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Algunos barcos se siguen conociendo cariñosamente como "vapores" a pesar de funcionar con motores de explosión desde hace años, como [[El Vaporcito|"el Vaporcito"]], la motonave que une [[Cádiz]] con [[El Puerto de Santa María]].
Algunos barcos se siguen conociendo cariñosamente como "vapores" a pesar de funcionar con motores de explosión desde hace años, como [[El Vaporcito|"el Vaporcito"]], la motonave que une [[Cádiz]] con [[El Puerto de Santa María]].



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== Véase también ==
== Véase también ==

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El vapor Clermont, de Robert Fulton

Un barco de vapor es un buque propulsado por máquinas de vapor, actualmente en desuso, o por turbinas de vapor. Consta elementalmente de una caldera de vapor, de una turbina de vapor o máquina de vapor y de un condensador refrigerado por agua. La transmisión se consigue con un cigüeñal en las máquinas de vapor o con una caja reductora en el caso de usar turbinas.

Su aparición supuso toda una revolución en la navegación marítima mundial ya que no dependían tanto de los vientos y corrientes. Los primeros verdaderos buques transatlánticos eran de vapor y gracias a ellos se popularizó la palabra "vapor" para referirse a un barco.

Historia

Maqueta del Modelo del Pyroscaphe, construido por Claude François Jouffroy d'Abbans en 1784. Musee de la Marine du Palais de Chaillot de Paris.

Existe un documento de 1695 en el Archivo de Simancas en el cual hay constancia de una tentativa de 1543 por parte Blasco de Garay de propulsar la galera “Trinidad”, de 200 toneladas de desplazamiento, por medio de seis ruedas de palas movidas mediante una máquina de vapor.

Perfeccionamiento

el vapor Colón en Port Said. Este buque de la Compañía Trasatlántica Española tomó parte en el malogrado intento de romper el bloqueo americano de Filipinas durante la guerra del 98.

Alrededor de 1860 se extienden las calderas cilíndricas, inspiradas en las utilizadas en las primeras locomotoras de vapor, que permitieron resolver el problema del vapor a baja presión, que proporcionaba un empuje muy modesto. El vapor a alta presión permitido por estas calderas permitió incrementar muy notablemente la potencia desarrollada por las máquinas de vapor, lo cual significó un aumento notable de velocidad. Posteriores mejoras como la caldera de triple y cuádruple expansión lograron atajar uno de los principales inconvenientes de la propulsión por vapor, el consumo de carbón. De este modo se conseguía una eficiencia energética muy superior. Estas mejoras reflejadas en una mayor velocidad y un menor consumo hicieron que los vapores se hicieran con la práctica totalidad de las rutas comerciales. Los avances de la metalurgia permitieron la construcción de barcos de hierro y posteriormente de acero, con estos elementos se empezaron a construir naves de tamaño que no podía alcanzar la madera. Los cascos se hicieron más sólidos y más ligeros a la vez, sin peligro de resquebrajamientos.

No obstante, aunque los vapores daban velocidades similares o incluso inferiores a algunos barcos (los últimos "clippers" llegaban a los 17,5 nudos), no estaban sometidos al capricho de los vientos que no siempre soplaban en la dirección o con la fuerza requeridas, además de ser aquellos mucho menos vulnerables que éstos a las tormentas al carecer de la frágil arboladura, punto débil de cualquier barco de vela.

Los barcos de vapor supusieron un notable avance en la conquista de las rutas marítimas con independencia de la climatología. Además cambiaron por completo la fisonomía de los barcos, haciendo desaparecer las velas, un elemento invariable de los navíos desde que hacía más de 7.000 años habían aparecido las primeras velas en el Nilo. En 1894 se introduce la turbina de vapor de manos de Charles Algernon Parsons, puesta en servicio en el “Turbinia” alcanzando una velocidad de 18 nudos, y sustituida en 1896 por tres turbinas de presión alta, media y baja, accionando otras tantas hélices que le permitieron alcanzar los 35 nudos. Con esta velocidad quedaban definitivamente derrotados los veleros.

Ya en 1836 Smith y Ericsson llevaron a la práctica el primer barco con hélice, que vinieron a sustituir a las ruedas de paleta, en 1897, Joseph Ressel dio con el diseño definitivo y eficaz de hélice, que será utilizado hasta nuestros días, lo que permite un aprovechamiento más eficiente de la energía proporcionada por el motor de vapor. Muy pronto los buques de vapor fueron equipados con hélices sumergidas y los vapores de ruedas fueron desarmados y dados de baja.

Ese mismo año de 1897 Rudolf Diesel desarrolla el motor que llevará su apellido, basado en la combustión interna de otro combustible fósil, esta vez derivado del petróleo. Este hito supondrá a la larga el fin de los vapores del mismo modo que el motor de vapor supuso el fin de la vela.

y entonces sin unas locas todo mundo por contaminar el planeta oyyyyyoooooooooo cuidenlo

Conclusión

Cabe reseñar que en el segundo cuarto del siglo XIX aparecen los últimos intentos de los partidarios de los barcos de vela de crear nuevos diseños que pudiesen competir con los propulsados por vapor. Los abanderados de este canto de cisne de la propulsión eólica fueron los "clippers" que permanecerán en activo y siendo rentables hasta principios del siglo XX.

Algunos barcos se siguen conociendo cariñosamente como "vapores" a pesar de funcionar con motores de explosión desde hace años, como "el Vaporcito", la motonave que une Cádiz con El Puerto de Santa María.

Véase también