Usuario:Husar de la Princesa/pruebas

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Ciudad-estado de Siracusa[editar]

Siracusa (Συρακοῦσαι) fue una colonia fundada por coritno en la costa oriental de Sicilia en el año 734 a. C. en la isla de Ortigia unida mediante un istmo a tierra firme caracteristica que facilitaba la defensa. El asentamiento prosperó rapidamente en un lugar propicio para el comercio, con tierra fértil y sin el hostigamiento de las tribus nativas, los sículas quienes toleraban la presencia de los griegos. La ciudad creció y prosperó, convirtiendose durante el gobierno de Gelón en la más importante ciudad-estado griega entre las existentes en Sicilia. En su mayor explendor la ciudad llego a contar con 200.000 habitantes sus dominios incluian la mayor parte de Sicilia y otras ciudades griegas del sur de Italia. Incluso durante un tiempo, bajo el reinado de Dionisio I, llegó a ser uno de los estados más poderosos del Mediterráneo occidental. Siracusa también tuvo que hacer frente a las pretensiones púnicas sobre Sicilia, enfrentandose multiples veces militarmente a Cartago. Durante este tiempo fue dominada por una serie de tiranos, interrumpida por períodos mínimos de gobierno democrático y oligárquico. Durante la Primera Guerra Púnica se alió con Roma en la bajo el gobierno de Hierón II. Sin embargo, a la muerte de Hierón II, y en el marco de la Segunda Guerra Púnica, la ciudad-estado cambió su política de alianzas, apoyando a Cartago. Este apoyo le valió el ataque de las fuerzas romanas, que tras un largo asedio (en el que Arquímedes defendió su ciudad natal con sus ingenios), consiguieron tomar la ciudad en el 212 a. C.. De esa forma, Siracusa pasó a formar parte de la provincia romana de Sicilia, acabando así su época como estado independiente y uniendo su destino al de Roma. A partir de entonces fue la residencia habitual de los pretores de Sicilia y de uno de los dos cuestores. Cicerón la menciona como "la más grande de las ciudades griegas y la más bella de todas las ciudades". Las exacciones de Verres (73-70 a. C.) y las de Sexto Pompeyo (39-36 a. C.) la llevaron otra vez a la prosperidad y Augusto envió allí una colonia (21 a. C.).

Fundación[editar]

Fue la segunda colonia griega establecida en la isla después de Naxos. Fue una colonia corintia fundada por Arquías, hijo de Evágetes, de la familia de los baquiadas, originario de Corinto, que se tuvo que expatriar. La fundación fue el año 734 a. C. y se inició en la isla de Ortigia (Ortygia). La llamaron Sirako ("pantano"). Existe otra teoría que afirma que el nombre no es de procedencia griega sino fenicia, cuya traducción aproximada sería "roca de las gaviotas".

La ciudad fue consagrada a Diana (un de sus sobrenombres era Ortigia) y tomó el nombre de una laguna o marisma que se llamaba Syraco (nombre indígena), en los alrededores. Pronto adquirió prosperidad y fundó colonias: Acres (Acrae) en el 664 a. C., Casmenes (Casmenae) el 644 a. C., y Camarina en el 599 a. C. Esta última fue destruida sólo 46 años después de su fundación. Tucídides dice que el 648 a. C. fue expulsado de la ciudad un grupo conocido como los milétidas (myletidae) que se exiliaron y fundaron Hímera. También Aristóteles habla de disputas internas, pero no se puede establecer a qué época pertenecen.

Primeros Tiempos[editar]

El sitio de siracusa en un grabado del siglo XVII.

En el siglo VI a. C. gobernaba la oligarquía dirigida por los gamori o geomori, supuestos descendientes de los colonos originales. Conservaron el poder hasta el 486 a. C. cuando estalló una revuelta democrática y los gamori se retiraron a Casmenes. La revuelta llevó después a una nueva revuelta; el tirano de Gela Hipócrates de Gela derrotó a los siracusanos en una gran batalla en el río Heloros, y ocupó la ciudad, pero por la intervención de Corinto y de Corcira se estableció una paz equitativa.

