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Estación de esquí de San Isidro

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Plantilla:Estaciones de esquí

La estación de esquí de San Isidro, inaugurada en 1974, está situada en el puerto homónimo de la Cordillera Cantábrica de la provincia de León, comunidad autónoma de Castilla y León, España. Sus instalaciones se encuentran en los términos municipales de Puebla de Lillo y Valdelugueros, que se corresponden con los valles del Alto Porma y del Alto Curueño.

Con una gran posibilidad de ampliación, sus pistas se encuentran distribuidas en cuatro zonas, Requejines, Riopinos, Cebolledo y Salencias-La Raya perfectamente comunicadas entre sí. También tiene un circuito de fondo no balizado, permitiendo la práctica de cualquiera de las modalidades de esquí moderno.

Historia

Los antecedentes

La historia de San Isidro comienza cuando en los años 60[1]​, el gobierno leonés decide entrar en el negocio de la nieve, reservando fondos para la inversión en la estación invernal de Pajares. El presidente de dicha estación, Jesús Suárez Valgrande, declinó aceptar dichos fondos. Debido a ello, surge la idea de la estación invernal de San Isidro, ya que León decide invertir dichos fondos en construir una estación propia en su territorio. En principio, se crearían dos ambiciosos proyectos para crear dos estaciones de esquí, una en el Puerto de San Isidro y otra en el Puerto del Tarna; a pesar de que sería la primera la que se llevaría finalmente la inversión, el gobierno leonés no se olvidó del proyecto del Tarna, llegando a instalar en la zona dos remontes en lo alto del puerto.

La Estación Invernal de San Isidro comenzaba su andadura, que se vio obstaculizada por problemas de lindes con el Principado de Asturias, retrasando el inicio de las obras hasta la década de los 70. Debido a ello, la actividad en el puerto se quedo en un segundo plano frente a la estación de Pajares, debido a las precarias comunicaciones que conectaban el puerto de San Isidro con León y Asturias; esto no obstaculizó que el puerto comenzase a tener cierta actividad montañera no ligada al esquí, construyéndose como respuesta a dicha actividad a lo largo de la década de los 60 dos albergues de montañeros en el alto del puerto.

Pero poco a poco el desarrollo del esquí llegó al puerto de San Isidro, con una escasa afluencia de esquiadores al puerto, debido a la fama de la vecina Pajares, que ya contaba con dos remontes. A finales de los 70, la estación de San Isidro inauguró su primer remonte en la zona de Saliencias, que no era más que un telesquí que funcionaba con un motor de gasolina y tenía únicamente dos perchas. Los artífices del inicio de la estación fueron Diego Mella, responsable de la instalación del remonte citado y Felipe Moreno, a quién debemos el primer edificio de la estación, construido en 1969 y que actualmente es la cafetería de la zona de Saliencias.

Década de los setenta

El Circo de Cebolledo

En el año 1972, la estación invernal de San Isidro ve la instalación del primer remonte por parte de la Diputación de León en el área de Saliencias; dicho remonte se denominará Saliencias I. Al año siguiente, en 1973, se procedió a la apertura del telesquí de debutantes y La raya, que ampliarían la superficie esquiable de la estación a los 5 km. En 1974 se inaugura finalmente de forma oficial la estación con la incorporación del primer telesilla de la estación, el antiguo telesilla de Cebolledo. Unos años después la estación seguiría creciendo con la construcción de los telesquís de Saliencias II y el Las Piedras.

La estación continuaba su crecimiento y recibía cada vez una mayor afluencia de esquiadores, no obstante, por la juventud de las instalaciones, San Isidro no contaba con maquina pisapistas, algo que complicaba hacer ciertos descensos. La morfología de pistas existente difería de la configuración actual, ya que Cebolledo solo contaba con dos pistas, de las cuales la pista principal ocupaba la hoya de Cebolledo, terminando en una cortada donde se practicaban algunos saltos, en dicha cortada, la pista se dividía en dos, la que seguía el telesilla, a la derecha y otra a la izquierda. Estas pistas tenían una dificultad elevada, lo cual unido a que la estación carecía de maquina pisapistas hacían de Cebolledo una zona destinada a los muy expertos. La menor dificultad de las pistas hace entonces que las mayores afluencias se encuentren en la zona de Saliencias y en la zona de Las Piedras, conformando el núcleo de la estación en dichos lugares.

