Usuario:Ignacio Icke/Asco

De Wikipedia, la enciclopedia libre

Teorías[editar]

Charles Darwin[editar]

Las primeras aproximaciones científicas al asco fueron las de Charles Darwin, como parte de su obra La expresión de las emociones en el hombre y en los animales (1872). Su definición decía así: «algo repugnante, ante todo en relación al sentido del gusto, es percibido o vívidamente imaginado; y de forma secundaria en relación a todo lo que causa una sensación similar, mediante el sentido del olfato, tacto o incluso la vista».[1]​ Darwin describe la gesticulación universal del asco como una de sus características principales. Teoriza que la reacción del asco es un instinto natural presente ya en los bebés, pues reaccionan ante gustos desagradables con la misma mímica. Darwin consideró el asco como un desarrollo evolutivo de la nausea; la expresión facial típica del asco sería por tanto una reminiscencia que cumpliría la función de advertir a otros de que algo no es comestible.[2]

Sigmund Freud[editar]

Sigmund Freud consideraba el asco como un mecanismo de defensa, un síntoma neurótico de la represión de pulsiones arcaicas y resultado de la educación. Veía una ambibalencia entre el asco y el gusto, pues el asco es suscitado por cosas excitantes que producen un deseo inconsciente, actuando así como barrera. Esta emoción está a disposicón del Yo y el Super Yo. Este gusto original, por ejemplo, en relación positiva con los excrementos propios, solo se da en adultos en casos de perversiones, en las que el gusto desplaza al asco de nuevo.[3]​ Freud condisera activador esencial del asco al sentido del olfato; su teoría se circunscribe al ámbito de la sexualidad y secrecciones corporales.[4]

Aurel Kolnai[editar]

En 1929 Aurel Kolnai escribió un extenso artículo titulado El asco, que se publicó en el Jahrbuch für Philosophie und phänomenologische Forschung (Anuario de filosofía e investigación fenomenológica). Para él se trata de una reacción defensiva que se manifiesta contra lo orgánico, aunque tiene una dimensión moral. Kolnai consideraba el asco como una emoción ambivalente, que no sólo desencadena repulsión, sino que lleva aparejada una advertencia. El asco, según Kolnai, tiene más de desaprobación que de odio. Funciona como otras formas de defensa y rechazo. Es por tanto otra cosa distinta que el desprecio moral y está opuesto al miedo. En el asco no hay ninguna amenaza perceptible, solo una molestia insoportable.[5]

El asco por la comida desempeña según Kolnai un papel secundario, pues le da más importancia a los sentidos del olfato, vista y tacto que al gusto. Kolnai emplea el término «Überdrußekel» (de überdruß, nausea, mareo, y ekel, asco) para la reacción hacia el exceso de comida y bebida, pero también hacia la holgazanería. Kolnai considera desencadenantes del asco la descomposición y la putrefacción, y por eso los excrementos resultan repugnantes. La reacción de asco hacia los insectos la explica por la impresión óptica del hormigueo o los enjambres y sus asociaciones negativas con la maldad. Además, la vegetación excesiva también es desencadenante de asco. Kolnai enumera una lista de conductas percibidas como inmorales ligadas al asco.[6]​ Las declaraciones de Kolnai no son neutrales ni científicamente objetivas. Penning le acusa de escribir desde la perspectiva de un conservador católico de 1930.

Julia Kristeva[editar]

La psicóloga y teórica de la literatura Julia Kristeva acuñó en 1980 en su libro Pouvoirs de l'horreur. Essai sur l'abjection el término «abyección» en conjunción con el fenómeno del asco, donde sin embargo no identificó las cosas repulsivas, sino que trató la relación entre las personas con ellas y sus estrategias para resolver problemas. Para ella las arañas no son «abyectas», lo es el miedo hacia ellas. De acuerdo con Kristeva, lo abyecto y por tanto el asco confrontar al Yo con sus barreras y miedos, y cumplen por tanto una función importante, haciendo posible la diferenciación entre «uno mismo» y «los otros». Consideró la abyección parte del rechazo a la madre, pues las sustancias pegajosas, viscosas y difusas se relacionan con la madre.[7]​ La marginación y los tabús son para Kristeva fenómenos de la abyección, que deben servir para reafirmar determinadas las barreras, reglas y sistemas. Donde no es posible separar totalmente, todas las culturas tienen ciertos rituales de purgación que buscan la catarsis. Esta función catártica la cumple también el arte.[8]

