El Correo Español (1888-1921)

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El Correo Español
Tipo Diario
País España
Sede Madrid
Ámbito de distribución Nacional
Fundación 26 de septiembre de 1888
Fundador(a) Luis María de Llauder
Fin de publicación 30 de noviembre de 1921
Ideología política Carlismo, tradicionalismo
Idioma Español
Frecuencia diaria
Propietario(a) Carlos María de Borbón, Jaime de Borbón y Borbón-Parma
ISSN 1130-9059

El Correo Español fue un periódico carlista fundado en 1888 por el periodista Luis María de Llauder como órgano de la Comunión Tradicionalista y publicado hasta 1921. Fue impulsado, entre otros, por el marqués de Cerralbo. Tras la escisión integrista, el periódico desarrollaría un papel muy importante en la reorganización del carlismo.[1]

Historia

Luis María de Llauder, primer director (1888-1889)
Juan Vázquez de Mella, tercer director (1890-1897)
Benigno Bolaños, cuarto director (1897-1909)
Salvador Morales Marcén, quinto director (1909-1914)
Miguel Fernández Peñaflor, sexto director (1914-1919)

Tras la desautorización de La Fe y la rebelión de El Siglo Futuro, el partido carlista quedó en Madrid sin órgano oficial, y aunque El Correo Catalán lo era oficioso, Don Carlos sintió la necesidad de llenar el vacío y encargó la creación de este periódico a Luis María de Llauder. El periódico vio por primera vez la luz el 26 de septiembre de 1888, y al frente de su primera plana publicaba una carta del caudillo carlista a Llauder, que desde Venecia indicaba cómo debía ser la actuación del periódico:[2]

Apruebo el programa que me sometes y confío que el nuevo periódico ha de estar a la altura de su misión: defender la Religión, la Patria y la Monarquía, pero sin suplantarlas; servirlas, pero no sustituirse a ellas. Un periódico ha de ser, ante todo, un periódico, no un púlpito. De esta usurpación del magisterio doctrinal o de la dirección política es de lo que más encarecidamente te encargo apartarte. Ni la Prensa tiene misión religiosa propiamente docente, ni facultades directivas. El olvido de esta verdad elemental ha sido causa de hondas perturbaciones religiosas y políticas, cuyas huellas debe borrar El Correo Español con una conducta diametralmente opuesta. (...)
Quiero también que tu periódico demuestre que no somos, como nuestros adversarios tienen interés en pintarnos, enemigos de toda cultura científica, literaria y artística, ni refractarios a todo progreso cristiano. Ardientemente deseamos todos los verdaderos, y para probarlo con hechos, El Correo Español defenderá, no sólo los intereses nacionales de España, sino los de cada una de las clases de la sociedad, lo mismo del Sacerdote que vigoriza las almas que del labriego que fecunda los campos; lo mismo del soldado que con su sangre abrillanta las glorias de la Patria, que del pensador o el artista que las avalora con su ingenio.[3]

Joaquín Aranda, redactor de El Correo Español, relataría años después la escasez de personal y medios con que nacía el periódico:

Fue para el señor Llauder muy difícil la fundación de El Correo Español, pues a la escasez de dinero con que contaba para la empresa uníase la falta de personal competente, pues no se podía contar con los periodistas de La Fe ni de El Siglo Futuro.

Auxiliado el señor Llauder por don Leandro Herrero, corresponsal en Madrid de El Correo Catalán, y por el señor Aranda, que había sido varios años redactor jefe del órgano de Cataluña, y por don Joaquín Medina y don Miguel Candelas, que entendieron en la parte administrativa, comenzó los trabajos, que fueron penosos.

La busca de imprenta, el alquiler de casa, la compra de muebles y el formar redacción fue tarea que, si fácil cuando abunda el dinero y no hay que proceder con escrupulosa selección de elementos, resultó en la ocasión aquella difícil, porque los recursos de que el fundador disponía eran relativamente modestos, y aún más escasos los elementos personales. Pero la buena voluntad con que todos trabajamos dio el resultado apetecido. Súpose que en Zaragoza se había manifestado como hábil periodista un joven estudiante, don Benigno Bolaños, y el señor Llauder lo trajo a la redacción que se formaba, bien ajeno, sin duda, de la excelente adquisición que hacía y de que aquel modesto joven habría de llegar a ser un periodista de tal mérito como se registran pocos en la historia del periodismo.