Con la expansión del dominio, la Diputación de León planificó la estación como una gran estación con un tamaño equiparable a las estaciones del Pirineo y con un modelo puesto de moda en los alpes franceses que definía una estación dividida en zonas con una para debutantes apartada del resto para evitar las aglomeraciones y redundar en una mejora de la calidad en toda la estación. De esa manera, en un principio se eligió la zona de Saliencias como la zona de debutantes principal, instalando allí la Escuela de Esquí. Siguiente dicho modelo se procedió a crear el telesquí de Requejines en 1975, diferente al actual, ampliando la estación hacia la zona. Se instalaría además otro telesquí para debutantes en la zona, convirtiendo a Requejines en la alternativa a Saliencias para los principiantes cuando en esta última escasease la nieve. En 1976, con la expansión continuada, que ya hacía peligrar la hegemonía de Pajares, se instalaría el telesquí de Cebolledo, diferente al actual, para dar acceso a la zona llana del sector y sustituir el obsoleto telecuerda existente. Este año también se procede a la compra de la primera máquina pisapistas, que haría dar un salto cualitativo a la estación.

Entre 1977 y 1980, la crisis económica para en seco, aunque momentáneamente, las aspiraciones de grandeza de San Isidro. A pesar de ello, en estos años se procede a remodelar Cebolledo, con la vista en poner en servicio nuevas pistas, siendo la primera de ellas la pista de la travesía, de una dificultad bastante elevada que se haría famosa al crear el dicho de "Quién esquía en San Isidro, esquía en cualquier sitio".

Década de los ochenta

La década de los ochenta supone para la estación una auténtica era dorada, ya que durante toda la década, la estación no deja de crecer en instalaciones ni en afluencia de visitantes. Al comenzar la década, en 1980, se instala el primer telesquí de Riopinos, se alarga el telesquí existente en Cebolledo y se plantea alargar el de Requejines. Gracias a estos nuevos telesquís, la estación cubre todo el dominio esquiable actual, no obstante, la idea de los gobernantes seguía siendo la de crear una gran estación a la altura de otras del país. Por ello, al año siguiente se construyen dos nuevos remontes, cuyo objetivo era conectar con futuras zonas esquiables. Estos dos remontes son los Peñanevares y RiopinosII, inaugurados en 1982. Gracias a estos dos remontes, la idea de San Isidro como gran estación cobraba forma, pero una vez más, problemas con Asturias, supusieron una traba al desarrollo. El problema era que el telesquí de RiopinosII conectaba con zonas que pertenecían a Asturias, que no estaba dispuesta a desarrollar dichas zonas para la estación leonesa. Actualmente esa zona esta ocupada por la estación de Fuentes de Invierno. El otro telesquí, el de Peñanevares, también quedo en un segundo plano al no cuajar la ampliación de la estación por el valle contiguo, a pesar de que este tenía unas características idóneas para la expansión de la estación. En 1983 se amplía el telesquí de Requejines.

El telesilla Onofre-Quintanilla, inaugurado en 1984

El exponencial crecimiento de la estación, que hacia peligrar el buen funcionamiento de la estación con una saturación no prevista, hizo que se llevase a cabo en 1984 la ampliación del parking de Cebolledo y la instalación del telesilla Onofre-Quintanilla. Con estas mejoras, San Isidro desbancaba a Pajares y se convertía en la mayor estación de esquí de la Cordillera Cantábrica. En 1985, para intentar subsanar aún más si cabe la saturación que aquejaba a la estación, se abre el telesilla de Riopinos. Gracias a estas instalaciones, San Isidro pegó un salto cualitativo impresionante que la hizo aumentar exponencialmente en servicios, pistas y en capacidad. A finales de la década, la estación sobrepasa por primera vez en su historia los 100.000 visitantes anuales. La estación, no obstante, vio terminar los años buenos cuando en 1988 se presentó el invierno más cálido de la historia, haciendo que San Isidro apenas pudiera abrir en toda la temporada. En dicho año también se desmonta el telesquí de Las Piedras, que después de desmontado, pasaría largo tiempo apilado en la zona de Saliencias. El año siguiente la situación fue la contraría y hubo nevadas históricas, haciendo que San Isidro permaneciese abierto hasta el primer fin de semana de Junio. Todo ello parecía indicar que los 90 serían buenos años como lo fueron los 80.




