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Biblioteca Fray Francisco de Burgoa
Ubicación
País México
Localidad Macedonio Alcalá s/n, Centro Cultural Santo Domingo, Centro, Oaxaca.
Datos generales
Tipo Fondo Antiguo
Fundación 1996
Acervo
Tamaño 30,000 libros antiguos,
11 incunables , 2 impresos mexicanos

Biblioteca Fray Francisco de Burgoa[editar]

[1]​La Biblioteca Fray Francisco de Burgoa se localiza en el Estado de Oaxaca de Juárez, México, asentada en el antiguo ex-convento de Santo Domingo de Guzmán. Fue fundada en mayo de 1996 y como resultado, es uno de los proyectos más grandes de rescate de documentos y libros antiguos que se han llevado a cabo en el Estado, cuyo fondo bibliográfico es perteneciente a la Universidad Autónoma “Benito Juárez” de Oaxaca, contando con un aproximado de 30,000 ejemplares preservados dentro de estanterías de cedro rojo hechas con el especial propósito para su resguardo. Este proyecto es dirigido bajo la coordinación de la Dra. en Historia del Arte, María Isabel Grañén Porrúa quien trabaja en conjunto de un gran equipo de investigadores. Es considerada una de las 10 bibliotecas más bellas e importantes de México, compuesta por un valioso acervo que alguna vez perteneció a ordenes religiosas como lo fueron los Dominicos, Franciscanos, Jesuitas, Agustinos, Betlemitas y Mercedarios, quienes vivían ilustrándose de la cultura humanística y científica, otorgándonos, hasta el día de hoy, un amplio legado lleno de amor por el conocimiento.

Historia.[editar]

El comercio del libro tuvo un lugar fundamental en los inicios del pensamiento ilustrado en México, abarcando un amplio periodo durante la colonia dónde, las entonces llamadas "librerías", hacían pedidos a las ciudades más importantes de Europa y Nueva España, espacio en el que se llevó acabo la primera imprenta para después instalarse en la capital del Virreinato en 1539. La mayoría de los pedidos eran traídos en barco hasta el puerto de Veracruz, viajando desde el Viejo Continente durante largas horas, teniendo que soportar las malas condiciones climáticas. Cabe mencionar que se salvaron del oficio que la Santa Inquisición ejercía para prohibir la circulación de ideas heréticas o que fuesen en contra de las leyes. Sin embargo, hubo datos encontrados dentro de los escritos de Manuel Martínez Gracida en los que da a conocer que este acervo empezó a formarse en el año de 1552 y, a fines del siglo XVIII, contaba con más de 2,400 obras contenidas en 5,416 volúmenes, 10 manuscritos y varias copias de sermones. 

Las ordenes religiosas tenían como propósito formar librerías para ubicarlas en diferentes puntos del estado, de los cuales se tienen ubicadas las de Cuilapam, Tehuantepec, Tlaxiaco y Yanhuitlan; siendo el proyecto antecesor a la creación de las Bibliotecas, creadas por frailes con el interés de ser guiados por el conocimiento. En los años siguientes, las bibliotecas conventuales pasaron a enriquecer la Biblioteca Pública gracias a la secularización de los bienes del clero en 1859, la cual formaba parta del Instituto de Ciencias y Artes de Oaxaca.

Instituto de Artes y Ciencias[editar]

El Instituto de Artes y Ciencias de Oaxaca estaba completamente dedicado a la educación superior y en consecuencia, en Enero de 1827 se fundó una biblioteca conformada de obras selectas sobre ciencias que además, era sostenida por el Gobierno, dándole inicio a la Biblioteca Pública del Estado de Oaxaca, siendo la primera en establecerse en México. Para beneficio de dicho surgimiento, el 12 de julio de 1859, la educación pasó de ser una doctrina religiosa a una estructura laica; otorgando la posibilidad de instruir en base a temas científicos e ideales de la Ilustración, siendo considerados temas de mayor importancia en su momento y así, gracias a la donación de ejemplares de las bibliotecas conventuales, se logra enriquecer el acervo de la Biblioteca Pública.

