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Jorge Villamil Cordovez

Compositor

Nació en la Hacienda EL CEDRAL, en el Municipio de Neiva, el día 6 de Junio de 1929. Hijo de JORGE VILLAMIL ORTEGA y LEONOR CORDOVEZ PIZARRO. Hizo sus estudios primarios en los colegios de la Presentación en Neiva y Antonio José de Sucre en Garzón; secundarios en el Colegio Antonio Nariño de Bogotá y Universitarios en la Universidad Javeriana de Bogotá, donde se graduó como Médico Cirujano en 1958. Desde muy niño mostró su inclinación por la música, es así como lo vemos interpretando el tiple desde los 4 años. Su primera composición en ritmo Sanjuanero, titulado "LA ZANQUIRRUCIA" en 1950 y posteriormente compuso "ADIOS AL HUILA " y "EL RETORNO DE JOSE DOLORES", en ritmo de Bambuco, las cuales fueron escuchadas por el Dueto Los Tolimenses en la ciudad de Neiva y grabadas en el sello Zeida en la ciudad de Medellín.

La verdadera proyección del Maestro JORGE VILLAMIL se logró en 1962, con su pasillo "ESPUMAS", que pronto invade el país y traspasa las fronteras patrias. Continúa su extensa producción en forma ininterrumpida hasta la presente época, encontrándose en estos años obras de gran trascendencia como: "LLAMARADA", "OROPEL, "LOS GUADUALES", "ME LLEVARAS EN TI", "LLORANDO POR AMOR", "LOS REMANSOS", "EL BARCINO" , etc., que no solamente han enriquecido el folclore de la música colombiana sino que se han extendido a través del mundo. Hoy llegan sus composiciones a un número de 200.

El Doctor JORGE VILLAMIL ejerció su profesión como médico Ortopedista y Traumatólogo durante 22 años y posteriormente se retiró para colaborar con los compositores colombianos en la Dirección de la Sociedad de Autores y Compositores de Colombia, SAYCO, de la cual es Presidente Emérito. Contrajo matrimonio en 1965 con Doña Olga Lucia Ospina Serrano quien murió muy joven, de la cual quedan sus dos hijos Jorge y Ana María.

El Maestro JORGE VILLAMIL ha recibido las siguientes distinciones por su brillante carrera artística: Ordenes del Taitapuro en Oro y Plata, Tambor de Oro del Huila, las Medallas de Ospina y Medinilla y la Gaitana, Orden Del Pacandé, de la Guabina y del Tiple, El Bunde, de Alcantúz, Cruz de Oro del Valle del Cauca, Cacique de Upar del Cesar, Centauro de Oro del Meta, Orden Musical del Tolima, Orden de los Arrieros de Antioquia, Orden Galán de Santander, Orden del Café del Quindio, La Orquidea de Plata, La Estrella de la Policía Nacional, La Estrella de Oro de Philips, Cinco Discos de Oro, Un Disco de Platino en México, La Palma de Oro en Hollywood, Compositor de las Américas y el Mundo Latino 1979 por la APE de New York, Condecoración de los Gobiernos de Chile, México, Puerto Rico, Huésped distinguido de la Unión Soviética, Placa de Valores Humanos de América en New York, Homenaje de las Naciones Unidas 1985, Gallo de Oro del Brasil, Cruz de Comendador del Congreso de la República, Orden al Mérito de la Presidencia de la República, El Corecuaje de Oro del Caquetá, Orden Joaquín García Borrero del Huila, Orden de la Democracia de la Cámara de Representantes, Orden de Martín Pomala de la Asamblea Departamental del Tolima, Orden de Luis A. Calvo de Bogotá,D.E., la Cruz de Boyacá, Orden Porfirio Barbaja Jacob de Antioquia, Orden José Eustasio Rivera, Cruz de Belalcázar de la ciudad de Cali, Orden del Mérito Artístico del Tolima, Cruz de Oro de José Acevedo y Gómez de Santa Fe de Bogotá, D.C. Gran Medalla Servicios Distinguidos de la Policía Nacional,. Orden de Balboa República de Panamá, Orden Emilio Sierra en Fusagasugá, Huésped Distinguido en la ciudad de Santa Marta, El Premio Aplauso Versión 1998 en la ciudad de Santa Fe de Bogotá, D.C.

