Abandono escolar temprano

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El abandono escolar temprano de la educación y la formación es un indicador educativo de la Unión Europea, empleado para evaluar el desempeño de los países miembros en educación. Se entiende como abandono educativo temprano al hecho de no alcanzar al menos un nivel 3 de la Clasificación Internacional de Niveles Educativos (CINE) y no estar cursando estudios, ya sean reglados o no reglados. Por ejemplo, en España estarían en abandono educativo temprano aquellas personas que, aunque hayan finalizado satisfactoriamente la Educación Secundaria Obligatoria (ESO), no continúan sus estudios, ya sea en Bachillerato, Formación Profesional Básica o Media o cualquier curso de formación no reglada. La tasa se calcula para las personas entre 18 y 24 años de edad.

Es un concepto más reciente que el de fracaso escolar, con el que se tiende a confundir. La Unión Europea lo emplea para comparar la formación de los jóvenes de los países miembros, como forma de aproximarse a su futuro capital humano. En la "Agenda de Lisboa"[1]​ se fijó una serie de objetivos en diversos terrenos sociales. En educación, uno de los objetivos es lograr que el promedio de abandono escolar temprano de los países miembros fuese del 10% en 2010, es decir que el 90% de los jóvenes, entre 18 y 24 años esté cursando o tenga estudios superiores a los mínimos obligatorios. Como no se cumplió, el objetivo se repite para 2020, en la Agenda de Madrid. Finalmente el objetivo del 15% se logró en 2021, un año después de lo previsto.

Una de las ventajas de este indicador frente al de fracaso escolar estriba en que permite comparar países en los que el concepto de fracaso escolar es muy diferente. Como desventaja, cabe resaltar que iguala situaciones educativas muy heterogéneas, pues agrupa tanto a quienes han terminado la Educación Secundaria Obligatoria como los que no, por un lado, o por otro, a personas que no acabaron la Educación Secundaria Obligatoria, pero estudian, con la que tienen un nivel educativo superior a la ESO.

La LOMCE tuvo entre sus objetivos reducir el valor de la tasa de abandono escolar temprano ampliando el número de alumnado que consigue alcanzar un CINE 3, y una de las vías más significativas es a través de FP Básica. Se consigue esa reducción ya que la FP Básica que tiene una duración obligatoria de dos años; con PCPI los dos años no eran obligatorios, pero al ser la duración de la FP Básica de un curso más que la educación obligatoria, se considera estadísticamente CINE 3,[2]​ computando de la misma manera que se considera el Bachillerato con sus dos años.[3]

No debe confundirse con la expresión de deserción escolar, empleada en América Latina para aquellas personas que no obtienen el título obligatorio. El abandono educativo temprano también incluye a aquellas personas con título obligatorio conseguido, pero que no han logrado un nivel de educación secundaria superior (como Bachillerato o Ciclo Medio de Formación Profesional en España).

Una revisión de diversas intervenciones realizadas en países en desarrollo, ha demostrado que los programas de transferencias monetarias condicionadas, la exención del pago de la matrícula escolar y los programas de alimentación escolar generan un impacto positivo en las tasas de matriculación en la escuela primaria. Sin embargo, estos programas han tenido un efecto limitado e irregular en cuanto a mantener a los niños dentro del sistema educacional. Por otro lado, lograr que más niños ingresen a la escuela no es provechoso si la calidad de la educación es deficiente o si los niños no asisten regularmente a la misma.[4]​ En todo caso, finalizar solo la escuela primaria o incluso la secundaria inferior sigue contando como abandono educativo temprano en los indicadores de la Unión Europea.

Respecto a la deserción escolar en América latina específicamente en México, las Instituciones de Educación Superior requieren garantizar la permanencia de los estudiantes y la sostenibilidad de los planteles, lo anterior es parte del cumplimiento de los objetivos por los que fueron creadas y con ello dar respuesta a los diversos sectores que demandan los resultados esperados, estas partes interesadas como lo son estudiantes, las familias de los estudiantes, los gobiernos, el sector empresarial y organizaciones no gubernamentales, esperan que se cumplan los compromisos adquiridos con las personas que demandan los servicios educativos en beneficio del desarrollo del país.[5]

Según el INEGI en México los hombres desertan más que las mujeres, 54.9% de hombres en contraste con 45.1% de mujeres que dejan sus estudios, en edades entre los 20 años (13.1%) y los 19 años (12.8%), señalando que la principal causa de abandono escolar es la falta de dinero (49.7%).

Porcentaje de deserción por sexo en México
Mujeres 45.1%
Hombres 54.9%


La permanencia de los y las estudiantes en las Instituciones de Educación Superior requiere de un tratamiento de acuerdo al contexto institucional, ya que es de todos sabido que todas las instituciones emprenden acciones para lograr la conclusión de las carreras de las y los estudiantes, atendiendo la mayor cantidad de fenómenos que pueden estar interviniendo para lograr obtener un título profesional.

