Diferencia entre revisiones de «Ideación suicida»

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La '''ideación suicida''' se define como la «presencia de deseos de [[muerte]] y de pensamientos persistentes de querer matarse» y representa la primera fase de lo que se conoce como conducta suicida.<ref name=Actualizaciones>{{cita libro|apellidos1=Domènech-Llaberia|nombre1=Edelmira|título=Actualizaciones en psicología y psicopatología de la adolescencia|fecha=2005|editorial=[[Universidad Autónoma de Barcelona]]|ubicación=[[Barcelona]]|isbn=84-490-2411-0|página=349|url=https://books.google.com.mx/books?id=RLvVz7ueZEQC&pg=PA349|fechaacceso=12 de febrero de 2023|capítulo=Conductas suicidas en la adolescencia}}</ref> Galynker (2017) indica que el término «abarca una amplia gama de [[Cognición|cogniciones]], desde fugaces e infrecuentes hasta persistentes e implacables».<ref>{{cita libro|apellidos1=Galynker|nombre1=Igor|título=The Suicidal Crisis: Clinical Guide to the Assessment of Imminent Suicide Risk|fecha=2017|editorial=[[Oxford University Press]]|ubicación=[[Nueva York]]|isbn=978-0-19-026085-9|página=145|url=https://books.google.com.mx/books?id=lbM1DwAAQBAJ&pg=PA145|fechaacceso=12 de febrero de 2023}}</ref>
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== Definición ==
== Definición ==
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Algunos autores hacen la distinción entre las formas activa y pasiva de la ideación suicida, en la que la primera implica un deseo de morir, pero sin planes específicos, mientras que la segunda conlleva la existencia del deseo de muerte y de un plan. La forma pasiva «puede dejar tiempo para intervenciones», pero también transformarse súbitamente en activa.<ref>{{cita publicación|apellidos1=Jyunn Lai|nombre1=Yi|apellidos2=Chi Tan|nombre2=Hsiang|apellidos3=Ting Wang|nombre3=Chin|apellidos4=Chi Wu|nombre4=Wan|apellidos5=Yi Wang|nombre5=Ling|apellidos6=Chih Shen|nombre6=Yu|título=Difference in Cognitive Flexibility between Passive and Active Suicidal Ideation in Patients with Depression|publicación=Neuropsychiatry|fecha=2018|volumen=08|número=04|páginas=1182–1185|doi=10.4172/Neuropsychiatry.1000446|url=https://www.jneuropsychiatry.org/peer-review/difference-in-cognitive-flexibility-between-passive-and-active-suicidal-ideation-in-patients-with-depression.pdf|fechaacceso=12 de febrero de 2023}}</ref> Liu, Bettis y Burke (2020) ejemplifican la forma pasiva como el «deseo de morir» y la activa como el «deseo de matarse», pero plantean: «La idea de que la ideación suicida tiene una gravedad clínica moderada en comparación [con la activa] puede conducir a la conclusión, en las evaluaciones del riesgo de [[suicidio]], de que los individuos con ideación pasiva tienen un riesgo relativamente menor de un comportamiento suicida». Sobre esa postura, argumentan: «Es incierto, sin embargo, hasta qué grado esa posición tiene respaldo empírico». Igualmente, resaltan evidencia de que las formas pasiva y activa podrían ser «comparables [...] en su asociación con resultados negativos para la salud mental, incluyendo comportamiento suicida».<ref>{{cita publicación|apellidos1=Liu|nombre1=Richard T.|apellidos2=Bettis|nombre2=Alexandra H.|apellidos3=Burke|nombre3=Taylor A.|título=Characterizing the phenomenology of passive suicidal ideation: a systematic review and meta-analysis of its prevalence, psychiatric comorbidity, correlates, and comparisons with active suicidal ideation|publicación=Psychological Medicine|fecha=2020|volumen=50|número=3|páginas=367–383|doi=10.1017/S003329171900391X|pmid=31907085|fechaacceso=12 de febrero de 2023|pmc=7024002}}</ref>
Algunos autores hacen la distinción entre las formas activa y pasiva de la ideación suicida, en la que la primera implica un deseo de morir, pero sin planes específicos, mientras que la segunda conlleva la existencia del deseo de muerte y de un plan. La forma pasiva «puede dejar tiempo para intervenciones», pero también transformarse súbitamente en activa.<ref>{{cita publicación|apellidos1=Jyunn Lai|nombre1=Yi|apellidos2=Chi Tan|nombre2=Hsiang|apellidos3=Ting Wang|nombre3=Chin|apellidos4=Chi Wu|nombre4=Wan|apellidos5=Yi Wang|nombre5=Ling|apellidos6=Chih Shen|nombre6=Yu|título=Difference in Cognitive Flexibility between Passive and Active Suicidal Ideation in Patients with Depression|publicación=Neuropsychiatry|fecha=2018|volumen=08|número=04|páginas=1182–1185|doi=10.4172/Neuropsychiatry.1000446|url=https://www.jneuropsychiatry.org/peer-review/difference-in-cognitive-flexibility-between-passive-and-active-suicidal-ideation-in-patients-with-depression.pdf|fechaacceso=12 de febrero de 2023}}</ref> Liu, Bettis y Burke (2020) ejemplifican la forma pasiva como el «deseo de morir» y la activa como el «deseo de matarse», pero plantean: «La idea de que la ideación suicida tiene una gravedad clínica moderada en comparación [con la activa] puede conducir a la conclusión, en las evaluaciones del riesgo de [[suicidio]], de que los individuos con ideación pasiva tienen un riesgo relativamente menor de un comportamiento suicida». Sobre esa postura, argumentan: «Es incierto, sin embargo, hasta qué grado esa posición tiene respaldo empírico». Igualmente, resaltan evidencia de que las formas pasiva y activa podrían ser «comparables [...] en su asociación con resultados negativos para la salud mental, incluyendo comportamiento suicida».<ref>{{cita publicación|apellidos1=Liu|nombre1=Richard T.|apellidos2=Bettis|nombre2=Alexandra H.|apellidos3=Burke|nombre3=Taylor A.|título=Characterizing the phenomenology of passive suicidal ideation: a systematic review and meta-analysis of its prevalence, psychiatric comorbidity, correlates, and comparisons with active suicidal ideation|publicación=Psychological Medicine|fecha=2020|volumen=50|número=3|páginas=367–383|doi=10.1017/S003329171900391X|pmid=31907085|fechaacceso=12 de febrero de 2023|pmc=7024002}}</ref>