Han sido sus grandes intérpretes de su extensa obra los Duetos Garzón Y Collazos, Silva Y Villaba, Hnos Martinez, Dueto Tradiciones, Dueto Los Inolvidables, Hnos Tejada; Los Chalchaleros. Orquestas como la Paul Muriat, Sinfónicas de Moscú y Tokio, Caravelli, Aldemaro Romero Orquesta Venezolana, Solistas como Carlos Julio Ramírez, Javier Solís, Lucha Villa, Amalia Mendoza, Lola Beltrán, Pepe y Antonio Aguilar, Flor Silvestre, Vicente y Alejandro Fernández, Emilio José de España; Lorenzo Santamaría, Olga Guillott, Daniel Santos, Felipe Pirela, René Cavell, Leo Marini, Olimpo Cárdenas, Julio Jaramillo, Victor Hugo Ayala, Jaime Mora, Isadora, Billy Pontoni, Carmenza Duque, Claudia de Colombia, Helenita Vargas, Paola, Carmiña Gallo, Juan Carlos Coronel, Jesús David Quintana, Alci Acosta y El gran intérprete Vallecaucano Guillermo de Jesús quien ejecuta sus últimas canciones para la firma Sonolux de Colombia.

El estilo de JORGE VILLAMIL se distingue por sus gran descriptiva de la naturaleza en acción, lo que lo convierte en un verdadero retratista del país colombiano; esto matizado de un tinte de romanticismo y un fondo de nostalgia. En el campo folclórico ha logrado conservar el estilo autóctono en sus Rajaleñas y Sanjuaneros, canciones tradicionales como "EL BARCINO", "EL CABALLO COLOMBIANO", etc. que irrumpen en las festividades Sampedrinas en el Tolima Grande en el mes de Junio.

Tomado de www.sayco.org , enero 2003


Jorge Villamil Cordovez, genio y figura

por Alfonso Rico Torres

Prefería jugar con un tiple y no con un juguete. Le preocupaba más aprender a tocar las cuerdas antes que distinguir los números y las letras. Esto con apenas cuatro años de vida. Hoy, a sus 74 años de edad, los hechos reposan en los recuerdos de un hombre que sin saber que su destino era componerle cantos a la vida y al amor a través de la música, se enroló en la medicina, pero al final sucumbió ante los versos del canto colombiano.

Se trata del doctor Jorge Augusto Villamil Cordovez, el menor de siete hermanos, que se crió entre los cafetales de la casa El Cedral, la hacienda huilense donde nació y dejó gran parte de sus recuerdos. Él, describe así su casa en uno de su versos: "Viejo y amplio caserón de recuerdos tan queridos, donde los cercos de piedra y añosos troncos de sauce duermen en silente olvido".

Asegura haber aprendido las primeras oraciones e historias de la región gracias a sus tías. Igualmente, recuerda cómo cada noche, después de la comida, su padre, Jorge Villamil Ortega, reunía a los trabajadores para darles tinto y acto seguido, empezaban a tocar la guitarra y a cantar.

A los seis años, su madre, Leonor Cordovez Pizarro, le enseñó lo básico: las vocales, los números y las letras. Sin embargo, más tardó en aprender a leer y escribir que en meterse de lleno en las tertulias que su padre organizaba.

Cuando tenía diez años lo enviaron a Neiva para que iniciara sus estudios de primaria en el colegio La Presentación. Dos años más tarde, viajó a Sucre donde continuó sus estudios y ratificó su amor por el tiple. La mayoría de las veces hizo parte de los coros de los colegios donde estuvo.

A sus 13 años, Bogotá se habría de convertir en su nuevo hogar. A cambio del olor del café y en vez de andar por los senderos de El Cedral, tendría que aguantar el olor del humo arrojado por un carro viejo y escuchar el grito de un payaso promocionando un almuerzo. Los corredores de los cafetales serían reemplazados por los fríos pasillos del colegio Antonio Nariño, su nueva alma máter.

Estando en la capital recibió la noticia más triste para un hijo. Su madre, la señora Leonor, había fallecido víctima de la diabetes, el mismo mal que hoy en día lo aqueja a él. Sin embargo y a pesar de lo triste de este episodio, el joven huilense continuó comprometido con sus estudios, tuvo que vivir en carne propia el asesinato del caudillo Jorge Eliécer Gaitán y graduarse como bachiller en las secuelas de un colegio quemado en la furia del Bogotazo.

