Diferencia entre revisiones de «Reino de Dios»

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El '''Reino de los Cielos''' (o el '''Reino de Dios''', [[lenguaje griego|griego]] βασιλεία τοῦ θεοῦ ''basileia tou theou'') es el concepto principal en el [[judaísmo]] y en el [[cristianismo]]. Se refiere al reinado o soberanía de [[Dios]] por sobre todas las cosas, y es opuesto al reinado de los poderes terrenales.
El '''Reino de los Cielos''' (o el '''Reino de Dios''', [[lenguaje griego|griego]] βασιλεία τοῦ θεοῦ ''basileia tou theou'') es el concepto principal en el [[judaísmo]] y en el [[cristianismo]]. Se refiere al reinado o soberanía de [[Dios]] por sobre todas las cosas, y es opuesto al reinado de los poderes terrenales.



βασιλεία τοῦ θεοῦ
== El Reino en el judaísmo ==
== El Reino en el judaísmo ==



Revisión del 23:00 1 sep 2009

El Reino de los Cielos (o el Reino de Dios, griego βασιλεία τοῦ θεοῦ basileia tou theou) es el concepto principal en el judaísmo y en el cristianismo. Se refiere al reinado o soberanía de Dios por sobre todas las cosas, y es opuesto al reinado de los poderes terrenales.


El Reino en el judaísmo

El Reino de Dios es mencionado frecuentemente en el Tanaj. Está unido al entendimiento judío de que Dios habría de intervenir directamente para restaurar la nacionalidad de Israel y luego regir sobre ella.

El Reino de Dios fue expresamente prometido al Rey David, haciendo pacto entre él y Dios, prometiéndole que reinaría siempre alguien en el trono de su "casa" (la de David.)

Esto fue luego interpretado como que de la descendencia de David saldría el Mesías de Israel, que se sentaría en el trono de David y gobernaría por la eternidad.

El Reino en el cristianismo

La idea del Reino de Dios se encuentra predominantemente en el Nuevo Testamento, específicamente en los Evangelios.

El "Reino de Dios" es un término usado indistintamente con el de "Reino de los Cielos". En el Evangelio según Mateo se utiliza esta última, mientras que en Lucas, Marcos y Juan se utiliza "Reino de Dios". La explicación habitual es que el evangelio de Mateo está destinado a los judíos, quienes prefieren evitar el uso directo del nombre de Dios. Marcos y Lucas están dirigidos a una audiencia más general y menos familiarizada con el término "Reino de los Cielos".

Algunos intérpretes premilenaristas piensan que el "Reino de los Cielos" se refiere al reino milenario de Dios, mientras que el "Reino de Dios" se refiere a Su reinado universal. Otros opinan que no hay base para tal distinción.

El historiador H. G. Wells escribió: “Esta doctrina del Reino de los Cielos, que es la enseñanza principal de Jesús aún cuando represente tan pequeña parte en el credo cristiano, es ciertamente una de las doctrinas más revolucionarias que alguna vez haya revolucionado y transformado el pensamiento humano.”

El pensamiento cristiano del Reino de Dios agrupa varias ideas, entre las que destacan las siguientes.

Aspecto Presente

Los evangelios describen a Jesús proclamando el Reino como algo que ya está cerca, que está llegando en el presente, no como una realidad futura. Las actividades reportadas de Jesús, al sanar enfermedades, expulsar demonios, enseñar una nueva ética de vida y ofrecer una nueva esperanza en Dios al más pobre, se entienden como una demostración que el Reino está en acción. Tener al Mesías, el Rey de los judíos, entre ellos, es un aspecto de este Reino: el Rey había llegado para representar Su Reino. Por su vida sin pecado y mediante sus milagros estaba demostrando a los judíos como era el Reino.

