Diferencia entre revisiones de «Resistencia (psicología)»

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En [[Psicología Clínica|psicología clínica]] en general, en [[psicoterapia]] y en particular en [[psicoanálisis]], se denomina '''resistencia''' al conjunto de conductas y actitudes de rechazo u oposición de un paciente frente al tratamiento, a algún aspecto específico de la terapia o de su encuadre o a la propia persona del terapeuta. El término fue introducido en 1885 por [[Sigmund Freud]] en los albores del [[psicoanálisis]], durante sus primeros trabajos con [[Josef Breuer]] sobre la histeria. Más adelante el concepto integró de manera fundamental el cuerpo teórico psicoanalítico y en 1937 la definió como aquella fuerza que durante el análisis «se defiende por todos los medios contra la curación y a toda costa quiere aferrarse a la enfermedad y el padecimiento». {{Harvnp|Freud|1937|p=244}} Aunque inicialmente el término fue criticado y no tuvo acogida por parte de otros autores distantes del psicoanálisis, con el transcurso del tiempo se ha incorporado y utilizado con diferentes matices de significado e interpretaciones por las distintas escuelas psicológicas.
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== Resistencia en psicoanálisis y terapias relacionadas ==
== Resistencia en psicoanálisis y terapias relacionadas ==


En [[psicoanálisis]] se llama resistencia a todo acto o palabra del analizando que se opone a que este acceda durante el análisis a los contenidos de su inconsciente.{{Harvnp|Laplanche|Pontalis|1996|p=384}} El paciente puede manifestar sus resistencias de distintas maneras en el trabajo analítico, por ejemplo con silencios prolongados o la interrupción de ocurrencias en la [[asociación libre]], relleno de la sesión con grandes cantidades de contenidos nimios, retrasos al concurrir a las sesiones, olvido de las citas.{{Harvnp|Faktum (editores)|2000|p=524}} Esta misma definición se utiliza en general en todas las formas de [[terapia psicodinámica]], pero para el psicoanálisis la interpretación de las resistencias, constituye junto al análisis de la transferencia un aspecto central del tratamiento psicoanalítico.{{Harvnp|Faktum (editores)|2000|p=524}}
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La resistencia, desde el punto de vista de la teoría psicoanalítica, es un proceso mental o acción dirigida por el [[inconsciente]] que tiene por objeto impedir que lleguen a ser conscientes ciertos contenidos reprimidos, los que desde el exterior (por el tratamiento) están estimulados a brotar a la conciencia, para una mejor lectura de los mismos. Estas fuerzas se oponen al tratamiento porque es doloroso o difícil ese conocimiento y el paciente "se resiste" a tomar conocimiento de algunos deseos, hechos o impulsos.
La resistencia, desde el punto de vista de la teoría psicoanalítica, es un proceso mental o acción dirigida por el [[inconsciente]] que tiene por objeto impedir que lleguen a ser conscientes ciertos contenidos reprimidos, los que desde el exterior (por el tratamiento) están estimulados a brotar a la conciencia, para una mejor lectura de los mismos. Estas fuerzas se oponen al tratamiento porque es doloroso o difícil ese conocimiento y el paciente "se resiste" a tomar conocimiento de algunos deseos, hechos o impulsos.


