Política religiosa de Constancio II

De Wikipedia, la enciclopedia libre
Esta es una versión antigua de esta página, editada a las 10:55 7 sep 2019 por Aosbot (discusión · contribs.). La dirección URL es un enlace permanente a esta versión, que puede ser diferente de la versión actual.

La persecución cristiana del paganismo bajo Constancio II tuvo lugar entre los años 341 y 361, y marcó el inicio de una era de persecuciones contra los paganos en el Imperio Romano, con la emisión de leyes y edictos que castigaban las prácticas paganas.[1][2]

Desde el 350, nuevas leyes prescribían la pena máxima (muerte o bien exilio) para aquellos que realizaran o estuvieran en sacrificios paganos, y para los adoradores de ídolos;[1][3]​ algunos templos fueron clausurados o saqueados,[4][5]​ y el tradicional Altar de la Victoria fue retirado del Senado.[6]​ Hubo episodios frecuentes de cristianos destruyendo, robando, desacralizando y vandalizando muchos de los antiguos templos, tumbas y monumentos.[7][8]

A pesar de que los edictos prohibían en teoría los cultos, en la práctica su aplicación era local y dependía del criterio de los gobernadores, algunos de ellos simpatizantes del paganismo, con lo que en muchas ocasiones se aplicaron sólo parcialmente.[7][9][10][11]​ De ahí que algunas de las prohibiciones, como la de los sacrificios, se repita en varios decretos. El culto no estaba prohibido, y así siguió hasta Teodosio.

Comienzo de las leyes antipaganas

Escultura de Augusto divinizado con una cruz cristiana rasgada en la frente.

A la muerte de Constantino el Grande, el Imperio fue dividido entre sus tres hijos: Constancio II, Constantino II y Constante. En política religiosa los tres siguieron diferentes criterios. Constante era arriano, y aunque tomó alguna disposición antipagana estaba más interesado en favorecer el arrianismo en contra de las tesis nicenas. Constantino II era probablemente pagano y su gobierno duró bien poco. Constancio, en cambio, fue el que vivió más tiempo y el que realizó los actos más significativos de persecución. Los primeros episodios de discriminación y persecución, aunque sin leyes antipaganas formales, empezaron con el final del reinado de Constantino el Grande, incluyendo el saqueo y el derribo de varios templos paganos. Las acciones de Constancio II, sin embargo, marcarán el principio de una era de persecución legal contra el paganismo por el Imperio Romano, con la emisión de edictos que legislaban contra las prácticas paganas como los sacrificios adivinatorios. Se atribuye a Constancio II la máxima:

Cesset superstitio; sacrificiorum aboleatur insania
[12]

(¡Que cese la superstición; ha de abolirse la locura de los sacrificios!)

Según Libanio, fueron de hecho otros quienes pusieron fin a los sacrificios paganos. Con el fin del apoyo oficial a los ritos paganos, los cultos privados intentaron infiltrarse en los templos. En el año 353, Constancio prohibió los sacrificios paganos bajo la pena máxima, prohibió el acceso a ellos. Constancio era una persona enormemente supersticiosa, por lo que persiguió con ahínco a aquellos que se suponía que podían ejercer sus poderes mágicos contra el emperador, esto es magos, astrólogos y otros adivinos.

Moderación relativa

Salvo contadas excepciones, el culto pagano tradicional siguió tolerado, y muchos paganos hicieron carrera en la corte y en las instituciones estatales sin que su credo supusiera un problema.[13]​ Nunca intentó disolver los varios colegios del sacerdocio romano ni las vestales, de hecho hizo un esfuerzo por proteger el paganismo llegando incluso a ordenar la elección de un sacerdote para África. Además, fue Pontifex Maximus hasta su muerte y fue deificado por el Senado romano, después de morir. La moderación relativa de las acciones del emperador hacia el paganismo se reflejan por el hecho de que no fue hasta veinte años después de la muerte de Constancio, durante el reinado de Graciano, cuando los senadores paganos protestaron por su tratamiento a la religión.

