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Usuario:Rowanwindwhistler/Fragmentos10

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Crisis de Múnich

A principios de noviembre de 1937, Hitler expresó su intención de anexarse Checoslovaquia y Austria.[1]

El 15 de septiembre, Hitler comunicó a su homólogo británico, Neville Chamberlain, que se apoderaría de los territorios de los Sudetes, intención que británicos y franceses comunicaron al Gobierno checoslovaco cuatro días después.[1]​ Británicos y franceses se avinieron a garantizar las nuevas fronteras si Checoslovaquia aceptaba ceder los territorios deseados por el Reich y esta lo hizo el 21 de septiembre.[1]

Sin embargo, el 23 Hitler añadió nuevas exigencias: la cesión inmediata de los territorios que anhelaba, la organización de plebiscitos en otras zonas y la resolución de los problemas con las minorías polaca y húngara.[1]​ Checoslovaquia rechazó las nuevas reclamaciones y movilizó su Ejército.[1]​ El día 28, Chamberlain anunció la invitación de Hitler al Reino Unido, Francia e Italia para tratar la crisis en Múnich.[1]

Origen de la minoría alemana[editar]

El origen de la población alemana de las fronteras bohemias se halla en la colonización de los siglos XII y XIII, favorecida por los reyes, los nobles y la Iglesia, que deseaban poblar esas regiones y erigir nuevas ciudades.[2]​ El asentamiento se concentró en las fronteras, pero no se limitó a ellas: en el interior de Bohemia también se instalaron colonos alemanes, que en algunos casos fundaron ciudades.[2]​ Su influencia decayó en el siglo XV, con el avivamiento del nacionalismo checo durante las guerras husitas.[2]​ La germanización de la región creció a partir de 1620 y se agudizó a finales del siglo XVIII y principios del XIX, cuando el absolutismo ilustrado trató de extender el alemán como lengua de la Administración y la educación en todo el Imperio austriaco.[3]​ En el siglo XIX, comenzó el choque entre los nacionalismos alemán y checo.[4]

La población alemana en Checoslovaquia[editar]

Con el surgimiento de Checoslovaquia a finales de 1918, checos y eslovacos quedaron como principales nacionalidades de la nueva república, mientras que los alemanes fueron relegados a un papel secundario.[4]​ Los partidos alemanes permanecieron en la oposición hasta 1926, año en el que paulatinamente fueron ingresando en la coalición gubernamental.[4]

Surgimiento de la crisis[editar]

El nombramiento de Hitler como canciller en enero de 1933 tuvo repercusiones casi inmediatas en Checoslovaquia.[4]​ El Gobierno checoslovaco prohibió el diminuto Partido Nacionalsocialista el 4 de octubre, pero tres días antes ya había surgido un trasunto de este que tuvo mucho más éxito: el Frente Patriótico de los Alemanes de los Sudetes (Sudentendeutsche Heimatfront, más tarde simplemente Partido de los Alemanes de los Sudetes), que en las elecciones de 1935 obtuvo en 66 % de los votos de la minoría alemana.[4]

Claudicación checoslovaca[editar]

A las dos de la madrugada del día 21, los embajadores francés y británico acudieron a ver al presidente de la república y le urgieron a aceptar las propuestas de sus países del día anterior.[5]​ Tras intensas reuniones que comenzaron dos horas después, a primeras horas de la tarde el ministro de Asuntos Exteriores anunció a los embajadores que la república aceptaba la propuesta del día anterior.[5]​ El anuncio público, que se hizo a las siete de la tarde por radio, desencadenó protestas en la capital.[5]

Hungría y Polonia[editar]

Pese al deseo de recuperar los territorios perdidos en el Tratado de Trianón tras la Primera Guerra Mundial, el Gobierno húngaro no colaboró con decisión en el acoso alemán a Checoslovaquia, ya que temía tanto un conflicto militar para el que no estaba preparado como el aumento del poderío alemán en la región, al que podía quedar sometido.[6]​ Así, las conversaciones bilaterales de agosto de 1938 no acabaron, como esperaban los alemanes, con la estrecha colaboración entre la minoría alemana y la húngara en Checoslovaquia.[6]​ La presión húngara a Checoslovaquia creció durante la crisis de septiembre, por iniciativa alemana: el Reich reprochó a los magiares su pasividad; pese a todo, la actitud del Gobierno de Budapest fue cauta.[7]​ A pesar del aumento de la tensión entre Praga y Budapest a finales de septiembre, aquella se negó a ceder los territorios de mayoría magiar y a celebrar plebiscitos en algunas regiones como exigía esta.[8]​ Hungría pretendía recuperar no solo los territorios de mayoría magiar del sur de Eslovaquia y la Rutenia subcarpática, sino todo el territorio de estas, que habían formado parte del reino hasta el final de la Primera Guerra Mundial.[9]​ Esta pretensión contaba con el respaldo diplomático de Polonia, que apoyaba las reclamaciones húngaras y que el 8 de septiembre acordó coordinar sus acciones respecto a Checoslovaquia con Hungría.[9]​ Polonia deseaba que Hungría obtuviese Rutenia tanto para que acabase con las manifestaciones nacionalistas ucranianas en la región, que temía afectasen a su minoría ucraniana, como para conseguir establecer una frontera común con Hungría, parte de la franja de territorios entre Alemania y la URSS, la «tercera Europa», con la que los polacos deseaban aliarse para protegerse de estas dos potencias.[9]