"El Reino de Dios" es un enitivo genitivo, el cual nos indica que es Dios mismo desde un punto de vista concreto, su actuación en este mundo y en nuestra historia. La cuestión planteada a los contemporaneos de Jesus (especialmente a los imbuidos en la mentalidad apocaliptica) es si Dios actúa en este mundo y en esta historia, o no; y si actúa, cuando lo hace o lo va a hacer y bajo que condiciones. Jesus nos predica que esto es inminente, y que la esperada acción de Dios en este mundo empieza ya.

Jesús dio mucha importancia a este tema, como se puede ver en el Padrenuestro, donde es el segundo asunto más importante en esa oración.

El Reino de Dios también se refiere al cambio de corazón o mente (metanoia) por parte de los cristianos, dando énfasis a la naturaleza espiritual de su Reino al decir "El Reino de los Cielos está dentro vuestro". Esta frase puede también traducirse, sin embargo, "el reino de los cielos está en medio de vosotros."

Jesús usó el lenguaje del "Reino de Dios" de una forma que se contrapone con los revolucionarios judíos del siglo I, llamados zelotes, que creían que el Reino era una realidad política que llegaría con una revuelta violenta contra la dominación romana, reemplazada por una teocracia judía.

En la teología católica, Jesús invita a todos los hombres a entrar en el Reino de Dios; aún el peor de los pecadores es llamado a convertirse y aceptar la infinita misericordia del Padre. El Reino pertenece, ya aquí en la tierra, a quienes lo acogen con corazón humilde. A ellos les son revelados los misterios del Reino de Dios. [1]​. La Iglesia (católica) se considera a sí misma como "el germen e inicio sobre la tierra" del Reino de Dios [2]​ y que la plenitud de éste se alcanzará después del juicio final, cuando el universo entero, liberado de la esclavitud de la corrupción, participará de la gloria de Cristo, inaugurando «los nuevos cielos y la tierra nueva» (2 P 3, 13). Así se alcanzará el Reino de Dios pleno, es decir, la realización definitiva del designio salvífico de Dios de «hacer que todo tenga a Cristo por Cabeza, lo que está en los cielos y lo que está en la tierra» (Ef 1, 10). Dios será entonces «todo en todos» (1 Co 15, 28), en la vida eterna.[3]

Los protestantes, por otra parte, tienden a creer que la Iglesia es el instrumento en el cual el Reino se manifiesta, no un sinónimo del Reino en sí.

Según el teólogo protestante Dietrich Bonhoeffer el Reino de Dios en la tierra se configura en dos aspectos, en los que se manifiesta escindido: milagro y orden. «El aspecto bajo el cual el Reino de Dios se manifiesta como milagro lo llamamos iglesia; y el aspecto bajo el cual el Reino de Dios se manifiesta como orden lo llamamos estado. El Reino de Dios en nuestro mundo no es otra cosa que la dualidad de iglesia y estado… El Reino de Dios se configura en la iglesia en la medida en que ésta da testimonio del milagro de Dios… El Reino de Dios se configura en el estado en la medida en que éste reconoce y preserva el orden del mantenimiento de la vida…» [4]

Aspecto futuro

La manifestación presente del Reino fue expresada por Jesús como evidencia provisional de una realidad más amplia en un futuro inminente.

Este aspecto futuro del Reino es la creencia en una implementación post-apocalíptica del gobierno de Dios, (teocracia), especialmente en la interpretación premilenarista del protestantismo fundamentalista.

La tensión entre los aspectos futuros y presentes del Reino se han llamado "el ahora y el no todavía" del Reino de Dios.

Típicamente, en el Catolicismo, el protestantismo liberal y entre los pentecostales, entre otros, se ha enfatizado el aspecto presente, mientras que protestantes fundamentalistas y evangélicos han enfatizado el aspecto futuro.

Testigos de Jehová

JESUCRISTO dijo a sus discípulos: “Ustedes, pues, tienen que orar de esta manera: ‘Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre. Venga tu reino. Efectúese tu voluntad, como en el cielo, también sobre la tierra’” (Mateo 6:9, 10). Esta oración, conocida como el padrenuestro, revela cuál es el propósito del Reino de Dios.

