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*Promover el desarrollo de la fe católica.
*Promover el desarrollo de la fe católica.
*motivar a los flojos
*Lograr una renovación moral de la vida cristiana de los fieles.
*Lograr una renovación moral de la vida cristiana de los fieles.
*Adaptar la disciplina eclesiástica a las necesidades y métodos de nuestro tiempo.
*Adaptar la disciplina eclesiástica a las necesidades y métodos de nuestro tiempo.

Revisión del 12:34 4 sep 2009

Concilio Ecuménico Vaticano II
XXI Concilio Ecuménico
Fecha de apertura 11 de octubre de 1962
Fecha de clausura 8 de diciembre de 1965
Reconocido por Católicos
Concilio anterior Concilio Vaticano I
Concilio posterior Ninguno
Convocado por Papa Juan XXIII
Presidido por Papa Juan XXIII (1962)
Papa Pablo VI (1963-1965)
Participación 2450 obispos
Tema principal Promover el desarrollo de la fe católica.
Lograr una renovación moral de la vida cristiana de los fieles.
Adaptar la disciplina eclesiástica a las necesidades y métodos de nuestro tiempo.
Cánones

El Concilio Vaticano II fue un concilio ecuménico de la Iglesia católica siendo uno de los eventos históricos que marcaron el siglo XX. Fue convocado por el papa Juan XXIII, quien lo anunció desde el mes de enero de 1959.

El Concilio constó de cuatro sesiones, siendo la primera de ellas presidida por el mismo Papa en el otoño de 1962. Él no pudo concluir este Concilio ya que falleció un año después, (el 3 de junio de 1963). Las otras tres etapas fueron convocadas y presididas por su sucesor, el Papa Pablo VI, hasta su clausura en 1965. La lengua oficial del Concilio fue la lengua latina.

Fue el Concilio que contó con más representación de todos, con una media de asistencia de unos dos mil padres conciliares procedentes de todas las partes del mundo y de una gran diversidad de lenguas y razas. Asistieron además miembros de otras confesiones religiosas cristianas.

Objetivo

El Concilio se convocó con los fines principales de:

  • Promover el desarrollo de la fe católica.
  • Lograr una renovación moral de la vida cristiana de los fieles.
  • Adaptar la disciplina eclesiástica a las necesidades y métodos de nuestro tiempo.
  • Lograr la mejor interelación para con las demás religiónes, principalmente las orientales.

Se pretendió que fuera un aggiornamento o puesta al día de la Iglesia, renovando los elementos que más necesidad tuvieran de ello, revisando el fondo y la forma de todas sus actividades.

Pretendió proporcionar una apertura dialogante con el mundo moderno, actualizando la vida de la Iglesia sin definir ningún dogma, incluso con nuevo lenguaje conciliatorio frente a problemas actuales y antiguos.

En el Concilio Vaticano I (1869-1870) no había terminado por la suspensión de la guerra franco-prusiana. Algunos querían que se continuara este concilio pero no ha sido así. Los sectores más liberales o modernistas dentro de la Iglesia es uno de los 5 concilios más importantes (Niceno I, Calcedonense, Lateranense IV, Tridentino y Vaticano II). Trató de la Iglesia, la Revelación, la Liturgia, la libertad religiosa, etc. siendo sus características más importantes la renovación y la tradición.

En cambio los sectores más conservadores aplican un término llamado la hermenéutica de la continuidad para leer los textos conciliares a la luz de la Tradición y el Magisterio bimilenario para que no entre en contradicción.

Pero los sectores tradicionalistas, como la Hermandad San Pío X denuncian que el Concilio enseña errores y que hay puntos que deben ser condenados porque contradicen abiertamente la Tradición, el Magisterio Papal y de los anteriores Concilios de la Iglesia católica.

