Diferencia entre revisiones de «Respuesta sexual humana»

De Wikipedia, la enciclopedia libre
Contenido eliminado Contenido añadido
Diegusjaimes (discusión · contribs.)
m Revertidos los cambios de 200.3.186.162 a la última edición de 88.9.161.119
Línea 13: Línea 13:
===Fase meseta===
===Fase meseta===
Aquí la [[Ventilación pulmonar|respiración]] se entrecorta, las pulsaciones son muy altas y todos los efectos de la excitación aumentan. También se produce el '''rubor sexual''', un enrojecimiento sobre todo del pecho y la cara, la tensión muscular aumenta. Al final de la fase de meseta, cerca del orgasmo, es habitual tener la sensación de ''no poder más''.
Aquí la [[Ventilación pulmonar|respiración]] se entrecorta, las pulsaciones son muy altas y todos los efectos de la excitación aumentan. También se produce el '''rubor sexual''', un enrojecimiento sobre todo del pecho y la cara, la tensión muscular aumenta. Al final de la fase de meseta, cerca del orgasmo, es habitual tener la sensación de ''no poder más''.

todos quieren cojer y tener un orgasmo es lo mas
Si la excitación desaparece durante la meseta y no se produce el orgasmo, se pueden causar algunas molestias. En el hombre pueden doler los [[testículo]]s y en la mujer se produce una congestión en la zona genital.
Si la excitación desaparece durante la meseta y no se produce el orgasmo, se pueden causar algunas molestias. En el hombre pueden doler los [[testículo]]s y en la mujer se produce una congestión en la zona genital.



Revisión del 22:34 7 abr 2010

La respuesta sexual humana fue estudiada por el famoso ginecólogo William Masters y la trabajadora social Virginia Johnson (conocidos popularmente por sus dos apellidos juntos: Masters y Johnson incluso después de casarse). Diferenciaron 4 fases: excitación, meseta, orgasmo y resolución.

Fases

Fase de deseo sexual

Procede de nuestros pensamientos la estimulación o la postergación de los impulsos sexuales; estos pensamientos son inducidos por los órganos de los sentidos, en especial la visión, la cual estimula zonas de ensoñación y la fantasía en el cerebro. A su vez, existen conexiones con centros de control hormonal, que secretan especialmente testosterona y luteína que aumenta el deseo sexual. No se observan cambios visibles en el cuerpo durante esta fase, ya que se trata solamente de un proceso mental. La fase del deseo o apetito sexual debe funcionar para que la persona se interese en la actividad sexual.

Fase excitación

La excitación es la primera fase, se puede provocar por muchos estímulos diferentes: la visión de un cuerpo desnudo, una caricia, una mirada... la lista puede ser infinita. Aún no se ha podido clasificar de manera diferenciada si hay algo que excite a hombres y mujeres por separado, aunque las creencias populares son que el hombre se excita más por la visión y las mujeres más por el tacto, la mirada, una palabra o un gesto. Esto no está estudiado a fondo.

Durante la excitación, en los hombres el pene se agranda y endurece, se pone erecto. En las mujeres la vagina se lubrica, la vulva se hincha.

Fase meseta

Aquí la respiración se entrecorta, las pulsaciones son muy altas y todos los efectos de la excitación aumentan. También se produce el rubor sexual, un enrojecimiento sobre todo del pecho y la cara, la tensión muscular aumenta. Al final de la fase de meseta, cerca del orgasmo, es habitual tener la sensación de no poder más.

Si la excitación desaparece durante la meseta y no se produce el orgasmo, se pueden causar algunas molestias. En el hombre pueden doler los testículos y en la mujer se produce una congestión en la zona genital.

Hombres

Cuando la fase de excitación llega hasta su punto máximo, todos los cambios se mantienen en su nivel más alto durante un cierto tiempo llamado «meseta», proporcionando una agradable sensación de placer. El varón puede notar una especie de presión o calor en la zona de la pelvis, que está provocada por el estrechamiento de los vasos sanguíneos, especialmente en las vesículas seminales y la próstata. Durante este momento de aparente calma, la tensión muscular se incrementa. El ritmo cardiaco y la respiración se aceleran. Aumenta asimismo la presión sanguínea.

La duración de esta fase es muy variable. Hay parejas que prolongan voluntariamente este momento por medio de los juegos amorosos para conseguir una mayor satisfacción.