Persecución por cristianos ordinarios

Convenciendo al emperador

Las órdenes oficiales habían establecido un entendimiento de que la persecución sería tolerada, pero en el primer siglo de cristianismo oficial no se llevaron a cabo acciones oficiales contra el culto tradicional. Sin embargo, los cristianos animaban al emperador a llevar a cabo medidas más extremas en su celo de acabar con el paganismo.

Julio Fírmico Materno, un converso al cristianismo, escribiría en su De Errore Profanarum Religiorum:

El paganismo, muy santos emperadores, debe ser totalmente destruido y suplantado, y sancionado por los más severos edictos, con el fin de que la ilusión mortal de la presunción no continúe tiñendo al mundo romano
¡Cuán afortunados sois que Dios, cuyos agentes sóis, ha reservado para vosotros la destrucción de la idolatría y la ruina de los templos profanos!

Vandalismo cristiano

Constancio tuvo que tener conocimiento de los destrozos y saqueos que realizaban los cristianos en muchos templos antiguos, sobre todo en Oriente, y de hecho estas acciones eran toleradas por el Emperador, aunque estos saqueos tomaron tal dimensión que obligaron a Constancio y su hermano Constante a emitir una ley que protegía los templos situados fuera de las murallas de las ciudades. Esta ley no debió tener el efecto deseado, puesto que Constancio tuvo que emitir otra ley que multaba a quienes los vandalizaran, y ponía bajo el cuidado de estos monumentos y tumbas a los sacerdotes paganos.

Rebelión de Magnencio y muerte de Constante

En 350 Magnencio, se rebeló y mató a Constante. Durante los tres años que duró su usurpación, el paganismo vivió un breve respiro. Aunque usó símbolos cristianos en sus monedas, revocó la legislación antipagana de Constancio e incluso permitió la celebración de sacrificios nocturnos. Tres años más tarde, en el año 353, Constancio derrotó a Magnencio y prohibió de nuevo la realización de los rituales nocturnos.[14]​ Esta ley parece que tuvo muy poco efecto, teniendo en cuenta que tuvo que volver a legislar contra el paganismo en el 356. En ese momento declaró que: "cualquiera encontrado culpable de asistir a sacrificios o a adoración de ídolos sería ejecutado".[5]​ Los magistrados no hicieron caso a esta ley, la cual fue en gran parte ignorada.

Eliminación del Altar de la Victoria

En el 357, Constancio retiró el Altar de la Victoria del Senado romano para castigar a la aristocracia romana que no le era afín. Este altar había sido instalado por Augusto en el año 29 a.C.; cada senador había realizado tradicionalmente un sacrificio antes de su entrada al Senado. Este altar fue posteriormente restaurado brevemente por el emperador Juliano.

Referencias

  1. a b Kirsch, J. (2004) God against the Gods, pp.200-1, Viking Compass
  2. Codex Theodosianus, 16.10.4.
  3. Codex Theodosianus, 16.10.2
  4. ["A History of the Church", Philip Hughes, Sheed & Ward, rev ed 1949, vol I chapter 6. [1]
  5. a b Codex Theodosianus, 16.10.6
  6. Sheridan, J.J. (1966) The Altar of Victor – Paganism's Last Battle. in L'Antiquite Classique 35: 186-187.
  7. a b Ammianus Marcellinus Res Gestae 22.4.3
  8. Sozomen Ecclesiastical History 3.18.
  9. Bowder, D. (1978) The Age of Constantine and Julian
  10. C. G. Herbermann & Georg Grupp, "Constantine the Great", Catholic Encyclopedia, 1911, New Advent web site.
  11. R. MacMullen, "Christianizing The Roman Empire A.D.100-400, Yale University Press, 1984, ISBN 0-300-03642-6
  12. Cese la superstición dejemos que los locos sacrificios sean abolidos.
  13. Manolo García. La persecución a los paganos. ISBN 978-1492818977 (o en eBook en Amazon).
  14. Codex Theodosianus, 16.10.5