Filippo Sindoni

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Filippo Sindoni
Información personal
Nacimiento 1933
Bandera de Italia Capo d'Orlando, Italia
Fallecimiento 2006, 73 años
Bandera de Venezuela Venezuela
Nacionalidad italiana, venezolana
Información profesional
Ocupación empresario

Filippo Sindoni (Capo d'Orlando, Messina, Sicilia, 1931 - Venezuela, 2006) fue un empresario ítalo venezolano, de los ramos de la alimentación y medios de comunicación.

Biografía

Filippo Sindoni fundó en Venezuela una industria de pasta alimenticia llamada La Soberana que después se llamó Pastas Sindoni. En 1964 creó la empresa Poliflex, una compañía encargada de producir bolsas de plástico.

Con el tiempo, fundó un grupo de empresas formando el Grupo de Empresas Sindoni, las más destacadas son: C.C. Las Americas en Maracay, Pastas Sindoni C.A.,Nucita Venezolana C.A., Molinos Venezolanos C.A., "Freites & Sindoni", Inversiones Obelisco,Industrias Metalurgicas Universal C.A.,Vitalim C.A., Diario El Aragüeño, la Televisora Regional TVS y emisora de radio RVS, entre otras.

Filippo Sindoni también se dedicó a las actividades de voluntariado social y gremial, como Fundapediatría, que ha contribuido con el mejoramiento de este departamento de medicina infantil en el Hospital Central de Maracay y de la cual fue Presidente Honorario y Vitalicio; igualmente contribuyó con la Fundación del Niño y la Fundación para la Parálisis Infantil. Se destaca también el haber sido fundador de la Casa de Italia de Maracay,[1]​ presidente de la Federación de Centros Italo-Venezolanos y miembro del Consejo General de los Italianos en el Exterior. Tales acciones de carácter humanitario, gremial y social le hicieron merecedor de condecoraciones, como la Francisco de Miranda en su Segunda Clase (1981), Orden al Mérito al Trabajo en su Primera Clase (1983) y la Orden Cavaliere del Lavoro, la más alta distinción que otorga el Gobierno italiano, como reconocimiento a su labor como constructor y emprendedor (1998).

Filippo Sindoni fue secuestrado en fecha 28 de marzo de 2006 y asesinado por los delincuentes-secuestradores en horas de la madrugada del día 29 de marzo de 2006. Su cuerpo fue encontrado en Arenales, en el estado de Lara, Venezuela.[2]​Actualmente su cuerpo descansa en Italia.

Filippo Sindoni fue un hombre ejemplar, modelo de constancia y sabiduría. Un extranjero que acogió a Aragua como su tierra, entregándole un legado de trabajo arduo y progresista, convirtiendo a Maracay en la cuna de sus proyectos. Cuando era joven, Don Filippo hablaba con su padre, Pascuale, quien se encontraba en Venezuela y le comentaba sus deseos de irse a trabajar fuera de Italia. Aprobó el penúltimo año de bachillerato, le faltaba un año para ir a la universidad, y su padre quería que se graduara, porque las familias del sur de Italia acostumbran a graduar por lo menos un hijo. Llegó a Venezuela a la edad de 17 años, en 1949, huyendo de la postguerra en Italia. En aquella época, después de la Segunda Guerra Mundial, pensaban en la posibilidad de ir a Estados Unidos, porque la madre de Don Filippo, aunque no nació allá, vivió de niña con sus padres, y cuando regresó a Italia tenía también la ciudadanía americana. Sin embargo, el gobierno de Estados Unidos en esa época dijo que ella podía ir sola, pero no podía llevarse a su esposo ni a sus hijos. Aunque la primera ciudad de Venezuela a la que arribó fue Santa Cruz de Mora, en el estado Mérida, no se sintió conforme con el trabajo en las haciendas de café que tenía su tío, por lo que decidió venirse a Maracay y trabajar en el negocio de víveres de su padre, y con su famosa y siempre recordada bicicleta de reparto, que pasaría a la historia de su lucha incansable de superación, fue haciendo crecer el negocio.

Prosperando en tierra caliente Posteriormente compró algunos locales en el Mercado Principal de Maracay, lugar en el que en un primer momento estaba el negocio de su padre. Luego se encontró con que la comunidad italiana en la zona quería pasta. Por ello, escuchó los consejos de un amigo, quien le dijo que en Caracas vendían una maquinita para hacer pasta manualmente. Se trataba del señor Giambelli, quien se encontraba en una plaza, muy cordial, y le vendió la maquinita por cuatro bolívares. Así comenzó la historia de la fábrica de pasta. Con mucho esfuerzo empezó a producir entre cincuenta y sesenta kilos diarios. Bautizó al negocio “Pastas La Soberana”, rentabilidad y producción que crecían. Unos empresarios de Caracas le ofrecieron una maquinaria italiana, con financiamiento, para producir doscientos cincuenta kilos por hora; la cual compró. Ahí comenzaron los “problemas”, como una vez lo consideró, porque ya era una cosa grande, diferente.

