Amanita somersolt[editar]

Amanita somersolt, también conocida como oronja cantarina o vuelteojos, es un hongo basidiomiceto poco común, del orden Agaricales. El epíteto específico somersolt proviene del latín somersault, salto mortal en español, y hace referencia a sus todavía poco estudiados efectos enteógenos asociados a su consumo. Además del de oronja cantarina, sobrenombre dado por el característico sonido que realiza durante su crecimiento, otros de los nombres que puede recibir son hongo de Orfeo y oronja de cristal, este último debido a su característico color traslucido y metálico. La falta de pigmentación en el píleo es debido a que dicha seta solo crece en lugares recónditos o escondidos, en ausencia total o parcial de luz solar.

Aunque no existe mucha bibliografía disponible sobre esta especie de seta, tenemos referencias en el folklore de ciertas culturas antiguas y chamánicas. La primera referencia existente la encontramos en el poeta griego siciliano Estesícoro, quien nos habla de la leyenda de Eritea y las Hespérides. A las Hespérides se les encomendó la tarea de cuidar el jardín de Hera donde se encontraba toda una arboleda, las cuales daban manzanas doradas que proporcionaban la inmortalidad. Cuenta la leyenda que un día, Eritea, cansada y hastiada de la eterna misión que le habían encomendado, se refugió dentro de uno de los arboles sagrados que yacía hueco en lo más profundo de la arboleda. Allí encontró un extraño hongo, el cual al consumirlo le proporcionó el conocimiento divino absoluto del cosmos y los dioses. Indignados por dicha ofensa, los dioses transformaron a Eritea en esporas que se repartieron por el mundo.

Actualmente, estudios etnobotánicos apuntan hacia la presencia de un potente compuesto enteógeno en dicho hongo responsable de la experiencia psicodélica reportada por algunos investigadores. No obstante, se ha descrito así mismo como junto a esta sustancia también se encuentra (con presencia alternada) otro compuesto todavía no aislado, que causaría la muerte instantánea por su consumo tras un breve estado de éxtasis y elevación. Debido a esto, muchos psiconautas han perecido y los que sobrevivieron no son capaces de explicar la experiencia, aunque algunos la califican de sacra y abismal.