Guerra filipino-estadounidense

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Guerra filipino-estadounidense

Filipinos muertos en el primer día de la guerra.
Fecha 4 de febrero de 1899-16 de abril de 1902
Lugar FilipinasBandera de Filipinas Filipinas
Casus belli Proclamación de la Primera República Filipina e intervención estadounidense en el archipiélago filipino debido a la victoria obtenida contra España en la guerra hispano-estadounidense.
Resultado Victoria de Estados Unidos y Ocupación estadounidense de Filipinas.
Disolución de la Primera República Filipina.
Beligerantes
Bandera de Estados Unidos Estados Unidos
Policía General de Filipinas
Exploradores Filipinos
Bandera de Filipinas República Filipina
Katipunan
Bandera de Filipinas Pulajanes
Sultanato de Sulu
Bandera de Filipinas Moros filipinos
Comandantes
Bandera de Estados Unidos William McKinley
Bandera de Estados Unidos Theodore Roosevelt
Bandera de Estados Unidos Elwell Otis
Bandera de Estados Unidos Arthur MacArthur
Bandera de Estados Unidos John Pershing
Bandera de Estados Unidos Jacob Smith
Bandera de Filipinas Emilio Aguinaldo
Bandera de Filipinas Antonio Luna
Bandera de Filipinas Artemio Ricarte
Bandera de Filipinas Miguel Malvar
Bandera de Filipinas Gregorio Del Pilar
Bandera de Filipinas Manuel Tinio
Arcadio Maxilom
Macario Sakay
Bandera de Filipinas Dionisio Seguela
Vicente Álvarez
Sultan de Sulu
Fuerzas en combate
126.000 soldados 80.000 soldados
Bajas
4.324 soldados muertos
3.000 heridos
16.000 soldados muertos
Sobre 250.000 a 1.000.000 civiles muertos

La guerra filipino-estadounidense, la primera guerra de liberación nacional del siglo XX, fue un conflicto bélico acaecido entre Filipinas y el ejército de Estados Unidos de América desde el 4 de febrero de 1899 hasta el 16 de abril de 1902.

Este conflicto es conocido también como la insurrección filipina. Este nombre fue históricamente el más usado comúnmente en Estados Unidos, pero los filipinos y un número considerable de historiadores estadounidenses se refiere a estas hostilidades como la guerra filipino-estadounidense, y en 1999 la Biblioteca del Congreso estadounidense reclasificó sus referencias para usar este término.

Orígenes de la guerra

Una fotografía de finales del siglo XIX con katipuneros filipinos.

El gobierno estadounidense había asegurado a los rebeldes filipinos que su único interés residía en derrotar a España, y de paso, ayudar a los filipinos a conseguir la independencia. El presidente estadounidense McKinley había declarado públicamente que la anexión de las Filipinas, «habría sido, de acuerdo a nuestro código moral, una agresión criminal». Pero tras la derrota de España a causa de la Guerra hispano-estadounidense, los Estados Unidos se volvieron contra los filipinos, quienes les habían proporcionado importante ayuda militar e información logística, y se apoderaron de las Filipinas convirtiéndola en una colonia estadounidense. McKinley explicaría que «los filipinos eran incapaces de auto gobernarse, y que Dios le había indicado que no podían hacer otra cosa más que "educarlos y cristianizarlos», a pesar de que las Filipinas ya habían sido cristianizadas por los españoles a lo largo de varios siglos.

En diciembre de 1898, Estados Unidos adquirió las Filipinas y otros territorios de España por la suma de 20 millones de dólares estadounidenses, mediante el Tratado de París. Sin embargo, los filipinos, que ya habían declarado la independencia el 12 de junio de ese año, se opusieron a los términos del tratado. El 14 de agosto, una tropa formada por 11.000 soldados fue enviada a ocupar las islas. El 1 de enero de 1899, Emilio Aguinaldo fue declarado primer presidente. Más tarde organizó un congreso en Malolos, Bulacán, para redactar una constitución.

Desarrollo

Las tensiones entre los soldados filipinos y estadounidenses en las islas surgieron debido a los movimientos por la independencia, contrarios a la colonización, agravados por los sentimientos de traición por parte de Aguinaldo, quien había sido llevado a las islas por la armada estadounidense. Las hostilidades comenzaron el 4 de febrero de 1899, cuando un soldado estadounidense disparara a un soldado filipino que estaba atravesando un puente en el territorio estadounidense ocupado de San Juan del Monte; un incidente que los historiadores ahora consideran el inicio de la guerra. El presidente estadounidense William McKinley más tarde diría a los reporteros «que los insurgentes habían atacado Manila» para así justificar la guerra en Filipinas.[1]

