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Borderlands/ La nueva frontera: The new mestiza[editar]

Borderlands/ La nueva frontera: The new mestiza (1987) es un texto semi-autobiográfico de Gloria Anzaldúa que incluye prosa y poesía. En este texto para ella las fronteras son espaciales, raciales, culturales, sexuales, lingüísticas.[1]

El término Borderlands, de acuerdo con Anzaldúa, se refiere al área geográfica más susceptible a la mezcla, al mestizaje y donde hay personas ni enteramente mexicanas, ni enteramente estadounidenses.[2]​ Así mismo, ella usa este término para identificar una población creciente que no puede distinguir estas fronteras, y en lugar han aprendido a formar parte de “ambos mundos”, mundos muy distintos que proyectan expectativas muy distintas.

Cada uno de los ensayos y poemas se relaciona con la experiencia de vida de la autora como una mujer chicana, lesbiana y activista. Tanto en las secciones de prosa, como en la poesía Anzaldúa reta la concepción de la frontera como una simple división y llama a las mayorías, especialmente a las personas de la cultura occidental, a mostrar interés en los oprimidos y cambiar las actitudes que promuevan el sustento de dichas fronteras. En el libro se desarrolla, una "redefinición de la identidad nacional chicana, fundada en el mito de Aztlán, así como una transformación del discurso de mestizaje ideado por Vasconcelos, para proponer un nuevo sujeto mestizo mujer: la Nueva Mestiza, sujeto heterogéneo, marginal y de herencia indígena; mujer de color, lesbiana y habitante de la frontera, cuya identidad se construye a partir de sus luchas y de su origen racial, lingüístico e histórico, y cuyo reconocimiento problematiza la universalidad heteronormativa, patriarcal y excluyente con la que el colectivo y el movimiento chicanos habían concebido su discurso de identidad étnica."[3]

En esta obra, Anzaldúa explora su identidad para reconocer los componentes de su existencia. No solamente hay una parte masculina y una femenina en su identidad como lesbiana, sino que su cultura es una mezcla de diferentes razas y tradiciones. El texto combina partes español, inglés, náhuatl, mexicano norteño, tex-mex, chicano y pachuco, dando cuenta de cómo la mezcla en la identidad de Anzaldúa se puede ver reflejada también en el lenguaje que emplea[3]​. La identidad cultural es muy importante para Anzaldúa, a pesar de alegar que “la cultura está hecha por aquellos en el poder –hombres. Ellos hacen las reglas y las leyes, las mujeres las transmiten.” Al trascender las fronteras de la cultura mexicana y estadounidense, la literatura chicana da voz a la gente que habita en las tierras fronterizas.

Historia[editar]

Borderlands/ La frontera es un texto fundacional y fundamental para la literatura y la teoría feminista chicana, reivindicado por una generación entera de feministas en el siglo XXI.[4]

Su traducción y edición en español han exigido arduo trabajo durante el cual se procuró encontrar el equilibrio entre los diferentes registros y dialectos del inglés y del español utilizados por la autora con el fin de verterlos al español mexicano. Con el fin de encontrarnos “a medio camino”, como pedía ella misma en 1987. Veintiocho años después sus propuestas cobran un nuevo significado para los feminismos atentos a las resonancias que la poderosa metáfora de la frontera activa en relación con la tensiones entre lo global y lo local, las condiciones de existencia de poblaciones migrantes o los deseos inconformes de muchos cuerpos.[4]

Fue un libro prohibido por el Sistema escolar unificado de Tucson en Arizona, cuando se aprobó una ley que prohibía la enseñanza de estudios mexico-americanos en las escuelas públicas. El principal propósito de esto era restringir a cualquier institución educativa de incluir en cursos o clases, temáticas que promovieran rechazo a razas, clases y conocimientos presentados por los estudios mexico-americanos ya existentes.

Acerca de la autora[editar]

Gloria Anzaldúa es una escritora, académica, activista y poeta feminista chicana que nació en El Valle de Río Grande al sur de Texas el 26 de septiembre de 1942.[5]​ En 1969 recibió su título de licenciatura otorgado por la Universidad Panamericana de Texas. Después cursó una maestría en la Universidad de Austin y se graduó en 1972. En 1977 se mudó a California donde continuó su producción escritural además de dar clases en la Universidad Estatal de San Francisco. Durante los años 80, Anzaldúa comenzó a escribir, enseñar y organizar talleres sobre las mujeres chicanas.[6]​ El 15 de mayo de 2004 murió por complicaciones diabéticas, enfermedad que ella padecía. Gloria Anzaldúa ganó los premios “Before Columbus Foundation American Book Award” en 1986, “Lambda lesbian small book press award” en 1991, “Lesbian rights award” también en 1991, “Sappho award distinction en 1992, “National endowment for the arts fiction award” en 1991, “American studies association lifetime achievement award” en 2001, “LGBT 31 history icons” en 2012.[7]