Auge de Siracusa[editar]

Gelón de Gela abrazó el partido de los exiliados y conjuntamente con ellos ocupó Siracusa y restableció el gobierno de los gamori, pero Gelón era el amo auténtico y pronto fue reconocido como tirano de Siracusa (485 a. C.). No fue Siracusa la que sometió a Gela, si no que Gelón estableció su capital en Siracusa y dedicó sus energías, descuidando Gela. La mitad de los ciudadanos de Gela y todos los de Camarina fueron trasladados a Siracusa y recibieron la ciudadanía. Después ocupó la ciudad de Megara Hyblaea y la ciudad de Eubea y trasladó a todos los ciudadanos importantes de estas ciudades a Siracusa. Así esta se convirtió en la primera ciudad de Sicilia, que antes era Gela. La ciudad se amplió hacia Acradina (llamada ciudad exterior) mientras Ortigia era llamada ciudad interior o la isla. Bajo Gelón I (485-478 a. C.) y su sucesor Hierón I (478-467 a. C.) la ciudad prosperó. Después de Hierón, su hermano Trasíbulo fue derrocado por una revuelta popular (465 a. C.) que estableció un gobierno republicano democrático.

Muy pronto Siracusa se extendió sobre tierra firme y fundó a su vez otras colonias; bajo el mando de Hierón I, venció a los etruscos en Cumas (474 a. C.). Las luchas entre los antiguos ciudadanos y los nuevos llevados por Gelón fueron el orden del día hasta que los nuevos ciudadanos se retiraron a Messana. En esta época Siracusa logró su máxima riqueza.

Tetradracma siracusano (c. 415-405 BC), luciendo a Aretusa y una cuadriga.

En el 415 a. C. se produjo la expedición ateniense a la isla. Los atenienses atacaron a Siracusa y obtuvieron una victoria en el puerto grande, pero después Nicias no reemprendió el avance y se retiró a pasar el invierno en a Catania. La primavera siguiente (414 a. C.) los atenienses desembarcaron en Leon, al norte de la ciudad, donde establecieron su base. Las fuerzas de tierra avanzaron y ocuparon Epípolas (Epipolae) y siguieron hacia Labdalum donde se estableció una guarnición. Continuaron hacia Sice (Συκῆ) y comenzaron el asedio. Las murallas defensivas establecidas por los siracusanos fueron destruidas por los atenienses; la flota ateniense se estableció en el puerto grande, pero el espartano Gilipo, con las fuerzas lacedemonias que venían en ayuda de la ciudad pudo entrar en Siracusa antes de que los atenienses pudieran completar el sitio. Gilipo sorprendió a la flota ateniense en Labdalum y cortó las comunicaciones entre los asediadores y la flota.

Nicias vio que no podría tomar la ciudad y pidió refuerzos; los espartanos recuperaron algunas de los muros erigidos por los atenienses y consiguieron que la flota ateniense del puerto grande no pudiese ser abastecida. Dicha flota fue atacada y los atenienses habrían sido rechazados si no hubieran llegado Demóstenes y Eurimedonte con una flota de refuerzo. Demóstenes intentó recuperar posiciones clave (en Epipolae) pero ya habían sido reforzadas por Gilipo. El ataque de Demóstenes consiguió conquistar el fuerte de Euríalo, pero fue rechazado en los otros frentes con fuertes pérdidas. Demóstenes consideró el fracaso como definitivo y decidió abandonar el asedio, pero Nicias impuso la continuación; finalmente cuando se decidió la retirada se había perdido mucho tiempo y los siracusano ya habían pasado a la ofensiva y ahora estaban haciendo movimientos para envolver a los atenienses; la flota ateniense del puerto grande fue atacada y parcialmente destruida; un intento de contraataque ateniense fracasó y la flota ateniense fue prácticamente destruida.

