Antipapa

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El antipapa Felix II

Antipapa es la persona que, con la intención de ser reconocido como tal o tomar su lugar, usurpa o pretende usurpar las funciones y poderes que corresponden a un papa de la Iglesia católica legítimamente elegido.[1][2]

El título se utiliza especialmente cuando se trata del papa en cuanto cabeza visible de la Iglesia como obispo de Roma, sea en oposición a un pontífice o bien en periodos de sede vacante. El título de antipapa no implica necesariamente la adhesión a una doctrina contraria a la fe católica, sino únicamente la pretensión de usurpar una jurisdicción que no le pertenece según esta Iglesia.

Causas

Históricamente, los antipapas surgieron por diversas razones, siendo tres las principales:[1]

  • Discordancia doctrinal.
  • Deportación o encarcelamiento del pontífice.
  • Doble elección.

El primer antipapa fue San Hipólito de Roma, cuyo papado se extendió entre los años 217 y 235, y el último reconocido canónicamente por la Iglesia católica fue Félix V (1440-1449), elegido por el Concilio de Basilea.

Discordancia doctrinal

Ocurre cuando una de las partes (con mayor probabilidad el antipapa) difiere doctrinalmente del legítimo pontífice y es favorecido por las autoridades o el pueblo. El primer antipapa, (San Hipólito de Roma), se proclamó debido a su oposición a los papas San Ceferino y San Calixto I, a los que acusó de laxismo. El antipapa Novaciano también se proclamó por discordancia doctrinal al adoptar el montanismo, mientras que el antipapa Félix V fue elegido por favorecer la teoría conciliar de la Iglesia.

En el siglo XX y en el XXI aparecieron algunos antipapas como reacción contra el Concilio Vaticano II. Algunos de ellos fueron partidarios del sedevacantismo por postular que la sede está vacante y por lo tanto apoyaron la necesidad de un concilio imperfecto o cónclave para elegir a un nuevo pontífice, a esta teoría se la denomina conclavismo, por ejemplo Lucian Pulvermacher (Pío XIII), David Bawden (Miguel I). Otros antipapas modernos dicen haber recibido el cargo por revelación mística, como es el caso de los papas de la Iglesia palmariana.

Deportación o encarcelamiento del pontífice

Sucedía cuando el poder temporal intervenía activamente en la Iglesia católica. Casi siempre los emperadores (del Imperio romano y luego del Sacro Imperio Romano Germánico) deponían al legítimo pontífice, lo desterraban o encarcelaban y ponían en su lugar a uno de sus favoritos si aquel les contradecía. El Antipapa Félix II fue un claro ejemplo; elevado al papado por el emperador Constancio II que se inclinaba por el arrianismo en detrimento del Papa legítimo Liberio que no era arriano. Por cuestiones meramente políticas se puede citar a Pascual III nombrado por Federico I Barbarroja e instalado en la Santa Sede mientras que el verdadero papa, Alejandro III tuvo que exiliarse.

Ha ocurrido también que las disposiciones del poder temporal influyeron contra un papa legítimamente electo, después de su muerte, a fin de cobrar antiguas afrentas. Tal ocurrió con el papa Formoso, cuyo cadáver fue juzgado en el concilio cadavérico por el papa Esteban VI (que apoyaba a Lamberto de Spoleto para la corona del Sacro Imperio) por supuestos errores eclesiásticos y herejía: le hizo quitar las vestiduras pontificias, mutilarlo y arrojar sus restos al Tíber, declarándolo antipapa. Los papas Teodoro II y Juan IX rehabilitaron la figura de Formoso.

Doble elección

Ocurre cuando en la Iglesia se enfrentan dos o más facciones y cada una organiza un cónclave y elige a su propio pontífice. Al darse esta situación, es común que ambos papas luchasen para apoderarse de Roma. Es la más compleja de todas las situaciones, porque hubo momentos en los que era difícil determinar qué papa era el legítimo.

