Apóstrofe
Apariencia
El apóstrofe es una figura literaria de diálogo que consiste en dirigirse, durante un discurso o narración, generalmente con emoción o vehemencia, a un interlocutor que puede estar presente, fallecido o ausente, a objetos inanimados personificados o incluso al propio autor u orador. Generalmente se utiliza el vocativo o el imperativo.[1] El empleo de este recurso es muy común en las plegarias u oraciones, en los soliloquios y en las invocaciones. También es frecuente la utilización de esta figura en política, ya que crea la impresión entre el público de que el orador se está dirigiendo directamente a sí mismo, lo que aumenta la receptividad.
Ejemplos
- Olas gigantes que os rompéis bramando
- en las playas desiertas y remotas,
- envuelto entre sábanas de espuma,
- ¡llevadme con vosotras!
- Gustavo Adolfo Bécquer, Rima LII
- ¡O virtuosa, magnífica guerra!
- En ti las querellas volverse debían,
- en ti do los nuestros muriendo vivían
- por gloria en los cielos y fama en la tierra,
- en ti do la lanza cruel nunca yerra
- nin teme la sangre verter de parientes;
- revoca concordes a ti nuestras gentes
- de tales quistiones y tanta desferra.
- Juan de Mena, Laberinto de Fortuna.
- Goza cuello, cabello, labio y frente,
- antes que lo que fue en tu edad dorada
- oro, lilio, clavel, cristal luciente,
- no sólo en plata o viola troncada
- se vuelva, más tú y ello juntamente
- en tierra, en humo, en polvo, en sombra, en nada.
- Luis de Góngora y Argote, Mientras por competir con tu cabello....
- ¡Oh noche que guiaste!,
- ¡oh noche amable más que el alborada!,
- ¡oh noche que juntaste
- Amado con amada,
- amada en el Amado transformada!
- San Juan de la Cruz, Noche oscura)
Véase también
Referencias
- ↑ Estébanez Calderón, Demetrio (2009). Breve diccionario de términos literarios. Madrid: Alianza. ISBN 978-84-206-3617-7.