El desorden caracterizaba el nuevo espacio puesto que nunca se llevó a cabo la catalogación de los libros debido a la falta de recursos, provocando que varios de los ejemplares fuesen esparcidos a los claustros o entregados al pillaje y, aunado a esto, se tuvo que lidiar con la situación por la que atravesaba el Estado y las problemáticas que la intervención francesa provocó durante ese periodo, dado que las fuerzas invasoras, bajo la dirección del mariscal Bazaine, utilizaron parte del acervo  como fogatas, mientras que algunos otros fueron extraviados por prestamos irracionales o a su salida del Instituto. Durante éste periodo, se distinguen eminentes personajes como Benito Juárez y Porfirio Díaz quienes trabajaron en la biblioteca y posteriormente, llegaron a ser Presidentes de México.

La falta de consultas también representó una falta inminente de interés por parte de la población,  lo que significó un problema más. En 186, el entonces Gobernador Ramón Cacija, al contemplar la situación, ordenó el traslado del acervo al convento de San Francisco en el que se organizó un gran proyecto para garantizar que el inventario se llevara acabo. La mayoría del acervo aún conservaba la marca del ex libris con su correspondiente colocación, la cual hizo posible que su orden se respetara lo más posible. Incluso durante el Porfiriato, un grupo de catedráticos ofreció sus servicios para la catalogación y orden de los libros, para así poder darle un mejor funcionamiento a la biblioteca, con la dirección del Lic. Carlos María Cortés que gracias a su ejemplar desempeño, ha sido posible conservar el inventario manuscrito que contiene el registro de grandes investigadores que consultaban el fondo bibliográfico, ordenado por orden alfabético y clasificados con el sistema de Namur, siendo publicado más adelante en el año de 1887. Con el tiempo, la biblioteca logró incrementar su fondo bibliográfico, adquiriendo un importante fondo jurídico y médico, además de obtener varios beneficios como trasladar el material a la parte inferior del Instituto de Artes y Ciencias para después abrir su puertas al público hasta altas horas de la noche, permitiéndole a los obreros y trabajadores la consulta de material y, así mismo, logra incrementar su acervo con libros comprados, con el fin de mantenerla actualizada. En 1885 recibe dos donativos ofrecidos por Matias Romero como señal de agradecimiento por la etapa educativa que curso por la Institución, una colección de considerable importancia y un lote de libros que después fue comprada por el gobierno. También obtuvo peculiares donaciones como la de Benito Juárez Maza en 1920, del sobresaliente médico juchiteco Aurelio Valdivieso en 1926 y, en el año de 1942, Eugenio Clerián, cuñado de Benito Juárez, hizo entrega de un pequeño lote de libros en conjunto del archivo privado de Juárez a la biblioteca. La intervención y apoyo pertinentes del gobernador en turno, Eduardo Vasconcelos, la biblioteca se trasladó a un edificio del siglo XVIII recién remodelado y ubicado frente al Teatro Macedonio Alcalá

Universidad Autónoma “Benito Juárez” de Oaxaca.[editar]

En 1955, el entonces gobernador Manuel Cabrera Carrasquedo, transmutó el Instituto de Ciencias y Artes en la Universidad Autónoma Benito Juárez de Oaxaca, incluyendo en todo momento la biblioteca que no podía, por ningún motivo, dejar de ser pública, pero la época de gloria por la que atravesaba no fue eterna, reafirmando el mayor temor de aquellos emprendedores del rescate. 

En 1958, la facultad dio alojo a grupos que cursaban sus estudios en Arquitectura y Derecho, pero más adelante, el requerimiento del espacio que en ese momento ocupaba el acervo, tuvo que ser movido a tres diferentes salones y amontonados en la parte trasera, provocando que el material se dañara y simplemente comenzara a quedar en el olvido. El entonces bibliotecario, José Luis Bonecchi, envió varias quejas al rector de la UABJO para darle a conocer los abusos que se cometían en contra de los libros tratando de evitar más pérdidas, pero durante los disturbios estudiantiles que tuvieron lugar en la década de 1970, hizo que la soledad empañara el ambiente optimista que caracterizaba la biblioteca. 

