La rana que quiso ser buey

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Interpretación de la fábula de Charles H. Bennettt de 1857

La rana que quiso ser buey es una fábula atribuida a Esopo y reescrita posteriormente por distintos fabulistas (como Jean de La Fontaine o Félix María Samaniego).[1]

El majestuoso y corpulento buey se paseaba por el campo y pasó junto a una pequeña rana. Esta quedó admirada de tanta grandeza y sintió envidia. ¿Por qué ella era tan insignificante, si otros animales podían ser tan grandes? Pensó entonces que bastaba proponerse ser así enorme para conseguirlo y se dispuso a hacer la prueba. Abrió la boca y aspiró profundamente, inflándose: "¿Soy tan grande como el buey?" preguntó a las otras ranas. "No con mucho" le contestaron. Volvió a intentarlo otra vez y se hinchó un poco más: "¿Y ahora?". "Te falta mucho" respondieron sus hermanas. Una tercera vez lo intentó, pero la piel estirada no resistió más y al inflarse nuevamente el animalito estalló con el esfuerzo. Así murió la rana infeliz, queriendo ser como el buey. Moraleja: la rana, por querer ser como el buey, no valoró lo que era y terminó viviendo y muriendo infeliz. “Conocernos, valorarnos y aceptarnos como somos es fundamental para tener una vida plena y feliz”.

Referencias[editar]

  1. «THE FROG AND THE OX». mythfolklore.net. Consultado el 3 de marzo de 2018. 

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