Década de los Noventa

A pesar de los problemas que seguirían después, los noventa comenzaron con buen pie, con copiosas nevadas en los años 90, 91 y 92. Es a partir del 1993 cuando la nieve comienza a escasear, según algunos por culpa del cambio climático. Esto no impide que se desarrollen algunas obras como la remodelación de pistas en Cebolledo para su mejora; de este modo, se mejora y ensancha la travesía y el valle de los caídos. Obras que no obstante caerían en saco roto debido a la racha que seguiría con inviernos cálidos de poca nieve seguidos de copiosas nevadas. El cambio de la estación era imprescindible, ya que esta se veía sobresaturada por una afluencia que no paraba de crecer y que era incapaz de soportar, porque los operarios no tenían la formación necesaria y porque la Diputación apenas invirtió en este período, haciendo que los remontes se deteriorasen enormemente.

Esto hizo que la Diputación invirtiera casi en plan de emergencia en la modernización total de la estación, abriendo el telesilla desembragable, que sustituyó al antiguo telesilla de Cebolledo y el telesilla cuatriplaza de Requejines. Sin embargo, esta modernización no se vio correspondida con la meteorología, que hizo que tuviese lugar una de las peores temporadas de la estación, ya que la nieve escaseo desde el principio y solo se pudo mantener abierta durante gran parte de la temporada la pista de debutantes de Requejines. Esto impidió que la modernización siguiese su curso y se paralizó el plan. Ya a finales de los noventa, los accesos a la estación desde San Isidro mejoraron sensiblemente con la adecuación de la carretera del puerto en su vertiente asturiana; esta obra que mejoraba sensiblemente la competitividad de la estación se vio acompañada poco tiempo después por la apertura de los cañones de nieve artificial, que fueron los primeros en una estación de la cordillera cantábrica; en un principio, estos cañones innivaron una superficie de aproximadamente un kilómetro de longitud en la zona de Cebolledo.

Actualidad

El Pico Agujas.

La estación leonesa en el siglo actual continua viendo crecer la afluencia a sus pistas mientras no incrementa su capacidad para recibir a los nuevos usuarios. La estación cuenta con 24,8 kilómetros de pistas oficialmente, aunque a esos kilómetros hay que descontar los provenientes de las pistas del valle del silencio, que nunca han estado abiertas. Además, la estación tiene bloqueada su expansión por el desmantelamiento de los telesquís de Peñanevares y Riopinos II que permitían la expansión por la trasera del Pico Agujas y la conexión con la actual Fuentes de Invierno respectivamente. Por si fuese poco, Saliencias se encuentra desconectada del resto de la estación.

No obstante, en los últimos años San Isidro esta viviendo una época de expansión, con un aumento sostenido de los forfaits vendidos y una mejora del número de días en los que esta abierta la estación. La estación además también es una de las que más ha crecido en cuanto a número de usuarios y es de las que más abonos de temporada venden en el territorio nacional. Todo ello hace que el futuro de la estación de San Isidro actualmente pase por la ampliación de las plazas hoteleras en la zona, algo que se esta llevando a cabo, pese a cierta paralización por problemas con la línea eléctrica que abastece al complejo, con 400 nuevas plazas hoteleras a pie de pistas, 200 de las cuales se corresponderían a un hotel de cinco estrellas, anexo a ello, la desestacionalización tambén es importante, algo que la Diputación planteó en su momento con un Polideportivo y un Campo de Golf, actuaciones no obstante que se encuentran paralizadas por problemas legales en el primer caso y políticos en el segundo. Sin embargo, lo más importante para la estación pasa por el aumento de los remontes, de los sistemas de innivación artificial y del dominio esquiable, sin olvidarnos, claro, de la hipotética conexión con la estación asturiana de Fuentes de Invierno que antes hacía el telesquí de Riopinos II.

Zonas esquiables

La estación invernal de San Isidro se encuentra dividida en cuatro zonas esquiables[2]​ que son el sector de Cebolledo, situado entre los 1.680 y los 2.010 metros de altitud, el sector de Requejines, entre los 1.810 y los 2.040 metros de altitud, Riopinos, entre los 1.675 y los 2.000 metros de altitud y la zona de Saliencias-La Raya, ubicada entre los 1.500 y los 1.640 metros de altitud.

