Usuario:Tamara Martínez S/Taller

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Muebles Mexicanos en Milán[editar]

Importante momento del conjunto mexicano que se exhibió en la 'Undécima Trienal de Milan', en la que México participó por primera vez en 1957, donde se presentaron objetos que figuraron en su obra a finales de la década de los 50. Parte de la esencia de este conjunto de muebles para regiones tropicales, destaca el compromiso y la calidad del trabajo por parte de los artesanos bajo la dirección de la diseñadora, pues fueron muy bien calificados, destacando con un gran interés por ser piezas en extremo originales y absolutamente distintas a todo lo presentado por los demás países y de lo que habitualmente se exhibía en Italia. De esta manera, se mostró el espíritu y el diseño regional que expresaron y transmitieron por su propia personalidad a través de sus materiales y formas, desde el aspecto estético hasta el funcional acorde a su época.

Silla de madera y mimbre. Hotel Pierre Marqués, Acapulco de Juárez, México, 1956.

Porset contribuyó en colaboraciones con arquitectos relevantes del movimiento mexicano modernista en los años 50, con un número significativo de mesas y sillas para jardín, zona de alberca y área lounge para el 'Hotel Pierre Marqués', Acapulco México. Para el cual, el arquitecto mexicano Luis Barragán, diseñó los jardines en 1956. La manufactura de estos muebles de regiones tropicales fue emprendida por ‘Industrias Ruiz Galindo’ y fabricado por IRGSA, diseño de Clara Porset. Como resultado, se obtuvo un diseño de mobiliario perfectamente adaptado y pensado para sus proyectos donde incluyó hoteles y viviendas. Así mismo, la diseñadora mostró su fuente de inspiración a partir de lo vernáculo. Un hecho aparente que destacó en su totalidad en los muebles de este serie, especialmente como característica significativa del clima tropical mexicano.

En los años 1956 y 1957, Clara Porset mostró el conjunto de muebles de playa con tejido artesano. Una muestra de diversas sillas y camastros, que reflejó la línea del mobiliario, donde se encontró un sillón de playa de gran dimensión, descendiente de la mecedora y del trineo, que se adueñó del espacio y del ambiente exterior con el vigor y la clara arquitectura de sus formas. Los elementos naturales que se encontraron a su alrededor, convivieron con los muebles de descanso dentro de una misma esfera espacial, reanimando su presencia y su estatus en los exteriores, un jardín o una playa. El bambú, como uno de los materiales protagonistas de este conjunto, se mostró con cierta movilidad informal, contrastando con la rígida y estática estructura de madera del asiento. Existieron dos muebles de una misma familia que se complementaron, logrando usarse separadamente para desempeñar la función del descanso. Mostraron un equilibrio, estas piezas, al mismo tiempo que se expresaron con sus formas y materiales. "La marina horizontalidad de estos muebles y su ondulación de origen acuático los relaciona en forma extraordinariamente elocuente con su programa de descanso a la orilla del mar."

Silla de mimbre con taburete. Ganadora de medalla de plata en la 'Undécima Trienal de Milán', 1957.

Llevaron un ritmo con los elementos de su entorno, como la ondulación del mar, las plantas de formas orgánicas y la ondulación de la arena. Una simple silla con taburete, hecha de mimbre sobre un marco de metal, el cual acentuó su interés en la fabricación artesanal con un diseño muy cuidadoso, fue la galardonada con medalla de plata en la 'Trienal de Milán'. La función del mueble, la forma del cuerpo, el ambiente natural y los materiales de construcción se armonizaron expresivamente en este novedoso mueble para exteriores. La verdadera forma, mostró la cara de una función. Clara Porset optó por una selección de materiales aptos y propicios de la zona y así, convivir con las temperaturas húmedas y calurosas, mismas del lugar. Los muebles brindaron comodidad entre el vínculo de sus materiales con la frescura del aire. Los materiales fueron símbolos de la región y naturalmente adaptados a su aplicación y fabricación. Señaló la variada y enriquecida selección al presentar diseños de un mismo conjunto de muebles, optando siempre por la elección de materiales vernáculos y de la región.

Silla de madera y mimbre.

México pasó por una transición desde el proceso artesanal a procesos industriales en varios campos, incluyendo el de muebles para el hogar, donde el diseño industrial se volvió parte central. Se observa en estos ejemplares, lo importante y productiva, que fue para Clara Porset la conjunción entre el arte y la industria, anteriormente ya proclamada por otros diseñadores. Es por esto, que Clara Porset encontró intrínsecamente la gran importancia de los materiales y cómo fue su relación y su participación dentro de lo que ella llamó la fomentación de una industria mexicana. Además, los cambios constantes en la sociedad fueron de su importancia, pues quiso encontrar un balance entre la tradición y la modernidad. Las formas y los materiales evolucionaron en numerosas piezas de muebles que se siguen replicando en la actualidad. Algunas de sus sillas tomaron inspiración del Caribe y de ejemplares mexicanos, aprovechando la diversidad de la madera aserrada y otros elementos naturales como el algodón y el mimbre. En otros casos, el metal llevó un marco, pero siempre en perfecta harmonía con elementos orgánicos, que mantuvieron ese estilo y riqueza de sus diseños. La simplicidad fue para ella la principal virtud del diseño Moderno, con comodidad y funcionalidad integradas a la ‘emoción plástica’ como un valor agregado. La idea era volver estos muebles accesibles para todos. Las innovaciones dentro de la tradición apoyaron el modernismo y así al mismo tiempo, pudo ser considerada como una de las pioneras del ‘regionalismo’, tomando en cuenta no solo los elementos para la producción de objetos, sino también un completo alcance del diseño de interiores y exteriores, como se muestra en este caso, en respuesta con el mueble.

El diseño para este conjunto, expresó la necesaria intervención de las máquinas que coexistía con la labor artesanal en los distintos tejidos y su misma construcción a través de las envolventes expresadas con líneas rectas y onduladas. Los materiales y sus dimensiones mostraron la adecuación del diseño, que confirmó la capacidad para adaptarse y responder a su contexto.