que estructuran las relaciones, los niveles, las propiedades y funciones del lenguaje. Cada elemento suyo halla correspondencia en otro, aunque sea, por ausencia de forma. Implica un paradigma de unidades y conexiones regladas. Algunas son intrínsecas y otras externas, convencionales. Si nos fijamos, por ejemplo, en los índices de concordancia entre adjetivo y sustantivo, o entre nombre y verbo, las correferencias de número, género y persona, según los casos, así como las conexiones semánticas de rasgos –humano, no humano, vital, no vital, etc.-, indican relaciones mutuas y sistemáticas, intrínsecas a cualquier lengua. Pertenecen, por tanto, al lenguaje en general y las consideramos propias del sistema lingüístico. Otro tanto podemos decir de unidades o estructuras más complejas y abstractas, como la del signo lingüístico, que consta de significante, significado y reglas internas que solemos cifrar como principios generales de su codificación: Signo (Ste. + Sd.º) +reglas=principios. El signo ya incluye relaciones internas. Es, en realidad, la fuente de los principios y reglas derivadas. El conjunto reglado de unidades y niveles según los principios que los fundamentan es el código del sistema. En él está el núcleo necesario e imprescindible de signos, relaciones y estructuras que lo constituyen. No existe mensaje sin código que lo regule. Habrá que delimitar, pues, el rasgo esencial del código lingüístico, que es, básicamente, el signo verbalmente articulado, entendiendo aquí articulación como el conjunto de actos fónicos que formalizan y estructuran un sentido, la Sinnesartikulation de los neogramáticos alemanes en el siglo XIX. Este concepto se mantiene sustancialmente en la teoría actual de sistemas, más compleja, pero que, el fondo, remite al modelo de código lingüístico. Se le añade la función autotélica y , precisamente, autopoiética, el carácter de reintegración sucesiva de un sistema comunicativo, como el lingüístico. Lo aplican Humberto Maturana y Francisco Varela en biología, y lo adapta Niklas Luhmann a la sociología y comunicación. No solo el medio se convierte, con el canal comunicativo, en mensaje, si no que el sistema mismo recompone las unidades y elementos de que parte construyéndolos e integrándolos de nuevo. La estructura así construida —constructivismo sociológico— elabora canales propios de integración, lo cual supone que rechaza lo que no le conviene o lo canaliza. La canalización el mensaje produce entonces la del receptor. La observación de la realidad se desnaturaliza, pues la percibimos a través de lo construido. Realizamos una operación de masaje previo que induzca una respuesta o conducta acorde con el sistema ya establecido. La referencia ontológica se hipostasia y el constructo la sustituye. Debemos someter a disociación crítica las diversas capas que envuelven al nuevo fenómeno para intuir y desvelar la realidad embalsamada por el constructivismo. Convierte la experiencia en producto canalizado y luego la presenta como paradigma de conocimiento y conducta. La recepción orientada según el medio de producción en un rasgo palpable de las sociedades mediáticamente masificadas. Se crea un nuevo tipo de tacto o contacto social. Expresiones coloquiales como estar en (la) onda, al loro, lo que se cuece, expresan y advierten este fenómeno sin saberlo. La ciencia crítica del lenguaje nos permite desocultar las operaciones ahí solapadas y someter a juicio sus enunciados. La marginación del signo en los estudios actuales del lenguaje, y con pretensión de ciencia, desvirtúa su conocimiento. Contribuye a una disgregación epistemológica por carencia de fundamento crítico. Resulta entonces una proliferación de modelos casi todos feudatarios de ciencias colaterales, siendo así que la ciencia descubre el código gnoseológico y funcional de cualquier otra. El hecho de revenir a una interfaz de formas fónica y lógica en función de un gran salto hacia adelante, como propone Chomsky, en consonancia con parte de la física atómica, encubre el problema fundamental del signo, no resuelto con tal propuesta: el intersticio del sonido vuelto fono semantizado. Ahí lo situó Aristóteles hace más de veinte siglos.

NORMA[editar]

Asocia al sistema y al código en tanto su realización práctica en un período o estadio del tiempo determinado, consideramos también como concepto colateral la norma. Tiene gran vigencia en los códigos circunstanciales del uso lingüístico. Importa comprender su valor sistemático y, a la vez, relativo, pues los dos coinciden. Comprende el conjunto de disposiciones, reglas y hábitos de aplicación de práctica de una lengua determinada en un momento concreto de su desarrollo y oficialidad tanto académica como estatal, si se trata de una lengua oficial del Estado. Integra además la normativa gráfica de escritura, estilo, ortofonía, etc. Aunque cambia con el tiempo en alguno de sus aspectos, en su permanencia o cambio hay siempre una razón propia del lenguaje. Descubrirla, es también tarea de esta ciencia. Sin embargo, no pertenece al código como parte suya imprescindible, aunque se fundamente en él y la contempla el sistema. La norma viene dictada por el uso cultural de la lengua y, en el caso de oficialidad lingüística, también por alguna institución notable, como las Academias, por ejemplo. La Real Academia Española publica de tiempo en tiempo una adaptación del Diccionario y de la Gramática de la Lengua Española según los avances científicos de la investigación lingüística, filológica, sobre todo gramatical, y el uso medio del idioma en los órganos culturales de la sociedad. Como hay algunos matices y diferencias léxicas o semánticas, modismos, incluso localismos que resultan típicos, consulta también a las Academias Hispanoamericanas de la Lengua Española en los respectivos países del continente americano. En otras lenguas, esta función la realizan editoriales en contacto con centros de investigación léxica. La norma —caso del inglés— regula la mutación, siempre lenta, de los idiomas en consonancia con el contexto social, el contacto con otras lenguas, culturas, y , hoy día, el factor mundial de globalización, que afecta a los canales de transmisión mediática, el denominado cibermedio.