Cebolledo

La zona de Cebolledo se encuentra en el circo glaciar del mismo nombre, dominado por el Pico Agujas. Cuenta con un total de siete pistas distribuidas entre los 1680 y los 2010 metros de altitud y que se clasifican en una verde, una azul, cuatro rojas y una negra. Cuenta con cuatro remontes mecánicos, que son un telesilla cuatriplaza desembragable, un telesilla biplaza, un telesquí y una cinta transportadora. Cebolledo se considera el centro de la estación por su nivel de dificultad medio-alto, su zona de debutantes y por ser el acceso a los sectores de Requejines y Riopinos. Tiene un dominio esquiable de 8,245 km, 3 de los cuales se encuentran innivados por los 53 cañones que se encuentran en funcionamiento en la zona.

En las pistas de Sentiles y Gran Cañón se celebran los campeonatos regionales de esquí alpino.

Fuera Pista del Pico Agujas

Requejines

La zona de Requejines se encuentra junto al Pico Agujas. Cuenta con un total de cinco pistas distribuidas entre los 1.810 y los 2.040 metros y que se clasifican en una verde, dos azules y dos rojas. Cuenta con tres remontes mecánicos, que son un telesilla, un telesquí y una cinta transportadora. Requejines es una zona de iniciación por el predominio de las pistas fáciles intercaladas con otras de mayor dificultad. Desde este sector se accede a otras rutas fuera de pista muy conocidas entre los esquiadores expertos, estas rutas son las de Peñanevares-Valle del Silencio y la del Pico Agujas. Tiene un dominio esquiable de 4,950 kilómetros, ninguno de ellos innivado.

Por su situación, a una mayor altitud que el resto de la estación y su orientación, es donde más tiempo se conserva la nieve de toda la estación, siendo la última en cerrar en casi todas las temporadas.



Riopinos

El sector Riopinos cuenta con cinco pistas, situadas entre los 1.675 y los 2.000 metros de altitud y clasificadas en una verde, dos azules, una roja y una negra. Cuenta con tres remontes mecánicos, que son un telesilla, un telesquí y una cinta transportadora. La dificultad de las pistas de Riopinos es media, media alta y alta. La anchura de sus pistas azules, de lo virgen de la nieve de sus pistas negras y la pendiente de las rojas hace de Riopinos una de las zonas preferidas por los esquiadores experimentados. Desde esta zona se accede además al fuera de pista de los Tubos del Toneo, que después de 500 metros de desnivel termina en la zona de Saliencias. Tiene un dominio esquiable de 5,225 kilómetros, ninguno innivado.

Este sector cuenta desde el 2003, con el segundo acceso a la estación, efectuándose este a través del puerto de Vegarada. Cuenta con un parking con capacidad para 150 vehículos y un edificio de servicios múltiples con taquillas para la venta de forfaits, cafetería y aseos, entre otros servicios. Gracias a este acceso, la estación invernal ha dinamizado otro valle a mayores del del Alto Porma, el valle del Alto Curueño.

Saliencias-La Raya

Saliencias-La Raya es la zona más baja de la estación, con ocho pistas distribuidas entre los 1.500 y los 1.640 metros de altitud y clasificadas en una verde, tres azules y cuatro rojas. Cuenta con 4 remontes mecánicos que son tres telesquís y un telebaby. Saliencias-La Raya es el lugar preferido para los que se inician en el deporte del esquí y no quieren aventurarse a coger un telesilla para iniciarse en Requejines. Es una zona separada del resto de la estación con un dominio esquiable de 5,820 kilómetros que con el Plan Director se unirá al sector de Cebolledo mediante una nueva pista y un telesilla.

Junto a esta zona se encuentran las urbanizaciones a pie de pista que se han ido desarrollando desde la apertura de la estación.

