José Antonio Galán

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José Antonio Galán

Líder de la Insurrección de los Comuneros

Información personal
Nacimiento 1749 Ver y modificar los datos en Wikidata
Virreinato de Nueva Granada (Imperio español) Ver y modificar los datos en Wikidata
Fallecimiento 1 de febrero de 1782 Ver y modificar los datos en Wikidata
Familia
Cónyuge Toribia Berdugo
Información profesional
Ocupación Jornalero en plantaciones de tabaco, militar

José Antonio Galán (Charalá, Santander (Colombia); ca. 1749–Santafé de Bogotá (Id.); 1 de febrero de 1782), fue un prócer colombiano del siglo XVIII, sentenciado y muerto por participar en la Insurrección de los comuneros.

En el nombre de Dios, de mis mayores y de la libertad. Ni un paso atrás, siempre adelante, y lo que fuere menester...sea!
José Antonio Galán, en su juramento

José Antonio Galán es una figura reconocida en la historia colombiana, debido a la manera como fue ejecutado por las autoridades españolas ya que su memoria se ha perpetuado como símbolo de la lucha de los grupos sociales más fuertes de la sociedad colombiana y gran defensor de las etnias indígenas.

Nació en Charalá, un pueblo agricultor de la Provincia de Santander, en el actual departamento de Santander. Su origen era humilde, mestizo, hijo de don Martín Galán, español pobre que anduvo errando por las tierras colombianas, de ascendencia gallega, hasta que contrajo matrimonio con una campesina llamada Paula Francisca Zorro, una mestiza con ascendencia guane. Galán sólo aprendió a firmar. Casi toda su vida la dedicó a trabajar como jornalero, pero no llegó a poseer tierra propia. Es poco lo que se conoce de la vida de Galán antes de 1754; tan sólo que se casó y que fue condenado por las autoridades a pagar el servicio militar en el Regimiento Fijo de Cartagena. Por el trabajo en las tabacaleras valoraba el trabajo en equipo y los resultados colectivos y no individualistas, llegó a distribuir tareas con base en cualidades de las personas, las cuales conocía con el diálogo y la confianza en el otro.

Las contradicciones entre Galán y la dirigencia del movimiento comenzaron durante la marcha. Para España no fue bien visto que Galán declarara libres de tributos a los indígenas, ni que despojara de sus armas y del bastón de mando a las autoridades realistas de Nemocón. Por estos hechos Galán fue encarcelado en esa población, el 24 de mayo, pero debió ser puesto en libertad al día siguiente debido a la ascendencia de que gozaba sobre la tropa y por intervención del generalísimo Juan Francisco Berbeo, quien consideró que Galán era la persona más indicada para dirigir el destacamento comunero que habría de obstruir la comunicación entre Santafé y Facatativá, y de interceptar las armas que había enviado el virrey desde Cartagena. Galán cumplió la orden de interceptar el correo al apresar al piquete realista que lo conducía, pero luego desconoció al generalísimo, desobedeciendo su orden de regresar y emprendiendo por su cuenta una campaña de agitación por algunos pueblos ribereños del río Guapura. Galán expandió el movimiento por la provincia de Mariquita.

Galán tras las capitulaciones de Zipaquirá

Galán pasó por Guaduas el 8 de junio, comandando un ejército de 200 a 300 hombres. Al llegar a Mariquita, el 16 de junio de 1781 contaba con 400 soldados armados con picas, espadas, lanzas, machetes y algunas armas de fuego. En esa población le dieron a conocer el contenido de las Capitulaciones de Zipaquirá. Galán opta por continuar la rebelión: El 18 de junio se tomó la hacienda de Malpaso y luego promovió la rebelión en la hacienda cacaotera de San Juan de la Vega, en el actual departamento de Cundinamarca. El 20 de julio, el jefe comunero salió victorioso de una emboscada que se le preparó luego que la Real Audiencia decretara su captura. En su campaña Galán favoreció el enfrentamiento interracial, con la destrucción de los instrumentos de tortura que se usaban en las grandes haciendas, y con la liberación de esclavos negros. Es significativa en la medida en que a la legitimidad de la monarquía invasora, se opuso la legitimidad ancestral del imperio más poderoso del sur del continente; resalta, además, el hecho de que hubiera sido apropiada en medio de un proceso insurreccional, por negros, indios, mestizos y blancos pobres, sectores sociales discriminados y que soportaban todo el peso del orden colonial.

El 26 de julio, Galán inició la retirada de la hoya del río Magdalena, al recibir una comunicación de un espía comunero que le informaba de la llegada a la Villa de Honda de las tropas realistas anunciadas. El 3 de agosto llegó a Zipaquirá, donde prorrumpió en insultos contra el corregidor Carlos de Burgos. En la primera quincena de agosto llegó a Chiquinquirá, donde se encontró con el dueño de la hacienda de San Juan de la Vega, aquella donde había liberado esclavos; el hacendado lo trató de azotar, mientras lo insultaba calificándolo de perro y ladrón. Galán se dirigió entonces hacia Santa Rosa de Cerinza, y el 2 de septiembre, a la parroquia de Mogotes cerca a su pueblo natal, donde contaba con sus más fieles adeptos. Allí conoció la inconformidad de los habitantes por las capitulaciones de Berbeo, considerando que la alta dirigencia del Común los había traicionado y que nada había cambiado. Por ello, las gentes de la región se habían manifestado en más de dieciséis tumultos, entre el 20 de junio y el 3 de septiembre, contra las autoridades, los capitanes del Común, la negociación en Zipaquirá y el posterior desconocimiento de las capitulaciones.