Nivel de escolaridad de Mujeres en México
Superior 13.2% Primaria 28.3%
Media Superior 19.3% Preescolar 8.2%
Secundaria 22.8% Ninguno 8.2%
Nivel de escolaridad de Hombres en México
Superior 13% Primaria 28%
Media Superior 18.5% Preescolar 8.6%
Secundaria 23.6% Ninguno 8.4%


Hasta 2012 la educación media superior no era considerada obligatoria en México, lo que constituía un factor que incidía para que las personas no continuaran con su formación académica, limitando su acceso a empleos mejor remunerados y poder lograr así, una mejor calidad de vida para sí mismos y sus familias. En relación con lo anterior, el abandono generalmente está asociado a condiciones precarias de los hogares que afectan principalmente a las y los estudiantes de entre quince y dieciocho años haciéndolos propensos a abandonar sus estudios o no continuar con ellos a un nivel superior.

Establecer el concepto de abandono escolar, así como encontrar soluciones a dicho fenómeno que viven las instituciones educativas, ha generado un sin número de investigaciones al respecto no solo a nivel nacional sino a nivel internacional.

Spady (1970) citado por Terraza-Beleño, W. (2019). “reconoce que la deserción, como concepto, incluye a cualquier persona que se retira de una institución en la cual está registrado o que hace alusión a aquellos que comenzaron, pero nunca recibieron un diploma de una universidad o institución de educación superior”.

Se hace necesario definir al fenómeno, por lo que se considera que el abordaje realizado por Luz Elba Torres Guevara, asesorada por María Dolores Pérez Piñeros, citadas en el Documento: Estado del Arte de la Retención de Estudiantes de la Educación Superior Julio 2010, se adapta a la explicación que del fenómeno se desea hacer en este documento, se considera permanencia al acto de mantenerse inscrito, mientras que el abandono se refiere al acto de irse. Parecieran definiciones obvias, es menester aclarar que el sencillo hecho de que el alumno se mantenga en la institución, permite que la organización y las personas de las áreas respectivas, opere los programas institucionales con miras a que las y los estudiantes logren concluir su formación institucional. El hecho de que los estudiantes decidan retirarse de la institución obstaculiza la posibilidad de continuar con sus estudios.

Se toma como referencia la definición de permanencia de Himen 2002, citado en Estado del Arte de la Retención de Estudiantes de la Educación Superior Julio 2010 “la retención es la persistencia del estudiante en un programa de estudios universitarios hasta lograr su grado o título”. Esta definición le permitirá al lector entender el objetivo tanto de las tutorías, los instrumentos de diagnóstico y el Departamento Psicopedagógico, que es contribuir a que la mayor cantidad de alumnos y alumnas concluyan su formación profesional, siempre y cuando la normatividad aplicable así lo permita.

Para el presente estudio se considera la permanencia, como la acción de los y las estudiantes de mantenerse en la institución participando de manera activa en el programa educativo, entendida esta como la participación contante y asistencia a actividades académicas de forma permanente, para con ello garantizar la conclusión de cada semestre en los tiempos reglamentarios, con la obtención de las competencias necesarias para su egreso. En este enfoque se observa una doble responsabilidad, la del estudiante de querer continuar y la de la institución de brindar las condiciones necesarias para la permanencia.

La Secretaría de Educación Pública nos proporciona la siguiente información:

25 % de los jóvenes que cursan la universidad logran graduarse

La deserción universitaria se ha ubicado entre 7.5% y 8.5% a escala nacional

1 de cada 10 jóvenes deserta en el camino

Durante el primer año en que se produce la mayor cantidad de abandonos

Son múltiples los enfoques que se pueden encontrar para explicar el fenómeno de la retención estudiantil, por lo que a continuación se realiza una síntesis de los enfoques investigados por Luz Elba Torres Guevara, asesorada por María Dolores Pérez Piñeros, citadas en el Documento: Estado del Arte de la Retención de Estudiantes de la Educación Superior Julio 2010, entre los que se encuentran los siguientes enfoques:

El enfoque psicológico, se centra en el análisis de los rasgos de personalidad de los individuos que logran concluir sus estudios a nivel profesional comparándolos con los que no logran concluir sus estudios, los estudios que realizaron Fishbein y Ajzen (1975) encontraron que el comportamiento de los estudiantes está en gran medida influido por creencias y actitudes. Es importante recalcar que en su caso si la institución logra, desde este enfoque, ingresar al sistema de creencias se puede reforzar la actitud hacia el logro y la persistencia. En este enfoque se hace evidente la importancia de la integración en el entorno ya que al socializar puede redefinir esquemas de pensamiento para la conclusión de la carrera o en caso contrario puede ocurrir que su pensamiento le orille hacia el abandono escolar.

Enfoque sociológico: una de las principales referencias de este modelo es el modelo de Spady (1970), en donde el planteamiento principal reside en la interacción de las características personales de las personas y el ambiente institucional (social), ya que, si las o los estudiantes no están integrados, aumenta la posibilidad de abandono. Todo lo anterior sin dejar de lado los antecedentes familiares que influyen directamente sobre el potencial académico además de la congruencia normativa.