La administración del presidente estadounidense McKinley calificó a Aguinaldo de «bandido fugitivo», sin jamás emitir ninguna declaración de guerra. Dos razones se han dado para esto: una es que llamando a la guerra, la insurrección filipina parecería una rebelión contra un gobierno legal, aunque la única parte de Filipinas bajo control estadounidense era Manila; la segunda fue para permitir al gobierno estadounidense evitar el compromiso de las reclamaciones de las acciones de los veteranos. En el junio de 1900, Galicano Apacible, el primer embajador de Filipinas en Estados Unidos, que había huido a Toronto, Canadá, el año anterior para evitar la posible detención por las autoridades estadounidenses,[2]​ escribió una carta apasionada en inglés al pueblo estadounidense, exhortándolo a detener la agresión contra su país.[3]

El 28 de marzo de 1901, Emilio Aguinaldo y Famy, primer presidente de Filipinas, fue capturado por fuerzas de los Estados Unidos. La lucha de guerrillas continuó: el 5 de septiembre de 1903 fue capturado Simeón Ola.

Macario Sacay asumió la presidencia filipina tras la captura y arresto domiciliar del presidente Aguinaldo, pero el 17 de julio de 1906 fue engañado por el gobernador estadounidense con una falsa oferta de amnistía y la promesa de un puesto en la proyectada Asamblea Nacional (en un marco republicano democrático). Sacay y sus guerrilleros fueron ahorcados por orden del gobernador el 13 de septiembre de 1907.

Consecuencias

  1. Evidencias recientes del Instituto Histórico Nacional de las Filipinas dicen que el soldado filipino muerto por los (dicho ebrios) soldados estadounidenses no está en San Juan del Monte, sino en la actual calle Sorrego, en Manila. El Instituto puso ahí una marca.
  2. «Emilio Aguinaldo — dubious hero?: To the american people, an appeal». Consultado el 2009. 
  3. «To the american people: an appeal / by G. Apacible». 
http://historicaltextarchive.com/images/samar.gif https://en.wikipedia.org/wiki/New_York_Journal-American Imagen de prensa mostrando la infame orden dada por el general Smith «MATAD A LOS MAYORES DE DIEZ (años)» New York Journal, 5 de mayo de 1902.

Durante la contienda murieron 20.000 militares filipinos y 4.234 estadounidenses. El número de civiles filipinos que perecieron como consecuencia directa de los enfrentamientos sobrepasó para el periodista político estadounidense James B. Goodno (The Philippines: Land of Broken Promises, 1991, p. 31) la sexta parte de la población total (en 1899, una estimación de la población total por el padre fray Manuel Arellano Remondo contaba aproximadamente nueve millones de personas;[1][2]​ pero el censo oficial de 1903 contó 7.635.426). Este evento se denominó "Genocidio filipino" y, si bien es cierto que la represión estadounidense fue feroz y prolongada varios años más hasta 1907 (y hay quien dice hasta 1913), incluyendo la masiva resistencia armada frente a la invasión militar por parte del segundo presidente y general de la República Filipina de 1898 Macario Sacay, ejecutado durante la misma, (el general Jacob H. Smith llegó incluso a ordenar, en uno de los episodios que llegó a conocerse, "no tomar prisioneros y matar a todos los mayores de diez años"),[3]​ resulta difícil calcular ahora una cifra exacta. La justificación de este genocidio fue el imperialismo que consideraba legítimo cualquier abuso sobre una raza inferior que había que colonizar y encubriendo lisa y llanamente la explotación; Rudyard Kipling escribió en 1899 defendiendo el imperialismo estadounidense en Filipinas su poema «La carga del hombre blanco» («The White Man's Burden»), publicado originalmente en la revista popular McClure's con el subtítulo «The United States and the Philippine Islands» («Los Estados Unidos y las Islas Filipinas»).

Según Luciano de la Rosa, autor de El Filipino: Origen y Connotación (Manila, 1960):

es de esperar que una enorme proporción de esas bajas sean filipinos de habla hispana ya que eran los de este habla los que mejor entendían los conceptos de independencia y libertad y los que escribieron obras en idioma español sobre dichas ideas.

La quema de aldeas, las torturas y las violaciones por parte del ejército estadounidense también fueron abundantes.

El historiador norteamericano Paul A. Kramer señala que el comportamiento de las tropas norteamericanas provocó la indignación de los anti-imperialistas, quienes abiertamente denunciaron la quema de iglesias, la profanación de cementerios y la ejecución de prisioneros.[4]​ Estados Unidos practicó la tortura de las llamadas curas de agua, en las que obligaban al prisionero a ingerir cantidades ingentes del vital líquido, produciéndose muchas veces la muerte por colapso.[5]

Tras la derrota, Filipinas se convirtió en una colonia de Estados Unidos, que impulsó su cultura e idioma en las islas. Finalmente, el 4 de julio de 1946, tras la Segunda Guerra Mundial, Estados Unidos concedió a Filipinas una independencia más nominal que real.

Referencias

Enlaces externos