Plan Director

El Plan Director de San Isidro fue recibido por la Diputación en Abril de 2006.[3]

El plan establece que en un plazo de seis años la estación recibiría una inversión aproximada de 40 millones de euros solamente en los equipamientos invernales. El plan estaría centrado en varios puntos; el crecimiento de la estación en ocho kilómetros de pistas en las zonas de Riopinos y Requejines a sumar a los 24,8 ya existentes, conformando una estación de 32,8 kilómetros de esquí alpino. En la innivación de todos los sectores de la estación, que permitiría una sustancial mejora del enclave a la hora de afrontar las campañas de climatología adversa y en la renovación de los remontes, que serían sustituidos por sillas cuatriplaza y cintas trasportadoras, lo que haría que la estación contase con ocho nuevos remontes, sin contar los necesarios para la puesta en marcha de las pistas de Riopinos y Requejines.

Otros puntos de este plan serían la creación de una pista que conectase la zona de Saliencias y Cebolledo, dicha conexión se haría eliminando los dos telesquís de la zona de Saliencias, que serían sustituidos por un telesilla cuatriplaza que recorrería 1.070 metros, distancia a partir de la cual se iniciaría la pista hacia la zona de Cebolledo, esto haría el enclave invernal algo compacto sin zonas dispersas. Por otro lado, el Plan Directos apuesta por un snowpark, que se construiría en la zona conocida como la Plaza de toros, para dar así cabida a un grupo que se ha incrementado vertiginosamente en los últimos años y que prácticamente supera al grupo de los esquiadores tradicionales. Por todo ello, el Plan basaría el crecimiento de la estación en las zonas de debutantes, para acceder al mercado con mayor potencial del sector y en la adecuación de la zona de Riopinos para impulsar el acceso desde el Puerto de Vegarada por la comarca del Alto Curueño.

Ya en otro plano, los alrededores de la estación tendrían un gran desarrollo urbanístico para potenciar las plazas hoteleras a pie de pista. De este modo, la estación contaría con 500 nuevas plazas hoteleras provenientes 180 de ellas de un hotel de cinco estrellas. Junto a él, se promocionaría un total de 400 nuevas viviendas, 93 de ellas en chalets prácticamente a pie de pista. El desarrollo de estos equipamientos hoteleros y residenciales se encuentra paralizado debido a la demora en la construcción de la línea de alta tensión que abastecerá los complejos invernales de San Isidro y Fuentes de Invierno[4]

Acceso a la Estación

Debido a su situación en la comarca del Alto Porma situada al norte de la provincia de León, en el límite entre esta y el Principado de Asturias, es de fácil acceso para ambas vertientes[5]​.

El Lago Isoba, junto a la LE-332 que da acceso a la estación.

Desde León hay dos accesos, uno por el itinerario que recorren la carretera provincial de Boñar (CV-3141), la LE-331 a partir de Boñar y la LE-332 a partir de Puebla de Lillo. El otro acceso se encuentra por el valle del Curueño, usando la carretera LE-311 hasta llegar a Robles de la Valcueva, la CL-626 o Eje Subcantábrico desde ese punto hasta llegar a La Vecilla y a partir de este último la LE-321 hasta el Puerto de Vegarada, donde hay una carretera de acceso a la vertiente de Riopinos, que conecta con toda la estación cuando dicha vertiente tiene nieve.

Desde Asturias también existen dos accesos, el primero de ellos usando la A-66 hasta la salida por la AS-112, a la altura de Ujo, carretera que usaremos hasta el pueblo de Cabañaquinta, a partir del cual usaremos la AS-253 hasta el Puerto de San Isidro. El segundo sería el de la vertiente de Riopinos, a la cual se puede acceder usando la autovía A-66 hasta Campomanes, donde se tomará el desvío por la N-630 que abandonaremos a la altura de Villamanín para entrar en la carretera de Cármenes. A partir de este último pueblo, cogeremos la LE-313 hasta la LE-321, a partir de la cual solo habrá que ir hasta el Puerto de Vegarada donde nos encontraremos con el acceso. Para entrar en este acceso de la Estación Invernal, también se puede usar la carretera de Casomera en Collanzo hasta el Puerto de Vegarada y el ramal a Riopinos.

Alrededores de la estación

El Torreón de Puebla de Lillo.

La estación se encuentra rodeada por varios espacios naturales de gran atractivo. Estos son los valles del Alto Curueño y del Alto Porma, que se corresponden con los municipios de Valdelugueros y Puebla de Lillo respectivamente.