Ya sólo quedaba una rápida retirada abandonando todas las posiciones. El ejército ateniense se retiró al valle del Anapos, pero cuando llegó al paso de la roca Acrea, se encontraron con un contingente siracusano que les impidió seguir. Entonces los atenienses se dirigieron hacia el Heloros y después de forzar el paso por los ríos Cacyparis y Erineos, tuvieron muchas bajas y llegaron al Asinaro donde hubieron de deponer las armas delante de los siracusanos. Siete mil atenienses fueron hechos prisioneros. Los siracusanos erigieron en el río un trofeo conmemorando la victoria, y se estableció un festival llamado Asinaria.Guerra contra atenas

Hegemonia de Siracusa[editar]

Pocos años después aparecieron los cartagineses que venían en ayuda de Segesta atacada por Selinunte. Selinunte e Hímera fueron destruidas (410 a. C.) y en una segunda expedición lo fue Agrigento (406 a. C.). Los cartagineses esperaban ahora hacerse los amos de toda la isla. Un joven de Siracusa, Dionisio, después llamado el Viejo, aprovechó la alarma y se hizo con la tiranía (405 a. C.). Dionisio I gobernó 38 años (405-367 a. C.). Bajo Dionisio, la isla Ortigia se convirtió en una gran fortaleza, dentro de la cual había una acrópolis en el interior de la zona conocida por Pentápila, donde fijó su residencia. En la guerra del 397 a. C. contra los cartagineses el tirano siracusano llegó hasta la parte oeste de la isla, pero después se hubo de retirar detrás de las murallas de su ciudad. El general Himilcón se apoderó del puerto y de los suburbios y asoló los alrededores de la ciudad. Los cartagineses se tuvieron que retirar de Siracusa a causa de una epidemia de peste y tuvieron muchas bajas y enseguida Dionisio atacó a los asediadores, destruyó buena parte de su flota y obligó a Himilcón a la retirada con un tratado secreto que le permitía la retirada con seguridad, pero había de dejar abandonados a los mercenarios y a los aliados.

A Dionisio el viejo le sucedió su hijo Dionisio el Joven (367-357 a. C.). Cuando los siracusanos se rebelaron y abrieron las puertas a Dión, Ortigia permaneció en manos de Dionisio. Dión hubo de bloquear la fortaleza (357-356 a. C.). Apolócrates, hijo de Dionisio, hubo de rendirse al cabo de un año por hambre.

Contra lo que se esperaba Dión no restableció la democracia. Dión fue apartado del poder por su oficial Calipo (354-352 a. C.) y le siguieron Hiparino y Areteo (352-350 a. C.) y Niseo (350-346 a. C.), todos establecidos en Ortigia. En el 347 a. C. la ciudad acogió a Dionisio el Joven, pero entonces en la ciudad se hizo con el poder Hicetes I con la ayuda de la flota cartaginesa, que asedió Ortigia. En el 344 a. C. la ciudad acogió al exilado Timoleón que con un poco más de un millar de exiliados había comenzado una revolución democrática. Dionisio le entregó Ortigia, pero dejó la ciudadela a Neón como gobernador y éste en una salida inesperada se hizo amo de parte de la ciudad. Timoleón pasó al contraataque y recuperó la ciudad y después la fortaleza, que demolió y en su lugar construyó el palacio de justicia.

Timoleón llevó nuevos colonos de Corinto y otros lugares, restauró la democracia y la forma republicana, restableció las leyes de Diodes (establecidas después del 413 a. C.) y se estableció una magistratura anual honorífica bajo el nombre de "Anfipolos del Jove olímpico" (que daba nombre al año como los arcontes de Atenas).