Al respecto, Simon (2014) sostiene: «Cuando un paciente reporta ideación suicida pasiva, el médico puede aprovecharlo como un indicador de bajo riesgo de suicidio», sin embargo, argumenta que la ideación debe «evaluarse cuidadosamente, no etiquetarse» —«El reporte de un paciente de ideación suicida pasiva es el inicio, no el final, de una rigurosa evaluación del riesgo de suicidio»—.<ref>{{cita publicación|apellidos1=Simon|nombre1=Robert I.|título=Passive suicidal ideation: Still a high-risk clinical scenario|publicación=Current Psychiatry|fecha=2014|volumen=13|número=3|página=13-15|url=https://cdn.mdedge.com/files/s3fs-public/Document/September-2017/013_0314CP_Commentary_FINAL.pdf|fechaacceso=13 de febrero de 2023}}</ref> A partir de datos de 85 pacientes ancianos con depresión, Szanto y colaboradores (1996) encontraron que los individuos con ideación suicida activa tenían puntuaciones significativamente mayores en el [[Inventario de Depresión de Beck]], además de que eran más propensos a expresar autorechazo y autodesprecio. Fuera de esas diferencias, los autores hallaron que «ambos grupos no difieren respecto a sus antecedentes de intentos de suicidio u otros índices de morbilidad afectiva y, en general, parecen ser más parecidos que diferentes».<ref>{{cita publicación|apellidos1=Szanto|nombre1=Katalin|apellidos2=Reynolds|nombre2=Charles F.|apellidos3=Frank|nombre3=Ellen|apellidos4=Stack|nombre4=Jacqueline|apellidos5=Fasiczka|nombre5=Amy L.|apellidos6=Miller|nombre6=Mark|apellidos7=Mulsant|nombre7=Benoit H.|apellidos8=Mazumdar|nombre8=Sati|apellidos9=Kupfer|nombre9=David J.|título=Suicide in Elderly Depressed Patients: Is Active vs. Passive Suicidal Ideation a Clinically Valid Distinction?|publicación=The American Journal of Geriatric Psychiatry|fecha=1996|volumen=4|número=3|páginas=197–207|doi=10.1097/00019442-199622430-00003|pmid=28531078|fechaacceso=13 de febrero de 2023}}</ref>
Al respecto, Simon (2014) sostiene: «Cuando un paciente reporta ideación suicida pasiva, el médico puede aprovecharlo como un indicador de bajo riesgo de suicidio», sin embargo, argumenta que la ideación debe «evaluarse cuidadosamente, no etiquetarse» —«El reporte de un paciente de ideación suicida pasiva es el inicio, no el final, de una rigurosa evaluación del riesgo de suicidio»—.<ref name=Simon>{{cita publicación|apellidos1=Simon|nombre1=Robert I.|título=Passive suicidal ideation: Still a high-risk clinical scenario|publicación=Current Psychiatry|fecha=2014|volumen=13|número=3|página=13-15|url=https://cdn.mdedge.com/files/s3fs-public/Document/September-2017/013_0314CP_Commentary_FINAL.pdf|fechaacceso=13 de febrero de 2023}}</ref> A partir de datos de 85 pacientes ancianos con depresión, Szanto y colaboradores (1996) encontraron que los individuos con ideación suicida activa tenían puntuaciones significativamente mayores en el [[Inventario de Depresión de Beck]], además de que eran más propensos a expresar autorechazo y autodesprecio. Fuera de esas diferencias, los autores hallaron que «ambos grupos no difieren respecto a sus antecedentes de intentos de suicidio u otros índices de morbilidad afectiva y, en general, parecen ser más parecidos que diferentes».<ref>{{cita publicación|apellidos1=Szanto|nombre1=Katalin|apellidos2=Reynolds|nombre2=Charles F.|apellidos3=Frank|nombre3=Ellen|apellidos4=Stack|nombre4=Jacqueline|apellidos5=Fasiczka|nombre5=Amy L.|apellidos6=Miller|nombre6=Mark|apellidos7=Mulsant|nombre7=Benoit H.|apellidos8=Mazumdar|nombre8=Sati|apellidos9=Kupfer|nombre9=David J.|título=Suicide in Elderly Depressed Patients: Is Active vs. Passive Suicidal Ideation a Clinically Valid Distinction?|publicación=The American Journal of Geriatric Psychiatry|fecha=1996|volumen=4|número=3|páginas=197–207|doi=10.1097/00019442-199622430-00003|pmid=28531078|fechaacceso=13 de febrero de 2023}}</ref>

