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Liceas

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En la Antigua Grecia, las Liceas (en griego antiguo λυκαια, Lykaia) eran unas fiestas arcaicas con un ritual secreto en las faldas del monte Liceo, el pico más alto de Arcadia. Los rituales y mitos de este primitivo rito de paso giraban en torno a una antigua amenaza de canibalismo y la posibilidad de una transformación en hombre lobo de los efebos que participaban. La fiesta se celebraba anualmente, probablemente a comienzos de mayo.[1]

El epíteto Liceo (Lykaios, ‘lobuno’) es asumido por Zeus sólo en relación con las Liceas, que eran las principales fiestas arcadias. Zeus tenía sólo una relación formal como patrón del ritual. En el mito fundacional del banquete de Licaón[2]​ para los dioses que incluyó la carne de un sacrificio humanos,[3]​ quizá uno de sus hijos, Níctimo,[4]​ o su nieto, Arcas,[5]​ Zeus derribó la mesa y golpeó la casa de Liceo con un rayo,[6]​ pudiendo ser su patronazgo en las Liceas poco más que un formalismo.[7]

El ritual era nocturno, a juzgar por el nombre de Níctimo (nyx, ‘noche’). Los rumores sobre la ceremonia que circulaban entre los griegos giraban en torno al tema del sacrificio humano y el canibalismo: según Platón,[8]​ cierto clan se reuniría en la montaña para realizar un sacrificio cada nueve años a Zeus Liceo, y mezclarían un único trozo de entrañas humanas con las del animal. Se decía que quien comía la carne humana se transformaba en un lobo, y sólo podía recuperar su forma original si no volvía a comer carne humana hasta que hubiese terminado el siguiente ciclo de nueve años. Pausanias habló del campeón olímpico de boxeo Damarco de Parrasia, quien se había «transformado en un lobo en el sacrificio a Zeus Liceo, y cambiado de vuelta a un hombre en décimo año tras esto»,[9]​ de donde Burkert afirma que, para que Damarco hubiera participado con éxito al menos diez años después, los participantes en el ritual debieron haber sido efebos.[10]

Un santuario de Pan también estaba situado en la montaña.[11]​ Según la tradición, Evandro, hijo de Hermes, guio una colonia desde Palantio en Arcadia hasta Italia, donde construyó la ciudad homónima en el monte Palatino e introdujo el culto a Pan Liceo y las fiestas de las Liceas, que más tarde se convertirían en las importantes fiestas romanas de las Lupercales.[12]

Porfirio contaba que Teofrasto había comparado el sacrificio «en las Liceas de Arcadia» con los sacrificios cartagineses a Moloch.[13]

Había varias sedes. En la cima del monte Liceo Pausanias vio el altar a Zeus formado por una pila de cenizas,[14]​ pero, como asistir al rito era imposible, fue obligado a «dejarlo como estaba y como estuvo desde el principio».[15]

Cerca del antiguo montón de cenizas donde los sacrificios tenían lugar[16]​ había un recinto prohibido donde, supuestamente, ninguna sombra era jamás proyectada.[17]​ Estaba la cueva de Rea, la Kretaia, donde según la leyenda local nació Zeus y fue cuidado por las ninfas. Hubo juegos relacionados con la satisfactoria conclusión de las Liceas, retirados en el siglo IV a. C. a Megalópolis, cuando fue fundada en el 371 a. C., siendo la primera ciudad de Arcadia. Allí hubo un importante templo dedicado a Zeus Liceo, si bien los arcadios siguieron realizando sacrificios en la cima del monte Liceo hasta la época de Pausanias (siglo II).

Apolo también tuvo una forma lobuna arcaica, Apolo Licio, adorada en Atenas en el Lykeion o Liceo, que terminaría siendo famoso como el lugar donde Aristóteles paseaba y enseñaba.

Notas

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  1. Cook, A. B. (1914-1925). Zeus, a study in ancient religion. Cambridge: Cambridge University Press. I. OCLC 45644132.  Citando a Welzel, P. (1879). De Iove et Pane dis Arcadicis. Bratislava: Typis R. Nischkowsky. 23 nº 5. OCLC 10073533.  Basándose en Jenófanes i.2.10 (en Peltai) y Immerwarhr, W. (1891). Die kulte und mythen arkadiens. Leipzig: B.G. Teubner. pp. 20 y sig. OCLC 6640789. 
  2. «Está relacionado con el lobo incluso en su nombre, Lykaon» (Burkert 1983:86).
  3. Apolodoro, Biblioteca mitológica iii.98-99.
  4. Según Licofrón y otros.
  5. Según los Catasterismos, siguiendo la referencia (perdida) de Hesíodo.
  6. Algunas versiones de la historia del Diluvio comenzaban por este episodio, por ejemplo, Biblioteca mitológica iii.98-99; Ovidio, Las metamorfosis i.240 y sig.; Higino, Fábulas 176.
  7. Una relación morfológica con lyke (‘brillo’) puede ser meramente fortuita, pero véase Cook (1914), 63-69: «Zeus Lýkaios: Wolf-god or Light-god?»
  8. Platón, La República, 565d-e.
  9. Pausanias vi.8.2
  10. Burkert (1983), 86 y sig.
  11. Pausanias viii.38.5.
  12. Cook (1914), citando a Kourouniotes vía Pauly, A. F., Wissowa, G. (1893-1972). Realencyclopädie der classischen Altertumswissenschaft. Stuttgart: A. Druckenmüller. vi.839 y sig. OCLC 29447850. 
  13. Porfirio, De abstinentia ab esum animalum.
  14. Para las pilas de ceniza primitivas en los lugares de sacrificios, véase Kramer, W. (1966). «Prähistorische Brandopferplätze». Helvetica antiqua: 111-122. 
  15. Pausanias viii.38.7.
  16. Los arqueólogos modernos no han encontrado restos humanos entre los detritos sacrificiales. Burkert, W. (1983). «Lykaia and Lykaion». Homo necans: the anthropology of ancient Greek sacrificial ritual and myth. Berkeley: University of California Press. p. 90. ISBN 978-0-520-03650-5. 
  17. Pausanias viii.38.6.