Gloria Anzaldúa pertenece al grupo de feministas de color y lesbianas que en los años 80 sacudieron el feminismo al introducir en él los problemas de clase, raza y preferencia sexual. [1]

Acerca del libro[editar]

Este texto ha sido leído como teoría cultural, texto literario e incluso como autobiografía de Anzaldúa. Como ya se mencionó, da cuenta de la mezcla que es en sí misma la autora y lo refleja en el lenguaje que mezcla español, chicano e inglés (lengua en la cual se escribió originalmente la mayor parte del libro).[1]​ El texto está dividido en dos partes: Atravesando fronteras/ Crossing borders y Un agitado viento/ Ehécatl, el viento. La primera parte está compuesta por siete capítulos, y la segunda por seis.

Es difícil categorizar a qué género pertenece el texto, pues hay teoría, poesía, testimonios propios y ajenos, mito, historia. La voz narrativa va del yo al ella, al nosotros. El texto obliga a repensar el género autobiográfico mismo y las concepciones tradicionales de sujeto, historia, escritura.[1]

Atravesando Fronteras/ Crossing Borders[editar]

Capítulo 1: La patria, Aztlán[editar]

“El otro México que acá hemos construido, el espacio es lo que ha sido territorio nacional. Este es el esfuerzo de todos nuestros hermanos y latinoamericanos que han sabido progresar” –Los tigres del Norte [8]

En este primer capítulo, Anzaldúa comienza el libro con un poema sobre las fronteras y el transitar entre ellas, cómo éstas son inventadas por los hombres pero desafiadas por la naturaleza, cómo al océano no le importan y transita libre entre ellas. Posteriormente en una estructura de prosa hace una reflexión de nuevo sobre el concepto de frontera y la relación que a partir de ella se establece entre los Estados Unidos y México. Posteriormente hace un breve recuento de las migraciones más importantes en ese territorio, desde los primeros poblados que llegaron por el Estrecho de Bering, pasando por la migración del pueblo Cochise, la migración del pueblo azteca, la migración de europeos como Hernán Cortés a tierras americanas, etc. Habla de los conflictos que Estados Unidos ha tenido con México, entre ellas la venta de Texas. Aborda además el concepto de los Anglos, migrantes europeos que llegaron a lo que en la actualidad es Estados Unidos, se impusieron y robaron las tierras los indígenas de la zona. Como resultado de la superioridad blanca, los únicos habitantes legítimos de las tierras fueron aquellos en el poder, es decir, los blancos y aquellos que se aliaran con ellos.[9]​ La invasión de las tierras produjo el desplazamiento de familias y comunidades enteras. Este tipo de frontera no se detuvo en los Estados Unidos y tuvo como consecuencia que comunidades indígenas fueran nuevamente desplazadas por compañías estadounidenses colonizadoras del territorio.[9]​ A pesar de todos estos movimientos de comunidades que se dieron a lo largo de procesos en el territorio ahora texano, los chicanos han logrado mantenerse fuertes. Lenta pero progresivamente continúan prosperando.

Capítulo 2: Movimientos de rebeldía y las culturas que traicionan[editar]

“Esos movimientos de rebeldía que tenemos en la sangre nosotros los mexicanos surgen como ríos desbocanados en mis venas”[10]

En este capítulo, Anzaldúa reconoce que reta las normas sociales y a su cultura en varias formas. Pretende mantenerse feliz con quién es, pero eso provoca descontento tanto en la sociedad como en su familia. Al ser lesbiana desafía las normas impuestas por la Iglesia Católica. Anzaldúa fue criada para no opinar, respetar a los hombres, ser sumisa ante ellos, casarse con uno y no hacer preguntas. No estaba autorizada a ser “egoísta” y si no estaba realizando alguna tarea que beneficiara a un hombre era acusada de perezosa. Ella sentía que su cultura le enseñaba que estaba mal progresar como mujer, pero a pesar de esto logró continuar su camino.

Anzaldúa retó todas las normas impuestas en su vida, cuestionó aspectos como la religión, la cultura, la heterosexualidad y la feminidad. Todas las barreras que la forzaban a ser alguien con quien no se sentía cómoda. No cumplió con estas expectativas porque su identidad estaba influenciada por la historia de resistencia de las mujeres indígenas.[11]​ En lugar de ser ideas que se movieran hacia un mejor panorama, a ella le parecía que más bien eran retrógradas e impedían el crecimiento y la felicidad de las personas. Los actos de rebelión eran un medio para disolver algunas ideologías y demostraban que ciertas tradiciones traicionan a su propia gente.