Terminados sus estudios en el colegio regresó a casa, a su natal hacienda. Precisamente allí, en una tarde en las que su padre acostumbraba observar incesante los cafetales, una esporádica conversación definió su futuro. El señor Villamil Ortega le manifestó su preocupación por la hacienda, amenazada por la lucha entre liberales y 'godos', que cada vez se sentía más fuerte entre sus predios. Del mismo modo, le dijo que le gustaría que estudiara medicina, teniendo en cuenta que su abuelo también era médico. Ese primer miedo terminó en realidad y El Cedral de sapareció como consecuencia del conflicto bélico que azotaba al país.

"ERA MÁS COMPOSITOR QUE MÉDICO"

El maestro Jorge Villamil le contó a La Revista cómo, a pesar de haberse hecho médico, su destino era otro. "En 1954 me gradué en la Facultad de Medicina de la Universidad Javeriana, me especialicé en Traumatología y Ortopedia, pero aún así, yo era más compositor que médico".

De hecho así era. Para ese entonces el maestro Villamil ya había compuesto el sanjuanero Sampedreando (1949); La zanquirrucia, su primera canción con letra (1950); el bambucoAdiós al Huila (1951); el bolero Vuelves (1952) y Amor en sombras (1953).

"La decisión final la tomé una tarde que estaba atendiendo a un alto ejecutivo de Puerto Rico que le dolía la cintura. Estaba en esas cuando me llamó Lucho Bermúdez para decirme que necesitaba la letra de Oropel. 'No vuelvas a decir jamás que has triunfado en la vida, en cosas de fortuna...', y me interrumpieron. Era mi paciente: doctor yo vine a que me cure no a que me cante".

Esa misma tarde el doctor Villamil llamó a su secretaria y renunció al hospital del Seguro Social y de paso a la medicina. Desde entonces, inició su larga trayectoria y sus innumerables composiciones, algunas de las cuales utilizó para darle el último adiós a su padre. En enero de 1958 don Jorge Villamil falleció. Por este hecho, el compositor de la música huilense dio vida a nuevas canciones..

DE LAS SERENATAS A LOS ESTUDIOS

En uno de esos días inspirados, cuando él ofrecía una serenata en Mánizales, los reconocidos Émeterio y Felipe se interesaron en trabajar con Villamil. El resultado, la creación de canciones como La trapichera y Vieja Hacienda del Cedral,entre otras. Tan sólo un áño después, en el emblemático Festival de San Pedro en Neiva; Los Tolimenses descubrieron su talento y grabaron el primer LP con la mayoría de su temas. Uno de los más sonados El Caracolí.

Sus innumerables composiciones llegaron a la cumbre en 1962 cuando nació Espumas, una obra tan famosa que en 1965 premió a su autor con un disco de oro otorgado por Sonolux. Ese mismo año, su amor por el baile le llegó vestido de mu jer. Se enamoró de la candidata por Bogotá al Reinado Nacional del Bambuco, 0lga Lucía Ospina Serrano, y al cabo de seis meses se casó con ella. Fruto de ese amor nacieron Jorge y Ana María. En 1974 la relación terninó con Lucía, tiempo durante el cual Villamil fue presidente de Sayco durante casi 20 años.

Hoy en día, lucha contra la diabetes. Tras 50 años de vida artística entiende que la música ha cambiado, pero espera que los nuevos autores no pierdan las tradiciones, el amor y el respeto por los autores tradicionales. Es consciente de que está mal de salud pero, como él mismo afirma "es la lógica de la vida". Sabe que no es el único que atraviesa por un mal momento, haciendo hincapié en la salud del también maestro Rafael Escalona, de quien dice que "morirá de pie". Él sólo quiere que cuando muera lo recuerden con música, interpretando sus canciones, pues fueron ellas el común denominador de su existencia.

Tomado de La Revista de El Espectador No. 201, 23 de mayo de 2004



77 años no son cualquier cosa

por Liliana Martínez Polo
REDACTORA DE EL TIEMPO

El compositor presenta un disco de boleros suyos y de Luz Elena Yepes


Para hablar con Jorge Villa mil hubo que sortear las dos diálisis que le hacen a la semana y los días en que postergó el encuentro porque amaneció mal. Me hice una imagen de enfermedad. Así que hallarlo cantando, en la sala de su casa, mientras acomodaba su voz a la de un bambuco en la grabadora, me pareció una visión fantástica.

