Clítoris

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Clítoris

Ubicación y anatomía interna del clítoris.
Nombre y clasificación
Latín [TA]: clitoris
TA A09.2.02.001
Gray pág.1266
Información anatómica
Región vagina
Arteria Arteria dorsal del clítoris, arteria profunda del clítoris
Vena Venas dorsales superficiales del clítoris, vena dorsal profunda del clítoris
Nervio Nervio dorsal del clítoris
Precursor Tubérculo genital

El clítoris es un órgano sexual femenino «ramificado» en la parte interna de la vagina, que se asoma una «punta» por la parte superior de la vulva de la mujer, pero que abarca todo el perineo femenino; su única función es la de proporcionar placer sexual. A diferencia del pene que es rígido y arqueado, el clítoris es un sistema móvil y flexible que trabaja rítmicamente en conjunto con la uretra, la pared vaginal y la red de nervios, músculos y glándulas.[1]​ La estimulación consistiría en encontrar el eje interno –punto G– que coordina el ritmo de todo el conjunto vaginal.

Anatomía

1. Prepucio del clítoris y 2. glande del clítoris

La parte visible del clítoris se asoma por los labios menores de la vagina y recubierto parcialmente por éstos. De hecho, habitualmente son solo visibles el capuchón y el glande del clítoris, que forman apenas una décima parte del volumen total del clítoris.

Los labios menores que sirven de capuchón al clítoris, son el mismo prepucio masculino pero desarrollado para el sistema femenino. Incluso, las células de la cara interna del prepucio del clítoris se descaman y hacen la degeneración grasa que les caracteriza, forman el esmegma, como en el caso masculino. La higiene habitual impide que éste se acumule. Si lo hiciera, produciría irritaciones y adherencias, como sucede, de hecho, en los casos de fimosis del clítoris.

Fisiología

En él se concentran los nervios que producen placer sexual en la mujer. Hasta el momento esa es su única función conocida.

Tamaño

El clítoris en toda su longitud puede llegar a tener un tamaño de 10 a 13 mm, mientras que el glande clitoriano mide entre 3 y 4 mm de ancho y 4 y 5 mm de largo, en estado de reposo, mientras en erección puede alcanzar los 1 a 1,5 cm de longitud en la mujer promedio. La parte visible del clítoris es el glande y es extremadamente sensible a la estimulación directa en la mayoría de mujeres, prefiriendo la estimulación indirecta a través del prepucio o capuchón clitoriano, el glande constituye solo la octava parte de todo el clítoris.

Desarrollo

En el desarrollo embrionario, hay una fase en que ambos sexos son indistinguibles. El desarrollo del clítoris y los órganos sexuales externos de la mujer comienzan a partir de la 7ª semana de la vida embrionaria. El clítoris se desarrollará a partir del tubérculo genital análogo al glande del hombre.

En fases muy tempranas, el clítoris parece un pequeño pene. Posteriormente, debido a la acción de las hormonas maternas, adquiere su localización —anterior a la uretra— y un tamaño más pequeño que en el varón.

Estimulación

La estimulación del clítoris se puede hacer de manera directa o indirecta. La mayoría de las mujeres se masturban estimulando la zona del clítoris, cuidando que se mantenga lubricado.[2]​ Sin embargo, el clítoris no es un órgano rígido y arqueado como el pene, por el contrario es móvil y flexible, en este caso la estimulación implica descubrir el eje interno del clítoris –punto G– que puede estimular rítmicamente toda la vagina, estirando, abriendo y encongiendo el órgano sexual.[3]

Ablación del clítoris

En algunas culturas africanas se practica la infibulación o la ablación –mutilación total o parcial– del glande del clítoris a una edad muy temprana, para evitar que las mujeres conozcan el placer sexual y el orgasmo. Esta práctica es considerada, en esas culturas, parte de un rito de iniciación a la pubertad que se supone protege la virginidad de las mujeres y asegura que vivirán en castidad hasta el matrimonio.

