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Cofia (indumentaria)

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La reina de Francia María Antonieta con cofia y manto de luto (circa 1800).

Una cofia es un gorro, y en algún momento de su historia fue también una prenda masculina. Se conservan algunas imágenes del siglo XIV en que puede verse con cofia a algunos profesionales sobre todo en el campo de la medicina.[1]​ La cofia no fue nunca un complemento lujoso aun cuando algunas estaban confeccionadas con tejidos caros. Servía para recoger los cabellos y en algunos casos —en Francia sobre todo— se utilizaban bajo el casco militar. Con el tiempo su uso se hizo exclusivo en los uniformes de las doncellas o criadas de casas elegantes, más como adorno que como uso práctico, y en el gremio de la enfermería.[2]

Historia

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Desde la Edad Media al siglo XVII

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Ilustración del Codex E de las Cantigas. Músicos medievales con cofia.

La mejor evidencia que tienen los historiadores sobre la cofia, su uso y su evolución es a través de los pintores que dejaron el testimonio meticuloso de los personajes vestidos al gusto de cada época. La cofia se usó desde el siglo XIII. Hacia 1300 se usaba con la moda llamada «estilo francés» cuando los caballeros la llevaban en tejido de lino bajo el casco y el almófar, atada bajo la barbilla.[2]

También algunos profesionales llevaban cofia, generalmente debajo de otro tocado que distinguía su oficio. Así, en el siglo XIV, en Italia, los médicos se distinguían de sus pacientes no solo por el traje sino por la cofia que llevaban debajo de un casquete.[1]​ A finales de este siglo ya se ven documentadas las cofias de red llamadas también capillejos (hechos de seda) o crespinas (con hilos de oro y plata y adornos de perlas), usadas principalmente por las mujeres.[3]

Isabel la Católica usando cofia con los cabellos libres (retrato anónimo del siglo XVI)

En el siglo XV las mujeres usaban cofia con bastante frecuencia. A veces y sobre todo las mujeres de mayor edad llevaban sobre la cofia una toca. En España y hacia mediados de este siglo la moda era dejar libres los cabellos con cofias redondas, blancas, con adornos de encajes y bordados; eran unas cofias llamadas también albanegas, típicamente españolas; fueron las preferidas en tiempos de los Reyes Católicos.[4]​ Cervantes cita este tipo de tocado femenino:

Pensando pues en estos disparates se llegó el tiempo y la hora (que para él fué menguada) de la venida de la asturiana, la cual en camisa y descalza, cogidos los cabellos en una albanega de fustán, con tácitos y atentados pasos entró en el aposento donde los tres alojaban, en busca del arriero; pero apenas llegó á la puerta cuando D. Quijote la sintió, [...]

Existieron también cofias que tapaban las sienes y las orejas, a veces de color; este modelo duró hasta los comienzos del siglo XVII.

Cofia de tranzado

La cofia de «tranzado» (con *a*) lleva un apéndice que sale por detrás, desde la nuca o desde la mitad de la melena si es que existe, que se desliza a lo largo de la espalda; es como una trenza de tela hueca que servía para esconder el pelo cuando era muy largo. Es una cofia puramente española.[4]

Los primeros documentos conocidos en que se hace mención de esta prenda datan de 1410. La moda continuó hasta mediados del siglo XVI. En ocasiones se enrollaban unas cintas entrecruzadas o en espiral que servían como adorno. Estas cofias llevaban a veces otra cofia de red para la cabeza que permitía recoger mejor el pelo. La cofia podía mostrar varios modelos: tapando las orejas, cubriendo solo media cabeza, de «tranzado» enrollando la cofia en lugar de caer por la espalda.[4]

