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Guerra de Independencia cubana

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Guerra del 95
Guerra de Independencia de Cuba
Parte de historia de Cuba
Fecha 1895 - 1898
Lugar Cuba
Resultado Rendición de tropas realistas
Cambios territoriales Cuba obtiene su independencia
Beligerantes
Bandera de Cuba Ejército Libertador Cubano Reino de España
Comandantes
Bandera de Cuba Máximo Gómez y Antonio Maceo Arsenio Martinez Campos y Valeriano Weyler
Guerra Chiquita Guerra del 95 guerra hispano-estadounidense

La Guerra de Independencia cubana o Guerra del 95 es el nombre con el que se conoce a la última guerra por la independencia de los cubanos contra el dominio español y se trata de una de las últimas guerras americanas contra el Reino de España. La guerra se inició en 1895 con el "Grito de Baire" y terminó con la rendición de las tropas realistas ante el avance de la Armada estadounidense en 1898, en la ya Guerra Hispano-Estadounidense.

Antecedentes

El siglo XIX representó la pérdida de las Colonias Americanas para España y hacia finales del siglo sólo tenía unas pocas colonias, entre las cuales se contaba Guam, Cuba con Puerto Rico y Filipinas. En Cuba las ideas independentistas habían estado latentes desde el fin de la guerra de restauración en República Dominicana, que expulsó a las tropas reales españolas de la isla caribeña, y de la Guerra de los Diez Años, pero coexistían con otras tendencias del ideario político emancipador aunque con unos límites entre ellos no siempre bien definidos. Junto a quienes mantenían la opción separatista (José Martí) se hallaban los autonomistas (Rafael Montoro) y reformistas (José Antonio Saco). Las condiciones no permitieron el éxito de ninguno de los intentos de levantamiento contra el gobierno colonial. El germen de la libertad y el descontento popular, que fue común en todas gestas independentistas hispanoamericanas y que había dado origen a la Guerra de los Diez Años, continuaba vigente y, aunque la esclavitud se había abolido, las condiciones de los negros y mulatos en la colonia eran deplorables. Sin embargo, tendrían que pasar algunos años para que el genio organizativo de José Martí preparara la insurrección. El carismático líder unió múltiples figuras y logró representar la unidad y los intereses populares.

Los proyectos de autonomía para Cuba redactados por los políticos de la metrópoli (Maura, Abárzuza, Cánovas del Castillo) cristalizaron durante el gobierno de Práxedes Mateo Sagasta, con Segismundo Moret en el Ministerio de Ultramar, en una Constitución para la isla que le otorgaba autonomía plena (25 de noviembre de 1897) con la sola reserva del cargo de Gobernador General, más los reales decretos por los que se establecía la igualdad de derechos políticos de los españoles residentes en las Antillas y los penisulares, y se hizo extensivo a Cuba y Puerto Rico el sufragio universal (25 de noviembre de 1897). El primer gobierno autónomo estuvo presidido desde el 1 de enero de 1898 por José María Gálvez Alonso. Ninguna de las iniciativas emprendidas desde el Gobierno central tuvieron éxito a pesar de los claros avances, ya que para los intereses de la oligarquía criolla como los de los intervencionistas de los Estados Unidos Norteamericanos, la presencia española era un obstáculo a eliminar.

José Martí

El puesto que José Martí tendría en la Historia de América y en particular de Cuba, como uno de los héroes de la libertad y defensor de la soberanía, comenzó ya en su adolescencia: fue enviado al presidio político por haber escrito una carta a un compañero de clase en la que lo tildaba de traidor por haberse unido al "Cuerpo de Voluntarios" que servían a los intereses de España.

Después del presidio fue deportado a España, donde estudió. Su regreso a Cuba estuvo marcado por una constante vigilancia por parte de las fuerzas de seguridad españolas, hecho que lo obligó a viajar por otros países americanos como Guatemala, Venezuela, México y Estados Unidos. En este último país, apoyado por exiliados cubanos y por las comunidades cubanas de Tampa y Nueva York, Martí organizó el Partido Revolucionario Cubano cuyo principal objetivo era lograr la independencia de Cuba. Más tarde patriotas puertorriqueños se unieron con el compromiso de que una vez liberada Cuba, las fuerzas independentistas hicieran lo mismo con Puerto Rico. Conocedor de las razones del fracaso de la Guerra de los Diez Años, Martí preparó las condiciones para que las mismas no se repitieran, dándole a la fuerza militar un poder ilimitado en cuanto a estrategia y táctica, pero dejando al poder civil solamente la tarea de sustentar diplomática, financiera y legalmente la guerra y de gobernar en los territorios liberados. Martí viajó a Costa Rica, en donde vivía Antonio Maceo, para convencerlo de la necesidad de su aporte a la gesta de independencia. Lo mismo hizo con Máximo Gómez, quien vivía en la República Dominicana. Fue en este último país en donde se firmó el Manifiesto de Montecristi que expresa la necesidad de la Independencia de Cuba. Embarcando desde Haití al frente de una reducida fuerza militar, desembarcaron en Playitas de Cajobabo para coincidir con el Grito de Baire y el levantamientos en varios zonas del oriente de Cuba.