Historia de su estudio científico

El término clítoris procede del griego antiguo κλειτορίς (kleitorís), que fue reintroducido sin cambios en el Renacimiento. El primer médico antiguo en haberlo descrito y nombrado fue Rufo de Éfeso (siglos I-II d. C.). Este autor señala que en griego existía un verbo derivado, κλειτοριάζω (kleitoriázō), que significaba «acariciar(se) el clítoris para producir placer».[4]

La literatura médica moderna menciona por primera vez la existencia del clítoris hacia el siglo XVI, aunque hay discusiones sobre el momento exacto. Renaldo Columbus, también conocido como Mateo Realdo Colombo, fue un profesor de cirugía en la Universidad de Padua, en Italia, y publicó en 1559 un libro, llamado De re anatomica, en el que describió «la sede del placer femenino». Columbus concluyó que «como nadie ha descubierto estos detalles y su propósito, si se permite que le dé nombres a cosas que descubro, debería ser llamado “el amor o dulzura de Venus”».

La aseveración de Columbus fue rechazada por su sucesor en la universidad, Gabriele Falloppio, quien describió por primera vez las trompas de Falopio, también denominadas tubas uterinas, que se adjudicó el ser el primero en describir el clítoris. En el siglo XVII, el anatomista holandés Caspar Bartholin –véase glándulas de Bartolino– rechazó ambas pretensiones, diciendo que el clítoris ya era ampliamente conocido por la ciencia médica desde el siglo II.

Durante la época victoriana del siglo XIX, las mujeres que padecían de problemas uterinos, hormonales o emocionales eran diagnosticadas con una supuesta enfermedad llamada histeria femenina, la cual no tenía remedio y solo podía ser aminorada por medio de masajes de clítoris, equivalentes a lo que hoy en día reconocemos como masturbación.[5]​ Los médicos manipulaban la vulva de la paciente hasta que esta alcanzaba el orgasmo, momento en que se aplacaban los síntomas de su mal. La lista de síntomas asociados con este mal era tan larga que llegó un momento en que el número de casos se convirtió en una epidemia; casi cualquier dolencia leve podía servir para diagnosticar histeria.[6]​ Cabe notar que muchos de esos síntomas —por ejemplo la pesadez abdominal, la «lubricación vaginal excesiva» y la conducta lujuriosa— serían reconocidos hoy en día como indicios de frustración sexual.

El ginecólogo William Masters y la trabajadora social Virginia Johnson, conocidos popularmente por sus dos apellidos juntos: Masters y Johnson, y pioneros del estudio de la respuesta sexual humana, efectuaron estudios sobre el clítoris.[7]

Existe debates sobre si es un órgano vestigial, una adaptación o si tiene funciones reproductivas. Geoffrey Miller ha dicho que el clítoris humano «no muestra indicios de haber evolucionado por el escogimiento apareado de machos directamente. No es especialmente grande, colorido de colores brillantes, con forma específica ni está exhibido en la selección durante el cortejo».[8]

Véase también

Referencias

  1. http://www.dailymotion.com/video/xphp0a_las-alas-del-clitoris-el-punto-g-emmanuel-giannini_school
  2. F20.com, junio de 2008. Masturbación femenina
  3. http://www.dailymotion.com/video/xz4wps_el-punto-g-las-alas-del-clitoris-odile-buisson_school
  4. Rufo de Éfeso, De corporis humani appellationibus, 111.
  5. La histeria parecía ser pandémica
  6. Laura Briggs (2000). «The Race of Hysteria: "Overcivilization" and the "Savage" Woman in Late Nineteenth-Century Obsterics and Gynecology». American Quarterly 52: 246-73. 
  7. (en inglés) John Archer, Barbara Lloyd (2002) Sex and Gender, pág. 87. Cambridge University Press. En Google Books. Consultado el 19 de enero de 2013.
  8. Miller, Geoffrey (2011). The Mating Mind: How Sexual Choice Shaped the Evolution of Human Nature páginas 238-239