A principios de los años ochentas, la dirección general de la Biblioteca decidió cambiar el material a otro edificio, con el objetivo de salvar el acervo y mantenerlo bajo los cuidados necesarios, lo que requirió destinar una casa para prevenir que este no sufriese más daños de los que ya había sufrido pero por razones políticas, esto no pudo ser realizado. Por esa misma razón, se llevó acabo la construcción de un edificio que recibiría por nombre “Biblioteca Jose Vasconcelos”, creada para la conservación del fondo bibliográfico, siendo adaptada para la clasificación y separación correcta de todos los ejemplares pero por desgracia, no era el lugar adecuado para mantener tan importante material histórico bajo los cuidados que se requería ya que, a consecuencia de la alta exposición al calentamiento de los sensores de luz y la humedad que se acumulaba en las paredes causada por las constantes lluvias, provocó el deterioro de la mayoría de los ejemplares, pero a pesar de todos aquellos obstáculos, la Universidad Autónoma de Benito Juárez, intentó conservar su acervo histórico, consciente de su gran importancia histórica.

Origenes.[editar]

En 1993, el reconocido artista Francisco Toledo, dio a conocer su gran interés y preocupación por tan enigmático acervo por lo cual, decidió dar a conocer el fondo bibliográfico de la Universidad a través de una exposición de libros antiguos que tuvo como sede el Museo de Arte Contemporáneo de Oaxaca, con el propósito de difundir tan impresionante legado. Exposición que tuvo un resultado favorable, puesto que el entonces rector de la UABJO, Homero J. Pérez Cruz, llevó acabo un nuevo proyecto bajo la iniciativa del Maestro Toledo, quien además propondría el inventario, la clasificación y su conservación, dando inicio al rescate del fondo bibliográfico universitario el 15 de Enero de 1994. Con asesoría de Stella María Gonzáles Cicero, entonces directora de la Biblioteca Nacional de Antropología e Historia, se hizo cargó del asesoramiento de dicho proyecto. Para dar inicio, se fumigo el espacio, se comenzaron a levantar los libros que se encontraban en el piso y dentro de cajas para hacer posible la separación del material antiguo y el material moderno. Cuatro estudiantes egresados de la Facultad de Letras Clásicas de la UNAM y conocedores de latín, aportaron sus conocimientos y se encargaron de llevar acabo el diseño de una ficha bibliográfica especializada por cada libro, la cuál contenía el nombre del autor, título, traductor compilador, ilustrador, impresor, editor, lugar y año de impresión, materia, marcas de fuego, condición física, y algunas observaciones, pero a causa de que dicho proyecto requería una gran inversión de tiempo, no pudieron proseguir con tal laborioso trabajo y decidieron abandonar el proyecto. Afortunadamente se contó con el apoyo del Licenciado Miguel Díaz Rivera, quien contaba con un amplio conocimiento en latín, hebreo, griego, italiano y francés, además de  aportar un amplio criterio humanista para indicar la materia de cada libro, dándole un nuevo orden al tesoro bibliográfico y como siguiente paso, cada uno de los datos fue capturado en un sistema de computo ex profeso, haciendo posible que cualquier investigador pudiese identificar el ejemplar según el rublo que se eligiese; autor, título, año, etc., logrando por fin, que tanta riqueza histórica no se dejara atrás una vez más y mucho menos se dejase en el olvido tan valioso acervo.

Fue gracias al hallazgo de tan importante acervo que surgió la idea de trasladar los libros a un lugar más adecuado en comparación a la Ciudad Universitaria. Después de intentar despertar el interés de varias instituciones, el Instituto Nacional de Antropología e Historia otorgó la nave del aula norte que abarcaba el largo completo del atrio del ex-convento de Santo Domingo. El espacio fue adaptado gracias al Sr. Alfredo Harp Helú quién, a través de Fomento Social BANAMEX, llevó a cabo la restauración de naves y estanterías hechas de cedro rojo con una altura de 3 metros, elaborada por el ebanista Fernando Hernández. Para concluir el trabajo, se prosiguió con el traslado del acervo, con el cuidado adecuado se logró en el transcurso de una noche. El fondo bibliográfico fue numerado previamente y organizado dentro de cajas, de modo que se tenía un control exacto del lugar que ocuparía en el recinto de Santo Domingo. En Mayo de 1996, la biblioteca es nombrada oficialmente “Fray Francisco de Burgoa", en honor al Dominico e Historiador nacido en Oaxaca, el mismo que se encargó de escribir una crónica sobre el Estado en el siglo XVII y de quien además, aún se conservan sus obras completas como parte del fondo bibliográfico.

