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Melorreostosis

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Melorreostosis

Radiografía donde se observa la imagen clásica de la melorreostosis, una hiperostosis irregular con aspecto de cera derretida y limitada en ese caso, al miembro superior derecho ( Vyskocil et Al.)]]
Especialidad reumatología

La melorreostosis, también llamada enfermedad de Leri, osteopatía hiperostósica y osteítis eburnizante monomiélica[1]​ es una forma de hiperostosis benigna, poco frecuente y no hereditaria.[2]​ Se puede incluir dentro de las displasias óseas esclerosantes, grupo del que también forman parte la enfermedad de Camurati-Engelmann, la displasia craneometafisaria, la osteopetrosis (enfermedad de Albers-Schönberg), la picnodiostosis, la osteopoiquilosis y la osteopatía striata.[3]

El término melorreostosis proviene de los sufijos griegos melos (miembros), rhein (fluido/flujo) y osteon (hueso)[4]​ ya que esta dolencia se caracteriza por la presencia de un engrosamiento de la cortical ósea resultado de una hiperostosis de aspecto irregular que parece fluir a lo largo de la longitud del hueso.[2]​ En ocasiones los tejidos blandos que rodean la lesión ósea pueden verse igualmente afectados.[2]

Etiología

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La etiología sigue siendo desconocida. En 1979, Murray y McCredie sugirieron que el crecimiento excesivo de hueso podía deberse a una alteración embriológica de la inervación sensitiva de un esclerotomo.[5]​ Otros autores han considerado como posibles causas procesos inflamatorios o infecciosos, vasculopatías, neuropatías y endocrinopatías.[6]​ Algunos estudios señalan la mutación de algunos genes somáticos como posible causa de la dolencia,[7]​ concretamente una pérdida de la función del gen LEMD3 (12q12-12q14.3). Esta alteración genética ha sido detectada en pacientes que presentan melorresotosis asociada con osteopoiquilosis o síndrome de Buschke-Ollendorff, sin embargo, esta mutación nunca ha sido encontrada en casos aislados de melorresotosis.[2]

Historia de la enfermedad

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La melorreostosis fue descrita por primera vez en 1922 por Léri y Joanny como “hyperostose en coulée” (hiperostosis en flujo) debido al aspecto que adquieren los huesos, parecido al de la cera fundida que se desliza.[8]​ Desde esta primera publicación, se han registrado unos 400 casos de esta patología en la literatura médica.[9]

Sintomatología

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La melorreostosis puede ser asintomática. Cuando existen síntomas, los más frecuente son dolor y rigidez.[9]​ Además también pueden presentarse limitación en el rango de movimientos de la extremidad,[9]​ asimetría en la longitud de los miembros cuando se presenta en sujetos en crecimiento[10]​ y calcificación de los tejidos adyacentes a la lesión.[2]​ En algunos casos se observan cambios escleróticos confinados en una extremidad y una alteración del contorno normal del hueso afectado.[11]​ Pueden aparecer también alteraciones de la pigmentación de la piel, conocidas como lesiones lineares esclerodermatosas.[6][11]​ Se ha registrado igualmente una posible asociación entre la melorreostosis y anomalías renales y vasculares y alteraciones del sistema linfático.[11]

Diagnóstico

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En imágenes radiográficas y TAC  se observa la clásica imagen de cera derretida[12]​ y que puede considerarse patognomónica.[13]​ En imagen por resonancia magnética (IRM) las lesiones presentan una intensidad de señal baja.[13]

Una de las técnicas de imagen más útiles es la gammagrafía ósea con 99mTc-metil-difosfonato, ya que esta muestra un aumento en la captación en los huesos afectados debida a la hipervascularización y el incremento de la actividad osteoblástica. Esta técnica ayuda a realizar el diagnóstico diferencial entre la melorreostosis y otras displasias esclerosantes como la osteopoiquilosis y la osteopatía striata, que no presentan alteraciones en la absorción.[1]​ El análisis histológico, en el que se observa patrones corticales densos de hueso esclerótico y patrones lamelares irregulares,[7]​ puede confirmar el diagnóstico realizado por técnicas de imagem.[14]

Tratamiento

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El tratamiento es generalmente destinado al alivio del dolor, y solo en ocasiones se requiere intervención quirúrgica,[4]​ especialmente en pacientes que presentan restricción de movimiento y deformidades.[2]​ El tratamiento quirúrgico incluye el alargamiento de tendones,[9][3]​ eliminación del hueso hiperostósico, osteotomía y amputación en los casos más severos.[14]