== Características ==
La ideación suicida es uno de los factores de riesgo de [[suicidio]] más «significativos».<ref name=Gold>{{cita libro|apellidos1=Gold|nombre1=Liza H.|apellido-editor1=Gold|nombre-editor1=Liza H.|apellido-editor2=Frierson|nombre-editor2=Richard L.|título=The American Psychiatric Association Publishing textbook of suicide risk assessment and management|fecha=2020|editorial=American Psychiatric Association Publishing|ubicación=[[Washington D. C.]]|isbn=978-1-6153-7223-2|páginas=11|edición=Tercera|fechaacceso=14 de febrero de 2023|capítulo=Chapter 1. Suicide Risk Assessment}}</ref> Galynker (2017) señala que varía en intensidad y frecuencia, «desde pensamientos que se observan con una leve curiosidad y no provocan un impacto duradero, a pensamientos que pueden reprimirse fácilmente, a pensamientos constantes e incontrolables». En adolescentes y adultos jóvenes, de 15 a 24 años, su gravedad e intensidad son «significativos predictores independientes de futuros intentos de suicidio en un periodo de nueve meses».<ref name=Galynker/> Rozanov y Rakhimkulova (2017) indican que, en la población adolescente, la ideación es «impredecible y puede cambiar bruscamente de pasiva a activa dentro de un cierto período de tiempo». Dentro del mismo grupo, existe una elevada [[prevalencia]] —11 a 14&nbsp;% en población occidental y de 12 a 17&nbsp;% en culturas asiáticas—.<ref>{{cita libro|apellidos1=Rozanov|nombre1=Vsevolod A.|apellidos2=Rakhimkulova|nombre2=Anastasiya S.|apellido-editor1=Kumar|nombre-editor1=Updesh|título=Handbook of Suicidal Behaviour|fecha=2017|editorial=Springer Nature|ubicación=[[Singapur]]|isbn=978-981-10-4815-9|página=268-269|fechaacceso=14 de febrero de 2023|doi=10.1007/978-981-10-4816-6_15|capítulo=Chapter 15. Suicidal Ideation in Adolescents—A Transcultural Analysis}}</ref> Gold (2020) —que cita a Kessler y colaboradores (1999)— señala que, según datos de la Encuesta Nacional de Comorbilidad de [[Estados Unidos]], un aproximado de 90&nbsp;% de los intentos de suicidio no planeados y en torno a un 60&nbsp;% de los primeros intentos planeados ocurrieron dentro de un año de la aparición de la ideación suicida. Asimismo, se registraba un 34&nbsp;% de posibilidades de que existiera una transición de la ideación a la planificación. Estudios estadounidenses reportaban en 2008 una prevalencia durante la vida de ideación suicida de 9.2&nbsp;%.<ref name=Gold/>