Entre los años 896 y 904 se eligieron varios papas y antipapas. La situación llegó a su punto culminante cuando Roma se encontró seriamente dividida entre los partidarios del papa León V y el antipapa Cristóbal. La situación fue salvada después de que Sergio III (tercero en reclamar el pontificado) prendiera a los dos disputantes y los hiciera estrangular, quedando como único pretendiente.[3]

La situación se ejemplifica mucho mejor estudiando el Gran Cisma de Occidente, que estalló después de la elección de Urbano VI en el año 1378, debido a su comportamiento, los vicios de su corte y las dudas sobre su ortodoxia. Los cardenales se volvieron a reunir en la ciudad de Fondi, Italia y en un cónclave depusieron a Urbano VI para elegir al antipapa Clemente VII, que se trasladó a Aviñón. El cisma se prolongó durante medio siglo, durante el cual se ensayaron varias soluciones, desde el cese de ambos pretendientes hasta la convocatoria a un concilio. Finalmente, se reunieron en la ciudad de Pisa los obispos y cardenales de ambos bandos, pero únicamente añadieron otro pretendiente. Tras largas disputas, se reunió el Concilio de Constanza, que depuso a todos los pretendientes y eligió a Martín V.

Lista de los antipapas

Antipapas reconocidos por la Iglesia católica

Gran Cisma de Occidente

Antipapas sucesores de los papas que tuvieron su sede en Aviñón

  • Clemente VII (antipapa). Roberto de Ginebra (en francés: Robert de Genève) (Annecy, 1342 - Aviñón, 16 de septiembre de 1394) fue elegido al papado por los cardenales franceses que se oponían a Urbano VI, convirtiéndose de esta manera en el primer antipapa del Cisma Occidental, con el nombre de Clemente VII. A su muerte fue sucedido por Benedicto XIII de Aviñón.
  • Benedicto XIII (antipapa). Benedicto XIII (en latín: Benedictus XIII), de nombre secular Pedro Martínez de Luna y Pérez de Gotor (Illueca, 1328-Peñíscola, 1423), (sede Castillo Palacio de Peñíscola) más conocido con el apelativo de «Papa Luna», fue papa en la obediencia de Aviñón y cardenal desde diciembre de 1375. Actualmente se considera antipapa. La tenaz lucha que mantuvo el papa Luna contra sus enemigos sirvió para que surgiera la frase popular de "mantenerse en sus trece" en referencia a la negativa de Benedicto XIII de renunciar a su posición de papa. A su muerte fue sucedido por Clemente VIII.
  • Clemente VIII (antipapa). Clemente VIII, de nombre Gil Sánchez Muñoz y Carbón, (Teruel, 1370 - Mallorca, 28 de diciembre de 1447), (sede Castillo Palacio de Peñíscola), fue el antipapa, no reconocido oficialmente por la Iglesia católica, que sustituyó a Benedicto XIII el 10 de junio de 1423 y quien duraría en ese cargo hasta el 26 de julio de 1429, año en que abandonaría sus pretensiones de forma definitiva.
  • Benedicto XIV (antipapa). Bernard Garnier, (c. 1370-c. 1450) fue un clérigo francés que fue proclamado como antipapa Benedicto XIV, en calidad de sucesor de Benedicto XIII, el papa Luna, y actuó como papa en secreto aproximadamente desde 1425, aunque su elección para tal cargo resultó extremadamente absurda. (Sede Castillo Palacio de Peñíscola). Poco antes de morir, el antipapa Benedicto XIII designó en el Castillo de Peñíscola a cuatro cardenales de entre sus clérigos leales de mayor confianza, encargándoles la elección de su sucesor. A la muerte de Benedicto XIII, tres de estos cardenales así designados se constituyeron en cónclave y designaron como sucesor del Papa Luna a un clérigo español con el título de Clemente VIII, quien sería el último pontífice sucesor de la antigua sede papal de Aviñón.

Antipapas sucesores de los papas que tuvieron la sede en Pisa

Referencias

  1. a b «Enciclopedia Británica: Antipope» (en inglés). Consultado el 26 de junio de 2011. «One who opposes the legitimately elected bishop of Rome, endeavours to secure the papal throne, and to some degree succeeds materially in the attempt». 
  2. «Diccionario de la Real Academia Española: Papa». Consultado el 26 de junio de 2011. 
  3. Wilkes, Donald E. (31 de octubre de 2001). «The Cadaver Synod: Strangest Trial in History». Popular Media (42). Consultado el 5 de junio de 2019.