siglo XVII en Inglaterra

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En 1649 y tras la muerte del rey Carlos I —que murió decapitado—, Inglaterra pasó a ser una república con el nombre de Commonwealth. Su dirigente fue Cromwell, de religión protestante y costumbres puritanas. Con él se impuso una moda sobria influenciada por la vecina Holanda donde la población era netamente protestante y cuyas tendencias eran vestir de negro con los aditamentos típicos que les distinguirían en adelante, incluso en la colonia americana establecida en Plymouth (Massachusetts). Esos dos distintivos eran los cuellos postizos sobre pecho y espalda, de lienzo blanco que hacían juego con los puños, y la cofia muy pegada a la cabeza, recortada en pico sobre la frente y usada tanto por hombres como por mujeres. Era por lo general de color negro aunque se podía utilizar también el blanco.[5]

siglo XVIII

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Sobre el último tercio del siglo XVIII el peinado de las damas había evolucionado en altura de forma exagerada hasta hacerse voluminoso y llenarse de adornos superfluos. Para proteger estos trabajos de peluquería también evolucionó la cofia; fue entonces cuando salieron a la luz las cofias de campana, llamadas también «calash bonnet» o «bonnet calèche». Se les dio este nombre porque imitaban a las capotas utilizadas por las calesas que podían plegarse o hacerse grandes. Se atribuye la invención a Georgiana Devonshire que tenía fama de buen gusto en el vestir. Esta cofia se confeccionaba generalmente en lino y a veces en rico tafetán, cuando la ocasión así lo requería.[6]

siglo XIX

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Las cofias blancas, que todavía se usaban en el siglo XVIII, sencillas unas, más elegantes las otras, con adornos de encajes y labores, fueron evolucionando en el siglo XIX hasta convertirse en un tipo de tocado femenino llamado capota, con ala ancha delantera y cintas para atar en el cuello.[7]​ La blandura de la tela se hizo dura y se usaron materiales como la paja para las capotas campesinas o el terciopelo elegante, aunque también se hacían con satén, algodón o gasa. Aunque fue una evolución de la cofia, la capota entró a formar parte de los sombreros. A veces salía de la capota un velo fino que cubría la cara.[8]

siglo XX

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En el siglo XX subsistió el modelo de la cofia y el nombre para un tipo de tocado profesional y de uniforme. Las cofias blancas fueron un símbolo acreditativo para las enfermeras.[9]​ También se hizo uso de ella para los uniformes de las doncellas en las casas elegantes, haciendo juego con el delantal, ambas prendas de color blanco y de tejidos de algodón o batista. Y formando parte del uniforme se utilizó en algunos internados imitando los del siglo XVIII. La cofia o gorro higiénico continúa en uso en ciertas profesiones en que es necesario proteger los productos de la caída del propio cabello (cafeterías, cocinas de restaurantes, etc.).

Véase también

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Notas

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Referencias

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  1. a b Varios Autores, 2013, p. 56.
  2. a b Varios Autores, 2013, p. 61.
  3. de Sousa Congosto, 2007, p. 107.
  4. a b c Véase en el epígrafe «La historia del vestido en España desde la Edad Media hasta el siglo XVII», entrada del blog «INDUMENTARIA y VIDA COTIDIANA en ESPAÑA», disponible en línea en: COFIA de mujer. Consultado en diciembre de 2015.
  5. Varios Autores, 2013, p. 128.
  6. Vestuario escénico, Diana Fernández. Consultado en diciembre de 2015.
  7. Calzadilla, Paloma (2010). «Capota, 1840». Modelo del mes (Museo del traje). 
  8. Moda victoriana. Consultado en diciembre de 2015.
  9. Historia de la cofia en enfermería Consultado en diciembre de 2015.

Bibliografía

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  • Varios Autores (2013). Moda. Historia y estilos. DK Versión española deleatur, S.L. ISBN 978-1-4093-4180-2. 
  • Diego y González, J. Natividad de (2011). Compendio de indumentaria española. Valladolid: Maxtor. Edición facsímil sobre la edición de 1915 (Madrid). ISBN 978-84-9761-890-8. 

Enlaces externos

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