Con respecto a otros grupos etarios, Dong y colaboradores (2019) estimaron, en individuos estadounidenses de 51 años o más, que entre 10.9&nbsp;% y 13.3&nbsp;% experimentó ideación suicida pasiva en el año previo. Sin embargo, destacaban que en adultos mayores fallecidos por suicidio, más propensos a presentar enfermedades médicas o [[dolor crónico]], tienen menos probabilidades de presentar síntomas psiquiátricos o diagnósticos clínicos en comparación con individuos más jóvenes. Los autores plantean: «Nuestros hallazgos demuestran que las encuestas que dependen de los síntomas depresivos como indicadores de detección de tendencias suicidas pasan por alto sistemáticamente casos de ideación pasiva en adultos mayores».<ref>{{cita publicación|apellidos1=Dong|nombre1=Liming|apellidos2=Kalesnikava|nombre2=Viktoryia A.|apellidos3=Gonzalez|nombre3=Richard|apellidos4=Mezuk|nombre4=Briana|título=Beyond Depression: Estimating 12-Months Prevalence of Passive Suicidal Ideation in Mid- and Late-Life in the Health and Retirement Study|publicación=The American Journal of Geriatric Psychiatry|fecha=2019|volumen=27|número=12|páginas=1399–1410|doi=10.1016/j.jagp.2019.06.015|pmid=31353189|fechaacceso=14 de febrero de 2023|pmc=6842696}}</ref> En suma, en adultos mayores, la ideación suicida pasiva «puede presentarse en personas que no estarían consideradas deprimidas bajo los estándares típicos».<ref>{{cita publicación|apellidos1=Barry|nombre1=Lisa C.|título=Passive Suicidal Ideation in Older Adults: Implications for Suicide Prevention|publicación=The American Journal of Geriatric Psychiatry|fecha=2019|volumen=27|número=12|páginas=1411–1413|doi=10.1016/j.jagp.2019.08.003|pmid=31477456|fechaacceso=14 de febrero de 2023}}</ref>