El Reino santificará el nombre de Dios y lo limpiará de todo el oprobio que le ha causado la rebelión de Satanás y del ser humano. Esto es indispensable, pues la felicidad de toda criatura inteligente depende de que reconozca que el nombre divino es sagrado y que Dios tiene el derecho de gobernar (Revelación 4:11).

Además, el Reino se instaura para que ‘se efectúe la voluntad de Dios, como en el cielo, también sobre la Tierra’. Pero ¿cuál es la voluntad divina? Restablecer la relación que existía entre Dios y los hombres, relación que Adán perdió. El Reino también cumplirá el propósito de Jehová, el Soberano del universo, de transformar la Tierra en un paraíso donde las personas buenas puedan disfrutar de la vida para siempre. En efecto, el Reino de Dios reparará todo el daño causado por el pecado original y hará realidad el amoroso propósito que Dios tiene para la Tierra (1 Juan 3:8). De hecho, el Reino y lo que este logrará es el tema principal de la Biblia. El Reino de Dios es un gobierno real y muy poderoso. Unas palabras del profeta Daniel escritas hace mucho tiempo nos permiten entrever su poderío: “El Dios del cielo establecerá un reino que [...] triturará y pondrá fin a todos estos reinos [humanos]”. Es más, a diferencia de los gobiernos del hombre, que van cambiando con el transcurso de la historia, el Reino de Dios “nunca será reducido a ruinas” (Daniel 2:44). Pero dicho Reino supera a cualquier gobierno humano no solo en este aspecto, sino en todos.

El Reino de Dios es un gobierno real y muy poderoso. Unas palabras del profeta Daniel escritas hace mucho tiempo nos permiten entrever su poderío: “El Dios del cielo establecerá un reino que [...] triturará y pondrá fin a todos estos reinos [humanos]”. Es más, a diferencia de los gobiernos del hombre, que van cambiando con el transcurso de la historia, el Reino de Dios “nunca será reducido a ruinas” (Daniel 2:44). Pero dicho Reino supera a cualquier gobierno humano no solo en este aspecto, sino en todos. Jehová Dios ha elegido a su propio Hijo para ser el Rey de su Reino. Cuando estuvo en la Tierra, Jesús dijo a los malvados fariseos: “El reino de Dios está en medio de ustedes”, dando a entender que él, el futuro Rey de aquel Reino, estaba entre ellos (Lucas 17:21). Jesucristo asumió el cargo de Rey del Reino de Dios en 1914. “Venga tu reino”

Puesto que el Reino mesiánico ya ha sido establecido en los cielos, ¿deberíamos seguir pidiendo que venga, tal y como enseñó Jesús en la oración modelo? (Mateo 6:9, 10.) Sí. Todavía es una petición válida, pues el Reino de Dios aún no ejerce todo su poder sobre la Tierra.

¡Cuántas bendiciones recibirán los seres humanos el día que eso suceda! “Dios mismo estará con ellos —dice la Biblia—. Y limpiará toda lágrima de sus ojos, y la muerte no será más, ni existirá ya más lamento ni clamor ni dolor. Las cosas anteriores han pasado.” (Revelación 21:3, 4.) Entonces, “ningún residente dirá: ‘Estoy enfermo’” (Isaías 33:24). Quienes tengan el favor divino disfrutarán de vida eterna (Juan 17:3). Mientras esperamos el cumplimiento de esta y otras maravillosas profecías bíblicas, sigamos “buscando primero el reino y la justicia de Dios” (Mateo 6:33).


Véase también

Referencias

  1. Compendio del Catecismo de la Iglesia Católica, 107
  2. op cit, 150
  3. Op cit
  4. Bonhoeffer, Dietrich. Venga a nosotros tu reino / Creer y Vivir, Ediciones Sígueme, Salamanca, 1985, ISBN 84-301-0599-9, p. 110-111.

Bibliografía

  • Himitian J., Romo C., Aldrich E., Keeling J. El Reino de Dios y su impacto en el mundo de hoy Comunidad Cristiana de Chile, 2000. ISBN 9567976007

Enlaces externos