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Dialéctica de la Ilustración

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Max Horkheimer (a la izquierda al frente), Theodor Adorno (a la derecha), y Jürgen Habermas (al fondo a la derecha) en 1965 en Heidelberg.

Dialéctica de la Ilustración es una obra escrita por Theodor Adorno y Max Horkheimer, ambos autores dedicados a la llamada Teoría crítica, corriente comprometida con un compromiso social emancipatorio de las estructuras establecidas en la sociedad moderna. En sus páginas encontraremos un análisis crítico de la cultura de masas y del fascismo al mismo tiempo que se vincula el concepto de Razón con el sistema social moderno. Para entender esta obra es necesario hacer referencia al concepto kantiano de Ilustración e Iluminismo.

Esta obra, contextualizada en 1944, circulará de manera underground durante los años 50 y 60, convirtiéndose, sin embargo, en un texto de cabecera. La propuesta central del libro será la defensa de que el Holocausto no es un acontecimiento casual sino una consecuencia ideológica de la forma en la que está constituido el Imperio de Occidente. También hay que reflexionar sobre el hecho de que ambos filósofos no sostienen en absoluto la idea de que nuestra sociedad sólo sea capaz de generar sistemas totalitarios. Desde este punto de vista la Teoría Crítica debería impulsar un cambio social.

Concepto de Ilustración

La sociedad habría creado un concepto de razón definiéndiola como un instrumento de dominio de la naturaleza y del semejante. No nos dábamos cuenta de la trampa en la que, al pensar esto, estábamos cayendo. Porque al dominar la naturaleza el humano debe dominarse a sí mismo, reprimir lo que hay en él de naturaleza, con ello se disuelve la individualidad creadora en la racionalidad económica. Como consecuencia, un enfoque positivista de la ciencia sería también otra medida de control. Así, la forma de pensar de la Ilustración gira en torno a la razón, y este sistema racional sienta las bases de una filosofía que daría lugar a la sociedad moderna. El llamado racionalismo remite a una forma de pensar heredada y tratada como una verdad absoluta, lo cual es erróneo. La sociedad moderna es, pues, una sociedad donde el conocimiento científico adquiere un valor superior a cualquier otro.

Según Adorno y Horkheimer, lo que se entiende por Razón funciona como un mecanismo de dominio sobre la naturaleza y el otro. Sin embargo, pensar de manera racional no supone una actitud de despotismo. El concepto de razón dominante ha funcionado en relación con un sistema de poder cultural y político, en el cual, tener razón supone tener autoridad. Es por esto por lo que el poder del conocimiento científico se pone al servicio de los intereses dentro de un sistema autoritario.

Idealismo cartesiano

Este concepto remite al considerado como padre fundador de la filosofía moderna, Descartes. La frase Pienso luego existo es el eslogan que mejor define esta filosofía, y establece un sistema jerárquico en el que las ideas son las que permiten articular lo real, que no se puede conocer a no ser que no se entienda antes en el terreno teórico, llamado terreno ideal, o terreno de las ideas. Así, la práctica no puede darse sin que antes se teorice sobre ella. Esta relación idealidad-realidad nos remite a la relación sujeto-objeto, en la que el primero decide y de alguna manera, opera, sobre el segundo. En el terreno social, podríamos aplicar también esta analogía: la sociedad resulta ser un objeto de estudio sobre el cual opera el filósofo, (al igual que proponía Platón)...

Totalitarismo

Adorno y Horkheimer hablarán de la ciencia positivista como una filosofía que funciona de manera totalitaria si se lleva a la práctica social y política, ya que en el momento en que las ciencias sociales intentan dar una perspectiva total de su campo, tienen de fondo una intención totalitaria, ya que la realidad se ve subordinada a un sistema de ideas totalizador. Por tanto, dicho conocimiento científico tenderá a ser usado como herramienta de control. Un ejemplo lo podemos encontrar en el concepto de raza, una idea utilizada como instrumento de jerarquización y división social, que nace, y no por casualidad, en el seno de la sociedad moderna. De hecho, el concepto de raza resulta ser uno de los pilares de la ideología nazi. Adorno y Horkheimer relacionarán este sistema totalitarista con el nacimiento de los fascismos, que no resultan ser un accidente de la modernidad, sino una consecuencia de la forma y estructura que adquiere el sistema moderno.

Consecuencias socioculturales

En la sociedad moderna, pues, quedan unidas la definición de sociedad y de dominio. Es como decir que la sociedad moderna está condenada a este dominio. Para controlarla se recurrirá a una pauta de sistematización, o lo que es lo mismo, estandarización. Según principios de organización y bases de autoridad. Desde el punto de vista del sujeto tendremos un sujeto atrofiado, nada creativo, un sujeto aislado e individual. Para muchos, el hecho de que el sujeto se encuentre atado a la norma lo convierte en el sujeto ideal.

Bibliografía

  • Adorno, Theodor y Horkheimer, Max. Dialéctica de la Ilustración. Fragmentos filosóficos Madrid. Trotta. 1998. ISBN 84-87699-97-9
  • De Fleur, M.L. y Ball-Rokeach, S. J. Teorías de la comunicación de masas. Barcelona, Paidós, 1993. ISBN 84-7509-202-0
  • Dubiel, H. La Teoría crítica: ayer y hoy. Plaza y Valdés, 2000. ISBN 968-856-752-3
  • Mattelart, A. y Mattelart, M. Historia de las teorías de la comunicación. Barcelona, Paidós, 1999. ISBN 84-493-0344-3
  • Méndez Rubio, A. Perspectivas sobre comunicación y sociedad. Valencia, Universitat de Valencia, 2003. ISBN 84-370-5854-6

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