Menorragia

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Se llama menorragia o hipermenorrea[1]​ (de men, mes, y rignymi, yo salgo con violencia) al flujo de sangre menstrual muy abundante.

Características[editar]

La menorragia es un sangrado menstrual que dura más de 7 días y también puede ser un sangrado muy abundante.[2]
Con un sangrado menstrual abundante, el flujo de sangre y los calambres dificultan hacer las actividades habituales.[3]

Los síntomas más comunes del sangrado menstrual abundante son:

  • Sangrado a través de toallas sanitarias o tampones cada dos horas.
  • Un período que dura más de siete días.
  • Paso de coágulos de sangre de más de 2,5 cm.[4]

A partir de los 30 años el sangrado menstrual puede ser abundante. Durante la perimenopausia es común y puede ser realmente debilitante. El sangrado problemático antes de la menopausia es causado habitualmente por una disfunción ovulatoria.[5]

Causas[editar]

Las posibles causas se ubican en tres áreas:

  • Problemas relacionados con el útero.
  • Problemas relacionados con las hormonas.
  • Problemas relacionados con otras enfermedades.[2]

Historia[editar]

Algunos autores han empleado esta expresión en este sentido conforme a su etimología; pero otros (según la escuela ginecológica a la que pertenecían) han llamado menorragia a toda hemorragia uterina empleando esta palabra como sinónimo de metrorragia.
La distinción de estos dos tipos de flujos sanguíneos es por otra parte difícil de hacer en la mujer que no está en cinta de modo que la hemorragia uterina, cualquiera que sea la causa que la provoca, se reviste la mayor parte de las veces del carácter periódico de la menstruación y se confunde con ella. A veces, no es mas que el síntoma de una lesión orgánica del útero pero es raro que en este último caso el flujo sanguíneo no vaya mezclado de moco, materia purulenta, etc., y acompañado de vivos sufrimientos.[6]

Síntomas[editar]

Preceden generalmente a la hemorragia varios signos prodrómicos como pesadez y dolor gravativo del hipogastrio, cólicos, cefalalgia, etc. En seguida comienza la sangre a escaparse de los vasos y es sumamente variable su cantidad, la duración del flujo y por consiguiente, la debilidad que produce, la cual varia desde la sensación de languidez y de vértigos, hasta la palidez, la decoloración, el síncope y en casos extremos, la muerte.

El flujo no suele presentarse mas de una vez pero lo mas frecuente es que se reproduzca en épocas fijas o indeterminadas. Su repetición depende en general de la persistencia de la causa y algunas veces, del hábito que ha contraído el organismo.[7]

Referencias[editar]