Diferencia entre revisiones de «Sacrificios humanos en la América precolombina»

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[[Image:HALLAZGO INFANTIL FOTO HECTOR MONTA O INAH.JPG|thumb|190px|right|Los restos de un niño sacrificado a [[Huitzilopochtli]] en [[Templo Mayor]] (fotografía de Héctor Monta).]]El '''sacrificio humano en el mundo [[prehispánico]]''' está documentado tanto por los códices como la iconografía precolombina en general, especialmente la azteca y las inscripciones mayas. Además, existen los relatos de los españoles y los hallazgos en [[arqueología]]. Hay quienes han sugerido que esta práctica es una leyenda de origen etnocéntrico europeo, o que prevalece una visión oscurantista sobre culturas de Mesoamérica.<ref>http://www.rebelion.org/cultura/030720mexico.htm</ref><ref>http://jqjacobs.net/anthro/cannibalism.html</ref> Más allá de las interpretaciones hay abundante evidencia arqueológica sobre este fenómeno.<ref>http://www.arqueomex.com/S8N5SacrificioEsp63.html</ref><ref> http://www.jornada.unam.mx/2006/08/02/a04n1cul.php</ref><br><br>
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Revisión del 20:40 9 may 2007

Archivo:HALLAZGO INFANTIL FOTO HECTOR MONTA O INAH.JPG
Los restos de un niño sacrificado a Huitzilopochtli en Templo Mayor (fotografía de Héctor Monta).

El sacrificio humano en el mundo prehispánico está documentado tanto por los códices como la iconografía precolombina en general, especialmente la azteca y las inscripciones mayas. Además, existen los relatos de los españoles y los hallazgos en arqueología. Hay quienes han sugerido que esta práctica es una leyenda de origen etnocéntrico europeo, o que prevalece una visión oscurantista sobre culturas de Mesoamérica.[1][2]​ Más allá de las interpretaciones hay abundante evidencia arqueológica sobre este fenómeno.[3][4]

En Mesoamérica

Los historiadores conocen mejor el Posclásico del altiplano que de otras regiones. La práctica de exponer los cráneos de los sacrificados ya se observa en Huamelulpan, Oaxaca, a principios de nuestra era; y en sitios de períodos posteriores como Copán, Honduras y Uxmal. Estos tzompantli alcanzaron grandes proporciones, mayores incluso que las de los posteriores tzompantli de la gran capital azteca Tenochtitlan.[5]

Sacrificios olmecas

Los olmecas fueron la primera gran civilización mesoamericana. Aunque no existe evidencia irrefutable de sacrificio de infantes en esta cultura, se han encontrado esqueletos completos de recién nacidos, así como fémures desmembrados y calaveras, en un sitio olmeca en el estado de Veracruz llamado El Manatí. Estos huesos han sido asociados con ofrendas sacrificiales, particularmente, unos bustos de madera. Aún no se sabe cómo murieron los infantes.[6]

Monumento 1 de Las Limas

Algunos investigadores también han asociado el sacrificio de infantes con el ritual olmeca que muestra a bebés laxos o flácidos, siendo el más famoso la enorme piedra labrada que se encuentra en el Altar 5 de La Venta, o la figura del monumento de Las Limas. Respuestas definitivas sobre este asunto tendrán que esperar a ulteriores investigaciones.

Sacrificios teotihuacanos

En Teotihuacan, la gran metrópoli del Clásico, el sacrificio por extracción del corazón fue una práctica importante, como se observa en la pintura mural. Muy poco se sabe de Teotihuacan. No se conoce el nombre de un solo rey y el mismo nombre de Teotihuacan es una invención posterior. Los huesos encontrados en las Pirámide del Sol y de la Luna hacen suponer que se realizaban sacrificios a Tláloc.[7]​ En 2007 análisis del ADN confirmaron que las víctimas eran traídas de pueblos muy distantes.[8]

Sacrificios mayas

El sacrificio de prisioneros recreaba el mito cósmico y fue clave en la ideología de los señoríos mayas. Michael Coe explica el gran cambio producido por los nuevos estudios de la civilización maya, a partir de que descifraron los jeroglíficos:

Ahora es sorprendentemente claro que los mayas de la época clásica, y sus antecesores del Preclásico, eran gobernados por dinastías hereditarias de guerreros, para quienes el autosacrificio y el derramamiento de la sangre, y el sacrificio de la decapitación humana eran obsesiones supremas.[9]

La extracción del corazón aparece en algunos cuantos casos del arte maya. Los sacrificados casi siempre parecen niños. La extracción de corazones de niños se ve en la cerámica pintada. Otro caso conocido es la Estela 11 de Piedras Negras en Guatemala, en que se ve la cavidad pectoral de un niño sacrificado.