Tanto como los relatos de sus composiciones, que transportan a una juventud que no parece lejana: Un viaje al Huila, observando el movimiento de los guaduales que no cesaba ni en la lluvia ni en el sol hizo decir a Villamil: "Estos guaduales bailan". Y una viejita que lo escuchó lo corrigió: "No, los guaduales lloran por que tienen alma".

Oírlo es como una inyección de vida. Al maestro compositor de Espumas, médico cirujano que ejerció durante 53 años (tiene 77), no le alcanzan las frases para enumerar los proyectos futuros que tiene. Casi todos son discos: uno para el Caribe, otro de inéditos, otro de clásicos.

Entonces, sigue cantando...

"Sí, en el baño". respondió con la mímica de estar bajo la ducha y entonó: "Espumas que se van..."


Siguieron una carcajada y una lección. La que recalcó como estribillo de la charla: "Hay que rescatar las franjas primigenias. Son vitales. Lo que suena ahorita son franjas exógenas". Y da el ejemplo de Shakira (hace franjas foráneas con tintes de Caribe) y Juanes: "Ahora pega la `camisa cagada' (bromea) porque tiene suficientes franjas exógenas para que todos lo bailen. Pero no queda, es moda".

Villamil no se desentiende cuando da una canción. Va a las grabaciones porque está convencido de que su presencia ayuda. "Uno les transmite a los intérpretes todo el sentimiento". Así lo hizo en el disco Noches de bolero, en el que alternó con composiciones de Luz Elena Yepes, interpretado por el cantante José Nedio.

Sus canciones, como Llamarada y Oropel, le dieron la vuelta al mundo. "Se volvieron antológicas. Eso es lo que hay que buscar". Pero él no lo buscó: "No podía, soy un analfabeto musical".

Lo dice porque no lee partituras. Insiste en que el músico nace o no habría hecho su primera canción a los 4 años, en la finca El Cedrón, cerca de Neiva, frente a su hermana mirando un pájaro de ojos verdes y copete rojo. "Era sobre un nido -recordó-. Le decía a ella: `Dentro de ese nido hay un pájaro que dice esta canción' y tocaba el tiplecito".

Vive solo. Sus hijos están lejos y Villamil no se va por razones sentimentales: "Tengo cosas que cuidar, tengo que estar pendiente de los recuerdos", explica. Se refiere a los de matrimonio y a la forma como compuso las canciones que, por sus gestos, parece que estuviera materializada en el apartamento.

Emerge el recuerdo de un paseo por el Magdalena, viendo bajar espumas. La dueña de la hacienda La Batea le ex plicó que bajaban así porque se estaba creciendo el río. Y el maestro quedó impresionado: "Así son los remolinos de la vida. No se detienen". De ahí, Espumas. "Así es componer: pintar un paisaje".

Maestro, está radiante...

"¡Claro! La música no puede morir. Porque siempre está ahí y le toca el alma. Las nuevas olas son necesarias, porque dan un tinte a la juventud. A veces exageran. ¿No ve el `refregón?"

¿Qué cosas lo hacen feliz?

"Un sancocho (pica el ojo). Una bandeja paisa, porque soy diabético. Cuando me dan permiso los médicos gozo mucho. Un cuchuco, un asado, una lechona. Eso me hace feliz. ¿Qué otra cosa? Ver paisajes..."

¿Sale con frecuencia?

"Ahorita casi no, pero anduve por todo el país:- los Llanos, la Costa, la selva y también Europa, África, Asia. Viajé por todo el mundo de balde, por países que me rindieron homenaje".


¿Por qué no está grabando su voz en estos discos?

"En algunos sí. Salió un CD con la Sinfónica. Dicen: `La voz de oro de América'. No les creo. He cantado por curiosidad, para dejar un recuerdo, pero canta más un pollo al horno..."

¿Un pollo al horno?

"Sí. Son 45 años de diabetes, una enfermedad satánica".

Y ha luchado por 45 años...

"He pasado por todo, quedé ciego. Me operaron y volví a ver. Me ha atacado íntegro. Pero tengo una fortaleza bárbara. Me molestan los pies. A veces no los siento y no puedo caminar bien. Si no, seguiría bailando. Bailé mucho. Me encantó bailar, caminar, andar. Esto me está limitando, es que 77 años no son cualquier cosa".