Mujeres

Los cambios alcanzados en la fase anterior de excitación se mantienen e intensifican también en la mujer durante un cierto tiempo. Quizás la variación más significativa es que el clítoris se retrae de nuevo bajo la membrana que lo recubre (el capuchón del clítoris), haciéndose más inaccesible. Poco a poco, los niveles de excitación se van incrementando para preparar la llegada del orgasmo. Los pechos siguen creciendo y la areola se dilata. La vagina sigue expandiéndose. Aumenta la congestión vascular en los labios menores. Los labios mayores se separan aún más. A muchas mujeres les salen unas manchas rojizas por algunas zonas de su cuerpo. Este fenómeno es conocido como «rubor sexual» y no debe preocuparles ya que se debe a un aumento de la circulación de la sangre bajo la piel. Finalmente, tienen en común con los hombres el incremento en la tensión muscular y la presión sanguínea, así como la aceleración del ritmo cardiaco y la respiración.

Fase orgasmo

El orgasmo se presenta tras haber pasado las fases de excitación y meseta, tras el orgasmo se produce la resolución, la 4ª fase. Durante el orgasmo las pulsaciones y la respiración llegan a la máxima frecuencia e intensidad, se produce una gran tensión muscular y contracciones en la zona ano-genital. En el hombre se produce la eyaculación. También en la mujer se puede dar, en algunos casos, un orgasmo líquido, con una eyaculación parecida a la del hombre. Esta eyaculación parece estar relacionada con el punto G. Además de la respuesta física (contracciones musculares, etc.), se produce una respuesta emocional muy variada, que aparte de placer de gran intensidad, puede provocar gritos, llanto o risas. Aunque también es normal una respuesta mucho más contenida. Se ha demostrado que la dilatación pupilar es fugaz, como indicador de estas fases.

Tipos

Dependiendo de su origen y naturaleza, podemos distinguir dos tipos, tanto en hombres como mujeres: [cita requerida]

  • Peneano (masculino) o clitoriano (femenino): es producido desde las terminaciones nerviosas del glande en el hombre y en el clítoris en la mujer. Poseen la misma naturaleza evolutiva, ya que en el feto, la misma zona sexual evoluciona en el macho hacia el pene y en la hembra hacia el clítoris.
  • Prostático (masculino) o vaginal (femenino): se puede producir también desde el glande o clítoris, aunque por sí solo también puede desarrollar un estilo de placer propio con unas características más o menos distintas (dependen de cada persona). Éste gozo tiende a proporcionar una curva de placer distinta, más intensa y en menos tiempo, y con mayor control. Ambos sexos pueden llegar al orgasmo sin estimular su pene o clítoris, con práctica y autoconocimiento.

Fase resolución

Es la vuelta del cuerpo a la normalidad, luego de haber experimentado un orgasmo. Tanto hombres como mujeres pueden experimentar más de un orgasmo en un solo coito, sin embargo, si en el hombre el orgasmo es acompañado de una eyaculación (fenómenos distintos que se pueden disociar mediante prácticas especiales), se desencadena el periodo refractario, durante el cual el hombre no puede volver a excitarse. La mujer carece de periodo refractario.

Curiosidades

Para algunos estudios, la fase de resolución del orgasmo (y no el sexo que crea tensión) está considerado como un poderoso sedante, debido a la masiva secreción de endorfinas al cerebro y a la relajación profunda del cuerpo tras la tensión múscular y cardiaco-circulatoria de las fases previas a su obtención.

Origen evolutivo

El origen evolutivo del orgasmo humano en los varones no tiene mucha discusión ya que este tiene una evidente función reproductiva. El caso del origen evolutivo del orgasmo femenino es motivo de una gran discusión. Entre las teorías que se presentan al respecto algunas consideran que se trata de una adaptación que cumple alguna función y otras proponen que simplemente es consecuencia del desarrollo paralelo de los embriones femeninos y masculinos en las primeras semanas de gestación, como las tetillas. Dentro de las teorías que lo consideran una adaptación hay algunas que parten de la suposición que el ser humano es monógamo por naturaleza y otras, de la suposición de que el homo sapiens es naturalmente promiscuo. Como ejemplo de esta última, la antropóloga Sarah Blaffer Hrdy, afirma que el carácter esquivo del orgasmo femenino lleva a las mujeres a buscarlo insistentemente y tener una vida promiscua que resulta más beneficiosa. Ambrosio García Leal; Jorge Wagensberg y Magí Cadevall (2004-2005). «Sesgos ideológicos en las teorías sobre la evolucion del sexo». Tesis doctoral. Universitat Autonòma de Barcelona. pp. pág. 141. 

Véase también

Enlaces externos