Por fin quedaron organizadas redacción y administración, y se pudo empezar a publicar el nuevo periódico el 26 de Septiembre de 1888, con el título de El Correo Español, elegido por nuestro augusto Caudillo.[4]

Pronto regresó Llauder a Barcelona, donde le reclamaba El Correo Catalán, siendo nombrado Leandro Herrero nuevo director de El Correo Español. Posteriormente pasó la dirección a Juan Vázquez de Mella, que publicó durante varios años destacados artículos doctrinales sobre fueros, regionalismo y otras materias sociales, religiosas e históricas.[5]

En su primera época, fueron destacables sus cartas de Venecia, firmadas por Marcos Laguna (seudónimo de Francisco Melgar); las de Berlín y Nueva York, y la sección «Política suelta».

Siguió en la dirección Benigno Bolaños (Eneas). Muerto Eneas, fue director Salvador Morales, que fue jubilado por su estado de salud, y le sustituyó Miguel Fernández (Peñaflor), a cuya labor se debió el aumento de la tirada del periódico, adquiriendo popularidad en Madrid y provincias.[5][6]

Publicó números extraordinarios dedicados a temas como la Semana Santa, a fiestas carlistas, al descubrimiento de América o Luis XVI.[7]

Cuando los sucesos de Badalona en 1900 el diario fue suspendido y se sustituyó durante dos meses por El Vigía Español. Más tarde se instaló en la finca llamada Casa de los Tradicionalistas, adquiriendo máquinas modernas para la época, rotativa de cuatro, seis y ocho páginas, linotipias y demás necesidades de un buen taller tipográfico.

Con motivo de la Primera Guerra Mundial, realizó campañas con las que adquirió popularidad en Madrid y provincias, consiguiendo doblar la tirada. Durante varios años publicó «Hoja literaria», y luego «Los miércoles de El Correo Español», en los que colaboró José Navarro Cabanes. El periódico publicó dos almanaques: uno, en forma de libro, con artículos y poemas, y otro, de block, con texto exclusivamente carlista, escrito por Eneas.[8]

En 1919 el director Miguel Fernández siguió la escisión mellista y presentó su dimisión como director del periódico a Don Jaime, siendo destituidos todos los redactores.[9]​ Sucederían en la dirección Melchor Ferrer y Arsenio de Izaga. El 30 de noviembre de 1921 cesó su publicación por orden de Don Jaime. El director Izaga explicaba que el cierre se debía a «la soledad y el abandono de muchos», despidiéndose de sus lectores.[10]

Algunos de sus colaboradores fueron el Cardenal Monescillo, Reynaldo de Brea, Julián García Gutiérrez (que publicó artículos científico-militares), la escritora Eva Canel, Ramón O'Callaghan y Ramiro Fernández Valbuena.[7]

Directores

Redactores

Santiago Arambilet, Joaquín Aranda, Francisco Martín Melgar, Leoncio González Granda, José Arrufat Mestre, Severino Aznar, Domingo Cirici Ventalló, Carlos Ortí Muñoz, Ramón Ruiz Moreno, Juan López de Rego, Eduardo Garrido, Basilio Edo Monzonís, Ignacio María Cereceda, Gregorio Campos, Luis de Castro, Alejandro Aguiló, Domingo Martín Bardinos, Anacleto González Busnadiego, Salvador J. Aranda, Santiago Somoza, Mariano Jamardo, Félix Vázquez Megino, José María del Castillo, Gabino Gutiérrez, Mariano Perni, Antonio López Ferrándiz.

Referencias

Salvador Morales, director de El Correo Español (izquierda), los redactores del periódico (centro) y Gustavo Sánchez, administrador (derecha) en 1912

Bibliografía

Enlaces externos

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