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Resección transuretral

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Resección transuretral

Micrografía de una resección transuretral de la próstata (TURP), mostrando ―a la izquierda del centro de la imagen― una BPH (hiperplasia nodular de la próstata).

La resección transuretral (RTU) es una intervención quirúrgica urológica que consiste en la extirpación de tejidos enfermos de uretra, próstata y vejiga accediendo a ellos a través de la luz uretral con un aparato endoscópico llamado resectoscopio.

Existen múltiples enfermedades que pueden ser intervenidas mediante resección transuretral, siendo las más habituales la hiperplasia benigna de próstata (cuando se quiere tratar la obstrucción urinaria que produce a la vejiga, en la porción prostática de la uretra) o los tumores vesicales (cuando se quiere extirpar o biopsiar una lesión tumoral situada en la mucosa vesical). Otros trastornos tratables con esta intervención son las neoplasias uretrales, el cáncer de próstata, los abscesos prostáticos, el ureterocele o la endometriosis vesical.

Resección transuretral

Para la resección trasuretral se emplea un resectoscopio o resector; un aparato complejo dotado de una cámara endoscópica, un asa metálica de resección que usa distintas energías (la más empleada es la corriente eléctrica), y un canal de irrigación y drenaje de líquido usado para permitir la visión y trasmitir la energía.

Elemento de trabajo de un resector.

Las primeras resecciones transuretrales modernas fueron realizadas en los años treinta y cuarenta, en los Estados Unidos, con las innovaciones de McCarthy.[1]​ Utilizaban sistemas solo de irrigación (sin drenaje), con corriente eléctrica monopolar. El líquido conductor era agua destilada, sin embargo, como el agua produce hemólisis, posteriormente se popularizó el uso de líquidos no hemolíticos como el manitol, el sorbitol o la glicina. En los años sesenta se introdujo el sistema de irrigación y aspiración continuas (resector de Iglesias) y posteriormente se introdujeron nuevos refinamientos como la energía eléctrica bipolar, la energía láser, las asas de electrovaporización (vapotrode) y el uso de suero fisiológico (solución de cloruro sódico) como líquido irrigante.

Actualmente es una técnica quirúrgica de ámbito universal en la práctica de la urología, que se realiza con distintos tipos de anestesia (local, locorregional o general) y con estancias hospitalarias cortas o incluso sin hospitalización (cirugía mayor ambulatoria).

No obstante, es una técnica quirúrgica con algunas complicaciones potenciales, como las infecciones urinarias, la hemorragia, la perforación de los órganos intervenidos (uretra, vejiga) o la absorción masiva del líquido de irrigación ―síndrome de la RTU (resección transuretral), hiponatremia dilucional―.[2]

Referencias

  1. Fair, W. R. (1991): "Transurethral prostatic electroresection", en Glenn, J. F.: Urologic surgery, pág. 538-572. Filadelfia: J. B. Lippincott Company, cuarta edición, 1991.
  2. Fitzpatrick J. M. (2007): "Minimally invasive and endoscopic management of benign prostatic hyperplasia", en Wein: Campbell-Walsh urology. Saunders, novena edición, 2007.