Por su parte, Polonia tenía sus propias reclamaciones territoriales.[10]​ En Checoslovaquia existía una pequeña minoría polaca de unas ochenta mil personas, resultado de la división del estratégico territorio de Teschen, muy industrializado y por el que pasaba la principal línea férrea que unía el este y el oeste de las tierras checoslovacas, en julio de 1920.[10]​ En mayo Polonia ya había advertido a Praga que cualquier concesión a una minoría debía otorgarse también a la polaca; a mediados de septiembre volvió a reiterar esta exigencia.[10]​ Las reclamaciones polacas contaron con el respaldo alemán: el Reich deseaba emplearlas para aumentar la presión sobre el Gobierno de Praga.[5]​ El 21, día en el que Checoslovaquia aceptó la exigencias alemanas, Polonia reiteró su reclamación de obtener concesiones análogas a las de Alemania; dos días más tarde se aprestó a ocupar los territorios en disputa el 1 de octubre.[5]​ Praga aceptó negociar el 25, pero Polonia exigió el 27 la cesión inmediata de los territorios con una mayoría polaca clara y la celebración de plebiscitos en las demás comarcas con población mezclada.[11]​ Praga se mostró conciliadora, pero no dispuesta a ceder Teschen de inmediato por su valor estratégico en un momento de gran tensión con Alemania que podía desembocar en una guerra en la que el nudo ferroviario hubiese resultado de gran importancia para el traslado de tropas.[12]

Conferencia de Múnich[editar]

La conferencia acabó con la decisión de que Checoslovaquia cediese cuatro territorios entre el 1 y el 7 de octubre a Alemania y un quinto entre el 1 y el 10, que debía delimitar una comisión internacional.[12]​ Los problemas de las otras minorías se tratarían más tarde.[12]​ La comisión no solamente debía delimitar la quinta zona que Checoslovaquia cedería a Alemania, sino también establecer el procedimiento de cesión de las otras cuatro y preparar plebiscitos para otras comarcas, que debían llevarse a cabo antes de finales de noviembre.[13]​ El trazado definitivo de la frontera también quedaba en sus manos.[13]​ En un anexo del documento, Francia y el Reino Unido se comprometían a otorgar garantías de seguridad a Checoslovaquia con las nuevas fronteras, que también suscribirían Alemania e Italia cuando se hubiesen resuelto las desavenencias con Hungría y Polonia.[13]​ Las cuatro potencias tratarían también este asunto de las minorías polaca y húngara si las negociaciones bilaterales con Checoslovaquia no conducían a un acuerdo en tres meses.[13]

Checoslovaquia, que no había podido participar en la conferencia de Múnich, en la que solo tuvo observadores, recibió las conclusiones de esta en la madrugada del 30 de septiembre, que le comunicaron británicos y franceses.[13]​ Horas más tarde el encargado de negocios de la embajada alemana presentó el texto del acuerdo de Múnich al ministro de Asuntos Exteriores e invitó a los checoslovacos a acudir esa misma tarde a Berlín, a la reunión de la comisión internacional encargada de su aplicación.[13]

El Gobierno checoslovaco se reunió de urgencia por la mañana y, tras descartar rechazar el documento de Múnich ya que los expertos militares consideraban imposible resistir el probable ataque alemán y polaco a la república, lo aceptaron a media mañana.[14]​ A las doce y media del mediodía, el ministro de Asuntos Exteriores comunicó la decisión gubernamental a los embajadores británico, francés e italiano.[15]​ La población recibió la noticia de la nueva capitulación primero por las emisiones del extranjero y, por fin, por el anuncio oficial de la cinco de la tarde.[16]​ La muchedumbre ocupó al principal avenida de la capital para protestar contra la decisión del Gobierno.[16]