Freud tropezó con el fenómeno de la resistencia a muy corto andar en su trabajo de análisis. De hecho, es justamente su descubrimiento lo que moviliza su técnica desde la [[hipnosis]], pasando por técnicas sugestivas hasta abandonar por completo toda forma de sugestión y establecer la [[asociación libre]] como «regla fundamental».{{Harvnp|Laplanche|Pontalis|1996|p=355}} El cambio obedece principalmente a la constatación de que los pacientes se resistían de manera muy evidente y enérgica la técnica sugestiva, oponiendo una suerte de «contrasugestión» o recurriendo a estrategias menos obvias al tratamiento. Freud consideró perfectamente comprensible, por lo demás, que la gente se resistiera a ser sugestionada.{{Harvnp|Laplanche|Pontalis|1996|p=384}} Una primera descripción de estos fenómenos de resistencia puede leerse en el texto ''Estudios sobre la histeria''.{{Harvnp|Breuer|Freud|1895|p=276}}
Freud tropezó con el fenómeno de la resistencia a muy corto andar en su trabajo de análisis. De hecho, es justamente su descubrimiento lo que moviliza su técnica desde la [[hipnosis]], pasando por técnicas sugestivas hasta abandonar por completo toda forma de sugestión y establecer la [[asociación libre]] como «regla fundamental».{{Harvnp|ref=LaplanchePontalis|Laplanche|Pontalis|1967|p=355}} El cambio obedece principalmente a la constatación de que los pacientes se resistían de manera muy evidente y enérgica la técnica sugestiva, oponiendo una suerte de «contrasugestión» o recurriendo a estrategias menos obvias al tratamiento. Freud consideró perfectamente comprensible, por lo demás, que la gente se resistiera a ser sugestionada.{{Harvnp|ref=LaplanchePontalis|Laplanche|Pontalis|1967|p=384}} Una primera descripción de estos fenómenos de resistencia puede leerse en el texto ''Estudios sobre la histeria''.{{Harvnp|ref=BreuerFreud|Breuer|Freud|1895|p=276}}


Posteriormente, en su trabajo ''Inhibición síntoma y angustia'' publicado en 1926, Freud distinguió cinco tipos de resistencia, tres de ellas ''yoicas'':
Posteriormente, en su trabajo ''Inhibición síntoma y angustia'' publicado en 1926, Freud distinguió cinco tipos de resistencia, tres de ellas ''yoicas'':
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* La resistencia del [[superyó]] (también inconsciente).
* La resistencia del [[superyó]] (también inconsciente).


Esta clasificación nunca llegó a satisfacer por completo a Freud, pero tenía la virtud de puntualizar que los fenómenos de resistencia en el trabajo analítico no quedan explicados solo por los mecanismos de defensa del yo.{{Harvnp|Laplanche|Pontalis|1996|p=385}}
Esta clasificación nunca llegó a satisfacer por completo a Freud, pero tenía la virtud de puntualizar que los fenómenos de resistencia en el trabajo analítico no quedan explicados solo por los mecanismos de defensa del yo.{{Harvnp|ref=LaplanchePontalis|Laplanche|Pontalis|1967|p=385}}


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Revisión del 18:27 8 feb 2018

En psicología clínica en general, en psicoterapia y en particular en psicoanálisis, se denomina resistencia al conjunto de conductas y actitudes de rechazo u oposición de un paciente frente al tratamiento, a algún aspecto específico de la terapia o de su encuadre o a la propia persona del terapeuta. El término fue introducido en 1885 por Sigmund Freud en los albores del psicoanálisis, durante sus primeros trabajos con Josef Breuer sobre la histeria. Más adelante el concepto integró de manera fundamental el cuerpo teórico psicoanalítico y en 1937 la definió como aquella fuerza que durante el análisis «se defiende por todos los medios contra la curación y a toda costa quiere aferrarse a la enfermedad y el padecimiento». [1]​ Aunque inicialmente el término fue criticado y no tuvo acogida por parte de otros autores distantes del psicoanálisis, con el transcurso del tiempo se ha incorporado y utilizado con diferentes matices de significado e interpretaciones por las distintas escuelas psicológicas.

Resistencia en psicoanálisis y terapias relacionadas

En psicoanálisis se llama resistencia a todo acto o palabra del analizando que se opone a que este acceda durante el análisis a los contenidos de su inconsciente.[2]​ El paciente puede manifestar sus resistencias de distintas maneras en el trabajo analítico, por ejemplo con silencios prolongados o la interrupción de ocurrencias en la asociación libre, relleno de la sesión con grandes cantidades de contenidos nimios, retrasos al concurrir a las sesiones, olvido de las citas.[3]​ Esta misma definición se utiliza en general en todas las formas de terapia psicodinámica, pero para el psicoanálisis la interpretación de las resistencias, constituye junto al análisis de la transferencia un aspecto central del tratamiento psicoanalítico.[3]

La resistencia, desde el punto de vista de la teoría psicoanalítica, es un proceso mental o acción dirigida por el inconsciente que tiene por objeto impedir que lleguen a ser conscientes ciertos contenidos reprimidos, los que desde el exterior (por el tratamiento) están estimulados a brotar a la conciencia, para una mejor lectura de los mismos. Estas fuerzas se oponen al tratamiento porque es doloroso o difícil ese conocimiento y el paciente "se resiste" a tomar conocimiento de algunos deseos, hechos o impulsos.

