Pecio ZenCity

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Plano de la posición en que fue hallado el barco.

Pecio ZenCity es el nombre que se le dio en 2008 a un barco mercante español del siglo XVIII que se hundió en el Río de La Plata y fue descubierto por azar, en el mencionado año durante, la construcción de un megacomplejo edilicio homónimo en el Dique 1 de Puerto Madero, Buenos Aires, Argentina.

Historia

El sitio en el lugar del hallazgo se encontraba, hace más de un siglo, sobre el Río de la Plata, cerca del lugar donde primitivamente desembocaba el Riachuelo. En esta zona existía un banco de arena.[1]​ Los barcos debían navegar entonces con mucho cuidado para no varar en el fondo blando y de escasa profundidad.

Cañón de hierro fundido (900 kg) que perteneció al barco. (Exhibición temporal en Casa del Virrey Liniers).

El 29 de diciembre de 2008 durante la excavación de un pozo para comenzar las obras de construcción de un megaproyecto inmobiliario llamado ZenCity se descubrieron la estructura y parte de la carga de esta embarcación de madera. Justamente el nombre que se le dio al barco es el de este megaproyecto y "pecio" es porque así se le llama a los restos de una embarcación naufragada.[2]

Aunque al principio se creyó que se trataba de un galeón, se estimó luego que la nave era un barco mercante español de fines del siglo XVIII pues tenía un porte mediano, de no más de 30 metros de eslora, según explicó el arquitecto Javier García Cano, que, junto con Mónica Valentini, fueron los encargados del proyecto destinado a rescatar el barco. Se lo utilizaba para transportar mercancías, como aceitunas y pescado salado, herramientas de labranza y piezas de uso cotidiano, como tazas de cerámica para mantener fría el agua y objetos de valor comercial. Aunque se encontraron muchos restos óseos, se descubrió que pertenecían a animales. Se especula que no son huesos de a bordo pues el barco quedó varado muy cerca de la costa y no se hundió, así que es muy posible que nadie haya muerto. La existencia del barco varado en la costa promovía que la basura decantara ahí.[2]

Trozo de cerámica fina roja búcaro hallada entre los restos del barco.

Se hallaron cuatro cañones, tres vasijas enteras y varias destruidas, casi cuatro metros de diámetro de la quilla en perfecto estado, piedra de lastre y metros de encordado.[3]​ Se consideró que era un hallazgo único en la historia arqueológica de Buenos Aires, ya que nunca antes se había encontrado un ejemplar en semejante grado de conservación.

El Ministerio de Cultura de la Ciudad de Buenos Aires y la empresa propietaria del terreno impulsaron un trabajo científico y rápido de arqueología de rescate. Se barajó en un primer momento la posibilidad de volver a enterrar lo hallado, porque se consideró que el contacto con el aire y el exterior acabaría desintegrando la madera, que se había conservado durante 200 años por quedar hundida en el lodo del Río de la Plata.[4]​ En primer lugar, los cañones (de una tonelada de peso cada uno) se llevaron a Barraca Peña, en La Boca.[5]​ Rápidamente, se anunció que a pesar de haber sido realizado -accidentalmente- por un emprendimiento privado en un lote propiedad de Fernández Prieto S.A., el descubrimiento era propiedad del Gobierno de la Ciudad, por una ley nacional.[6]

Se decidió habilitar las visitas a la excavación con fines turísticos, durante un tiempo limitado y con una capacidad diaria reducida. Al mismo tiempo, History Channel preparó un documental tratando la noticia.[7]

En julio de 2009 se decidió el traslado de la estructura a la misma Barraca Peña.[8]​ Aunque el anuncio se repitió en enero de 2010,[9]​ recién en el mes de marzo se construyó alrededor del barco una estructura metálica que sirvió para su traslado, anunciándose que una vez en La Boca, sería enterrado definitivamente para evitar su progresiva desintegración.[10]​ Efectivamente, el 17 de abril de 2010 el barco fue depositado en la Barraca Peña, cargándolo en un camión que lo trasladó a muy baja velocidad.[11]​ Pero el 4 de abril de 2012, en una de las tormentas más fuertes que sacudieron a la ciudad en su historia la pared lateral que da a la calle Pedro de Mendoza, de 45 metros de largo y 70 centímetros de espesor, cedió ante los fuertes vientos, ya sin un techo que afirmara la estructura. Los ladrillos de la Barraca Peña, que datan del siglo XIX, se desmoronaron en el terreno donde está enterrado el barco y a mediados de 2013 nada se hizo todavía por reparar la situación.[12]

Algunas de las 15000 piezas encontradas fueron parte de una exposición en la Dirección General de Patrimonio porteña, en la Casa del virrey Liniers en noviembre de 2012. Uno de sus cuatro cañones, sogas y cabos, restos de vasijas, cerámicas, pipas, un cuchillo con su vaina, una madera tallada por algún marinero anónimo y dos monedas de cobre fueron parte de esa exposición.[2]​ Uno de los restos más preciados es el de un tipo de cerámica española de la que sólo quedan vestigios en Cuba y después de este hallazgo, en la Argentina. Una pieza que se consideró invaluable es un trozo de madera dibujado bajo relieve del cual se cree no existe una pieza igual en toda Latinoamérica.[2]

Referencias

  • Hallazgo y rescate arqueológico en Puerto Madero, Misterios de un naufragio. En Cronista Mayor de Buenos Aires, año 10 nº 70, junio de 2009.