Siglo III a. C.[editar]

Después del restablecimiento de la libertad, la prosperidad volvió a la ciudad. En el 317 a. C. se hizo con el poder el déspota Agatocles que gobernó hasta el 289 a. C. Agatocles hizo numerosas obras y construyó edificios en Siracusa. Durante su ausencia cuando fue a luchar a África (310-307 a. C.), el cartaginés Amílcar atacó la ciudad, pero no consiguió nada y finalmente fue hecho prisionero en un ataque nocturno y ejecutado.

A la muerte del tirano se restableció la república, pero pronto cayó en manos de Hicetes II y después de jefes militares: Toinón (280 a. C.), Sosístratos (280-277 a. C.) y Pirro de Epiro (277-275 a. C.). A la salida del último de la isla, el poder fue confiado a Hierón II, hijo de Hierocles, primero como general y autocrator y más tarde como rey (270 a. C.). Gobernó hasta el 215 a. C. en buena parte con su hijo Gelón II como asociado al gobierno. Fue un gobierno moderado y poco represivo, y en general pacífico. Era primero aliado de Cartago, pero después de las primeras derrotas, el 263 a. C. se alió con Roma y permaneció fiel a esta alianza. Roma le reconoció como rey de Siracusa con las dependencias de 'Acrae, Helorus, Netum, Megara Hyblaea, Leontino y Tauromenium. La paz de su reinado hizo volver la prosperidad. Su legislación (Lex Hieronica) se extendió más tarde a toda Sicilia y fue reconocida va por los romanos.

A su muerte en el 215 a. C., como su hijo Gelón II había muerto un poco antes, le sucedió su nieto Hierónimo que se declaró favorable a Cartago. Hierónimo fue asesinado en el 214 a. C. pero sus sucesores, los generales Adranodoros (214-212 a. C.), Hipócrates (213-212 aC) y Epícides (213-212 a. C.) continuaron siendo partidarios de Cartago.

En el 214 a. C. M. Claudio Marcelo se presentó ante la ciudad con el ejército romano, y se le cerraron las puertas. Marcelo inició el asedio. La flota romana garantizaba a Marcelo el dominio del mar, pero los ataques por tierra no tenían demasiado éxito. Arquímedes, un inventor de la ciudad, probó numerosos aparatos de defensa, como el fuego griego, que destruyeron parte de la flota romana, y rechazaron los ataques por tierra. Marcelo hubo de abandonar el asedio y establecer el bloqueo. En el 213 a. C. los cartagineses pudieron romper el bloqueo de la ciudad por mar y llevar suministros. En la primavera del 212 a. C. un accidente fortuito permitió a los romanos escalar las murallas de noche en el lugar llamado Portus Trogiliorum y poder dominar una zona de los alrededores incluyendo los barrios de Tycha] y Neápolis, pero el fuerte de Euríalo aún defendía la ciudad hasta que finalmente el comandante de la guarnición, Filodemo, se rindió. Así el bloqueo se hizo más duro. Los cartagineses hicieron un esfuerzo para levantar el asedio y un ejército dirigido por Himilcón e Hipócrates atacó a los romanos, mientras una flota dirigida por Bomílcar ocupaba el puerto grande, mientras Epícides hacía una salida contra las líneas de Marcelo. Pero los ataques fueron finalmente rechazados por todas partes. Hipócrates e Himilcón murieron a causa de una epidemia de peste y también buena parte de las tropas cartaginesas y siracusanas. Bomílcar dejó el puerto oficialmente para ir a buscar refuerzos a Cartago, y no volvió. Epícides se retiró a Agrigento y dejó la ciudad bajo el mando del jefe de los mercenarios, Mericus, un hispano que rápidamente se rindió a Marcelo. Ya sólo resistía Ortigia. Los romanos ocuparon la ciudad y Marcelo la dio al saqueo de sus hombres excepto las riquezas que interesaban a los romanos. Arquímedes murió accidentalmente. Ortigia se rindió.