Epidemiología

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La melorreostosis es una forma poco frecuente de hiperostosis, con una incidencia de 0.9 casos por millón de habitantes,[11][4]​ por lo que se considera una enfermedad rara.  Afecta por igual a ambos sexos y puede ocurrir a cualquier edad, aunque la incidencia se ve incrementada entre los 20 y los 30 años,[11]​ siendo diagnosticados alrededor de los 20 años más de la mitad de los casos.[9]​ El desarrollo de las lesiones parecer ser, además, más rápido cuando se presenta en individuos infantiles, con una progresión variable en pacientes adultos.[9]​ Generalmente la melorreostosis se presenta de forma unilateral afectando a un único miembro, frecuentemente la diáfisis de los miembros inferiores. Los casos en los que se ve afectado el esqueleto axial son raros.[10]

Diagnóstico diferencial

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Las principales patologías con las que hay que realizar el diagnóstico diferencial de la melorreostosis son la enfermedad de Paget,[4]tumores, osteomielitis,[11]miositis osificante, osteoma osteoide, osteocondroma, osteosarcoma parostal,[10]​ osteopoiquilosis y osteopatía striata.[14]

Paleopatología

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Debido a que la melorreostosis es una dolencia rara, los casos documentados en el registro paleopatológico son escasos. El primer caso fue descrito por Lester (1967)[15]​ en un individuo adulto masculino procedente de Alaska y datado en el siglo V. En América del Sur, Kelley y Lytle (1995)[16]​ detectaron un posible caso en un individuo adulto femenino perteneciente a la cultura Chinchorro. En Europa, en un individuo adulto femenino datado en el siglo VI a. C., procedente de Italia, fue identificada melorreostosis coexistente con DISH.[17]​ Además de estos tres casos arqueológicos, melorreostosis fue diagnosticada en un hombre o mujer de la colección Galler, Suiza.[18]

Diagnóstico en paleopatología

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El diagnóstico de la melorreostosis en paleopatología se basa principalmente en la observación macroscópica de las lesiones, que presentan un aspecto de cera que fluye a lo largo de la longitud del hueso[15][16]​ y en imagen radiológica, en la que se observa engrosamiento cortical de aspecto irregular.[17]​ La distribución de las lesiones es también de especial relevancia ya que otras patologías, como la osteoartropatía hipertrófica pueden en ocasiones producir alteraciones óseas semejantes a la melorreostosis pero con diferente distribución de las lesiones.[19]