En el sacrificio de adultos, existe una imagen pintada sobre una vasija en que se ve el sacrificio ritual de un prisionero atado a un cadalso y un grotesco personaje que le saca las entrañas con una lanza, mientras los músicos tocan tambores y trompetas —“una de las escenas más terribles del arte maya”.[10]​ En los muros de Bonampak también hay terribles imágenes de tortura ritual.

Sacrificios toltecas

Tzompantli asociado al Templo Mayor, Códice Ramírez.

En 2007 los arqueólogos anunciaron que habían analizado los restos de dos docenas de niños, de cinco a quince años, encontrados enterrados con figurillas de Tláloc. Los niños, encontrados cerca de las viejas ruinas de Tula, la capital tolteca, habían sido decapitados. Los restos fueron fechados de 950 a 1150 AD.

"¿Cómo explicar que existan 24 cuerpos reunidos en un mismo espacio? Pues la única forma es pensar que hubo un sacrificio humano", dijo el arqueólogo Luis Gamboa, responsable del rescate de los restos en Tula.[11]

Sacrificios aztecas

En Xochimilco, al sur de la Ciudad de México se encontraron los restos de un niño de tres a cuatro años cuyos huesos presentaban una coloración naranja o amarilla traslúcida; texturas tersas o vítreas, y compactación del tejido esponjoso, además de estrellamiento del cráneo. Dado que después de sacrificarlos los aztecas solían hervir algunas de las cabezas, los arqueólogos concluyeron que el cráneo fue hervido y que se estrelló debido a la ebullición de la masa encefálica. Fotografías del cráneo han sido publicadas en revistas especializadas.[12]

En Tula, los toltecas asociaban la práctica de sacrificios humanos a la veneración de Tezcatlipoca. En la mitología azteca, a partir de las reformas de Tlacaelel el sacrificio era el recurso humano para salvar al universo de su destrucción, asegurando la supervivencia del sol, y con ello la vida misma. Un ciclo de 18,980 días se repetía cada 52 años, al término del cual el Quinto Sol (Nahui Ollin) corría el riesgo de extinguirse para siempre, y la tierra de ser dominada por seres de la noche. Un enemigo debía entonces ser sacrificado en el monte Huixachtépetl para hacer brotar el fuego nuevo, después de lo cual sangre y corazones humanos debían, periódicamente, nutrir al dios en los siguientes 52 años. Pero servía también a una estrategia de dominación: garantizar los privilegios de las clases dominantes.

Para interpretaciones más modernas como la de Lloyd deMause, resulta significativo que las víctimas fueran investidas de un profundo significado cosmológico. Según los psicohistoriadores el sacrificio era una forma inconsciente de vengar los métodos brutales de puericultura en la América precolombina (a la vindicación sobre chivos expiatorios los psicólogos denominan desplazamiento).[13]

Las ceremonias ligadas a la Guerra Florida o Xochiyaoyotl también fueron formas sacrificiales. Los prisioneros capturados podían ser guerreros enemigos de poblaciones aledañas a Tenochtitlan.

Los sacrificados a Xipe Tótec eran desollados después de muertos. Su piel era utilizada por los sacerdotes que, poniéndosela encima, personificaban al dios.

Bernardino de Sahagún, autor de documentos valiosos para la reconstrucción de la historia del México antiguo, cuenta que los sacrificadores se extraían sangre a ellos mismos durante los cinco días anteriores al rito. En la víspera se organizaba la solemne “danza de los cautivos”, donde la víctima era forzada a bailar. Las personas condenadas a morir y sus sacrificadores pasaban la noche en vela juntos. Éstos cortaban a aquéllos una mecha de cabellos para conservarlos como trofeo y objeto mágico portador del tleyotl (fuego interior de la víctima). Al amanecer, el sacrificador llevaba a la víctima al templo. Antes de subir, se le retiraba parte de la vestimenta para descubrirle el pecho y, acto seguido, los sacerdotes la subían a la pirámide trunca. Allí, se le atrapaba de las extremidades y se le extirpaba el corazón.

Además de la extracción del corazón, había otras formas de sacrificio que se aplicaban en rigurosa conformidad al calendario azteca: decapitación, despeñamiento desde un templo, flechamiento, encerramiento en cuevas, ahogamiento, asamiento y “rayamiento” (lucha ritual).

