Yuyu (magia)

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Ilustración victoriana de 1873 de una «casa de yuyu» en la región del Golfo de Benín mostrando cráneos y huesos a modo de fetiches.

Yuyu es un término empleado para designar algunas prácticas mágico-religiosas de la religión tradicional del África Occidental.[1]​ El término yuyu se refiere también al uso de objetos para realizar actos mágicos o de brujería.[2]​ El origen es incierto, ya que podría derivar directamente de alguna lengua africana o haber pasado a través del francés.[3]

Un objeto de cualquier clase venerado por superstición por etnias nativas de África occidental, usadas para encantamientos, como amuletos o como medio de protección o fetiche. También el poder mágico o sobrenatural, o el sistema de ritos conectados con ellos, también una prohibición o evitación efectuada por medio de dicho objeto (similar al tabú de los polinesios).[4]

El término yuyu y las prácticas asociadas con él fueron llevadas a América desde África por los esclavos. Estas prácticas siguen vivas en algunas zonas del continente americano, principalmente en la costa pacífica de Colombia, Las costas centrales y occidentales de Venezuela, y en el norte de Ecuador.

En el léxico del español el vocablo yuyu parece un afronegrismo que se ha incorporado como un préstamo a través del francés al habla coloquial de España para indicar miedo o respeto supersticioso.[5]​ Los etimologistas señalan su parentesco y parecido semántico y formal con la interjección redoblada uy-uy-uy y la interjección arcaica yuy.[6]

Véase también[editar]

Referencias[editar]

La extensión del término yuyu proviene de las películas de Tarzán de Johnny Weissmüller. En los años 70s eran habituales estás películas los sábados por la tarde, cuando debían de ir a la montaña en busca del hombre-mono, los porteadores temían acercarse y cuándo escuchaban su peculiar grito salían despavoridos gritando algo que fonéticamente sonaba como "ancagüa, yuyu, pachi, pachi". Unos muchachos de Terrassa observaron este detalle y empezaron a decir yuyu a cada situación que les producía cierto temor, como conocer al padre de la chica que le gustaba o que el portero de turno no le dejara entrar con los pantalones por lo tobillos tal como era la moda entonces. Eso se fue extendiendo entre los amigos y con el tiempo se ha ido incorporado al vocabulario popular.