Primer nueva corónica y buen gobierno

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Edición autógrafa del Primer nueva corónica y buen gobierno de Felipe Guamán Poma de Ayala.

El Primer Nueva coronica y buen gobierno es una crónica escrita por Felipe Guamán Poma de Ayala como una carta dirigida al Rey de España en la que sus dibujos describían la pésima situación de los indígenas del Perú. Esta carta se perdió en el camino pero fue encontrada 300 años más tarde.

Descubrimiento

En 1908, en la Biblioteca Real de Copenhague (Dinamarca), fue descubierto un antiguo manuscrito de 1.180 páginas. Su publicación facsimilar (realizada por el Instituto Etnográfico de París) se hizo años más tarde, en 1936. Este manuscrito, redactado hacia 1615, en español y abundante en ilustraciones, tenía el formato de una carta dirigida al entonces rey de España, Felipe II y es un documento muy valioso que recoge datos sobre el Perú de finales del siglo XVI. El manuscrito (aún se conserva en Dinamarca) está firmado por Felipe Guaman Poma de Ayala, un indio yarovilca, natural de Huamanga. Esta obra, de altísimo valor histórico, tiene un objetivo concreto: retratar la realidad andina y solicitar a la Corona española una reforma del gobierno colonial para salvar al pueblo andino de la explotación, las enfermedades y las mezclas raciales. Es una obra valiente, en la que el autor describe abiertamente su punto de vista en relación con los abusos cometidos por las nuevas autoridades, aunque acepta gustoso su presencia como agentes civilizadores. Puede decirse, además, que la obra tiene una óptica aristocrática y racista: Guaman Poma no ve con justicia el nuevo statu quo, en el que hay antiguos caciques despojados de su autoridad, y nuevos advenedizos, títeres de los españoles, gobernando sobre tierras que no les pertenecen.

No se sabe a ciencia cierta la fecha de nacimiento de Felipe Guaman Poma de Ayala, ni el lugar ni fecha exacta de su muerte, aunque existen indicios que permiten afirmar que nació en San Cristóbal de Suntuntu (Lucanas, Ayacucho) entre 1530 y 1550, si se considera que tenía efectivamente ochenta años en 1615, año en que supuestamente murió.

Se sabe la que la familia de Guaman Poma es de noble origen huanuqueño. En castigo por la rebelión de Illa Túpac (1539-1543), los españoles destinaron a Huamanga a muchos yaros como la familia del cronista, al igual que se hiciera en otra época con los chachapoyas. Esta convivencia bien podría ser el origen del feroz ataque que Guaman Poma hace a los chachapoyas en su Nueva Corónica y Buen Gobierno, así como su visión negativa de los efectos de las mezclas entre comunidades distintas.

El abuelo de Guaman Poma (a veces lo llama bisabuelo) fue Guaman Chaua, una especie de virrey de los yarovilcas, capitán general del Chinchaysuyo y «segunda persona de Topa Ynga Yupanqui como en Castilla el excelentísimo señor Duque de Alva» [...]. Al aprecer, Guamán Chaua habría acompañado al Sapa Inca a las conquistas de Chile y de Quito. También se sabe que fue quemado vivo por las huestes de Francisco Pizarro y Diego de Almagro en el Cusco.

Su padre fue Guaman Mallque, y su madre, una hija menor del inca Túpac Yupanqui, Curi Ocllo. Cuenta Guaman Poma que su padre, durante la batalla de Huarina (1547), salvó la vida del capitán Luis Dávalos de Ayala, natural de Vizcaya, y que por ello éste premió a Guaman Mallque con el honor de llevar y transmitir su nombre (Ayala) a su descendencia. Estos hechos, sin embargo, no se corresponden con otros datos que se tienen sobre el capitán Dávalos de Ayala, quien habría llegado al Perú en 1548, es decir, un año después de la batalla de Huarina.

Tiene, el cronista, pues, dos linajes muy importantes tras de sí: el de los yarovilcas de Huánuco y el de los incas del Cusco. Con estas credenciales de presentación y con su conocimiento de ciertos códigos de la época, Felipe Guaman Poma de Ayala puede hacer un retrato convincente y de fácil lectura para su destinatario, el rey de España. ==

Cómo aparece en Dinamarca

El historiador peruano Raúl Porras Barrenechea piensa que la ruta que siguió este manuscrito tiene que ver con la persona del embajador de Dinamarca en la corte española (1650-1655 y 1658-1662), Cornelius Pedersen Lerche, quien habría enviado el documento a la corte danesa.

Mucho se ha dicho sobre Guaman Poma desde el descubrimiento del texto, a principios del siglo XX. Con los años, las suposiciones e hipótesis sobre la vida de este autor y sobre la autoría misma del libro han sido descartadas o confirmadas.

Lo que hoy se sabe sobre el autor, gracias a los datos de un documento hallado en 1991 (expediente Prado Tello), es que Guaman Poma tuvo un litigio contra los chachapoyas por la propiedad de unas tierras en el valle de Chupas (Huamanga). Además de este expediente, al salir a la luz la Compulsa de Ayacucho, la sentencia contra Guamán Poma, se confirma la desilusión que sufrió Guamán Poma, respecto del sistema jurídico de la colonia.

Los documentos Miccinelli

Por otra parte, en el IV Coloquio de Etnohistoria de Lima, la profesora Laura Laurencich Minelli, de la Universidad de Bolonia, presentó un documento hallado en Nápoles a principios de los años 1980. Se le dio el nombre de documentos Miccinelli, por ser Clara Miccinelli quien encontró el manuscrito en 1985. Según dicho documento, Guaman Poma habría prestado su nombre para ocultar la verdadera identidad del autor de la Nueva Corónica y Buen Gobierno: el jesuita mestizo peruano Blas Valera, conocido por las referencias que de él hace el Inca Garcilaso de la Vega en sus Comentarios Reales de los Incas. El motivo para ocultar el nombre del verdadero autor habría sido el temor al escándalo que hubiera supuesto para la Corona en que un jesuita hiciera las graves denuncias que se encuentran en la Nueva Corónica y Buen Gobierno. Sin embargo, la veracidad de los documentos Miccinelli y de la supuesta autoría de Blas Valera fue cuestionada por los especialistas, quienes hallaron suficientes contradicciones para rechazarlo; entre ellas, el uso de términos que no se corresponden con el castellano del Perú de comienzos del siglo XVII y el hecho de que Blas Valera dominaba el aymara y no el quechua.

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