Capítulo 3: Penetrar en la Serpiente[editar]

“Sueño con serpientes, con serpientes del mar/ Con cierto mar, ay de serpientes sueño yo./ Largas, transparentes, en sus barrigas llevan/ Lo que puedan arrebatarle al amor./ Oh, oh, oh la mato y aparece una mayor. /Oh con mucho más infierno en digestión”[12]

Uno de los principales símbolos mitológicos y religiosas de la cultura mexica es la serpiente. Anzaldúa en este capítulo profundiza en los diferentes aspectos (tanto positivos como negativos) de la víbora y cómo estas características han impactado en ella como chicana. Continúa el capítulo comparando a la Virgen de Guadalupe con diosas de la cultura mexica tales como Coatlicue, cuyo nombre traducido al español es “aquella que tiene falda de serpientes”. En la sociedad mexica, después de la migración desde Aztlán, las mujeres podían poseer tierras, ser sacerdotisas y la sangre real corría a través de las mujeres.

A pesar de la masculinización que sufrió la religión mexicana, la Virgen de Guadalupe se convirtió en uno de los símbolos más importante de ésta y de la cultura hasta el día de hoy, superando la importancia de Jesucristo y Dios en las vidas de la población mexicana que habita tanto en México como en Estados Unidos. Según Anzaldúa, la cultura chicana no se identifica con el Dios español sino con la madre indígena. Siguiendo con el símbolo de la serpiente, Anzaldúa alega que ésta es un símbolo de la oscuridad, el deseo sexual, la feminidad, por la forma en se mueve se asemeja a la cadencia del movimiento femenino, la creatividad y las bases de la vida. Termina el capítulo hablando de la facultad, es decir, la capacidad de ver en fenómenos superficiales el significado de realidades mucho más profundas.

Capítulo 4: La herencia de Coatlicue/ the Coatlicue State[editar]

En este capítulo, Anzaldúa comienza por describir la importancia del espejo y lo que puede simbolizar en diferentes culturas. Habla a partir de la muerte de su padre, y para ella, el espejo es “una puerta a través de la cual el alma puede ‘pasar’ al otro lado y no quería que nosotros (sus hijos) siguiéramos a nuestro padre ‘por accidente’ hasta el lugar donde habitan las almas de los muertos”[13]​ A través de esta anécdota personal, que se vuelve importante a lo largo del capítulo, pasa a hablar de la idea del Estado de Coatlicue y lo que implica ser parte de éste. Ella describe este concepto como la dualidad que hay en la vida, la síntesis de esa dualidad y además una tercera perspectiva. Concluye el capítulo narrando el momento en el que permite al Estado de Coatlicue tomar control de ella después de años de intentar seguir las reglas que le fueron impuestas. Dice que a partir de ese momento, ella nunca estará de nuevo sola y por lo tanto no tendrá miedo, pues finalmente se siente completa.

Capítulo 5: Cómo domar una lengua salvaje[editar]

“¿Quién dice que robar a un pueblo su lengua es menos violento que la guerra? Ray Gwyn Smith”[14]

Este capítulo se centra principalmente en el lenguaje, y en los diferentes aspectos del español y el inglés que se habla como descendientes de mexicanos y estadounidenses respectivamente. Ella aborda la dificultad de aprender una segunda lengua siendo niña, cuando las educadoras pretendían suprimir gran parte de lo que era su cultura. Llega al punto de afirmar que “Atacar la forma de expresión de una persona con una intención de censura constituye una violación de la Primera Enmienda” y que “A las lenguas salvajes no se las puede domesticar, solo se las puede cortar”.[14]

Como resultado de la comunidad tan heterogénea que son los chicanos, enlista variantes del lenguaje incluyendo:

1.     Inglés estándar

2.     Inglés de clase obrera y argot

3.     Español estándar

4.     Español mexicano estándar

5.     Dialecto español del norte de México

6.     Español chicano (Texas, Nuevo México, Arizona y California tienen variantes regionales)

7.     Tex-mex

8.     Pachuco (llamado caló)

Reserva un apartado para hablar del pocho, hablado por estadounidenses de origen mexicano que hablan español con un acento característico que reconstruyen la lengua a partir de la influencia del inglés. Esta persona es considerada como un traidor para su cultura por no hablar propiamente el español de su tierra. A pesar de esto, Anzaldúa argumenta que ser mexicano es un estado del alma, no ni de la mente y mucho menos de ciudadanía. Ni águila ni serpiente, los dos.[15]

Termina el capítulo con un discurrir sobre cómo el español chicano influye en la vida de las mujeres pertenecientes a esta comunidad, como Anzaldúa, que creció creyendo hablar un dialecto fallido del español. Hay una internalización importante de la identificación a lo largo de la infancia con la cultura (el lenguaje, la comida, música, cine, etc.) que según Anzaldúa impactan en la forma que chicanas y chicanos ven el mundo.