Escudo de armas de Charalá, pueblo natal de José Antonio Galán. Se resalta en él la figura del prócer, de la lucha comunera y de su sentencia a muerte.

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Galán no mantuvo ninguna esperanza sobre las supuestas diligencias del arzobispo Antonio Caballero y Góngora, quien había propuesto una tregua. Galán se preocupó por persuadir a sus aliados de no esperar a que concluyera la tregua propuesta por el prelado y con ella la llegada de tropas de Santafé. Ante la insistencia de esperar que culminaran los días de la tregua, el jefe del Común propuso que fuera el último día, el 10 de octubre, cuando se iniciara la movilización hacia la capital del Virreinato. Su plan consistía en concentrar ese día a comuneros de 15 parroquias pertenecientes a las jurisdicciones de Pamplona y Sogamoso para luego salir hacia Tunja y llegar a Guachetá, donde se reuniría con la otra división del ejército del Común, compuesta por gentes del Socorro y de San Gil, la cual debía seguir una ruta similar al desplazamiento que culminó con las capitulaciones.

Captura, juicio y muerte

Galán aplazó la concentración para el 15 de octubre, y cuando se dirigía a Soatá a reclutar gente, fue apresado en el sitio de Chaguanete, en proximidades de Onzaga, antes de la medianoche del 13 de octubre. Tres días después, Galán y sus compañeros llegaron como prisioneros a la Villa del Socorro. Ningún herrero quiso colocarles y remacharles los grillos. El apresor, Salvador Plata, criollo de Santander, fiel a la corona y comerciante de la misma, tuvo que mandar que lo hicieran sus esclavos. El juicio contra Galán y sus compañeros comenzó en los primeros días de noviembre y culminó con la sentencia del 30 de enero de 1782.

Se le condenó a la pena de muerte y al desmembramiento de su cadáver, se declaró infame su descendencia y perdió sus bienes:

... Condenamos a José Antonio Galán a que sea sacado de la cárcel, arrastrado y llevado al lugar del suplicio, donde sea puesto en la horca hasta cuando naturalmente muera; que, bajado, se le corte la cabeza, se divida su cuerpo en cuatro partes y pasado por la llamas (para lo que se encenderá una hoguera delante del patíbulo); su cabeza será conducida a Guaduas, teatro de sus escandalosos insultos; la mano derecha puesta en la plaza del Socorro, la izquierda en la villa de San Gil; el pie derecho en Charalá, lugar de su nacimiento, y el pie izquierdo en el lugar de Mogotes; declarada por infame su descendencia, ocupados todos sus bienes y aplicados al fisco; asolada su casa y sembrada de sal, para que de esa manera se dé olvido a su infame nombre y acabe con tan vil persona, tan detestable memoria, sin que quede otra que la del odio y espanto que inspiran la fealdad y el delito.
Sentencia de Muerte del 30 de enero de 1782.[1]

No se conocen los argumentos ni de Galán ni de la defensa, debido a que no se ha encontrado la totalidad del expediente contra el jefe comunero. El 30 de enero de 1782, Galán escribió su testamento, nombrando a un negro esclavo de Charalá como primer acreedor. Debía 31 pesos y le adeudaban 48; el texto concluía diciendo: «En lo que me deben es mi voluntad pagar lo que debo y en lo restante se le dé a mi mujer e hijos».

Galán no murió en la horca como mandaba la sentencia, sino que fue arcabuceado, debido a que el verdugo, un negro, no estaba diestro en el oficio. Posteriormente, fue colgado en la horca y sus compañeros pasaron por debajo de la misma como escarmiento. Era el día viernes 1 de febrero de 1782. Ni la memoria de Galán ni la de los Comuneros será recogida por los próceres criollos de la Independencia, seguramente porque el acento social de tal lucha y el comportamiento de sus dirigentes era una referencia inconveniente para los objetivos que se proponía la guerra de la independencia

El recuerdo del líder comunero permanecerá en la memoria y en la leyenda de los campesinos de la provincia del Socorro, a pesar de la versión criolla blanca, que lo presenta con unos rasgos que lo identifican con un bandolero social, antes que como un precursor de la independencia política frente a España.

Referencias

  1. *[[[1]|Henao, Jesús María]] Comprueba el valor del |enlaceautor= (ayuda); Gerardo Arrubla (2-OCT-1996). Historia de Colombia para la enseñanza secundaria .. Consultado el 31 de julio de 2009. 

Bibliografía

  • AGUILERA Peña, Mario. "Los comuneros: guerra social y lucha anticolonial". Bogotá, Universidad Nacional de Colombia, 1985.
  • ARCINIEGAS, Germán. "20.000 Comuneros hacia Santa Fe". Bogotá, Pluma, 1981.
  • FRIEDE, Juan. "Rebelión comunera de 1781. Documentos". Bogotá, Colcultura, 1981.
  • GUTIERREZ, José Fulgencio. "Galán y los Comuneros". Bucaramanga, Imprenta Departamental, 1939.=
  • PHELAN, John Leddy. "El pueblo y el rey. La revolución comunera en Colombia, 1781". Bogotá, Carlos Valencia, 1980.
  • CASTELLANOS TAPIAS, Luis. "El Alzamiento". Bogotá, Ediciones Edicrón-Editorial Guadalupe, 1962. Una novela acerca del movimiento de los Comuneros.