Tomado del periódico El Tiempo, 5 de febrero de 2006



Médico de profesión, Jorge Villamil vivió su infancia en una hacienda ahora mítica en la canción colombiana, Ilamada EI Cedral (cerca de Neiva), de la que ahora hay una réplica en el Museo Jorge Villamil, en Neiva: Ha compuesto unas 200 canciones, entre ellas 'Espumas', 'Llamarada', 'Tambores de Pacandé'. Su trabajo abarcado ritmos que van desde el rajaleña al vals, pasando por el bambuco, el sanjuanero, el pasillo y la guabina. Fue presidente de Sayco (Sociedad de autores y compositores de Colombia) y de su gestión recuerda que consiguió la ley que permitió el recaudo de derechos para los artistas.

Villamil, un joven de 79

por Liliana Martinez Polo

Anita abre la puerta. En los últimos ocho años, ha sido enfermera, ama de llaves y hasta ángel de la guarda de Jorge Villamil Cordobez, que espera en la sala, jovial y pleno de aire juvenil a sus 79 años.


Lo acompaña la tiplista Olga Acevedo. "Me alzó a mí, cuando chiquito", bromea Villamil, a sabiendas de que fue al revés. Juntos están decididos a hacer una colección de diez CD, una antología del compositor, en tiple. Hace un par de meses grabaron el primero. Y el maestro quiere oír lo durante la charla. Se oye entonces Si pasas por San Gil y él tararea:

-Aracataca... Aracataca... Anita explica que Villamil dice Aracataca en vez de `whisky', para quedar bien en las fotos. Así, entre `Aracatacas', Villamil dice que grabará 180 obras instrumentales para el museo de Neiva que lleva su nombre.


¿Qué lo tiene más satisfecho del trabajo realizado?

"Que, siendo un analfabeto musical, logré a lo largo de 50 y pico de años hacer casi 200 canciones de pura memoria".

Sus canciones son historias de amor y también retratos. El Barcino, por ejemplo, trae la imagen de un torete llamado El Confite, que llevaron al Cedral, la hacienda de su infancia. Villamil, de 10 años, lo molestaba con una ruana. "Cansado de que me aporreara, mi papá se lo llevó para El Guayabero. De allá se lo llevó la guerrilla", cuenta.

El toro huyó en un enfrentamiento con el ejército. Lo vieron, ya libre, en Balsillitas. Y, salvaje, duró cuatro años más, hasta cuando el ejército lo mató para comérselo. Así se lo contó a Villamil un teniente que le describió al toro de cachos blancos y puntudos. Recordándolo, años después, en México, le compuso: "Arre, torito bravo, que tienes alma de acero..."

Luna roja es para Villamil retrato del Alto Menegua, en el Meta, de un atardecer con amigos en la finca La Ponderosa, frente a una luna inmensa, que era roja porque ardían los pajonales. Fue el telón de fondo de unos toros que peleaban y del mayordomo de la finca que pasó a caballo persiguiendo a su mujer, que se voló y, de paso, inspiró la canción. Los Copleros de Arauca ayudaron a estructurarla, por eso, aunque nació en el Meta, Luna roja habla de "bellas noches araucanas".

¿Tirofijo trabajó en El Cedral?

"No trabajó, pasó -responde el autor de Espumas-. Tenía un tío allá, Abel Marín. Llegó huyendo de la justicia porque acusaban de matar a un señor en Tuluá. El tío nos lo presentó. Duró unos ocho días y se fue. Volví a encontrarlo en la Gobernación del Huila, como inspector de la carretera Planadas-Gaitania. Nos escribíamos porque yo era médico en la carretera, nombrado por el Gobierno para enganchar alrededor de 400 guerrilleros a la carretera, al pico y a la pala".

Del Villamil médico se habla poco. Renunció a la medicina en 1972. No fue una decisión planeada. Ocurrió de repente, en plena consulta con un paciente enfermo de la cintura, que estaba en la cama cuando llamó Lucho Bermúdez a pedir la letra de Oropel. Villamil le dictaba: "No vuelvas a decir jamás que has triunfado en la vida...", cuando el paciente protestó: "Doctor, carajo, vine a que me mire un médico, no un compositor. Estoy adolorido". Y Villa mil dijo: "Tiene razón". Terminó la consulta, llamó a la secretaria y le dictó: "Señor gerente del Seguro Social, de la manera más atenta, quiero presentar la renuncia irrevocable a mi posición de médico de ortopedia del Seguro Social. Los motivos son personales..."

Al fines de los 60 y hasta la mitad de los 70, Villamil fue el midas de la composición en Colombia. Sus canciones copaban las listas de más oídos en la radio. Su edad dorada coincidió con sus años en México, del 67 al 70, cuando Lola Beltrán y Javier Solis estrenaban sus canciones. Cómo iba a seguir siendo médico.