Antecedentes

A lo largo de los años 1950, la investigación teológica y bíblica católica había empezado a apartarse del neoescolasticismo y el literalismo bíblico que la reacción al modernismo había impuesto desde el Concilio Vaticano I. Esta evolución puede apreciarse en teólogos como los jesuitas Karl Rahner o John Courtney Murray, que se habían venido esforzando por integrar la experiencia humana moderna con el dogma cristiano, así como en otros como el dominico Yves Congar, o Joseph Ratzinger (ahora Papa con el nombre Benedicto XVI) y Henri de Lubac que buscaban lo que veían como una comprensión más ajustada de la Escritura y de los Santos Padres, un retorno a las fuentes (ressourcement) y una actualización (aggiornamento).

Al mismo tiempo los obispos de todo el mundo venían afrontando tremendos desafíos asociados al cambio político, social, económico y tecnológico. Algunos de ellos aspiraban a formas nuevas de responder a esos cambios. El Concilio Vaticano I, desarrollado casi un siglo antes, había sido interrumpido cuando el ejército italiano entró en Roma en los momentos finales de la unificación italiana. Sólo habían concluido las deliberaciones relativas al papel del papado, dejando sin resolver los aspectos pastorales y dogmáticos concernientes al conjunto de la Iglesia.

El papa Juan XXIII manifestó su intención de convocar un concilio el 25 de enero de 1959, sólo tres meses después de su elección, ocurrida en octubre de 1958. Aunque su propósito encontró muchas formas de manifestarse durante los tres años siguientes, una de sus expresiones más conocidas es la que, preguntado por los motivos, presentó al tiempo que abría una ventana: «Quiero abrir las ventanas de la Iglesia para que podamos ver hacia afuera y los fieles puedan ver hacia el interior». Invitó a otras iglesias a enviar observadores al concilio, aceptándolo tanto iglesias protestantes como ortodoxas. La Iglesia Ortodoxa Rusa, por temor al gobierno soviético comunista, sólo aceptó tras recibir seguridades de que el concilio sería apolítico.

Preparación

De febrero 1959 a noviembre 1962 es la etapa de preparación del Concilio, responsabilidad de la Curia Romana que preparó un cuestionario a los obispos para saber qué querían que se tratara en este (pues no había motivo concreto). Es un concilio bastante documentado. Se pueden ver «Le fonti ufficiali» que son conservadas en un archivo dividido en:

  • Materia preparatoria:
    • Serie I, ante preparatoria que corresponde a antes del inicio del concilio, son las respuestas de los obispos a los cuestionarios. No están en sentido sistemático.
    • Serie II, Materia preparatoria (4 volúmenes en 6 tomos) Corresponde al último año después de la convocación del concilio. Son los documentos preparados por la Curia para el concilio. La Curia divide los temas en 10 temas (que corresponden a los 10 dicasterios del Vaticano que presidían las 10 comisiones preparatorias)

Participantes del concilio

  • Los 2450 obispos de la Iglesia, el único grupo que fue excluido son los obispos del bloque comunista chino por lo que faltaron unos 200 obispos. Había un convenio con los soviéticos de poder dejar salir y entrar a los obispos a sus países sin problemas. Es el concilio más grande en cuanto a cantidad (Calcedonia 200; Trento 950) y en cuanto a catolicidad pues es la primera vez que participan obispos en modo sustancial no europeos (sobre todo africanos y asiáticos). En los primeros dos años predominaron los obispos europeos pero las siguientes sesiones fueron más participadas. (Incluso participaron algunos cardenales teólogos o no obispos, pero por insistencia de Juan XXIII fueron ordenados obispos). Además participaron algunos abades de grandes congregaciones (franciscanos, conventuales, dominicanos).
  • Teólogos invitados del Papa como consultores, no como miembros plenos (Yves Congar, Karl Rahner, Henri de Lubac Philips; podían escuchar pero no hablar en el aula), no podían entrar al aula pero con influencia en las comisiones (aquellas 10 ya mencionadas). Al inicio del Concilio se da el nombramiento de las comisiones conciliares (dos tercios nombrados por los obispos y un tercio por el Papa) teniendo como tarea guiar y escribir aquellos decretos ya discutidos en el aula.
  • Consultores de Iglesias ortodoxas y de las iglesias protestantes.
  • Observadores, y católicos laicos (cf. Mary Goldic, Ospite a casa propia, ed. en inglés)
  • Periodistas. Se dan muchas publicaciones pero en especial Times. (Raniero en la Valle Avennie; Caprile en Civiltá Católica; Frankfurter Allgemeine Zeitung; Le monde, Assomptionisti La Croix; F-X Murphy CSSR bajo el pseudónimo de Xavier Rynne en New York; también algunos libros YVES CONGAR, non journal du concilio)

