Usuario:Nsanchezpal/Taller/Peste bubónica de Logroño

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PESTE BUBONICA EN LOGROÑO S.XVI[editar]

La peste de Logroño fue un brote de peste bubónica que asoló la ciudad española de Logroño en 1599. Se estima, gracias a estudios recientes, que murieron 1395 personas de las 4667 que habitaban en la ciudad (en toda la Rioja superan las 4000 muertes), es decir, uno de cada tres habitantes. Esto no es posible asegurarlo con rotundidad debido a que todavía no se inscribían las defunciones en las parroquias.

Contexto[editar]

La peste bubónica es una infección producida por una bacteria que produce fiebre, dolor de cabeza y vómitos. En el siglo XVI resulta totalmente devastadora, provocando la muerte en el 60-80% de los casos. La enfermedad actúa tan rápido, que en cuatro o seis días logra provocar la muerte al paciente entre grandes dolores. Se cree que los primeros síntomas se dieron a mediados de mayo, algo que coincide con el patrón de propagación de la enfermedad, que era mucho más propensa durante el verano y solían bajar los casos de infección al empezar el otoño. En otras ciudades cercanas ya se habían dado síntomas de peste, incluso causando muertes, por lo que las alarmas ya habían saltado. Además, una de las causas principales de muerte era esta enfermedad. Durante ese verano, algunos murieron y otros huyeron, quedando muchas de las ciudades como pueblos fantasmas. Como medida de prevención, se prohibía la entrada a los pueblos a cualquier persona procedente de una zona infectada y a los enfermos se les apartaba. La forma que tenían de separarlos del resto de la población era la de recluirlos en lugares poco accesibles bajo el patrocinio de ordenes religiosas y cofradías, que tanta presencia tenían en la ciudad, debido a las fuertes creencias del momento. Esto no solo afecta a nivel demográfico, sino también social, puesto que mucha gente tenía miedo de infectarse debido a que haber pasado la enfermedad no provocaba inmunidad.

Los hechos[editar]

El 27 de mayo de 1599 algunos médicos de la zona informaron al Concejo sobre la enfermedad y los problemas que presentaba, no únicamente en si misma sino también la falta de camas o medicamentos. En el escrito también se recogen las características más propias de la peste bubónica y su forma de actuar en los pacientes. De esta forma se intentaba que fuesen detectables los efectos de la peste para así actuar con premura. El comienzo de la epidemia es tan fuerte y rápido que el Concejo acuerda que el Hospital de la Misericordia sea vaciado, y los enfermos son enviados allí y a las casas del Señor San Francisco, las cuales fueron hechas para ver los toros. La enfermedad afectaba especialmente a los más pobres, puesto que tenían peor higiene, malnutrición y en muchas ocasiones estaban en contacto con pulgas, transmitentes y foco de contagio de la dolencia. Todo esto no solo provocó muertes, sino también una gran pobreza a la ciudad, puesto que los gastos de hospitales y medicamente eran caros. La ciudad pidió dinero a Madrid, y aunque éste accedió a enviarlo, no fue suficiente. Muchos de los pacientes murieron de hambre antes que de la propia enfermedad. Se trató de enviar grano y dinero en varias ocasiones, tanto por parte de poblaciones cercanas como también grandes nobles del momento, pero eso no evitó el desastre demográfico. Los médicos, algunos murieron, y muchos huyeron despavoridos sin querer hacerse cargo de la situación ni de los enfermos. Algunos incluso incumplieron sus contratos y acuerdos, marchándose de la ciudad o recluyéndose en casa. Contrataron a personal de ciudades lejanas, pero alguno ni siquiera llegaron a Logroño. Respecto al clero, de las cuatro órdenes religiosas establecidas en Logroño, muchos murieron. Se les ordenó la administración de los Sacramentos, aunque no llegaban a tiempo en muchas ocasiones de confesar a los enfermos antes del suspiro final. Algunos de los edificios religiosos fueron reconvertidos en hospitales o estancias donde los enfermos pudiesen reposar. El milagro del final de la epidemia se le otorgó a Santa Ana, por lo que la convirtieron en patrona de la ciudad.