"Cómo es de fuerte la música que vence todas las cosas", reflexiona el maestro.

¿Cómo recibe los premios?

"Uno se acostumbra. He recibido todos los honores en vida. La Palma de Oro en Hollywood. Ese que le dieron a Jorge Celedón este año en las Naciones Unidas, también..."

Pero la casa está limpia de premios. Los museógrafos se llevaron desde las placas más humildes hasta los galardones internacionales, pasando por los discos de oro y de platino. "Hicieron un inventario y se lo fueron llevando -dice Anita-. Como 400 premios".

De todo, se quedó solo "con la cama y el Cristo".

Su salud es casi un milagro. "Usted sabe que la diabetes no se cura. Tengo 18 médicos que me atienden y están dispuestos a no dejarme morir tan pronto. También tengo al Cristo de Buga", dice.

Anita conoce su historia clínica, Villamil dice que los médicos no le hablan a él, sino a ella, que tiene presente el mes en que estuvo hospitalizado en el 2004, las entradas a la clínica el resto de ese año, la isquemia cerebral del 4 de enero del 2005 y los dramáticos días en que los médicos le quitaron la diálisis y lo mandaron a casa a morirse. "Él vive porque Dios quiere que no se muera todavía", dice Anita.

Le quitaron el suero, el oxígeno y Villamil vivió 18 días con las cucharaditas de agua que le pudo recibir: Resistió hasta que los médicos volvieron a reunirse. Hasta su hijo Jorge le preguntó qué hacer.

"Que Dios decida, no los médicos", dijo ella. Así que lo llevó a la diálisis. Y el maestro se recuperó. En el 2007, padeció una anemia y pasó por una operación sin anestesia. "Me operaron a palo seco, porque tenía neumonía -dice Villamil-. La cirugía duró tres horas y no sentí nada. Tenía el Cristo al lado".

Recuperado fue a dar gracias y testimonio a la iglesia de Santa Teresita. "Lloraba la gente", dice Anita.


"Aracataca", dice Villamil.
Concluye diciendo que ha cumplido su ciclo. Le queda por terminar su antología. "Y si yo no alcanzo, la terminarán mis hijos", dice.


== Enlaces externos ==
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Revisión del 18:36 13 mar 2010

Jorge Villamil
Información artística
Género(s) Música colombiana
Bambuco
Guabina
Vals
Instrumento(s) Voz
Guitarra
Tiple
Período de actividad 1940 - 2010

Jorge Villamil Cordovez (Neiva, 6 de junio de 1929 - Bogotá, 28 de febrero de 2010),[1]​ fue un compositor y médico traumatólogo colombiano.

Nació en la "Hacienda del Cedral" en Neiva. Estudió en la población de Garzón, donde pasó a la escuela elemental y en Bogotá donde concluyó el bachillerato. Posteriormente se graduó como médico ortopedista y traumatólogo en la Pontificia Universidad Javeriana en 1958. Inició su carrera de compositor mientras trabajó para el Instituto Colombiano de Seguros Sociales hasta 1976.

Escribió más de 200 canciones, que en su mayoría fueron resultado de su devoción y gratitud hacia el departamento del Huila, así como a los paisajes naturales y románticos. Entre ellas están Los Guaduales, Espumas[2]​ (con la que se dio a conocer a nivel internacional en 1962), Los Remansos, Llorando por amor, Me Llevarás en Ti[3]El Barcino,[4]Luna Roja,[5]Oropel y Llamarada entre otros, que fueron también las más interpretadas por diversos cantantes y duetos nacionales e internacionales.

Durante varios años se desempeñó como director de "SAYCO" (Sociedad de Autores y Compositores Colombianos), entidad en la que desarrolló una importante labor en favor de los autores y compositores colombianos. Es, junto con José Alejandro Morales, quizá el compositor de más extensa y exitosa producción musical en el campo de la música andina.

Referencias

  1. Murió el maestro y compositor Jorge Villamil Cordovez
  2. Jorge Villamil. «Espumas». Consultado el 2009. 
  3. Jorge Villamil. «Me llevarás en ti,». Consultado el 2009. 
  4. Jorge Villamil. «Bambuco fiestero, "El Barcino"». Consultado el 2009. 
  5. Jorge Villamil. «Joropo, "Luna Roja"». Consultado el 2009. 

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