Paul Rozin[editar]

Desde la década de 1980 el psicólogo estadounidense Paul Rozin se ha ocupado del fenómeno del asco; su teoría se basa en la biología evolutiva y en la psicología de las emociones. Considera que el asco relativo a los alimentos es el origen de esta emoción y lo denomina «core disgust» (asco central). A partir de este núcleo el asco habría evolucionado hasta el asco a los animales, el «asco interpersonal» o el «asco moral». La náusea es una implicación esencial del asco, pues se trata de una mera reacción defensiva del cuerpo para proteger al cuerpo contra los alimentos inapropiados.[9]

En los estudios de Rozin se indica una alta correlación entre la sensibilidad al asco de los padres y sus hijos. Cómo Freud apuntó, las enseñanzas relativas a la limpieza de la primera infancia desempeñan un papel importante en la formación del asco.

Según Rozin el asco sirve en la sociedad moderna para dejar de lado nuestro parecido genético con los animales; el "comportamiento animal", cuya definición evoluciona con el curso de la civilización, es considerado en general como nauseabundo. Esta valoración se extiende a cualquier comportamiento que sea calificado como inmoral. El asco cumple también, por tanto, una función social, y marca los límites entre culturas y grupos sociales. «[…] disgust is in many respects the emotion of civilization»[10]​ (el asco es en muchos aspectos la emoción de la civilización). La tesis central que sostiene Rozins es la siguiente: «A mechanism for avoiding harm to the body became a mechanism for avoiding harm to the soul. The elicitors of disgust may have expanded to the point that they have in common only the fact that decent people want nothing to do with them. At this level, disgust becomes a moral emotion and a powerful form of negative socialization.»[11]​ (Un mecanismo para evitar el dolor del cuerpo se ha convertido en un mecanismo para evitar el dolor del alma. Los evocadores del asco pueden haberse extendido hasta el punto en que lo único que tienen en común es que la gente decente no quiere tener nada que ver con ellos. El asco se convierte, pues, en una sensación moral y una poderosa forma de socialización negativa.)

Paul Ekman[editar]

Paul Ekman interpreta la expresión de las emociones, de forma similar a Darwin, como parte de los programas afectivos por la que la humanidad en general y la cultura manejan mecanismos de reacción subliminales complejos mediante patrones típicos acompañados de gesticulación facial. Ekman distingue entre tres tipos básicos: alegría, tristeza, miedo, sorpresa, susto y asco.[12]

Estos tipos básicos son los que identifican también otros muchos filósofos y psicólogos de las emociones[13]​ Sin embargo es el miedo en particular no parece articularse mediante un ajuste cognitivo, sino mediante una reacción corporal primitiva.[14]

Richard Lazarus[editar]

Richard Lazarus no interpreta las emociones como Carl Lange y William James como variaciones corporales, sino como ajustes cognitivos hacia los objetos y los eventos. Distingue entre seis dimensiones: en base a los objetivos propios, conformidad o conflicto con ellos, Dabei unterscheidet er sechs Dimensionen: Bezug auf eigene Ziele, Übereinstimmung oder Verstoß gegen diese, Einbezug spezifischer ichbezogener Einstellungen, Verantwortlichkeitszuschreibung, Einschätzung der eigenen Reaktionskompetenz und darauf bezogene Zukunftserwartung bezüglich erreichbarer Übereinstimmung mit eigenen Zielsetzungen. In diesem Rahmen erklärt er Ekel als bezogen auf einen unverdaulichen Gegenstand oder, in metaphorischem Sinne, eine ebensolche Idee bzw. Vorstellung, die aufgenommen oder als zu nah beurteilt wird.

Die gegenwärtige emotionsphilosophische Debatte kreist nach wie vor um die Frage, wie körperliche gegenüber kognitiven Aspekten zu gewichten sind – wobei oft zwischen Gefühlen und Emotionen unterschieden wird, nur bestimmte Emotionstypen als Anwendungsklasse herausgestellt werden und z.B. ebenso kompatibilistische Ansätze, die beide Aspekte zu vereinbaren versprechen, ausgearbeitet und verteidigt wie von anderen angegriffen werden.