== Teorías ==
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La teoría interpersonal psicológica del suicidio plantea la hipótesis de que «un individuo, para desear el suicidio, debe percibir un sentido de pertenencia con la comunidad interrumpido (pertenencia frustrada) y notarse como una carga para los demás (carga percibida)». Cada factor podría conducir a la ideación suicida pasiva, pero, combinados con la desesperanza, es más posible la aparición de la ideación activa.<ref>{{cita publicación|apellidos1=Batterham|nombre1=Philip J.|apellidos2=Walker|nombre2=Jennie|apellidos3=Leach|nombre3=Liana S.|apellidos4=Ma|nombre4=Jennifer|apellidos5=Calear|nombre5=Alison L.|apellidos6=Christensen|nombre6=Helen|título=A longitudinal test of the predictions of the interpersonal-psychological theory of suicidal behaviour for passive and active suicidal ideation in a large community-based cohort|publicación=Journal of Affective Disorders|fecha=2018|volumen=227|páginas=97–102|doi=10.1016/j.jad.2017.10.005|pmid=29053982|fechaacceso=13 de febrero de 2023}}</ref><ref>{{cita publicación|apellidos1=Espinosa-Salido|nombre1=Patricia|apellidos2=Perez|nombre2=Miguel A.|apellidos3=Baca-García|nombre3=Enrique|apellidos4=Ortega|nombre4=María Provencio|título=Systematic Review of the Indirect Relationships of Thwarted Belongingness and Perceived Burdensomeness in Suicide|publicación=Clínica y Salud|fecha=2021|volumen=32|número=1|páginas=29–36|doi=10.5093/clysa2020a27|fechaacceso=13 de febrero de 2023}}</ref>
La teoría interpersonal psicológica del suicidio plantea la hipótesis de que «un individuo, para desear el suicidio, debe percibir un sentido de pertenencia con la comunidad interrumpido (pertenencia frustrada) y notarse como una carga para los demás (carga percibida)». Cada factor podría conducir a la ideación suicida pasiva, pero, combinados con la desesperanza, es más posible la aparición de la ideación activa.<ref>{{cita publicación|apellidos1=Batterham|nombre1=Philip J.|apellidos2=Walker|nombre2=Jennie|apellidos3=Leach|nombre3=Liana S.|apellidos4=Ma|nombre4=Jennifer|apellidos5=Calear|nombre5=Alison L.|apellidos6=Christensen|nombre6=Helen|título=A longitudinal test of the predictions of the interpersonal-psychological theory of suicidal behaviour for passive and active suicidal ideation in a large community-based cohort|publicación=Journal of Affective Disorders|fecha=2018|volumen=227|páginas=97–102|doi=10.1016/j.jad.2017.10.005|pmid=29053982|fechaacceso=13 de febrero de 2023}}</ref><ref>{{cita publicación|apellidos1=Espinosa-Salido|nombre1=Patricia|apellidos2=Perez|nombre2=Miguel A.|apellidos3=Baca-García|nombre3=Enrique|apellidos4=Ortega|nombre4=María Provencio|título=Systematic Review of the Indirect Relationships of Thwarted Belongingness and Perceived Burdensomeness in Suicide|publicación=Clínica y Salud|fecha=2021|volumen=32|número=1|páginas=29–36|doi=10.5093/clysa2020a27|fechaacceso=13 de febrero de 2023}}</ref>

== Evaluación ==
Para la evaluación de la ideación suicida se han desarrollado diversos instrumentos, como el Chronological Assessment of Suicidal Events,<ref name=Simon/> la Escala de Ideación Suicida de Beck, la Escala de Ideación Suicida de Roberts o el Inventario de Ideación Suicida Positiva y Negativa.<ref>{{cita publicación|apellidos1=Rodas-Vera|nombre1=Nikolai Martin|apellidos2=Toro|nombre2=Ronald|apellidos3=Flores-Kanter|nombre3=Pablo Ezequiel|título=Inventario de Ideación Suicida Positiva y Negativa (PANSI): Propiedades Psicométricas en Universitarios Peruanos|publicación=Revista Iberoamericana de Diagnóstico y Evaluación – e Avaliação Psicológica|fecha=2021|volumen=60|número=3|páginas=27–39|doi=10.21865/RIDEP60.3.03|fechaacceso=14 de febrero de 2023}}</ref><ref>{{cita publicación|apellidos1=Villalobos-Galvis|nombre1=Fredy Hernán|título=Validez y fiabilidad del Inventario de Ideación Suicida Positiva y Negativa – PANSI, en estudiantes colombianos|publicación=Universitas Psychologica|fecha=2009|volumen=9|número=2|páginas=509-520|url=http://pepsic.bvsalud.org/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1657-92672009000200017|fechaacceso=14 de febrero de 2023}}</ref>


== Véase también ==
== Véase también ==

Revisión del 18:24 14 feb 2023

La ideación suicida se define como la «presencia de deseos de muerte y de pensamientos persistentes de querer matarse» y representa la primera fase de lo que se conoce como conducta suicida.[1]​ Galynker (2017) indica que el término «abarca una amplia gama de cogniciones, desde fugaces e infrecuentes hasta persistentes e implacables».[2]