En ocasiones se cocinaba el cuerpo bajo ciertas reglas y se repartía en un banquete. En otras, se mataba a esclavos o tlaaltitin, ofrecidos por comerciantes o artesanos con motivo de su propia fiesta religiosa. El cuerpo de la víctima era entregado al sacrificador, quien ofrecía una parte a las autoridades. Los muslos y el torso solía servir para alimentar a los animales del emperador: pumas, jaguares, serpientes. Con el resto del cuerpo el sacrificador organizaba un banquete en el cual, al parecer, él mismo tenía la solemne prohibición de comer a quien había capturado durante la Guerra Florida.

Nombre mexica del mes y equivalentes gregorianos Deidades y sacrificios humanos
I Atlacacauallo (del 2 de febrero al 21 de febrero) Tláloc, Chalchitlicue, Ehécatl Sacrificio de niños y cautivos a las deidades del agua
II Tlacaxipehualiztli (del 22 de febrero al 13 de marzo) Xipe Tótec, Huitzilopochtli, Tequitzin-Mayáhuel Sacrificio de cautivos; luchadores; danzas del sacerdote usando la piel desollada de las víctimas
III Tozoztontli (del 14 de marzo al 2 de abril) Coatlicue, Tlaloc, Chalchitlicue, Tona Tipo de sacrificio: extracción de corazón. Enterramiento de pieles humanas desolladas. Sacrificios de niños
IV Hueytozoztli (del 3 de abril al 22 de abril) Cintéotl, Chicomecacóatl, Tlaloc, Quetzalcóatl Sacrificio de una doncella; de niño y niña
V Toxcatl (del 23 de abril al 12 de mayo) Tezcatlipoca, Huitzilopochtli, Tlacahuepan, Cuexcotzin Sacrificio de cautivos, extracción del corazón
VI Etzalcualiztli (del 13 de mayo al 1 de junio) Tláloc, Quetzalcóatl Sacrificio por ahogamiento, extracción de corazón
VII Tecuilhuitontli (del 2 de junio al 21 de junio) Huixtocihuatl, Xochipilli Sacrificio de extracción del corazón
VIII Hueytecuihutli (del 22 de junio al 11 de julio) Xilonen, Quilaztli-Cihacóatl, Ehécatl, Chicomelcóatl Sacrificio de una mujer ataviada con los atributos de Xilonen; decapitación y después extracción de corazón, incineración
IX Tlaxochimaco (del 12 de julio al 31 de julio) Huitzilopochtli, Tezcatlipoca, Mictlantecuhtli Sacrificio por inanición en cueva o templo
X Xocotlhuetzin (del 1 de agosto al 20 de agosto) Xiuhtecuhtli, Ixcozauhqui, Otontecuhtli, Chiconquiáhitl, Cuahtlaxayauh, Coyolintáhuatl, Chalmecacíhuatl Sacrificios a los dioses del fuego asando a las víctimas
XI Ochpaniztli (del 21 de agosto al 9 de septiembre) Toci, Teteoinan, Chimelcóatl-Chalchiuhcíhuatl, Atlatonin, Atlauhaco, Chiconquiáuitl, Cintéotl El sacrificio a Toci culminaba con el sacrificio de una mujer por decapitación: era desollada y un joven vestía su piel; sacrificio de cautivos por despeñamiento, extracción del corazón
XII Teoleco (del 10 de septiembre al 29 de septiembre) Xochiquétzal Sacrificios por fuego, extracción de corazón
XIII Tepeihuitl (del 30 de septiembre al 19 de octubre) Tláloc-Napatecuhtli, Matlalcueye, Xochitécatl, Mayáhuel, Milnáhuatl, dioses del pulque, Napatecuhtli, Chicomecóatl, Xochiquétzal Niños, dos mujeres nobles, extracción de corazón y posterior desollamiento y canibalismo ritual
XIV Quecholli (del 20 de octubre al 8 de noviembre) Mixcóatl-Tlamatzincatl, Coatlicue, Izquitécatl, Yoztlamiyáhual, Huitznahuas Sacrificio por golpeo en piedra, decapitación y extracción de corazón
XV Panquetzaliztli (del 9 de noviembre al 28 de noviembre) Huitzilopochtli Sacrificios masivos de cautivos y esclavos por extracción de corazón
XVI Atemoztli (del 29 de noviembre al 18 de diciembre) Tlaloques Sacrificios de niños, y esclavos por decapitación
XVII Tititl (del 19 de diciembre al 20 de enero) Tona-Cozcamiauh, Ilamatecuhtli, Yacatecuhtli, dios del infierno, Huitzilncuátec Sacrificio de una mujer: se le extraía el corazón y se le cortaba la cabeza
XVIII Izcalli (del 8 de enero al 27 de enero) Ixozauhqui-Xiuhtecuhtli, Cihuatontli, Nancotlaceuhqui Sacrificio de víctimas representando a Xiuhtecuhtli y sus mujeres (cada cuatro años), y cautivos. Hora: noche, Fuego Nuevo
Nemontemi (del 28 de enero al 1 de febrero) Cinco días aciagos; no hay rituales, ayuno general