Referencias

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  1. a b Marqués Aparicio, E. R.; Dolado Ardit, J.; Crespo-Jara, A.; Martínez Caballero, A.; Antón Leal, M. A.; Clavel Claver, J. M.; Riera Ayora, M. M.; Verdú Rico, J. (2019-07). «Melorheostosis: a rare sclerosing bone dysplasia. Usefulness of bone scintigraphy». Revista Espanola De Medicina Nuclear E Imagen Molecular 38 (4): 243-244. ISSN 2253-8089. PMID 30975488. doi:10.1016/j.remn.2019.02.002. Consultado el 17 de junio de 2021. 
  2. a b c d e f Elsheikh, Ahmed A. (6 de noviembre de 2017). «A Unique Case of Melorheostosis Presenting with Two Radiologically Distinct Lesions in the Shoulder». Case Reports in Orthopedics (en inglés). doi:10.1155/2017/9307259. Consultado el 17 de junio de 2021. 
  3. a b «Bone dysplasia series: melorheostosis, review and update - ProQuest». www.proquest.com. Consultado el 17 de junio de 2021. 
  4. a b c d 4Suárez Bordón, S., González González, Y., Santana Borbones, M., Herrera Henríquez, J., Hernández Hernández, D., Sosa Henríquez, M. (2015). [file:///Users/ana/Downloads/Dialnet-Melorreostosis-5115694.pdf «Melorreostosis: presentación de un caso clínico.»]. Revista de Osteoporosis y Metabolismo Mineral 7, 11–14. 
  5. Murray, R. O.; McCredie, Janet (1 de junio de 1979). «Melorheostosis and the sclerotomes: A radiological correlation». Skeletal Radiology (en inglés) 4 (2): 57-71. ISSN 1432-2161. doi:10.1007/BF00349329. Consultado el 17 de junio de 2021. 
  6. a b «Melorheostosis: Exome sequencing of an associated dermatosis implicates postzygotic mosaicism of mutated KRAS». Bone (en inglés) 101: 145-155. 1 de agosto de 2017. ISSN 8756-3282. PMC 5518630. PMID 28434888. doi:10.1016/j.bone.2017.04.010. Consultado el 17 de junio de 2021. 
  7. a b Renjith, K. R.; Shetty, Ajoy Prasad; P, Rishi Mukesh Kanna; Rajasekaran, S. (1 de abril de 2020). «Spinal Melorheostosis: A Rare Cause for Thoracic Radiculopathy». International Journal of Spine Surgery (en inglés) 14 (2): 209-212. ISSN 2211-4599. PMC 7188091. PMID 32355627. doi:10.14444/7027. Consultado el 17 de junio de 2021. 
  8. Léri, A. (1922). «Une affection non decrite des os. Hyperostose’en coulee’sur toute la longueur d’un membre ou’melorheostose’». Bulletins et Mémoires de la Société Médicale des Hôpitaux de Paris 46, 1141–1145. 
  9. a b c d e f Kotwal, Anupam; Clarke, Bart L. (1 de agosto de 2017). «Melorheostosis: a Rare Sclerosing Bone Dysplasia». Current Osteoporosis Reports (en inglés) 15 (4): 335-342. ISSN 1544-2241. doi:10.1007/s11914-017-0375-y. Consultado el 17 de junio de 2021. 
  10. a b c Alothman, Maram; Alkhamees, Layla; Al Subaie, Ahmed M (30 de noviembre de 2018). «Melorheostosis of The Leg: A Case Report». Journal of Radiology Case Reports 12 (11). ISSN 1943-0922. doi:10.3941/jrcr.v12i11.3539. Consultado el 17 de junio de 2021. 
  11. a b c d e f Salman Monte, T.C., Rotés Sala, D., Blanch Rubió, J., Bittermann, V., Carbonell Abelló, J., (2011). «Melorreostosis: presentación de un caso y revisión de la literatura». Reumatología Clínica 7, 346–348. 
  12. Ethunandan, Madanagopalan; Khosla, Nalin; Tilley, Elizabeth; Webb, Andrew (2004-11). «Melorheostosis Involving the Craniofacial Skeleton». Journal of Craniofacial Surgery 15 (6): 1062-1065. ISSN 1049-2275. doi:10.1097/00001665-200411000-00038. Consultado el 17 de junio de 2021. 
  13. a b «Melorheostosis of a rib». Radiology Case Reports (en inglés) 13 (4): 886-889. 1 de agosto de 2018. ISSN 1930-0433. PMC 6037007. PMID 29997717. doi:10.1016/j.radcr.2018.06.006. Consultado el 17 de junio de 2021. 
  14. a b c Long, Hai-Tao; Li, Kang-Hua; Zhu, Yong (2009-10). «Case Report: Severe Melorheostosis Involving the Ipsilateral Extremities». Clinical Orthopaedics and Related Research 467 (10): 2738-2743. ISSN 0009-921X. PMC 2745464. PMID 19459023. doi:10.1007/s11999-009-0890-y. Consultado el 17 de junio de 2021. 
  15. a b Lester, Charles W. (1967-01). «Melorheostosis in a Prehistoric Alaskan Skeleton». JBJS (en inglés estadounidense) 49 (1): 142-143. ISSN 0021-9355. Consultado el 17 de junio de 2021. 
  16. a b Kelley, Marc A.; Lytle, Karen (1995). «A possible case of melorheostosis from antiquity». American Journal of Physical Anthropology (en inglés) 98 (3): 369-374. ISSN 1096-8644. doi:10.1002/ajpa.1330980309. Consultado el 17 de junio de 2021. 
  17. a b Canci, Alessandro; Marchi, Damiano; Caramella, Davide; Fornaciari, Gino; Tarli, Silvana M. Borgognini (2005). «Coexistence of melorheostosis and DISH in a female skeleton from Magna Graecia (Sixth Century BC)». American Journal of Physical Anthropology (en inglés) 126 (3): 305-310. ISSN 1096-8644. doi:10.1002/ajpa.20077. Consultado el 17 de junio de 2021. 
  18. Rühli, Frank J.; Hotz, Gerhard; Böni, Thomas (2003). «Brief communication: The Galler Collection: A little-known historic Swiss bone pathology reference series». American Journal of Physical Anthropology (en inglés) 121 (1): 15-18. ISSN 1096-8644. doi:10.1002/ajpa.10219. Consultado el 17 de junio de 2021. 
  19. «A skeletal case of hypertrophic osteoarthropathy from the Canary Islands dating from 1000 BP». International Journal of Paleopathology (en inglés) 11: 1-6. 1 de diciembre de 2015. ISSN 1879-9817. doi:10.1016/j.ijpp.2015.07.001. Consultado el 17 de junio de 2021. 

Enlaces externos

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