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Tras la victoria del Imperio otomano contra la Serbia en 1876, el zar de Rusia, que se presentaba como protector de los sujetos cristianos del sultán, le declaró la guerra en abril de 1877. La guerra entre estos dos Estados duró hasta enero de 1878 concluyéndose con la victoria de Rusia y de sus aliados (Rumania, Serbia y Montenegro). Los turcos fueron obligados a aceptar las duras condiciones del tratado de San Stefano, firmado el 3 de marzo de 1878. Los Imperios británico y austrohúngaro no quisieron admitir ese tratado y se interpusieron hasta obligar a Rusia a reconsiderar los términos de aquel tratado. El 3 de marzo sigue siendo fiesta nacional en Bulgaria, que tras el tratado de San Stefano se extendía sobre toda el área de lengua búlgara incluyendo la Macedonia y el rincón noreste de la actual Grecia. Las revueltas búlgaras de Abril de 1876, reprimidas duramente (15 000 búlgaros muertos), habían llevado a Serbia a declarar la guerra al Imperio otomano, cuya victoria sobre Serbia desató la guerra entre los Imperios ruso y otomano. |
Tras la victoria del Imperio otomano contra la Serbia en 1876, el zar de Rusia, que se presentaba como protector de los sujetos cristianos del sultán, le declaró la guerra en abril de 1877. La guerra entre estos dos Estados duró hasta enero de 1878 concluyéndose con la victoria de Rusia y de sus aliados (Rumania, Serbia y Montenegro). Los turcos fueron obligados a aceptar las duras condiciones del tratado de San Stefano, firmado el 3 de marzo de 1878. Los Imperios británico y austrohúngaro no quisieron admitir ese tratado y se interpusieron hasta obligar a Rusia a reconsiderar los términos de aquel tratado. El 3 de marzo sigue siendo fiesta nacional en Bulgaria, que tras el tratado de San Stefano se extendía sobre toda el área de lengua búlgara incluyendo la Macedonia y el rincón noreste de la actual Grecia. Las revueltas búlgaras de Abril de 1876, reprimidas duramente (15 000 búlgaros muertos), habían llevado a Serbia a declarar la guerra al Imperio otomano, cuya victoria sobre Serbia desató la guerra entre los Imperios ruso y otomano. |
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El Congreso de Berlín de 1878 es una asamblea diplomática que se produjo en Berlín, del 13 de junio al 13 de julio de 1878 por los representantes de las potencias europeas, tras los esfuerzos del británico Benjamin Disraeli para revisar el tratado de San Stefano que había resultado de la guerra ruso-turca de 1877–1878 y que ponía en peligro el Imperio Otomano, lo cual entraba en contradicción con los intereses del Reino Unido. Fue organizada bajo la presidencia de Otto von Bismarck, Canciller de Alemania, país anfitrión del congreso.
Estuvieron presentes el Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda, el Imperio austrohúngaro, Francia, Alemania, Reino de Italia, el Imperio ruso y el Imperio otomano. Delegados del Reino de Grecia, el Reino de Rumania, del Reino de Serbia y del Principado de Montenegro asistieron en las sesiones que trataban sobre sus estados, pero no eran integrantes del congreso.
El tratado resultante firmado el 23 de julio, modifica al Tratado de San Stefano con el que Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda y el Imperio austrohúngaro no estaban conformes.
Contexto histórico
Tras la victoria del Imperio otomano contra la Serbia en 1876, el zar de Rusia, que se presentaba como protector de los sujetos cristianos del sultán, le declaró la guerra en abril de 1877. La guerra entre estos dos Estados duró hasta enero de 1878 concluyéndose con la victoria de Rusia y de sus aliados (Rumania, Serbia y Montenegro). Los turcos fueron obligados a aceptar las duras condiciones del tratado de San Stefano, firmado el 3 de marzo de 1878. Los Imperios británico y austrohúngaro no quisieron admitir ese tratado y se interpusieron hasta obligar a Rusia a reconsiderar los términos de aquel tratado. El 3 de marzo sigue siendo fiesta nacional en Bulgaria, que tras el tratado de San Stefano se extendía sobre toda el área de lengua búlgara incluyendo la Macedonia y el rincón noreste de la actual Grecia. Las revueltas búlgaras de Abril de 1876, reprimidas duramente (15 000 búlgaros muertos), habían llevado a Serbia a declarar la guerra al Imperio otomano, cuya victoria sobre Serbia desató la guerra entre los Imperios ruso y otomano.
Previamente, entre los años 1853 y 1856, la guerra de Crimea había opuesto ya el Imperio británico (apoyado por Francia y Cerdeña) al Imperio ruso, por el mismo motivo: el temor de que el Imperio otomano se someta al Imperio ruso.
Consecuencias del Congreso de Berlín
Los Estados que forman hoy en día la península balcánica fueron creados por la diplomacia europea, sobre todo británica, de tal manera que hubo profundos resentimientos, en particular, en Bulgaria. La salvaguardia del Imperio otomano, su dependencia de las potencias occidentales, la limitación de la influencia rusa, pero también, de la influencia griega (respectivamente paneslavismo y Megali Idea), habían sido conseguidos aprovechando la diversidad nacional de los Balcanes para crear pequeños Estados, rivales y opuestos. Todos debían estar ligados a las grandes potencias europeas a través de lazos diplomáticos y dinásticos, a menudo opuestos. Esto se resume en la fórmula de la «balcanización», proceso de fragmentación política que iba a desembocar en las guerras balcánicas y que contribuiría al comienzo de la Primera Guerra Mundial. Más adelante, la misma fórmula fue aplicada al proceso de destrucción de la Yugoslavia, entre los años 1991 a 1996.
