Membrana plasmática eucariota
La membrana citoplasmática o plasmática es una estructura laminar que engloba a las células, define sus límites y contribuye a mantener el equilibrio entre el interior y el exterior. Es semejante además a las membranas que delimitan los orgánulos de células eucariotas. Es una bicapa lipídica que sirve de "contenedor" para los contenidos de la célula, así como protección mecánica. Está formada principalmente por lípidos y proteínas. Esta barrera presenta una permeabilidad selectiva, lo cual le permite "seleccionar" las moléculas que entran y salen de la célula. Tiene un grosor aproximado de 75 Å. No es visible a microscopio óptico pero si a microscopio electrónico. Con un microloscopio todo maqueado se pueden observar tres láminas: dos láminas son osmiófilas (tiene más apetencia por el osmio y por ello se ven más oscuras) y una central osmiófoba (más clara). La lámina central tiene un grosor de entre 25 y 30 Å y las laterales de entre 20 y 25 Å. Las láminas osmiófilas se corresponden a las cabezas polares de los fosfolípidos y la lámina osmiófoba se corresponde a las colas de ácidos grasos. Presenta pliegues llamados interdigitaciones que amplían la zona de contacto entre células haciendo que se unan más fuerte entre ellas.
Organización molecular: modelo de mosaico fluido
Precedentes históricos
- En 1895, Overton asegura que la membrana tiene una estructura lipídica
- En 1932, Cole observa proteínas acompañando a los lípidos
- En 1935, Danielli y Davson descubren que la membrana plasmática presenta poros.
- En 1957, Robertson observó que la membrana plasmática estaba compuesta por las tres láminas.
- En 1972, Singer y Nicholson, proponen el modelo de mosaico fluido. Esto fue posible gracias a los avances en microscopía electrónica, el estudio de interacciones hidrófilas, al estudio de enlaces no covalentes como puentes de hidrógeno y el desarrollo de técnicas como criofractura y contraste negativo[1]