Definición

El Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales en su quinta edición (DSM-5), de la Asociación Estadounidense de Psiquiatría (APA), define la ideación suicida como aquellos «pensamientos sobre autolesiones, con la consideración deliberada o la planificación de las posibles técnicas para causar la propia muerte».[3]​ En este sentido, la Clasificación Internacional de Enfermedades, en su versión 11 (CIE-11), de la Organización Mundial de la Salud (OMS), la plantea de la siguiente forma: «Pensamientos, ideas o reflexiones en torno a la posibilidad de poner fin a la vida propia, desde pensar que uno estaría mejor muerto hasta la formulación de planes detallados para suicidarse».[4]​ Sadock, Sadock y Ruiz (2015) destacan que la gravedad de la ideación suicida —«pensamiento sobre fungir como agente de la muerte de uno mismo»— «puede variar según la especificidad de los planes suicidas y el grado de intención suicida».[5]

Tipos

Algunos autores hacen la distinción entre las formas activa y pasiva de la ideación suicida, en la que la primera implica un deseo de morir, pero sin planes específicos, mientras que la segunda conlleva la existencia del deseo de muerte y de un plan. La forma pasiva «puede dejar tiempo para intervenciones», pero también transformarse súbitamente en activa.[6]​ Liu, Bettis y Burke (2020) ejemplifican la forma pasiva como el «deseo de morir» y la activa como el «deseo de matarse», pero plantean: «La idea de que la ideación suicida tiene una gravedad clínica moderada en comparación [con la activa] puede conducir a la conclusión, en las evaluaciones del riesgo de suicidio, de que los individuos con ideación pasiva tienen un riesgo relativamente menor de un comportamiento suicida». Sobre esa postura, argumentan: «Es incierto, sin embargo, hasta qué grado esa posición tiene respaldo empírico». Igualmente, resaltan evidencia de que las formas pasiva y activa podrían ser «comparables [...] en su asociación con resultados negativos para la salud mental, incluyendo comportamiento suicida».[7]

Al respecto, Simon (2014) sostiene: «Cuando un paciente reporta ideación suicida pasiva, el médico puede aprovecharlo como un indicador de bajo riesgo de suicidio», sin embargo, argumenta que la ideación debe «evaluarse cuidadosamente, no etiquetarse» —«El reporte de un paciente de ideación suicida pasiva es el inicio, no el final, de una rigurosa evaluación del riesgo de suicidio»—.[8]​ A partir de datos de 85 pacientes ancianos con depresión, Szanto y colaboradores (1996) encontraron que los individuos con ideación suicida activa tenían puntuaciones significativamente mayores en el Inventario de Depresión de Beck, además de que eran más propensos a expresar autorechazo y autodesprecio. Fuera de esas diferencias, los autores hallaron que «ambos grupos no difieren respecto a sus antecedentes de intentos de suicidio u otros índices de morbilidad afectiva y, en general, parecen ser más parecidos que diferentes».[9]

Características

La ideación suicida es uno de los factores de riesgo de suicidio más «significativos».[10]​ Galynker (2017) señala que varía en intensidad y frecuencia, «desde pensamientos que se observan con una leve curiosidad y no provocan un impacto duradero, a pensamientos que pueden reprimirse fácilmente, a pensamientos constantes e incontrolables». En adolescentes y adultos jóvenes, de 15 a 24 años, su gravedad e intensidad son «significativos predictores independientes de futuros intentos de suicidio en un periodo de nueve meses».[2]​ Rozanov y Rakhimkulova (2017) indican que, en la población adolescente, la ideación es «impredecible y puede cambiar bruscamente de pasiva a activa dentro de un cierto período de tiempo». Dentro del mismo grupo, existe una elevada prevalencia —11 a 14 % en población occidental y de 12 a 17 % en culturas asiáticas—.[11]​ Gold (2020) —que cita a Kessler y colaboradores (1999)— señala que, según datos de la Encuesta Nacional de Comorbilidad de Estados Unidos, un aproximado de 90 % de los intentos de suicidio no planeados y en torno a un 60 % de los primeros intentos planeados ocurrieron dentro de un año de la aparición de la ideación suicida. Asimismo, se registraba un 34 % de posibilidades de que existiera una transición de la ideación a la planificación. Estudios estadounidenses reportaban en 2008 una prevalencia durante la vida de ideación suicida de 9.2 %.[10]