El principio ruso de independencia inmediata de los Estados cristianos (ortodoxos), inscrito en el Tratado de San Stefano, fue anulado por el Congreso de Berlín, que preveía, bajo ciertas condiciones, un proceso de independencia progresiva. Las potencias occidentales exigieron, en cambio, al Imperio otomano que admitiera los derechos civiles y religiosos de los judíos situados bajo su Imperio, que incluía Palestina.
Bulgaria fue reducida a dos entidades separadas, una vasalla del Imperio otomano y, otra, como provincia autónoma de aquel Imperio. Inglaterra, primera potencia marítima, no quería que Rusia se acercase al estrecho del Bósforo (entre mar Negro y mar Mediterráneo). Del otro lado del mar Negro, en el Cáucaso, las conquistas rusas fueron limitadas. La mayor parte de Armenia se quedó dentro del Imperio otomano.
En Alemania, el canciller Bismarck, que había organizado el Congreso de Berlín, presentó sus conclusiones como una victoria para Alemania, al haber evitado un nuevo conflicto. Rusia había, sin embargo, estimado que Alemania iba a defender sus intereses y abogar en favor de sus victorias sobre el Imperio otomano. Una campaña de prensa antialemana se desató en Rusia. El embajador ruso en Londres, el conde Shuválov, fue despedido al año siguiente. En Gran Bretaña, el Congreso de Berlín fue percibido muy favorablemente, dado que el Imperio otomano conservaba una buena parte de sus territorios europeos y que, de este hecho, Rusia se quedaba alejada de Turquía, transformada en territorio bajo influencia europea. Los británicos se alegraban también de volverse protectores de los judíos en el Imperio otomano, de mismo modo que el Imperio ruso se presentaba como protector de los cristianos.
En el Sureste balcánico de Europa, las consecuencias del Congreso de Berlín fueron vistas de otra manera:
- Bulgaria, tras solo cuatro meses de libertad, se encontraba dividida en un pequeño principado de Bulgaria, vasalla del sultán, y la provincia otomana de Rumelia Oriental. Perdía tras el Congreso de Berlín la Macedonia, que volvía a ser otomana, a pesar de que allí se encontrase más de la mitad de los búlgarohablantes. El principado y la provincia fueron reunidos diez años después. Solo en el 1908 fue finalmente reconocida la independencia de Bulgaria. En el siglo XX, Bulgaria no dejó de intentar volver a sus fronteras del tratado de San Stefano, aliándose con Alemania en cada una de las dos guerras mundiales.
- Como Bulgaria, Montenegro y Serbia siguieron siendo aliados de Rusia. La ocupación por el Imperio austrohúngaro de Bosnia-Herzegovina (que se anexionó en 1908) y del Sandjak de Novi Pazar, interpuesto adrede entre Serbia y Montenegro, acentuaron la convicción de que solo Rusia era compatible con los intereses de los países eslavos y de religión ortodoxa. El recuerdo de la Cuarta Cruzada (destrucción de Constantinopla) alimentó sentimientos antioccidentales, percibidos como traicioneros frente al enemigo turco. En cambio los musulmanes y las minorías turcas se encontraron aliviados y se comportaron, en Bosnia, como fieles súbditos del Imperio austrohúngaro.
- Rumania se alejó de Rusia. Tuvo que ceder el sur de la Besarabia (en la actual Ucrania), a pesar de haber luchado a su lado y de haber sufrido pérdidas importantes durante las batallas contra los otomanos. Además, su independencia fue definitivamente reconocida (aparte la Transilvania) por el Congreso de Berlín y recibió la mayor parte de la Dobruja (cerca del mar Negro).
Otras disposiciones
- Armenia pasa bajo control del Imperio otomano.
- Bosnia-Herzegovina pasa bajo control del Imperio austrohúngaro.
- Chipre pasa bajo control británico.
- El tratado asegura a Francia y el Reino de Italia la posibilidad de ocupar Túnez y Tripolitania (Libia).
Participantes
Imperio Alemán
- Príncipe Otto von Bismarck de Bismarck, Canciller del Imperio Alemán
- Príncipe Chlodwig zu Hohenlohe-Schillingsfürst, Séptimo príncipe de Hohenlohe-Schillingsfürst y príncipe de Ratibor y Corvey
- Bernhard Ernst von Bülow
Imperio austrohúngaro
- Conde Gyula Andrássy
- Conde Alajos Károlyi
- Barón Heinrich Karl von Haymerle
Imperio otomano
- Pachá Alexander Caratheodori
- Sadullah Bey
- Pachá Mehmed Ali
- Catholicós Mkrtich Khrimian, en representación de los armenios
- Príncipe Gorchakov, Canciller del Imperio ruso
- Conde Shuválov
- Barón Paul d'Oubril
Principado de Montenegro
Principados Unidos de Valaquia y Moldavia
Reino de Grecia
Reino de Italia
- Conde Lodovico Corti
- Conde Eduardo de Launay
- Earl Benjamin Disraeli, Primer Earl de Beaconsfield, Primer Ministro del Reino Unido
- Marqués Robert Gascoyne-Cecil, Tercer Marqués de Salisbury, Secreatario de Asuntos Exteriores y futuro Primer Ministro del Reino Unido
- Barón Odo Russell, Primer Barón de Ampthill
- Monsieur William Henry Waddington
- Conde Charles Raymond de Saint-Vallier
- Monsieur Hippolyte Desprez
Véase también
Enlaces externos
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