Freud tropezó con el fenómeno de la resistencia a muy corto andar en su trabajo de análisis. De hecho, es justamente su descubrimiento lo que moviliza su técnica desde la hipnosis, pasando por técnicas sugestivas hasta abandonar por completo toda forma de sugestión y establecer la asociación libre como «regla fundamental».[4]​ El cambio obedece principalmente a la constatación de que los pacientes se resistían de manera muy evidente y enérgica la técnica sugestiva, oponiendo una suerte de «contrasugestión» o recurriendo a estrategias menos obvias al tratamiento. Freud consideró perfectamente comprensible, por lo demás, que la gente se resistiera a ser sugestionada.[2]​ Una primera descripción de estos fenómenos de resistencia puede leerse en el texto Estudios sobre la histeria.[5]

Posteriormente, en su trabajo Inhibición síntoma y angustia publicado en 1926, Freud distinguió cinco tipos de resistencia, tres de ellas yoicas:

  • La resistencia de represión, consciente o inconsciente (puede tener su origen en los sectores inconscientes del yo)
  • La resistencia de transferencia.
  • El beneficio secundario de la enfermedad (al ser el síntoma un compromiso entre deseo y defensa, hay ganancia secundaria en mantenerlo).

Y dos que provienen de otras instancias psíquicas:

Esta clasificación nunca llegó a satisfacer por completo a Freud, pero tenía la virtud de puntualizar que los fenómenos de resistencia en el trabajo analítico no quedan explicados solo por los mecanismos de defensa del yo.[6]

El silencio y la resistencia

El silencio puede o no ser una forma de resistencia, y por tanto puede o interpretarse como tal, dependiendo de la particular estructura. Por ejemplo existen los silencios de origen depresivo, que corresponden a la sintomatología de ese tipo de cuadro clínico o responden a esa estructura de personalidad. Existe también el silencio paranoide, donde el paciente no habla porque cree que todo lo que diga será usado en su contra. Pero la mayor parte de las veces lo que se observa en clínica psicoanalítica es el silencio propiamente resistencial, directamente destinado a impedir el flujo de contenidos desde el inconsciente en la sesión de tratamiento. Este tipo de silencio es interpretable como resistencia. Ralph Greenson, uno de los autores más conocidos en temas de técnica analítica, distingue dos grandes categorías: el silencio como resistencia (el más frecuente) y silencio como comunicación. Según él, es tarea fundamental del analista dilucidar si el paciente calla como forma de resistirse - consciente o inconscientemente - al tratamiento o si justamente su silencio constituye por sí mismo una comunicación relevante, un contenido que se quiere comunicar en lugar de una resistencia frente aun contenido penoso (podría ser, por ejemplo una repetición en la terapia de un suceso del pasado de paciente donde el silencio jugó un papel importante.[7]

Resistencia en la terapias cognitivo-conductuales

En las terapias cognitivo-conductuales, se llama resistencia a todo acto de oposición a algún procedimiento clínico propuesto por el terapeuta. Su aparición durante el proceso de intervención clínica se considera una señal de alerta que puede indicar, ya sea que el terapeuta no ha logrado una suficiente alianza terapéutica con el sujeto, sea que no ha explicado adecuadamente la utilidad de la intervención, o bien que la intervención va en contra de los valores del sujeto, o alguna otra razón que el terapeuta no se ha percatado previamente.

La resistencia, en este grupo de psicoterapias, no se concibe como algo negativo, sino que, engranado dentro del encuadre, puede convertirse en un momento diagnóstico propicio para averiguar algo nuevo acerca del sujeto y del proceso psicoterapéutico, y una oportunidad para hacer cambios y ajustes en dicho proceso, a partir del nuevo conocimiento.

Referencias

Bibliografía