La biblioteca es el resultado de un gran proyecto que ha visto resurgir una riqueza ancestral encubada entre sus muros, brindándoles el lugar que nunca debieron haber dejado. Este proyecto es la concepción de los ideales de importantes personalidades que han puesto todas sus fuerzas para rescatar una importante parte de lo que hoy en día nos conforma como sociedad Oaxaqueña. Devolviendo el conocimiento que se un día perteneció a importantes frailes que invirtieron gran parte de su vida y tiempo. Por la misma razón, un sentimiento de amor por el pensamiento filosófico de muchos pensadores, llenando de sentido y sabiduría cada espacio, el cual ostenta el saber y se enorgullece al mostrar el conocimiento de Oaxaca reunido desde el siglo XVI.

Colecciones Importantes.[editar]

Dentro de la Biblioteca Fray Francisco de Burgoa se resguarda una colección de libros y manuscritos muy imponentes puestos a disposición de todo aquel investigador interesado.

El acervo se conforma por una variedad extensa que abarca desde temas históricos, geográficos, filosóficos, médicos hasta temas como la religión, política y artes. La totalidad de los ejemplares se encuentran en diferentes lenguas como el mixteco, zapateco, mixe y náhuatl, entre otras como el castellano, francés, inglés y latín.

Dentro del acervo destacan varias colecciones como:

El Fondo Conventual. El cual se compone por libros que pertenecieron a los conventos que existieron en el Estado de Oaxaca.

La Colección Especial, formada por las bibliotecas particulares de inminentes personalidades como Benito Juárez Masa, Aurelio Valdivieso, Matías Romero, Jacobo Dalevuelta, Manuel Brioso y Candiani, Jorge Fernando Iturribarria y Luis Castañeda de Guzmán.

La Colección de Manuscritos, integra un conjunto de manuscritos que proceden de diversas instituciones eclesiásticas, de las cuales se conservan documentos provenientes al Obispado de órdenes religiosas, en su mayoría pertenecientes a los Dominicos, valoradas con gran importancia, y de Instituciones Civiles, se encuentran de la Alcaldía Mayor, procedentes a las diferentes instancias del Gobierno Virreinal y del Cabildo Civil, documentos que en su mayoría son de orden legal  sobre la transacción de Bienes.

La Colección de Referencia, la cual esta conformada por diccionarios, enciclopedias, repertorios bibliográficos y libros de consulta.

Otras Colecciones, También se cuenta con un pequeño acervo que reúne la donación de fotografías por parte de la Señora Gloria Larumbe Reimersde, correspondientes a los días posteriores al sismo del 14 de enero de 1931, tomadas por el Ingeniero Enrique Cervantes para el Doctor Jose E. Larumbe mostrándole detalladamente los daños que causó el temblor, afectando particularmente a la Ciudad de Oaxaca. 

Joyas Bibliográficas.[editar]

La Biblioteca Francisco de Burgoa resguarda un enigmático tesoro histórico en el cual se pueden encontrar once incunables, de los cuales nueve son impresos mexicanos del siglo XVI, un manuscrito en latín de Fran Bartolome de las Casas, una Biblia políglota impresa entre 1572 y 1575 por Cristóbal Platino, además de contar con el primer impreso oaxaqueño; un facsimilar hecho por el impresor Juan Pascoe y escrito por Fray Sebastián de Santander y Torres en 1720 con licencia de Doña Francisca Flores quien fuera directora de la primera imprenta en Oaxaca proveniente de la cuidad de Puebla y anteriormente, la cuidad de México. Se integran también importantes obras literarias que hablan sobre los estudios geográficos, filosóficos, científicos y religiosos, ente otros tesoros más acerca de arte y literatura.

Incunables.[editar]

Los incunables son todos aquellos libros impresos durante la centuria del siglo XV, durante el cual tiene lugar el gran invento de Gutenberg: la imprenta, palabra que proviene del latín in cunabula que significa: “en la cuna” haciendo referencia a los inicios que tuvo la imprenta. 

  • Veracruz, Alonso de la (Fray). Speculvm Conivgiorvm, México, Juan Pablo de Brescia, 1556. 