LENGUAJE: LENGUA Y HABLA[editar]

Desde una perspectiva lingüística, el lenguaje se divide desde Saussure y ya antes con el filólogo, lingüista y filósofo gallego Ángel Amor Ruibal, fundadores ambos de la Lingüística considerada como ciencia moderna, y a quienes se debe esta distinción, en lengua y habla, nociones ya conocidas. Recordemos lo dicho esta distinción, en lengua y habla, nociones y conocidas. No es lo mismo tratar el código del sistema, sus principios y reglas abstractas —relaciones fonéticas, léxicas, concordancia, derivación, subordinación, por ejemplo—, que el modo y acto de realización concreta del lenguaje en cada individuo y grupo idiomático. Cuando nos referimos a la realización concreta, individualizada, de la lengua, estamos considerando el habla. Al pronunciar el artículo determinado el, realizamos una combinación fónica de rasgos vocálicos y consonánticos —abertura media y abierta de la vocal, liquidez fónica de la consonante—, pero esto no impide que alguien pronuncie el fonema /l/ un tanto aspirado, es decir, que realice su pronunciación concreta con un modismo local de habla. La lengua implicada funciona igualmente: entendemos que se trata de un artículo determinado. Tenemos almacenado en nuestra mente el código y las relaciones sistemáticas de esta y otras palabras que pueden relacionarse con ellas. Eso contenido en la mente es la lengua. Tal es la división que Saussure hace del lenguaje considerando en él un aspecto social, común a todos los hablantes de una misma lengua, y otro individual, de la persona concreta que habla, con sus características propia y peculiares, recordemos la misma distinción, unos años antes, en Amor Riubal. Corresponde esta diferencia también al plano abstracto, por lo menos genérico, y concreto del lenguaje. Es hecho social interlocutivo. Saussure diferencia en él estos dos aspectos, básicos en la comunicación lingüística, «lo que es social de lo que es individual», lengua y habla, respectivamente, «lo que es esencial de lo que es accesorio y más o menos accidental», langue y parole, en francés. Lo inducido al hablar trasciende en acto mismo de habla: La lengua no es una función del sujeto hablante, es el producto que el individuo registra masivamente, nunca supone premeditación, y la reflexión no interviene en ella más que la actividad de clasificar (…). Y el habla, a su vez: Es, por el contrario, un acto individual y de inteligencia, en el cual conviene distinguir:1.º, las combinaciones por las que el sujeto hablante utiliza el código de la lengua con miras a expresar su pensamiento personal; 2.º, el mecanismo psicofísico que le permite exteriorizar esas combinaciones. Ahora bien, si todo lenguaje comprende, al mismo tiempo, un acto pasivo y activo, una unidad de producción receptiva, aquellas divisiones resultan más propedéuticas orientadoras, que reales. El texto y el discurso presuponen actos cuya actividad es receptora y cuya recepción acontece en modo activo. El carácter lengua de Saussure, donde sitúa la esencia del lenguaje, sería, más bien, la razón ideal del acto de habla realmente concreto, la parole, ámbito del discurso. Al definir la lengua como «un sistema de signos en el que sólo es esencial la unión del sentido y de la imagen acústica, y donde las dos partes del signo son igualmente psíquicas», hemos de entender que la imagen producida y mentalmente retenida por el sujeto hablante está activando en este aquellos modos y aquellas condiciones iguales de producción física y comprensión intelectual. Y el sentido nunca puede ser igualmente homólogo de la imagen acústica, pues entonces entenderíamos todos unívocamente, por más que ambos tengan base psíquica. El estudio del texto y del discurso nos demuestra precisamente que el sentido engloba al conjunto sin ser la suma de sus partes. El lenguaje, y con él la comunicación verbal, se caracteriza, pues, por estos dos aspectos, la función social e individual, ambas unidas en un nuevo acto cuya síntesis nos permite comunicarnos de forma inteligente.

En este punto hemos de apreciar asimismo la dimensión sociológica y semiológica del lenguaje, su conexión con otras áreas de la vida humana y del estudio científico. Su constitución sistemática nos descubre además el funcionamiento de cualquier otro sistema de comunicación.

  1. [REY, ANTONIO] Comprueba el valor del |enlaceautor= (ayuda) (2012). «COMUNICACIÓN Y SIGNO LINGÜÍSTICO, SUS FUNCIONES». En UNED, ed. TEXTO, MUNDO, CONTEXTO: INTERSTICIOS (GÉNESIS DISCURSIVA) (en cASTELLANO). UNED. p. 53-56. ISBN 978-84-362-6416-6.