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Triple Intervención

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Convención de retroceso en la península de Liaodong, 8 Noviembre 1895.

La Triple Intervención fue una intervención diplomática por parte del Rusia, Alemania y Francia el 23 de abril 1895 en los términos del Tratado de Shimonoseki firmado entre Japón y China, gobernada por la dinastía Qing, que puso fin a la primera guerra sino-japonesa

Tratado de Shimonoseki

De acuerdo con los términos del Tratado de Shimonoseki, a Japón le fue asignada la Península de Liaodong, incluida la ciudad portuaria de Lüshunkou, que había conquistado a China. Inmediatamente después de que los términos del tratado se hicieran públicos, Rusia, que tenía proyectos expansionistas con la intención de crear una esfera de influencia en China, expresó su preocupación acerca de la adquisición japonesa de la península de Liaodong y el posible impacto de los términos del tratado en la estabilidad de China. Rusia persuadió a Francia y a Alemania para aplicar presión diplomática sobre Japón para la devolución del territorio a China a cambio de una mayor indemnización.

Presión diplomática de las potencias europeas

El Imperio ruso tenía mucho que ganar con la intervención de la triple. En los años precedentes, Rusia ha estado aumentando lentamente su influencia en el Lejano Oriente. La construcción del ferrocarril transiberiano y la adquisición de un puerto de aguas cálidas permitirían a Rusia consolidar su presencia en la región y ampliarla hacia el resto de Asia y el Pacífico. Rusia no esperaba que Japón venciera en la guerra contra China. La caída de Lüshunkou en manos de los japoneses frenaría la posible adquisición de un puerto de aguas cálidas en el Este.

Francia se vio obligado a unirse a Rusia en el marco de la alianza franco-rusa con sendos tratados en 1892 y 1894. Aunque los banqueros franceses tenían intereses financieros en Rusia (especialmente los ferrocarriles), Francia no tenía ambiciones territoriales en Manchuria, ya que su esfera de influencia estaba en el sur de China (ver guerra franco-china) . Los franceses en realidad tenía relaciones cordiales con los japoneses: asesores militares franceses habían sido enviados para entrenar al Ejército Imperial Japonés y un número de naves japonesas habían sido construidas en astilleros franceses. Sin embargo, Francia no estaba dispuesta a perder su alianza con el imperio ruso quedando por ello nuevamente aislada, como lo había sido antes como consecuencia de la diplomacia bismarckiana que estaba encaminada a aislar diplomáticamente a la Francia republicana desde 1871.

El Imperio alemán tenía dos razones para apoyar a Rusia, por un lado, su deseo de desviar a Rusia hacia el este y lejos del ámbito europeo y en segundo lugar, para conseguir el apoyo ruso en el establecimiento de nuevas concesiones territoriales alemanas en China. Alemania buscaba romper su creciente aislamiento diplomático, negociando con San Petersburgo, como resultado de la incapacidad de concretar una alianza con el Reino Unido, la no renovación con el Imperio ruso del Tratado de reaseguro en 1890 y la alianza franco-rusa de 1892-94.

Por su parte el Reino Unido no se adhirió a esta alianza, pues trataba de limitar la influencia rusa en la zona y el posible desmembramiento del Imperio Chino que afectaría a la llamada política de puertas abiertas, y con ello al comercio británico. El gobierno de Londres buscaba la neutralidad del Imperio Alemán en la zona, aunque no se concretó dicha neutralidad hasta el acuerdo del Yangtse en 1900, sin embargo el enfriamiento de las relaciones anglo-alemanas determinaron la alianza anglo-japonesa en 1902.

Conclusión

El gobierno japonés accedió a regañadientes a la intervención, ya que la intercesión diplomática británica y estadounidense no llegaba, y Japón no estaba en condiciones de resistir militarmente a tres potencias europeas. El 5 de mayo de 1895, el primer ministro japonés Ito Hirobumi anunció que retiraría las fuerzas japonesas de la península de Liaodong a cambio de una indemnización adicional de 30 millones de taeles. Finalmente la presión diplomática de la Triple dio como resultado la Convención de Pekín, noviembre de 1895, donde la provincia de Fêngtien, que correspondía a la península de Liaodong, fue devuelta a China. Las últimas tropas japonesas abandonaron la península en diciembre.

Un año después, El imperio chino aprobó la concesión para unir por ferrocarril la ciudad rusa de Chita con dicha península a través de Harbin. En noviembre de 1897 la flota rusa comenzó a operar en la zona teniendo como base Lüshunkou, ya en marzo de 1898 Rusia obtuvo, a través del tratado de cesión, el protectorado de una parte de la península de Liaodong por veinticinco años. A su vez comenzó a fortificar sistemáticamente el pueblo y el puerto de Lüshunkou, renombrado Port Arthur por los rusos. Todo esto produjo indignación en el gobierno imperial del Japón que presionó para el cumplimiento de lo acordado en Pekín en 1895.

Esta humillación a manos de las potencias europeas contribuyó a un sentimiento de desagravio en Japón que se tradujo en un aumento la industria pesada y de las fuerzas armadas, en especial la marina. Las consecuencias de ésta convención y la posterior actitud rusa determinaron el acercamiento del Japón al Reino Unido y la causa directa de la Guerra Ruso-Japonesa iniciada en 1904.

Referencias

  • Mommsen, W.J. La época del Imperialismo: Europa 1885-1918, Buenos Aires, 2002.