Interpretaciones del Concilio

El Concilio Vaticano II ha sido objeto de al menos dos interpretaciones contrapuestas. Según la oficial, apologética o favorable, habría constituido en la vida de la iglesia y de sus relaciones con el mundo exactamente lo que se pretendía, una nueva primavera, y todo posterior hecho negativo para la importancia de la Iglesia, como la disminución de efectivos sacerdotales y religiosos o de la asistencia a oficios dominicales en casi un 70%, no debe entenderse en un sentido inmediato de causa-efecto.

La interpretación negativa sostiene que, mientras los textos del Concilio son en el fondo y en la forma de impecable factura y ortodoxia, lo que se habría extendido a la praxis eclesial habría sido una interpretación acorde con el modernismo, ya gestada desde décadas antes y condenada por San Pío X en la encíclica Pascendi Dominici gregis. Sería esta versión, por completo fuera del espíritu y la letra de los textos conciliares, la que se habría abierto paso fuera del Concilio oficial y predominado en los medios eclesiásticos y extraeclesiásticos; ésta no sería sino la versión con rótulo católico de una nueva y global religión de la humanidad, que sería en el fondo el verdadero propósito del ecumenismo.

Benedicto XVI, papa desde 2005, ofreció enseguida una evaluación del concilio declarando: Así podemos hoy volver la mirada con gratitud al Concilio Vaticano II: si lo leemos y acogemos guiados por una hermenéutica correcta, puede ser y llegar a ser cada vez más una gran fuerza para la necesaria renovación de la Iglesia. En términos semejantes se expresó respecto a la aceptación de la libertad religiosa, revalidándola, aunque recordando que no contradice la obligación para los católicos de intentar convertir a todos: El Concilio Vaticano II, al reconocer y hacer suyo, con el Decreto sobre la libertad religiosa, un principio esencial del Estado moderno, recuperó el patrimonio más profundo de la Iglesia.

Documentos

Tras un largo y duro trabajo, se redactaron 16 documentos, cuyo conjunto constituye una toma de conciencia de la situación actual de la Iglesia y define las orientaciones que se imponen.

Estos documentos son:

Referencias

Bibliografía

  • Ralf van Bühren: Kunst und Kirche im 20. Jahrhundert. Die Rezeption des Zweiten Vatikanischen Konzils (Konziliengeschichte, Reihe B: Untersuchungen), Paderborn: Ferdinand Schöningh 2008 (ISBN 978-3-506-76388-4)
  • Michael Bredeck: Das Zweite Vatikanum als Konzil des Aggiornamento. Zur hermeneutischen Grundlegung einer theologischen Konzilsinterpretation (Paderborner theologische Studien, 48), Paderborn: Ferdinand Schöningh 2007 (ISBN 978-3-506-76317-4)
  • Alberigo, Giuseppe: Breve storia del concilio Vaticano II (1959–1965), Bologna 2005
  • Chenaux, Philippe: Les agents de la réception de Vatican II. Métodologie et orientations de recherche, in: Annuarium Historiae Conciliorum 33, 2001, S. 426–436

Enlaces externos