Medidas de prevención / Contención[editar]

Como medida de prevención inicialmente en Logroño se trató de aislar la ciudad de forma rigurosa. Recogían información sobre las zonas circundantes mediante unas tablillas en las puertas de la ciudad, impidiendo la entrada a la ciudad por parte de los habitantes de las aldeas infectadas. Para asegurarse de ello había guardas. Más tarde éstos ya no eran necesarios, pero cuando la epidemia era ya una realidad, se volvieron a poner guardas, pero para evitar que acudiesen más enfermos, los cuales no podían ser atendidos por falta de provisiones. Se trató de luchar con la enfermedad mediante la quema de hierbas y leña. Esto creó mucha discusión, puesto que algunos creían que era muy favorable para los pacientes al purificar el aire y otros opinaban que al abrir los poros se hacía mucho más accesible la transmisión del mal. Para finales de agosto se decretó que la epidemia había finalizado, aunque no fue del todo cierto. Muchas de las personas que habían huido volvieron a la ciudad heridos de peste, puesto que las ciudades de alrededor también fueron infectadas. Se determinó que todas aquellas personas que cumplían estas características debían aislarse a las afueras de la ciudad durante quince o veinte días hasta lograr comprobar si eran cicatrices o era la enfermedad latente. Las casas donde eran aislados se marcaban para que nadie se acercase a ellas y las llaves eran retenidas por los comisarios. Hasta que el médico no certificaba que no eran enfermos, éstos no podían salir.

Auto de fe (1610)

Publicación de Juan de Mongastón[editar]

Juan de Mongastón Fox era un impresor, editor y librero de origen francés. Se han encontrado impresos firmados por él en diferentes localidades, entre las que se encuentra Logroño, de 1599 a 1637. Parte de su producción fue publicada en pliegos sueltos de noticias importantes, como sus publicaciones de 1610 sobre el auto de fe de las brujas de Zugarramurdi. Gracias a él se conversa un romance que consta de 520 versos octosílabos de rima asonante en los pares. No se conoce el autor, pero se cree que es posible que sea del propio editor. Esto se cree debido a que en 1593 publicó un romance firmado a su nombre, por lo que es posible que este también lo sea.

Algunos estudiosos en la actualidad aseguran que el texto está lleno de incorrecciones de estilo y de lenguaje, una impresión deficiente y algunas expresiones deplorables. Aun así, ha sido un texto muy estudiado debido a su importancia histórica y al ser el único texto que narra los hechos, a excepción de las Actas del Cencejo de Logroño, también porque al comparar los textos las similitudes de los hechos narrados son muchas.

En la publicación se explica que durante las fiestas de san Urbano (19 de mayo) las campanas no dejaban de anunciar fallecimientos. Esto hace que todos aquellos forasteros que habían acudido por los festejos se marcharan pronto puesto que los brotes de peste habían sido recientes hacía apenas treinta y cuatro años.

La enfermedad en poco tiempo arrasó con gran parte de la población. Y a ésta le sigue el hambre, debido a que nadie se acercaba a abastecer al pueblo y los pocos alimentos que quedan adquieren unos precios imposibles de pagar debido a la inflación.

Conforme los enfermos mueren, todas sus pertenencias, desde ropa hasta objetos son quemados en hogueras. Se toman también medidas higiénicas como regar las calles o sahumar con hierbas los portales de las casas. Aun así, tal y como se menciona anteriormente, las muertes llegaron a más de 4000.

Entre los versos se encuentra también una dura crítica a la actuación de los médicos dada la gravedad de la situación. Habla desde la perspectiva del pueblo, por lo que lo hace con un tono de impotencia al no tener esperanzas de salvación. También menciona el hambre y la falta de suministros, otro de los grandes motivos de fallecimiento.

Cuando las muertes fueron cesando, se organizaron muchos matrimonios debido a que muchas familias habían quedado deshechas. También se impulsaron alquileres baratos y buenos sueldos debido al gran despoblamiento que se había producido. Todo ello para intentar devolver la vida a Logroño.

Referencias[editar]

  1. <<Las pestes en Rioja Alavesa>>. Lantziegoko, Udala. Ayuntamiento de Lanciego. Consultado el 21 de noviembre de 2022.
  2. López Poza, Sagrario (diciembre 2019). <<Una relación sobre la peste en Logroño en 1599>>. En "Malas noticias y noticias falsas. Estudio y edición de relaciones de sucesos (siglos XVI - XVII)". Valentina Nider y Nieves Pena Sueiro (eds). pp. 57 - 67. Consultado el 21 de noviembre de 2022.
  3. Pons Ibáñez, Fernando (1964). <<Epidemia de peste en Logroño>>. Berceo, nº73, pp. 387 - 406. ISSN 0210-8550. Consultado el 21 de noviembre de 2022.
  4. Arràez Tolosa, Alfonso (2018). <<El paso de la epidemia de la peste Atlántica de 1596 - 1602 por Almansa>>. Al-Basit: Revista de estudios albacetenses, nº63, pp. 175 - 214. ISSN 0212-8632. Consultado el 21 de noviembre de 2022.
  5. Brumont, Francis (1985). <<La Rioja en el siglo XVI>>. Segundo Coloquio sobre Historia de La Rioja: Logroño, vol 2, pp. 11 - 70. ISBN 84-600-8637-2.