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Usuario:MIA221627/Taller

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MACHISMO[editar]

El machismo es un tipo de violencia que discrimina a la mujer o, incluso, a los hombres homosexuales. También puede hablarse de machismo contra los denominados metrosexuales o todo aquel hombre cuya conducta exhibe alguna característica que suele estar asociada a la feminidad.

A lo largo de la historia, el machismo se ha reflejado en diversos aspectos de la vida social, a veces de forma directa y, en otras ocasiones, de manera sutil. Durante muchos años se negó el derecho a voto de la mujer, por ejemplo. En algunos países, por otra parte, todavía se castiga el adulterio de la mujer con la pena de muerte, cuando a los hombres no les corresponde la misma pena.

ÍNDICE:

  • MACHISMO
  • ¿CÓMO SURGE EL MACHISMO?
  • EL MACHISMO Y LA RELACIÓN DE PAREJA
  • CONCLUSIÓN

¿Cómo surge el machismo?[editar]

Desde una edad temprana, los varones son llevados a estar conscientes de su conducta que puede hacer que otros sospechen que ellos no son “hombres verdaderos”. Esta conciencia puede hacerse casi de una forma paranoica hacia los adolescentes varones que no cumplen las normas. Esa conciencia es producto de un proceso orientado hacia la construcción de un varón dominante. Los padres temen fuertemente que sus hijos varones eventualmente pudieran exhibir características consideradas femeninas e indeseables para su propia imagen social. Por ello, la madre tiende a conducirse como la guardiana de la sexualidad del hijo, probablemente para evitar cualquier posible cuestionamiento de la misma masculinidad del padre. De esta forma, los varones dominicanos son criados en un ambiente fuertemente restrictivo y prohibitivo, que seguramente deteriora su espontaneidad, autenticidad y alegría, produciendo mucha hipocresía y neurosis.

El machismo y la relación de pareja[editar]

En general, las actitudes machistas tratan de justificar la mayor comodidad, superioridad y bienestar de los hombres. Durante largo tiempo se pensó que el machismo sólo tenía que ver con el trato diferente, discriminatorio, prepotente y sobreprotector

a la vez, de los hombres hacia las mujeres. Ellos se definían como el “sexo fuerte” y a ellas las consideraban como el “sexo débil”. Ellos estaban llamados a ser proveedores económicos, o a mantener a las mujeres y a “los hijos de ellas”, mientras ellas debían ser sumisas, obedientes, y dedicarse a tener y cuidar a los hijos, y satisfacer al marido en todo; esa era la razón de ser de uno y otro sexo. No obstante, en el fondo los hombres tenían que reconocer que dependían totalmente de ellas como madres, esposas, y amantes. Entonces, más que rechazar a la mujer, en las sociedades machistas, el hombre repudia “lo femenino” en sí mismo, y tal vez, la mujer repudia “lo masculino” en sí misma.

CONCLUSIÓN: El machismo en las sociedades en las que el hombre es el centro del universo, y se toma como medida de todas las cosas, es un fenómeno complejo que cambia constantemente de forma, para no cambiar en su esencia discriminatoria. Como los demás mitos, unen el pasado con el presente y el futuro. Son “transhistóricos”.

La generación de jóvenes actual, entre 15 y 29 años, se reirá y le costará trabajo creer los niveles de machismo que existían hace unos 50 años en la sociedad dominicana. Por ejemplo, cualquier joven consideraría hoy el colmo del machismo creer que un varón no debería saludar a otro varón más de una vez al día, por temor a ser tachado de homosexual. Sin embargo, cuando los nietos de esa generación lleguen a tener la misma edad, igualmente se reirán y les costará trabajo creer los niveles de machismo que existían en los tiempos de sus abuelos. Por ejemplo, que colocar a un bebé varón en una bañera plástica rosada, supuesto “color de lo femenino, podría marcarlo de por vida.

Una de las maneras en que el machismo se mantiene en el tiempo, paradójicamente, es acusando al otro de machista y librándose uno de culpa. Sólo haciendo un profundo análisis y una autocrítica de cómo cada uno de nosotros se relaciona con otros hombres y con las mujeres, podremos empezar a tomar conciencia y a liberarnos de nuestros niveles de machismo. Esta sincerización debe implicar un proceso de cambio de las formas de educación, desde el hogar hasta la universidad, con los consecuentes cambios en las políticas sociales. Esta es una responsabilidad que debe ser compartida tanto por los hombres como por las mujeres.

Lamentablemente, los seres humanos nos organizamos jerárquicamente sobre la base de comparaciones sociales basadas en mitos de superioridad e inferioridad que sólo existen en nuestras mentes. El temor al descenso en la jerarquía social y a la exclusión, suele significar ansiedad, vergüenza, furia, envidia y depresión, emociones que obstaculizan el bienestar y la felicidad de las personas. Sólo lentamente, a medida que hombres y mujeres dejemos de compararnos unos a otros, podremos superar el machismo.


Referencias[editar]

  1. ,MACHISMO
  2. DEFINICIÓN DE...

Bibliografía adicional[editar código · editar][editar]