Diferencia entre revisiones de «Éter (mitología)»

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El ''aether'' era conocido también como el muro defensivo de [[Zeus]], la barrera que encerraba a [[Tártaro (mitología)|Tártaro]] fuera del [[cosmos]].
El ''aether'' era conocido también como el muro defensivo de [[Zeus]], la barrera que encerraba a [[Tártaro (mitología)|Tártaro]] fuera del [[cosmos]].


== Quinto elemento ==
el dios omar le gustaba la diosa dani

El ''aither'' («aether») es otro concepto misterioso relacionado con el fuego. Este concepto griego parece derivar directamente del [[akasha]], su equivalente [[hinduismo|hindú]]. El aither es el quinto elemento, junto con los otros cuatro: Fuego, Tierra, Aire y Agua. El aither correspondería con el Fuego Celestial. Estos cinco elementos no son los que forman el mundo, sino los que lo destruyen: fuego (conflagraciones), agua (inundaciones), aire (vendavales y huracanes) y tierra (terremotos). Según esta relación, parece que el aither es una radiación térmica como la del sol y similares, capaz de propagarse en el espacio vacío.

La doctrina de los Cuatro (o Cinco) Elementos es antigua en Grecia, donde data de tiempos [[presocrático]]s. Pero es mucho más antigua en el Lejano Oriente, y fue ampliamente diseminada en la India y China, donde forma la base tanto del [[budismo]] como del [[hinduismo]], particularmente en un contexto esotérico. La palabra [[Idioma griego|griega]] ''aither'' deriva de la raíz indoeuropea ''aith-'' (‘fuego’, ‘arder’). Esta raíz aparece en el nombre de ''Aithiopia'' ([[Etiopía]]), que significa algo como ‘tierra quemada’.

En la doctrinas griegas parece que el aither era el fuego celestial, la esencia pura que los dioses respiraban y donde vivían.


== Véase también ==
== Véase también ==

Revisión del 12:50 21 abr 2010

En la mitología griega, Éter o Aether (en griego antiguo Αἰθήρ Aíthếr, de αἵθω aíthô, ‘quemar’) era uno de los Protogonos, la personificación del ‘cielo superior’, el espacio y el paraíso. Es el aire alto, puro y brillante que respiran los dioses, en contraposición al oscuro ἀήρ aếr (‘aire’) de la Tierra que respiraban los mortales.

Era hijo de sólo Érebo o, según las fuentes, también de Nix y hermano de Hemera, con la que se unió teniendo de ella según Higino a Gea, a Urano y a Ponto. Según Aristófanes fue también el padre, por sí mismo, de las ninfas de las nubes, las néfeles. El Éter era el alma del mundo y toda la vida emanaba de él. Nix arrastraba las oscuras nieblas de Érebo por los cielos llevando la noche al mundo ocultando el Éter, mientras Hemera las dispersaba trayendo el día. (En las antiguas teogonías se consideraba que la noche y el día eran independientes del sol.)

Otras fuentes afirman que surgió del Caos. La tradición órfica afirmaba que el Éter era hijo de Chronos y Ananké.

El aether era conocido también como el muro defensivo de Zeus, la barrera que encerraba a Tártaro fuera del cosmos.

Quinto elemento

El aither («aether») es otro concepto misterioso relacionado con el fuego. Este concepto griego parece derivar directamente del akasha, su equivalente hindú. El aither es el quinto elemento, junto con los otros cuatro: Fuego, Tierra, Aire y Agua. El aither correspondería con el Fuego Celestial. Estos cinco elementos no son los que forman el mundo, sino los que lo destruyen: fuego (conflagraciones), agua (inundaciones), aire (vendavales y huracanes) y tierra (terremotos). Según esta relación, parece que el aither es una radiación térmica como la del sol y similares, capaz de propagarse en el espacio vacío.

La doctrina de los Cuatro (o Cinco) Elementos es antigua en Grecia, donde data de tiempos presocráticos. Pero es mucho más antigua en el Lejano Oriente, y fue ampliamente diseminada en la India y China, donde forma la base tanto del budismo como del hinduismo, particularmente en un contexto esotérico. La palabra griega aither deriva de la raíz indoeuropea aith- (‘fuego’, ‘arder’). Esta raíz aparece en el nombre de Aithiopia (Etiopía), que significa algo como ‘tierra quemada’.

En la doctrinas griegas parece que el aither era el fuego celestial, la esencia pura que los dioses respiraban y donde vivían.

Véase también