Martha C. Nussbaum[editar]

Martha Nussbaum beobachtet, dass besonders seit den 1990er Jahren verstärkt im Zusammenhang mit Rechtsfragen auf Ekelgefühle rekurriert werde, ähnlich wie die frühen amerikanischen Gesetze zur Homosexualität sich auf Ekel gegenüber „unnatürlicher Sündhaftigkeit“ beriefen.[15]​ (Auch P. Rozin definiert Ekel als gerichtet auf Handlungen „gegen die Natur“.)[16]​ Ekel aber sei im Rechtskontext, so die moralpsychologische These Martha Nussbaums, eine irrationale kognitive Reaktion: Individuen nehmen ihre körperliche Unvollkommenheit („Tierhaftigkeit“) wahr, indem sie diese als Furcht vor „Kontamination“ nach außen projizieren. Dies habe historisch zur Unterdrückung sozialer Gruppen (v.a. Frauen, Juden und Homosexuellen) geführt. [17]

  1. […] something revolting, primarily in relation to the sense of taste, as actually perceived or vividly imagined; and secondarily to anything which causes a similar feeling, through the sense of smell, touch and even of eyesight
    Charles Darwin, The Expression of the Emotions in Man and Animals (1872)
  2. Charles Darwin: The Expression of the Emotions in Man and Animals, Chapter 11, online
  3. vgl. Annette Kluitmann: Es lockt bis zum Erbrechen. Zur psychischen Bedeutung des Ekels, in: Forum der Psychoanalyse, 1999, 15/3, S. 267–281
  4. vgl. Winfried Menninghaus: Ekel. Theorie und Geschichte einer starken Empfindung, 1999, S. 283 ff.
  5. Konrad Paul Liessmann, „Ekel! Ekel! Ekel! – Wehe mir!“ Eine kleine Philosophie des Abscheus,en: Hans Magnus Enzensberger (Hg): Ekel und Allergie, 1997, p. 107
  6. Lothar Penning, S. 46 ff.
  7. Lexikon Gender Studies/Geschlechterforschung, Artikel Abjection, 2002, p. 2
  8. Julia Kristeva, Powers of Horror: An Essay on Abjection, New York 1982
  9. Paul Rozin u.a.: Disgust, in: Handbook of Emotions, S. 637–653
  10. Rozin u.a.: Disgust, S. 649
  11. Rozin u.a.: Disgust, S. 650
  12. Ekman, P: Universals and Cultural Differences in Facial Expression of Emotion. En: J. Cole (Ed.): Nebraska Symposium on Motivation. Lincoln, Nebraska: University of Nebraska Press 1972, 207-283 [Angst, Ekel, Furcht, Freude, Trauer, Überraschung]; Ekman, P: An argument for basic emotions, in: Cognition and Emotion 6 (1992), 169-200; komplexer klassifiziert Ekman, P: Basic Emotions, in: T. Dalgleish / T. Power (Hgg.): The Handbook of Cognition and Emotion, Sussex, U.K.: John Wiley & Sons 1999, 45-60.
  13. Mick Power und Tim Dalgleish unterscheiden als fünf Grundtypen z.B. Furcht, Trauer, Angst, Freude und Ekel (Cognition and Emotion: From Order to Disorder, Psychology Press 2007, zum Ekelgefühl Kap. 8).
  14. z.B. Panksepp 1998
  15. Vgl. u.a. Nussbaum: "Secret Sewers of Vice": Disgust, Bodies and the Law, in: Susan Bandes u.a. (Hgg.): The Passions of Law, NYU Press 1999, 19–62; s. dazu zum Beispiel [1]
  16. Im Unterschied zu Ärger (gerichtet auf Handlungen, die Personen oder Eigentum verletzen) und Missachtung (contempt), die sich auf Handlungen gegen die Sozialordnung richte; vgl. Rozin, P. / Lowery, L. / Imada, S. / Haidt, J. (1999). The CAD triad hypothesis: A mapping between three moral emotions (contempt, anger, disgust) and three moral codes (community, autonomy, divinity). Journal of Personality & Social Psychology, 76, 574-586
  17. Nussbaum: Hiding from Humanity: Disgust, Shame, and the Law Cover, Kap. 2 (71ff) und 3 (124ff); Nussbaum: Upheavals of Thought, 190-206