El pueblo más cercano a la estación es Isoba, enmarcado en el municipio de Puebla de Lillo. La cabeza de dicho municipio, de nombre homónimo es un pequeño pueblo de montaña de unos 400 habitantes, donde se refleja nitidamente la influencia del complejo invernal, puesto que el pueblo cuenta con un gran número de servicios destinados a satisfacer las necesidades de los usuarios de la estación invernal. El pueblo destaca por su torre medieval, del siglo XIV[6]​, que ha tenido diversos usos; siendo el primero de ellos, claro esta, el de torreón defensivo del valle; una función que desempeñaría hasta que en 1913 paso a ser la casa consistorial del municipio. Actualmente es un Centro de Interpretación de la Naturaleza del Parque Regional de Picos de Europa, en el cual esta inscrito el municipio de Puebla de Lillo.

La vertiente del Curueño acoge los pueblos del municipio de Valdelugueros, que desde que en el 2002[7]​ se abriese el acceso a la estación por Riopinos que ha convertido al valle en la ruta más corta desde la capital, han iniciado un proceso de transformación de su economía desde la ganadería al turismo. Esto se deja ver en los cada vez más frecuentes establecimientos turísticos entre los que destacan las casas rurales tanto por cantidad como por número de plazas ofertadas y en la rehabilitación de los numerosos inmuebles abandonadas. El valle, debido a su peculiar aislamiento ha sabido conservar el tradicional aspecto rural de la montaña leonesa y sus pueblos enmarcan su peculiar atractivo con un valle de gran belleza como es el del Curueño, que fluye encajonado entre las peñas y es salvado por puentes de arco como el de Lugueros o Cerrulleda, legado romano y medieval de la calzada de Vegarada que atravesaba estos valles.


Lago del Ausente.

Otros atractivos que ofrece la zona alternativos a la práctica del esquí son los lagos glaciares del Ausente y de Isoba, este último llamado también Presente. El primero de ellos se encuentra cerca de la estación y será el punto final de la primera pista de fondo con que contará la estación; el segundo se encuentra en las proximidades del pueblo de Isoba, junto a la carretera LE-332. Cada uno de ellos tiene sus propias leyendas para explicar su formación. Según dichas leyendas, el Lago de Isoba se formó cuando un peregrino que se encaminaba hacia el Salvador intentó en vano recibir cobijo en el pueblo de Isoba, siendo recibido únicamente por el cura y la pecadora del pueblo, cuyo pecado era ser madre soltera del religioso. Viendo esta situación, el peregrino lanzó su proclama de «¡Húndase Isoba, menos la casa del cura y la de la pecadora!», ante lo cual comenzó a manar agua hasta que el pueblo quedó totalmente sepultado por las aguas del nuevo lago, exceptuando, claro, las casas del cura y de la pecadora. El lago Ausente también tiene su leyenda, que trata de una vieja avara que vivía en un pueblo enclavado entre peñas. Ante su egoísmo, los habitantes de dicho pueblo lo abandonaron, dejando allí sola a la anciana. Un día, una tormenta de nieve sorprendió a la anciana y sin que pudiese huir, el pueblo ante la magnitud de esta quedó sepultado. Dicen que en las noches de invierno aún se oyen los llantos de la anciana que vivirá para siempre en el fondo del Lago Ausente.


Iglesia de Lugueros

En la zona de influencia de la estación se encuentra también el Pantano del Porma, lago artificial creado en 1968 tras inundar el valle donde se encontraba Vegamián, antigua cabecera comarcal de estos valles. Es el segundo embalse de la provincia de León, tras el de Riaño[8]​. El lago, que es un importante reclamo turístico para la zona, acoge varias competiciones náuticas. Junto a él se encuentra el Museo de la Fauna Salvaje de Valdehuesa, abierto recientemente y que tiene una amplia colección de animales disecados de todas partes del mundo. Tampoco se puede desaprovechar la visita a la zona para acercarse a las cuevas de Valporquero y a las Hoces de Vegacervera, lugares que se encuentran a mitad de camino en el acceso a la estación desde León por la vertiente de Riopinos.

Ver también


Referencias

Bibliografía

  • Secundino Serrano (Director del Equipo) (1991). «Enciclopedia de León Volumen II». La Crónica de León. ISBN 84-920557-5-8. 
  • Varios autores (1996). «La Provincia de León». La Crónica 16 de León. ISBN 84-86238-53-6. 

Enlaces externos