La guerra

Con la experiencia de la Guerra de los Diez Años, un mayor apoyo de las fuerzas políticas y una mayor conciencia nacional, los libertadores concibieron la campaña "Invasión al Occidente" que tenía el fin de tomar ese sector de la isla. No fue fácil someter el Oriente de Cuba, en donde las fuerzas realistas tuvieron grandes aprietos para contener a los libertadores. Sin embargo, José Martí y Antonio Maceo murieron en la contienda: Martí casi al inicio de la guerra (19 de mayo del 1895) y Maceo en una emboscada al oeste de La Habana (7 de diciembre de 1897).

Entre las muchas victorias obtenidas por los soldados cubanos se destaca el Cruce de los montes: La primera era una cadena de fuertes y tropas realistas que se extendía de Júcaro a Morón en lo que actualmente es la provincia de Mirado de cubitano (casi al centro del país) con el objetivo de impedir el cruce de las tropas libertadoras hacia el occidente. El paso de dicha trocha representaba no sólo una necesidad para el cumplimiento de la Campaña de liberación del Occidente, sino además una victoria que demostraría el desarrollo militar de los insurgentes. Las tropas independentistas vislumbraban la victoria final cuando la guerra tomaría otro rumbo: el acorazado estadounidense Maine, que estaba de visita en la Bahía de la Habana, explotó.

La Guerra Cubano-Hispano-Estadounidense

La explosión del acorazado estadounidense Maine significó el ingreso de los Estados Unidos en la contienda. La declaración de guerra a España no se dejó esperar y los combates que antes se centraron en tierra, se transladaron al mar: Las flotas realistas no pudieron responder a los modernos acorazados estadounidenses. La toma de Santiago de Cuba y la superioridad militar de las tropas norteamericanas obligaron a los españoles a rendirse en 1898. El suceso abrió paso a la ocupación estadounidense de Cuba hasta 1902.

Por el Tratado de París, España renunciaba a su soberanía sobre Cuba, Puerto Rico y Filipinas, lo que realmente significó dejar el campo expedito a su intervención y ocupación por los Estados Unidos. La exclusión de los representantes de las tres colonias en mención, evidenció el ánimo colonialista de los Estados Unidos, aunque las fuerzas independentistas de esos países llevaran el mayor peso de las guerras.

Transición democrática

El descontento de los libertadores al ver cambiar su tierra de amo, no se dejó esperar. Si bien Puerto Rico y Filipinas continuaron por más décadas como colonias, ya no de España sino de Estados Unidos, las presiones cubanas por constituir su propio país hicieron que bien pronto Estados Unidos preparara su retirada. Ese descontento propició las condiciones necesarias para ello, aunque dejando abierta la posibilidad de una nueva intervención como garantía de independencia (redacción de una constitución conforme a la llamada enmienda de Plat aprobada por la Asamblea Constituyente cubana el 12 de junio de 1901): el 20 de mayo de 1902 nacería la República de Cuba con la toma de posesión de su primer presidente, don Tomás Estrada Palma. Sin embargo, no será hasta 1909 con la presidencia de José Miguel Gómez (del partido liberal) que termine el Gobierno de Intervención norteamericano y no sin antes (2 de julio de 1903) firmar el arrendamiento de la base de Guantánamo aún hoy poseída por los EE. UU. norteamericanos.

La independencia no mejoró la situación de los más desfavorecidos (recalquemos de nuevo que los movimientos independentistas obedecieron mansamente a los intereses de la oligarquía plantadora dominante), produciéndose después de la secesión colonial levantamientos del sustrato poblacional negro, que en 1912 propició otra intervención estadounidense.

La Crisis del 98 en España

La pérdida de las colonias, y muy especialmente de Cuba, provocó una profunda crisis identitaria, social, política y cultural en España, dando paso a una época en la que manifestaciones culturales, como la Generación del 98 o el Regeneracionismo, se vieron marcados por la crisis y el contexto histórico, tratando entre otros temas la "Pérdida de personalidad histórica" de España.

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