Capítulo 6: Tlilli, Tlapalli/ El sendero de la tinta roja y negra[editar]

Este capítulo da una vista panorámica a la escritura de Anzaldúa. Ella narra cómo solía contarle historias a su hermana, debajo de las cobijas por las noches. Habla de las culturas occidentales modernas y cómo éstas tratan el arte de las culturas indígenas. Explica el etnocentrismo como la tiranía de la estética de Occidente, y cómo hay conceptos que se asocian a otros a través del subconsciente, en nuestros sueños: como el negro que se asocia a la oscuridad, a la muerte, al mal y a la destrucción; mientras el blanco es asociado a la enfermedad, la muerte y la desesperanza. Continúa hablando de los sueños despiertos son sobre los cambios. Cambios de realidad, cambios de género son metamorfosis que vive una persona para convertirse en otra y llegar a un mundo donde la gente vuela y sana de heridas mortales. Cuenta cómo su proceso de escritura le produce ansiedad y la obliga a reflexionar sobre sí misma, sobre su experiencia y entender así algunos de sus conflictos, engendrando ansiedad dentro de ella. Aquí se va acercando a la noción de cambios en relación con las fronteras.

Capítulo 7: La conciencia de la mestiza/ Hacia una nueva consciencia[editar]

En este capítulo, Anzaldúa habla sobre la mestiza. Ella es un producto de la transferencia cultural y espiritual ente un grupo y otro. Continúa diciendo que la mestiza encarna múltiples culturas, incluyendo la chicana. El libro deja muy en claro que la cultura chicana es el resultado de la cultura estadounidense atacando a la cultura mexicana, y estas dos, a su vez, atacando a la cultura indígena. Este capítulo ahonda en cómo la mestiza cambia constantemente de problemas a atender, que se incluye y que incluye en lugar de excluir. Continúa hablando del trabajo que realiza la mestiza al romper la dualidad sujeto-objeto que la mantiene prisionera. Es claro lo que la autora pretende retratar el dolor de las comunidades indígenas, presenta a la mestiza como un híbrido y muestra cómo van siendo desculturalizados.

Además asegura que la cultura blanca dominante está asesinando lentamente con su ignorancia. Aquí es cuando Anzaldúa comienza a hablar sobre las personas indígenas. Esta parte del libro concluye con la autora narrando el regreso a su casa en el sur de Texas. Cómo el valle lucha por sobrevivir, su padre que muere por el trabajo tan arduo que realizó como granjero. El final entrelaza sus historias con la tierra que fue alguna vez chicana, mexicana hispana e indígena.



  1. a b c d Ramírez Gómez, Liliana. «En la frontera entre Anzaldúa y la Nueva Mestiza». Cuadernos de literatura. 
  2. Anzaldúa (2012). Borderlands/La Frontera: The New Mestiza. Aunt Lute Books. p. 3. ISBN 978-1-879960-85-5. 
  3. a b «Borderlands/ La frontera: La nueva mestiza». 
  4. a b «Borderlands/La frontera: la nueva mestiza». 2015. 
  5. «American National Biography Online: Anzaldua, Gloria E.». www.anb.org. Retrieved. 
  6. «Gloria Anzaldua : Voices From the Gaps : University of Minnesota». voices.cla.umn.edu. Retrieved. 
  7. «About Gloria». The Gloria E. Anzaldua Foundation. 
  8. Anzaldúa (1987). Borderlands/La Frontera: The New Mestiza. p. 1. 
  9. a b Anzaldúa (1987). Borderlands/La Frontera: The New Mestiza. : Aunt Lute Books. p. 10. 
  10. Anzaldúa (1987). Borderlands/La Frontera: The New Mestiza. Aunt Lute Books. p. 15. 
  11. Anzaldúa (1987). Borderlands/La Frontera: The New Mestiza. Aunt Lute Books. p. 21. 
  12. Anzaldúa (1987). Borderlands/La Frontera: The New Mestiza. Aunt Lute Books. p. 47. 
  13. Anzaldúa (1987). Borderlands/La Frontera: The New Mestiza. Aunt Lute Books. p. 64. 
  14. a b Anzaldúa (1987). Borderlands/La Frontera: The New Mestiza. Aunt Lute Books. p. 75. 
  15. Anzaldúa (1987). Borderlands/La Frontera: The New Mestiza. Aunt Lute Books. p. 78.