Pasta para el pueblo Filippo consiguió un financiamiento bancario en 1953, así organizó una fábrica más grande, con equipos más modernos, y una producción inicial por hora de 250 kilos. Es así como nace “Pastas Sindoni” que tenía garantizado su mercado de consumo en la cada vez más numerosa colonia de italianos en el país. Con la grave crisis económica en la que quedó sumergido el país, luego de la caída del gobierno de Marcos Pérez Jiménez, el gobierno norteamericano colaboró con el envío de harina de trigo, a través de La Alianza para el Progreso. La ayuda se canaliza por la vía de la Iglesia Católica, y a la Catedral de Maracay llegan 100 mil kilos. Una representación de la Iglesia entregó la materia prima a Sindoni, quien le retribuye con 55 kilos de pasta por cada 199 kilos de harina. De esta forma, el alimento se obsequiaba en las barriadas más deprimidas, a principios de los años sesenta. El impulso dado por Sindoni, para incrementar la demanda de pasta en el país, colocó a Venezuela en el segundo lugar con mayor consumo per cápita del mundo, lo que representa una ingesta anual de 13 kilos por persona. Rápidamente, de 400 aumentó a mil kilogramos la producción de pasta por hora.

Un visionario Desde 1949, cuando llega al país e inicia su tenaz esfuerzo por salir adelante, Filippo Sindoni, con nada más que sus manos, pero con una acerada voluntad, empezó la edificación de lo que hoy conocemos como Empresas Sindoni. Estamos hablando de más de 3 mil trabajadores y empleados que, de forma directa y más de 9 mil de manera indirecta, laboran día a día para contribuir a fomentar el desarrollo de la base material del país. Este esfuerzo empresarial es el responsable de fundar auténticos emporios industriales en el sector alimenticio, como Molinos Venezolanos Compañía Anónima -Molvenca- (20 de septiembre de 1967); Pastas Sindoni (11 de julio de 1969) y Nucita y Pirulin (16 de diciembre de 1976), esa formidable planta fabricante de chocolates, galletas rellenas y artículos afines con un buen ganado prestigio que trasciende las fronteras venezolanas. También, Empresas Sindoni se ha destacado en el campo de la industria de la construcción. Allí está un aporte concreto representado en una sólida obra de capital físico que es y seguirá siendo emblemática para la Ciudad Jardín. Basta con echar un vistazo a la Torre Sindoni, edificada por la empresa Inversiones Obelisco; el Centro Empresarial Europa, levantado por la empresa constructora “Promociones Europa”, el Hotel Byblos, erigido por la empresa Byblos de Venezuela y, desde luego, el Centro Comercial Las Américas, construido por Promociones Las Américas, ese mall orgullo de la Maracay moderna y cosmopolita. Otros sectores industriales han sido igualmente explorados con gran éxito por el Grupo Sindoni. Nos referimos a empresas en el ramo del plástico como Poliflex (fundada en febrero de 1965); y en el área metalmecánica la empresa Imuca (constituida en octubre de 1973), fabricante de tubos estructurales. Naturalmente, tan sólo estamos mencionando algunos de los más relevantes logros corporativos de este vasto conglomerado empresarial que a lo largo de mucho tiempo ha creído en Venezuela y lo ha demostrado con hechos, invirtiendo y generando puestos de trabajo para las venezolanas y los venezolanos.

Se expande el mensaje Mención especial merece el esfuerzo empresarial de Filippo Sindoni y del grupo de empresas que lleva su nombre en el difícil campo comunicacional. Don Filippo, aunque generacionalmente pertenecía a lo que algunos historiadores llaman la “segunda ola de la humanidad”, entendió rápidamente los cambios que se estaban generando a partir de la difusión de mensajes y contenidos a través de los medios masivos de comunicación. Sabía de la importancia de la palabra escrita, que proporciona la prensa; y de la palabra hablada, junto con las fuerzas de las imágenes, que se difunde por los medios audiovisuales. De allí que adquiere el Diario El Aragüeño y funda TVS, El Súper Canal del Centro, la primera emisora televisiva de señal abierta en el centro del país. Tenía clara conciencia del papel y el poder de la opinión pública, pero quería darle opciones distintas a los aragüeños que fueran alternativas dignas y competitivas ante la avasallante presencia de los grandes medios nacionales. De esta forma ayudó a promover la dimensión regional de los eventos noticiosos y auspiciar el talento local en los medios de comunicación televisivos.

Filippo Sindoni fue un hombre amante de la cultura. Acreedor de órdenes y condecoraciones, nunca presumió de ellas, las llevaba como algo adjunto que reconocían el esfuerzo diario. Podía recitar el primer canto del “Infierno” de Dante, y decía que debía volver a leer la Divina Comedia, La Iliada y La Odisea antes de morir. Alguna vez le preguntaron en una entrevista: ¿Qué le dirá a Dios cuando llegue al cielo? A lo que respondió: “Yo lo digo en la tierra: Gracias por haberme dado la vida, por haberme dado una familia, por el éxito, la salud y por el don más grande que me ha dado, de no ser egoísta”.

Referencias

  1. [1] Historia Casa Italia Maracay
  2. El Universal. «Hallan asesinado a Sindoni». Consultado el 19 de febrero de 2010.