Con respecto a otros grupos etarios, Dong y colaboradores (2019) estimaron, en individuos estadounidenses de 51 años o más, que entre 10.9 % y 13.3 % experimentó ideación suicida pasiva en el año previo. Sin embargo, destacaban que en adultos mayores fallecidos por suicidio, más propensos a presentar enfermedades médicas o dolor crónico, tienen menos probabilidades de presentar síntomas psiquiátricos o diagnósticos clínicos en comparación con individuos más jóvenes. Los autores plantean: «Nuestros hallazgos demuestran que las encuestas que dependen de los síntomas depresivos como indicadores de detección de tendencias suicidas pasan por alto sistemáticamente casos de ideación pasiva en adultos mayores».[12]​ En suma, en adultos mayores, la ideación suicida pasiva «puede presentarse en personas que no estarían consideradas deprimidas bajo los estándares típicos».[13]

Teorías

Domènech-Llaberia (2005) enmarca esta condición dentro de la conducta suicida,[1]​ de igual forma que Rodríguez y Ortuño (2010) consideran que existe un contínuum «que abarca desde la ideación suicida hasta, en último extremo, el suicidio consumado» y plantean que:[14]

Los actos suicidas, por lo general, no son impulsivos o impredecibles. En la mayoría de los casos, los planes suicidas [se] desarrollan gradualmente. [...] Por eso algunos autores hablan de la dinámica del suicidio. En primer lugar, nos encontramos con la fase ideativa, en la que el paciente fantasea con la idea de suicidio y sus posibles consecuencias. Posteriormente, se observa una fase de lucha, de intensa angustia. Seguidamente, el paciente presenta una fase de relajación porque la decisión está ya tomada.

La teoría interpersonal psicológica del suicidio plantea la hipótesis de que «un individuo, para desear el suicidio, debe percibir un sentido de pertenencia con la comunidad interrumpido (pertenencia frustrada) y notarse como una carga para los demás (carga percibida)». Cada factor podría conducir a la ideación suicida pasiva, pero, combinados con la desesperanza, es más posible la aparición de la ideación activa.[15][16]

Evaluación

Para la evaluación de la ideación suicida se han desarrollado diversos instrumentos, como el Chronological Assessment of Suicidal Events,[8]​ la Escala de Ideación Suicida de Beck, la Escala de Ideación Suicida de Roberts o el Inventario de Ideación Suicida Positiva y Negativa.[17][18]

Véase también

Referencias

  1. a b Domènech-Llaberia, Edelmira (2005). «Conductas suicidas en la adolescencia». Actualizaciones en psicología y psicopatología de la adolescencia. Barcelona: Universidad Autónoma de Barcelona. p. 349. ISBN 84-490-2411-0. Consultado el 12 de febrero de 2023. 
  2. a b Galynker, Igor (2017). The Suicidal Crisis: Clinical Guide to the Assessment of Imminent Suicide Risk. Nueva York: Oxford University Press. p. 145. ISBN 978-0-19-026085-9. Consultado el 12 de febrero de 2023. 
  3. Asociación Estadounidense de Psiquiatría (2014). Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders, Fifth Edition (Teresa Bobes Bascarán, Paula Suárez Pinilla, Pilár López García, Alexandra Bagney Lifante e Inmaculada Baeza Petegaz, trads.) [Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales (DSM-5)] (5ª edición). Arlington: Asociación Estadounidense de Psiquiatría y Editorial Médica Panamericana. p. 825. ISBN 978-84-9835-810-0. 
  4. «CIE-11 para estadísticas de mortalidad y morbilidad - MB26.A Ideación suicida». Organización Mundial de la Salud. Consultado el 12 de febrero de 2023. 
  5. Sadock, Benjamin James; Sadock, Virginia Alcott; Ruiz, Pedro (2015). «Chapter 23: Emergency Psychiatric Medicine». Kaplan & Sadock’s Synopsis of Psychiatry (11ª edición). Filadelfia: Wolters Kluwer. p. 764. ISBN 978-1-60913-971-1. 
  6. Jyunn Lai, Yi; Chi Tan, Hsiang; Ting Wang, Chin; Chi Wu, Wan; Yi Wang, Ling; Chih Shen, Yu (2018). «Difference in Cognitive Flexibility between Passive and Active Suicidal Ideation in Patients with Depression». Neuropsychiatry 08 (04): 1182-1185. doi:10.4172/Neuropsychiatry.1000446. Consultado el 12 de febrero de 2023. 
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