Esta obra es una de las verdaderas joyas bibliográficas con las que cuenta la biblioteca Fray Francisco de Burgoa. Entre sus páginas se funden dos nombres gloriosos dentro de la historia de la ciencia y del arte tipográfico de México: Fray Alonso de la Veracruz, quien fuese padre de la entonces naciente “Universidad Real y Pontificia de México” y Juan Pablos, el primer impresor de la Nueva España. Este ejemplar fue de suma importancia y utilidad práctica a todos aquellos religiosos que solían tropezar con las graves dificultades que se les presentaban al momento de resolver los intrincados casos sobre las cuestiones relativas al matrimonio de los indios. El padre Veracruz tuvo la iniciativa de otorgarles a sus compañeros un compendio de las diversas opiniones al respecto. En el prefacio…

  • Taix, Jerónimo (Fray). Institvcion, modo de rezar, y milagros e indulgencias del Rosario de la Virgen Maria Nuestra Señora, 6a imp., correct. domingo de Salazar, México, Pedro Ball, 1576

Este es el único ejemplar que aún se conserva en todo el mundo. Además de ser uno de los libros  

  • Hernandez, Benito (Fray). Doctrina Christiana en Lengua Mixteca, México, Pedro Ocharte, 1568]                            

Hernandez Benito llegó a México por medio de Fray Vicente de las Casas. Fue destinado a la región Mixteca donde aprendió en poco tiempo la lengua de aquella región. Una vez aprendió a dominar la lengua, lo enviaron a evangelizar a Achiutla ya  que el padre que estaba ahí no no tenía ninguna conocimiento sobre la lengua y por lo mismo, no había logrado una buena comunicación con los habitantes del lugar.Dentro de sus páginas se expone el estudio de la Doctrina Cristiana Mixteca. En su obra ejemplifica el significado que tienen los rezos y el desenvolvimiento de dicha doctrina, siendo el único en su existencia.

  • Buenaventura (San). [In] Librum Primum Sententiarum [Expositio], Nuremberg, s.i. Ca. 1491]

El comentario a los cuatro libros de las sentencias de Pedro Lombardo es el contenido de los dos tomos que la Biblioteca Francisco de Burgoa posee, en una espléndida edición de Nuremberg, en la que lamentablemente no se menciona al impresor del año de 1491. El ejemplar destaca por las hermosas letras capitulares y los signos separadores de párrafos pintados a mano.

San Buenaventura fue el segundo fundador de la orden franciscana por la prudencia y energía que desplegó durante su generalato al frente de la orden seráfica y, sobre todo, por haber afianzado la tradición intelectual de los franciscanos. Su desbordante obra se hace notable gracias a la investigación teológica como en la filosófica.

Ciencia y Geografía.[editar]

  • García Cubas, Antonio. Curso Elemental de Geografía Universal, 4ta edición, Antigua Imprenta de Murgía. México, 1884.

Dentro de la obra de Antonio García, se puede encontrar un amplio estudio astronómico elaborado en 1880, además de explicar el ciclo lunar y el curso de las estaciones, de igual manera se incluyen asombrosas laminas con las ilustraciones de los planetas y su ubicación, un mapa astral, mostrando, por ejemplo, las diferentes constelaciones que apenas se empezaban a descubrir, además integra sus denominaciones, las definiciones y ubicaciones astronómicas que el lector necesita saber para poder identificar las estrellas, los aportes que muchos investigadores han dado y el efecto que tuvieron. Entre sus páginas también se puede encontrar una descripción casi entera del Estado de Oaxaca y otros estados incluyendo su composición geográfica, social y algunos aspectos culturales, lo que hace que este sea un libro aún más interesante dentro de la investigación de los aspectos más antiguos de la cultura Mexicana. 

  • Ortelio, Abraham. Theatro de la Tierra Universal, Amberes, Cristibal Plantino, 1588.

Abraham Ortelio nació y murió en Amberes (1527-1598). Fue un famoso cartógrafo y humanista que, gracias a su enorme prestigio, fue nombrado geógrafo de Felipe II. En un principio se dedicaba al grabado de mapas pero gracias a las posibilidades económicas de las cuales gozaba su familia, se dedicó a viajar por Europa. Fue animado por el geógrafo Mercator para dar inicio a la recopilación de diferentes mapas en 1560 que le permitieron la realización del mapamundi y diez años más tarde, la publicación de Theatrum Orbis Terrarum considerado como el primer atlas moderno. Este ejemplar, es la primera edición impresa  en el famoso taller tipográfico de Cristóbal Plantino en Amberes. Cuenta con 93 mapas de diferentes autores, la mayoría debidos a Francisco Hogenberg quien también fue coautor con Abraham Ortelio del Civitates Orbis Terrarum. A cada mapa le precede una breve explicación en latín sobre el estado que figura, marcando escalas y grados de latitud. Muchos de los mapas, la portada y el retrato del autor fueron grabados en cobre iluminado a mano. Al ser reproducciones de los mapas  de diferentes autores, se presentan deficiencias en la nomenclatura y en el trazado pero por su concepción y por menores, es un trabajo extraordinario. Esta edición es la única publicada por iniciativa y a expensas del famoso impresor francés Plantino, la cual fue dedicada al príncipe de España Don Felipe, después llamado Felipe III a quien envió un ejemplar iluminado. 