Consecuencias[editar]

De inmediato, Alemania exigió la dimisión del presidente Edvard Beneš.[16]​ Tras descartar dimitir inmediatamente, Beneš fue preparando la adaptación a la nueva situación: comenzó por nombrar un nuevo ministro de Asuntos Exteriores más afín a Alemania e Italia, el embajador en esta, František Chvalkovský.[17]​ Cesó finalmente el 5 de octubre.[17]

Las cuatro primeras zonas estipuladas en el acuerdo de Múnich cambiaron de manos entre el 1 y el 7 de octubre: la primera, en el suroeste de Bohemia, entre el 1 y el 2; la segunda, en el norte; la tercera, en el oeste y la cuarta y última, en el norte de Moravia y Silesia.[18]​ Respecto a la quinta zona, tras agrias discusiones entre alemanes y checoslovacos, los primeros lograron imponer su criterio gracias al apoyo de británicos y franceses: para delimitarla se emplearía el censo de 1910 —más favorable a los alemanes que los realizados durante el periodo checoslovaco— y se traspasarían al Reich los territorios con un 51 % de población alemana.[19]​ El trazado final de la frontera, muy similar al reclamado por Hitler en Bad Godesberg, complicaba las comunicaciones entre Bohemia y Moravia y privó a Checoslovaquia de las modernas defensas fronterizas que había erigido en los tres años anteriores.[20]

Los plebiscitos previstos no se realizaron pues no convenían ni a Checoslovaquia ni a Alemania: cada una tenía territorios que creía que podían decantarse por la otra en unos comicios, Francia el Reino Unido también se mostraron contrarios a celebrarlos.[21]​ El trazado final de la frontera quedó encargado a Alemania y Checoslovaquia, que debían decidirlo en negociaciones bilaterales.[22]​ Los ajustes fronterizos fueron los deseados por Alemania, que los impuso a Checoslovaquia al tiempo que rechazaba toda revisión fronteriza en favor de esta; el acuerdo final, además, quedó sometido a la aceptación checoslovaca de la construcción de una autopista extraterritorial entre Breslavia y Viena que cruzaría territorio moravo.[23]​ La nueva raya entró en vigor, con la aquiescencia de las cuatro potencias de la conferencia de Múnich, el 24 de noviembre.[24]​ Con los últimos cambios fronterizos, Checoslovaquia recuperó veintitrés localidades y Alemania obtuvo ciento veintiocho; con estos ajustes, 39 443 checos pasaron al Reich mientras que 263 alemanes pasaron a Checoslovaquia.[25]

En total, la parte checa del Estado perdió 30 000 km2 de un total de 79 000, y 3 869 000 habitantes (200 000 de ellos pasaron a Polonia, el resto, a Alemania), alrededor del 34 % de la población de 1930.[26]​ De la población perdida por Checoslovaquia, unos 2 806 000 eran alemanes y entre 720 000 y 750 000 eran checos; la minoría alemana en los territorios checos se redujo a 234 000 personas.[26]

Referencias[editar]

  1. a b c d e f Procházka, 1981, p. 3.
  2. a b c Procházka, 1981, p. 1.
  3. Procházka, 1981, pp. 1-2.
  4. a b c d e Procházka, 1981, p. 2.
  5. a b c d e Procházka, 1981, p. 8.
  6. a b Procházka, 1981, p. 4.
  7. Procházka, 1981, pp. 4-5.
  8. Procházka, 1981, p. 5.
  9. a b c Procházka, 1981, p. 6.
  10. a b c Procházka, 1981, p. 7.
  11. Procházka, 1981, pp. 8-9.
  12. a b c Procházka, 1981, p. 9.
  13. a b c d e f Procházka, 1981, p. 10.
  14. Procházka, 1981, pp. 10-11.
  15. Procházka, 1981, p. 11.
  16. a b c Procházka, 1981, p. 12.
  17. a b Procházka, 1981, p. 13.
  18. Procházka, 1981, p. 16.
  19. Procházka, 1981, pp. 18-21.
  20. Procházka, 1981, p. 21.
  21. Procházka, 1981, pp. 21-22.
  22. Procházka, 1981, p. 22.
  23. Procházka, 1981, pp. 23-25.
  24. Procházka, 1981, p. 26.
  25. Procházka, 1981, p. 27.
  26. a b Procházka, 1981, p. 28.

Bibliografía[editar]

  • Procházka, Theodore (1981). The Second Republic: The disintegration of post-Munich Czechoslovakia, October 1938-March 1939 (en inglés). East European Monographs. p. 231. ISBN 9780914710844.