Sacrificio en los juegos

Lápida de Aparicio

En la Lápida de Aparicio (250-900 AD) que actualmente se encuentra en el Museo de Antropología de Xalapa, México, los borbotones de sangre de un decapitado brotan en líneas rectas en alusión a Chicomecóatl, "siete serpiente". En un panel de un juego de pelota de Chichen Itzá en el Posclásico Temprano, también se ve un decapitado del que brotan serpientes de su cuello (chorros de sangre) como símbolo de la fertilidad.

En Mesoamérica el juego de pelota aparece como una de las formas de juego sacrificial. En principio los jugadores no deben tocar la pelota sino con las caderas y las nalgas. Dice Sahagún: "No jugaban con las manos sino con las nalgas". En cuanto al número de víctimas ejecutadas al terminar una partida de pelota, Sahagún indica que en Tenochtitlan eran en número de cuatro. "Y cuando les habían dado muerte, arrastraban sus cuerpos por todo el terreno, y era como si pintaran el suelo con su sangre".[14]

En el Imperio Inca

Los arqueólogos también han descubierto evidencia física de sacrificios de niños al sur de Mesoamérica. Capacocha era la práctica Inca de sacrificio humano, generalmente usando niños.

Los sacrificios se hacían en o después de eventos importantes, como la muerte del Sapa Inca o en una hambruna. Se escogía a los niños para ofrecérselos al Sapa Inca para esta ocasión. Se cree que los niños usados tenían que ser físicamente perfectos debido a que esto sería lo mejor que el Inca podría darle a sus dioses. Los niños eran adornados con ropa fina y joyería, para ser escoltados al Cusco a fin de reunirse con el emperador, donde se realizaría un banquete en honor de los niños. Entonces, el sumo sacerdote llevaría a las víctimas a la cumbre de la alta montaña, donde los sacrificaría ya sea por estrangulación o por golpes en la cabeza. Los misioneros escribieron copiosamente sobre el ritual, pero hasta muy recientemente no se había hallado evidencia arqueológica. [15]

Véase también

Enlace externo

Notas

  1. http://www.rebelion.org/cultura/030720mexico.htm
  2. http://jqjacobs.net/anthro/cannibalism.html
  3. http://www.arqueomex.com/S8N5SacrificioEsp63.html
  4. http://www.jornada.unam.mx/2006/08/02/a04n1cul.php
  5. Graulich, Michael (2003). «El sacrificio humano en Mesoamérica». Arqueología mexicana. XI, 63: 16-21. 
  6. Ortíz C., Ponciano; Rodríguez, María del Carmen (1999) "Olmec Ritual Behavior at El Manatí: A Sacred Space" en Social Patterns in Pre-Classic Mesoamerica, edición a cargo de Grove, D. C.; Joyce, R. A., Dumbarton Oaks Research Library and Collection, Washington, D.C., págs. 225-254.
  7. [1] – artículo sobre los hallazgos en la Pirámide de la Luna.
  8. [2] La antigua civilización de Teotihuacan trajo a víctimas humanas de sacrificios desde cientos de kilómetros.
  9. Michael D. Coe, citado en Florescano, Francisco (1991). «La nueva imagen del México antiguo». Vuelta 173: 32-38. 
  10. Stuart, David (2003). «La ideología del sacrificio entre los mayas». Arqueología mexicana. XI, 63: 24-29. 
  11. Mónica Medel, "México descubre primer sacrificio de niños en cultura tolteca"
  12. Talavera González, Jorge Arturo; Juan Martín Rojas Chávez (2003). «Evidencias de sacrificio humano en restos óseos». Arqueología mexicana. XI, 63: 30-34. 
  13. deMause, Lloyd (2002). The Emotional Life of Nations. NY: Karnac. 
  14. Bernardino de Sahagún, Códice Florentino, texto náhuatl, parte III
  15. Reinhard, Johan; Maria Stenzel (noviembre 1999). «A 6,700 metros niños incas sacrificados quedaron congelados en el tiempo». National Geographic: 36-55.