Enfoque económico: se considera la percepción de las y los estudiantes sobre su capacidad para cubrir los gastos asociados a los estudios a nivel superior, que no escapa de ser influenciado por otros factores como: lugar de procedencia, situación económica de la familia de origen, deseo de incorporarse a una actividad laboral, becas, etc.

Enfoque organizacional: este tipo de enfoques analiza la deserción escolar a partir de las características de la institución, tomando en cuenta diversas variables, como. Servicios que brindan, calidad docente, número de alumnos por aula, salud, deportes, apoyo académico, etc.

Enfoque interaccionista: Considera que el abandono de los estudios por parte de los estudiantes es consecuencia de la interacción entre el estudiante como individuo y la institución como una organización, y que lo importante de esta interacción es el significado que cada estudiante le atribuye a su relación con las dimensiones formales e informales de la institución, dentro de este enfoque se puede hablar del modelo de Tinto (1986, 1987, 1975, 1997), quien es una de las referencias obligadas cuando se analiza el fenómeno de la retención estudiantil. Tinto afirma que entre más consolidado este el compromiso del estudiante con la obtención del grado o título y con la institución, mejor será su rendimiento académico e integración social, por lo que la posibilidad de abandono es menor.

Enfoque Complementario o integrado: Este tipo de enfoque retoma uno o varios de los enfoques arriba citados, considerando las variables aplicables a la institución que desea realizar el análisis, en este caso se desea resaltar uno de los resultados de investigación de St. John et al. (1996) quienes consideran que son 3 etapas por las que transita el o la estudiante para permanecer en la institución: La primera etapa en donde la habilidad académica previa y los factores socioeconómicos afectan la disposición de mantenerse, así como la percepción sobre las posibilidad de efectuar los estudios. En la segunda etapa el o la estudiante, realizan una estimación de costos o beneficios de estudiar en la institución, lo que genera compromiso con la institución y una vez que inicia la experiencia in situ, lo que determina su decisión de mantenerse y finalmente la etapa tres donde las experiencias sociales y académicas positivas, el desempeño escolar y las características de la institución reforzarán sus aspiraciones.

Véase también[editar]

Referencias[editar]

  1. http://www.dclm.es/news/119/ARTICLE/61540/2010-04-15.html (enlace roto disponible en Internet Archive; véase el historial, la primera versión y la última).
  2. «Anteproyecto de Ley orgánica para la mejora de la calidad educativa. MEMORIA DEL ANÁLISIS DE IMPACTO. Madrid, a 23 de enero de 2013». p. 15. Consultado el 15 de diciembre de 2015. «Además se clasifican en el nivel CINE 3 los Programas de Cualificación Profesional Inicial (PCPI), en cuanto que son cursados por alumnado que lleva acumulados previamente 10 años de escolarización desde el inicio de la E. Primaria (9 años en el caso de incorporarse a los 15 años). Independientemente de los efectos académicos asociados a su finalización, y de acuerdo con los criterios exigidos, su superación permitiría alcanzar el nivel CINE 3 sólo en el caso de que tengan una duración de 2 años.» 
  3. «Anteproyecto de Ley orgánica para la mejora de la calidad educativa. MEMORIA DEL ANÁLISIS DE IMPACTO. Madrid, a 23 de enero de 2013». Consultado el 15 de diciembre de 2015. «Gráfica "Población que obtiene una titulación de nivel CINE 3" incluye titulados Bachillerato, FP G Medio y FP Básica». 
  4. International Initiative for Impact Evaluation (3ie) (2010). «Educación para todos: ¿cómo lograr aprobar el año 2015? (report).». Caracas: CAF. Consultado el 4 de diciembre de 2019. 
  5. «[No title found]». Revista Electrónica en Educación y Pedagogía 3 (4). doi:10.15658/rev.electron.educ.pedagog19.03030403. 
  1. Terraza-Beleño, W. (2019). Estrategias de retención estudiantil en educación superior y su relación con la deserción. Revista Electrónica en Educación y Pedagogía, 3(4), 39-56. doi:http://dx.doi.org/10.15658/rev.electron.educ.pedagog19.03030403
  2. Pedro Cadena-Iñiguez et. al. (2011) Métodos cuantitativos, métodos cualitativos o su combinación en la investigación: un acercamiento en las ciencias sociales. Revista Mexicana de Ciencias Agrícolas Vol.8 Núm.7 27 de septiembre - 11 de noviembre, 2017 p. 1603-1617.
  3. Herrero, V., Merlino, A., Ayllón, S. y Escanés, G. (2013). Aplicación de un modelo de duración en programas de prevención de deserción universitaria. Revista Electrónica de Investigación Educativa, 15(3), 38-52. Recuperado de http://redie.uabc.mx/vol15no3/contenido-herreroetal.html
  4. Dzay Chulim, Floricely; Narváez Trejo, Oscar Manuel (2012). La deserción escolar desde la perspectiva estudiantil. Universidad de Quintana Roo.
  5. Torres Guevara Luz Elba, Pérez Piñeros María Dolores. Estado del Arte de da Retención de Estudiantes de la Educación Superior. Pontificia Universidad Javeriana Facultad de Educación Secretaría de Planeación Bogotá D.C., Julio de 2010.

Enlaces externos[editar]