  • Blaeu, Juan. Atlas Universal y Cosmografico de los Orbes Celestes y Terrestres, [Amsterdam], Juan Blaeu, ca. 1663.

Juan Blaeu, hijo del reconocido cartógrafo Guillermo Blaeu, fundó en Amsterdam una imprenta que posteriormente funciono en conjunto de la imprenta de su padre. De todas sus obras, la más notable es la del Atlas Magnus que después sacaría en español, algunas partes en Alemán y en Flamenco, Además de los mapas, esta obra contiene numerosos grabados de astronomía, instrumentos náuticos, de alegorías y escenas costumbristas de cada país y de construcciones notables en distintos lugares. 

Esta edición obtenida en castellano es muy rara y por lo tanto, muy valiosa. Esta parte castellana fue encargada al judío David Nasii, sustituyéndole después el célebre mallorquín Nicolás de Oliver Fullana, a quien llamaban los de su raza: Daniel Judá. 

Religión.[editar]

  • Binanni, Felipe. Ordinum Religiosorum in Ecclesia Militanti catalogus, 3a parte, Roma, Jorge Plachi, 1710.

El haber redactado y publicado su obra en la cuidad de Roma, como representante de la erudición eclesiástica, ofreció al autor un magnífico observatorio, pues desde tiempos muy antiguos las diversas órdenes religiosas han tenido en la ciudad eterna su representación oficial. El autor, además, basa su trabajo de la calidad del impresor Jorge Plachi, así como del arte del dibujante Andrés Orazii y del grabador Arnoldo Wanvesterouth.

Arte y Literatura.[editar]

  • Arfe y Villafañe, Juan de, De varia Commesuracion para la Escultura y Arquitectura, ed. Viuda de Bernardo Sierra, Sevilla, Andrea Pescioni y Juan de León, 1585.

El linaje de los Arfe, orfebres españoles de los siglos XV y XVI con origen alemán, está estrechamente unido, por una parte, a las espléndidas custodias u ostensorios que se usan y se admiran hoy en día en algunas catedrales de España como Toledo, Sevilla, Ávila y Valladolid, y por otra con algunos de los motivos inspiradores del arte plateresco.Esta obra es una importante pieza para la historia de arte español pues fue gracias a este texto que Juan de Arfe se hace famoso por su trabajo como tratadista. El libro contiene grabados de figuras geométricas, esferas, relojes, el cuerpo humano con el esqueleto y los músculos dibujados, animales y órdenes arquitectónicas e incluso piezas de culto eclesiástico.

No se tiene completa certeza de que Arfe fuese el tallador de las maderas, por esto, es más prudente colocarlo entre los que inspiraron la elaboración de libros ilustrados, más que entre los talladores.

  • Solórzano Pereira, Juan de. Emblemata Regio Politica, Madrid, Domingo García Morras, 1653.

El emblema político, fue una manifestación literaria que se desarrolló en los siglos XVI, XVII y XVIII tanto en Europa como en Hispanoamérica. En esta obra los textos se acompañan de imágenes que visualmente interpretan las ideas mediante bellos y finos grabados.

Los grabadores flamencos fueron quienes dominaron las técnicas del grabado en el siglo XVII, esto no impidió que artistas como Roberto Cordier, figura notable del Enlaces Externosgrabado francés, participaran en la ilustración de libros de autores españoles. Cordier realizó los cien grabados de la obra  de Solórzano.

Referencias[editar]
Bibliografias[editar]

Grañén Porrúa, Ma. Isabel, Díaz Rivera, Miguel, Quintro García, Elvira, Ruiz Cervantes, Fransisco José. Las Joyas Bibliográficas de la Universidad Autónoma “Benito Juárez” de Oaxaca, Begoña Sanchéz Venero, 2000.

  1. «Biblioteca Burgoa - Oaxaca». bibliotecaburgoa.org.mx. Consultado el 16 de marzo de 2017.